¿Qué es adorar?

Daniel de Dios

"El Ignorado"
30 Julio 2007
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Hola a todos:

Yo entiendo que a Dios hay que amarlo, respetarlo, y obedecerle. Pero a Dios también hay que ADORARLO.

Yo sé que es AMAR, yo sé que es RESPETAR, y yo sé que es OBEDECER. Pero no tengo ni idea de lo que es ADORAR.

Siempre he creído que la mejor de las adoraciones posibles es la de AMAR, RESPETAR y OBEDECER. Pero con esto solo, podemos estar adorando a otras personas o instituciones, ya sean políticas o religiosas.

Hasta los amantes se dicen el uno al otro "Yo te adoro".

Por internet, solo he encontrado que adorar es cumplir con algún tipo de rito, o rezos. Pero eso me parece muy artificial, y ajeno a la persona, o sea que puede hacerse sin ningún tipo de sentimiento real.

¿Alguien me puede despejar dicha duda?

Saludos
Daniel de Dios "El Ignorado"
 
Gracias por abrir este importantísimo hilo, Daniel.
Las Escrituras están llenas de exhortaciones a adorar a Dios, y si no sabemos qué significa "adorar", no tendrán sentido para nosotros.

Enel Antiguo Testamento, era CLARO lo que significaba "adorar", porque implicaba todo tipo de actos rituales por los que el creyente reconocía la soberanía de Dios ( en el caso de Israel) o de sus dioses (en el caso de los pueblos vecinos).

Adorar, entonces, significaba hacer ciertos sacrificios, cánticos, recitaciones, ofrendas (incienso, frutos de la tierra, animales), postraciones, unciones, incluso danzas o, dependiendo del dios a quien se adorara, lacerarse el cuerpo (como los sacerdotes de Baal) o tener relaciones sexuales o incluso orgías sexuales.

En el Nuevo Testamento, como la adoración se desprende de esos ritos y se concentra en la vida del Espíritu, el adorar impregna en toda la conducta visible del creyente, desde que amanece en la mañana, se lava los dientes y se ducha, hasta que cena y se acuesta por la noche.

ADORAR implica necesariamente ACCIONES, no solo creencias.
Los demonios creen en Dios y confiesan al Cristo, pero sus acciones no son de adoración.

Es por ello que he retado a testigos de Jehová que critican a trinitarios acusándolos de que no están "adorando" a Dios correctamente. Los he retado a que nos cuenten qué acciones diarias de los trinitarios manifiestan que no están adorando a Dios de manera correcta, y que el unitario haría diferente.

En cuanto a los trinitarios, acusan a unitarios de no adorar a Jesucristo. ¿Pero qué significa adorar a Jesucristo? Les hago el mismo desafío.
Si el unitario sigue las enseñanzas de Jesús, si sus acciones demuestran que el Espíritu de Cristo vive en él/ella, toda su vida será de adoración a Dios, y el hecho de que adore o no a Jesucristo será totalmente irrelevante. Será irrelevante porque no existe UNA SOLA ACCIÓN DE ADORACIÓN que distinga la voluntad de Dios de la voluntad de Jesús, quien siempre sujetó la suya a la de Dios.
 
Hola Alissa:

Si, pero esas acciones están englobadas en lo que yo determino de AMAR, RESPETAR, y OBEDECER. Y eso se ha de hacer tanto por Dios, como por Yeshúa. Sin embargo es el propio Yeshúa quien nos dice que solo se ha de ADORAR a Dios.

En mi caso, solo podría existir una diferencia en mi actitud, si existiera alguna absurda e hipotética contradicción entre Dios y Yeshúa. Donde yo seguiría siendo fiel a Dios, y en dicho absurdo caso, no aceptaría las indicaciones de Yeshúa. Pero ese caso, lo considero totalmente absurdo.

Y me genera la duda, de si realmente estoy adorando solo a Dios, o por el contrario, estoy adorando a dos.

Por otro lado, también puedo considerar que dado que todo lo que Yeshúa nos dice, es lo dictado por Dios nuestro Padre. Así que AMANDO, RESPETANDO y OBEDECiENDO a Yeshúa realmente, estoy ADORANDO a Dios Padre.

Estoy aclarándome las ideas, al mismo tiempo que escribo.

Saludos y Gracias
Daniel de Dios "El Ignorado"
 
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Reacciones: Pancho Frijoles
Hola Alissa:

Si, pero esas acciones están englobadas en lo que yo determino de AMAR, RESPETAR, y OBEDECER. Y eso se ha de hacer tanto por Dios, como por Yeshúa. Sin embargo es el propio Yeshúa quien nos dice que solo se ha de ADORAR a Dios.

En mi caso, solo podría existir una diferencia en mi actitud, si existiera alguna absurda e hipotética contradicción entre Dios y Yeshúa. Donde yo seguiría siendo fiel a Dios, y en dicho absurdo caso, no aceptaría las indicaciones de Yeshúa. Pero ese caso, lo considero totalmente absurdo.

Y me genera la duda, de si realmente estoy adorando solo a Dios, o por el contrario, estoy adorando a dos.

Por otro lado, también puedo considerar que dado que todo lo que Yeshúa nos dice, es lo dictado por Dios nuestro Padre. Así que AMANDO, RESPETANDO y OBEDECiENDO a Yeshúa realmente, estoy ADORANDO a Dios Padre.

Estoy aclarándome las ideas, al mismo tiempo que escribo.

Saludos y Gracias
Daniel de Dios "El Ignorado"
Sí, Daniel.
Has hecho un excelente resumen de cómo amar, respetar y obedecer a Yeshúa implica adorar al Padre.

