PRIORIDADES PARA SANTOS SOLTEROS

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5 Septiembre 2001
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El asunto básico que tratamos aquí está relacionado con las prioridades. Las prioridades de nuestra vida necesitan ser ordenadas apropiadamente. No todas las cosas tienen la misma importancia. Cada día cuando te levantas, tienes que decidir qué es lo que primero que vas a hacer... ya sea una buena ama de casa o una ama de casa deficiente, ya sea un buen empleado o un buen estudiante. Todo esto depende de que sepas ordenar tus prioridades. Este es un principio de la vida humana y también es un principio de la vida espiritual.
En ocasiones debemos decir “Lo siento, hermanos, no puedo ir”, o “Perdónenme amigos, no puedo hacerlo”. Esto quiere decir que tenemos que decidir, tomar una decisión. Nos gustaría hacer algo por lo cual nos inclinamos, pero de al considerar nuestras “prioridades”, necesitamos ver aquello que es más importante y entonces, hacerlo.
Cualquier cosa, ya sea espiritual o humana en nuestra vida, necesita ser alineada acorde a las prioridades. Si no sabes esto, debes aprenderlo. Por ejemplo, cuando tienes que estudiar, debes saber cómo ordenar tu tiempo y el contenido de tu lección acorde a las prioridades. Necesitas separar un tiempo apropiado para hacerlo.
Aun mientras se daba este mensaje, el orador tenía algunas prioridades y por esta razón mantenía un ojo sobre el reloj. ¿Cuánto tiempo debía estar en un punto y cuánto en este otro? En este mismo escrito hay algunas prioridades que deben tocarse y hay algunas otras cosas que no. Es necesario elegir prioridades. Por tanto, para las personas solteras también existen ciertas prioridades básicas de la vida que necesitan ser ordenadas apropiadamente.

La prioridad número uno de nuestra vida es Cristo y la iglesia. Si esta no es la primera prioridad, nada estará correcto. Si ésta es la prioridad, cualquier otra cosa será vanidad, cualquier otra cosa estará vacía. Esto es lo que da sentido a cada parte de nuestra existencia sobre esta tierra. De otro modo somos como los gentiles. Podemos estar en la iglesia, pero si nuestra prioridad número uno no es Cristo y la iglesia, también podríamos estar en el cristianismo. Podemos ser cristianos genuinos pero no estar en la realidad del reino de los cielos, la cual es hoy la vida de iglesia (te recomendamos leer el Estudio-vida de Mateo, mensajes 35 al 40). Tu prioridad debe ser Cristo y la iglesia. Esto es verdad tanto para un estudiante soltero, como para alguien que está casado, para un profesor o para un anciano de la iglesia. Los ancianos también necesitan tener un orden en sus prioridades. Si nuestra primera prioridad es Cristo y la iglesia, esto quiere decir que nosotros nos entregamos de una manera absoluta y consagrada para la economía de Dios.

La prioridad número dos de nuestra vida es una formación humana adecuada. Necesitamos apuntar alto en cuanto a nuestra formación como personas, pero no tan alto que esté lejos de nuestro alcance. No se trata de que todos seamos astronautas, o cirujanos especialistas del dedo meñique de la mano izquierda. Sin embargo, es necesario un oficio y bien estudiado, en lo posible como los mejores alumnos. Por una parte estaremos dando testimonio del Señor, y por otra parte estaremos equipados para enfrentarnos a la vida. Otro hermano vino a contarme que quería casarse. Tenía veintisiete años y había estado en el recobro durante siete años. Era jardinero, su trabajo consistía solamente en cortar pasto. El año anterior, en su localidad, los hermanos le dijeron: “¿Hermano, quieres cortar pasto por veinte o treinta años más? ¿Cómo puedes tener una familia de esta manera? No se puede”. Ellos lo ayudaron a dedicarse a la plomería con un maestro plomero. Finalmente aprendió. Pero ya tenía veintisiete años. Esto debió de haber sido aprendido y terminado hace años”.

