Entrando en detalles sobre mi post previo, es altamente probable, por mera estadística, que el joven rico hubiera heredado su riqueza de sus padres.
Era joven: las posibilidades de que hubiera iniciado una pequeña empresa o fábrica que se hubiera expandido y tuviera franquicias por todo Israel, era ínfima.
Al haber heredado la riqueza de sus padres, veía su riqueza como algo inherente a su vida diaria: no el resultado de virtudes especiales. Era el filtro por el que percibía la realidad social y espiritual.
Ese joven necesitaba quitarse ese filtro para poder convertirse en un discípulo de Jesús.
Notemos cómo Jesús no le ordena invertir, abrir más plantas de fabricación industrial (o más sucursales por Medio Oriente) para darle empleo a más trabajadores, e inscribirlos en sistemas de Seguridad Social, darles pensión por jubilación, etc.
Jesús no le ordena eso porque en aquel tiempo (y por muchos siglos después) esa expansión capitalista hubiera sido imposible.
Lo que le quedaba era "repartirlo entre los pobres", esos pobres que quizá su padre o antepasados habían saqueado o explotado de alguna manera.
En nuestros días modernos, es más probable que Jesús le dijera a un joven rico que investigara cómo su padre había acumulado riqueza: que aprendiera de sus virtudes, que produjera más riqueza y empleos, y que fuera no solo justo sino generoso con sus trabajadores, con la comunidad y medio ambiente. Que no acumulara capital por el hecho de acumularlo (pues esto es síntoma de idolatría) sino para invertir en el mejoramiento de la sociedad, particularmente de los más vulnerables.