Creo que "adorar", para los fines de salvación, es "amar, respetar y obedecer" por sobre todas las otras cosas.

Yo podría haber añadido "adorar" implica reconocer (intelectualmente) que Dios es el Creador, o que Jesucristo es su Hijo. Pero estas cosas los demonios también saben y no recuerdo ninguna referencia en las Escrituras en la que los demonios o Satanás rindan adoración a Dios.

De hecho, cuando Jesús nos advierte que hacer la voluntad del Padre es lo que nos permite entrar al reino de los cielos, rechaza actos desprovistos de sumisión a Dios tales como "llamarle Señor", lo que sugiere que la adoración puramente intelectual no es una verdadera adoración.

21 No todo el que me dice: «Señor, Señor», entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos. 22 Muchos me dirán en aquel día: «Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros[a]?». 23 Y entonces les declararé: «Jamás os conocí; apartaos de mí, los que practicáis la iniquidad».
 
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Reacciones: Daniel de Dios
Encontré estos versículos del profeta Miqueas (Miq 6:6-8) que parece que pueden ayudarnos mucho, @Daniel de Dios

6 ¿Con qué me presentaré ante Jehová, y adoraré al Dios Altísimo?

¿Me presentaré ante él con holocaustos, con becerros de un año?

7 ¿Se agradará Jehová de millares de carneros, o de diez mil arroyos de aceite?

¿Daré mi primogénito por mi rebelión, el fruto de mis entrañas por el pecado de mi alma?

8 Oh hombre, él te ha declarado lo que es bueno, y qué pide Jehová de ti:

solamente hacer justicia, y amar misericordia, y humillarte ante tu Dios.

 
Qué buen versículo, @ricardo perales
Aunque podemos discutir largo y tendido qué significa eso de "en espíritu y en verdad", sí resulta claro lo que NO significa: tener que adorar a Dios sobre el monte Gerizim o en el templo de Jerusalén. Es decir, preocuparse por el ritual, por la forma externa de adoración.

Todo esto va solidificando la idea de que ADORAR a Dios significa amarlo sobre todas las cosas.
 
La idea de adorar al señor "en espíritu y en verdad" viene de la conversación que tuvo Jesús con la mujer en el pozo en Juan 4:6-30. En la conversación, la mujer estaba discutiendo sobre los lugares de adoración con Jesús, diciendo que los judíos adoraban en Jerusalén, mientras que los samaritanos adoraban en el monte Gerizim. Jesús acaba de revelar que él sabía acerca de sus muchos maridos, así como el hecho de que el hombre con el cual vivía no era su marido. Esto hizo que ella se sintiera incómoda, por lo que ella intentó desviar su atención de su vida personal y pasar a temas religiosos. Jesús no quiso distraerse de la lección que quería darle sobre la verdadera adoración y llegó al punto central del asunto: "Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren" (Juan 4:23).

La lección general sobre la adoración al señor en espíritu y en verdad, es que no debe limitarse a una única ubicación geográfica ni necesariamente debe ser regulada por las disposiciones transitorias de la ley del antiguo testamento. Con la venida de Cristo, la separación entre judíos y gentiles ya no era pertinente, ni tampoco lo era la centralidad del templo en la adoración. Con la venida de Cristo, todos los hijos de Dios adquirieron igual acceso a Dios a través de él. La adoración se convirtió en un asunto del corazón, no de las acciones exteriores, y dirigida por la verdad y no por una ceremonia.

En Deuteronomio 6:5, Moisés establece para los Israelitas cómo amar a su Dios: "Y amarás a Jehová tu Dios de todo tu corazón, y de toda tu alma, y con todas tus fuerzas". Nuestra adoración de Dios es dirigida por nuestro amor hacia él; cuando amamos, adoramos. Ya que la idea de "fuerza" en hebreo indica totalidad, Jesús amplió esta expresión a la "mente" y "con todo lo que eres" (Marcos 12:30; Lucas 10:27). Adorar a Dios en espíritu y en verdad implica necesariamente amarlo con todo el corazón, el alma, mente y fuerza.

La verdadera adoración debe ser "en espíritu", es decir, que involucre todo el corazón. A menos que exista una verdadera pasión por Dios, no hay adoración en espíritu. Al mismo tiempo, la adoración debe ser "en verdad", es decir, debidamente fundamentada. Si no tenemos conocimiento del Dios que adoramos, no hay adoración en verdad. Ambas son necesarias para satisfacer y honrar a Dios en adoración. Espíritu sin verdad conduce a una experiencia emocional y demasiado superficial que puede ser comparado a un nivel alto. Tan pronto como se termine la emoción, cuando el fervor se enfría, se enfría también la adoración. La verdad sin espíritu puede resultar en un encuentro seco y sin pasión que fácilmente puede conducir a una forma triste de legalismo. La mejor combinación de ambos aspectos de la adoración se traduce en un reconocimiento gozoso de Dios fundamentado por las escrituras. Cuanto más sabemos acerca de Dios, más lo apreciamos. Entre más lo apreciamos, más profunda es nuestra adoración. Entre más profunda sea nuestra adoración, mayormente será Dios glorificado.

Esta fusión de espíritu y verdad en la adoración solo puede ser descrita por Jonathan Edwards, el pastor y teólogo americano del siglo XVIII. Él dijo, "Yo debo pensar que es mi deber el elevar los afectos [emociones] de mis oyentes tan alto como me sea posible, con tal de que sean afectados únicamente por la verdad". Edwards reconoció que la verdad y sólo la verdad puede influir adecuadamente las emociones de una manera que traiga honra a Dios. La verdad de Dios, por ser de valor infinito, es digna de infinita pasión.