¿Qué dice la Biblia sobre los tatuajes?

jomaccio

Miembro senior
5 Octubre 2019
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Por esta razón, el Señor le dejo muy claro al pueblo de Israel que esas señales o marcas que se imprimían en la piel las naciones paganas, era un culto a sus ídolos muertos.

Y no haréis rasguños en vuestro cuerpo por un muerto, ni imprimiréis en vosotros señal alguna. Yo Jehová (Levítico 19:28).

Como cristianos, siendo lavados por la sangre de Jesucristo, no podemos participar de las cosas del mundo y de las cosas de Dios al mismo tiempo. Porque la Biblia enseña que el fin de esta práctica era el culto a los ídolos muertos o demonios.

No podéis beber la copa del Señor, y la copa de los demonios; no podéis participar de la mesa del Señor, y de la mesa de los demonios (1 Corintios 10:21).

Hoy en día, no puede ser posible que una persona haciéndose llamar cristiano o cristiana (seguidor de Cristo), tenga deseos en su corazón de imprimir estas señales satánicas, las cuales van en contra de la voluntad de Dios. Por lo tanto, esto da a entender dos cosas: «su vida espiritual está muerta (sin oración, ni lectura de la palabra)» o «nunca ha nacido de nuevo».

Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo (1 Pedro 1:14-16).

Por otro lado, si ya viniste a Cristo con tatuajes en tu cuerpo no tienes por qué preocuparte, no es necesario quitarlos pues ya Dios te ve como un hombre nuevo y limpio.

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5:17).

En conclusión, la Biblia nos dice «Glorificad a Dios en vuestro cuerpo» (1 Corintios 6:19-20). Por lo Tanto, guardemos nuestros cuerpos porque es templo del Espíritu Santo.


¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? Si alguno destruyere el templo de Dios, Dios le destruirá a él; porque el templo de Dios, el cual sois vosotros, santo es (1 Corintios 3:16-17).