La prioridad número tres viene a continuación de las prioridades uno y dos, y consiste en que cada hermano y hermana necesitan casarse. Principalmente hablo esto para los hermanos porque son ellos los que necesitan ser ejercitados e ir al Señor. Las hermanas necesitan orar. Después de lograr establecer las prioridades número uno y número dos, al llegar al punto del matrimonio, los hermanos necesitan ir al Señor, orar y ser ejercitados. No antes. Esta es la manera de ordenar las prioridades de la vida, y de este modo la economía de Dios será fortalecida en cada área de sus vidas. Así no habrán puntos débiles ni se dará lugar a problemas. Los jóvenes necesitan estar preparados en su vida humana, sea un masterado o doctorado en la Universidad, sea un oficio mediante un Instituto de los que hoy en día hay muchos con prestigio. No es cuestión de qué hacer. De lo que se trata es de aprender algo sólido, que en lo futuro proporcione un respaldo para la vida familiar y no sea un factor que contriste el espíritu.

“La prioridad número uno es Cristo y la iglesia, la prioridad número dos es nuestro vivir humano y la prioridad número tres es nuestro matrimonio. Si nosotros nos ocupamos bien de la prioridad número uno y número dos, el resultado, la prioridad número tres no tiene por qué ser un problema. Cuando surge algún problema con el asunto del matrimonio, se puede encontrar siempre la razón en las prioridades número uno y número dos. Esto es verdad en cada caso de matrimonio con problemas o frustraciones de los cuales he tenido conocimiento. Falta de claridad o vacíos en la consagración de la persona o en su vivir humano, habrá problema en su matrimonio. No hay manera de que puedan ir al matrimonio sin tener un corazón para el Señor y la iglesia, y sin tener una adecuada preparación para la vida humana”.

LA COMUNIÓN ES EL CAMINO EXCELENTE PARA DEFINICIONES

Si tienes una carga respecto a alguien y sientes que el Señor te ha cargado en cierta dirección, antes de hacer cualquier otra cosa, éste es el tiempo para buscar comunión. Las hermanas necesitan encontrar una hermana mayor casada, quien tenga experiencia en la vida de iglesia; una persona en la cual puedan confiar. Esta es una persona a la cual le puedes decir todos tus secretos y saber que no se lo dirán a nadie. Necesitas ir a esa persona, exponerle todo el asunto y orar con ella. Los hermanos necesitan ir a un hermano mayor y casado en quien ellos confíen; mejor aun si son los hermanos responsables de la iglesia. Aunque tú puedes tener una relación con alguien y ésta puede llegar a ser útil, a estas alturas, los hermanos responsables de la iglesia necesitan saber qué está pasando. Así ellos pueden velar por toda la situación. Debes ir y orar con alguien y tener comunión. Generalmente, estos asuntos deben ir a los hermanos responsables. Si una hermana mayor escucha de esto, debe llamar a los hermanos responsables y decirles: “Este hermano vino a mi y está cargado acerca de esta hermana, respecto al matrimonio”. Entonces los hermanos responsables orarán y se reunirán. Ellos considerarán toda la situación y esto resultará en beneficio de los jóvenes que se hallan involucrados.
Si te preguntas: ¿Quiero dar el primer paso (empezar a noviar)? Pregúntate: ¿Estoy listo para dar el último paso (matrimonio)? Si la respuesta a la segunda pregunta es no: entonces ni te atrevas a dar el primer paso. Si la respuesta a la segunda pregunta es sí: busca la comunión apropiada.

¡Jesús es el Señor!
La Iglesia en Armenia
 
PRIORIDADES PARA SANTOS SOLTEROS (2)

PRIORIDADES PARA SANTOS SOLTEROS (2)

EL VIVIR HUMANO

¿Cómo pueden Servir los estudios para Cristo y la iglesia?

Si los hermanos no son capaces de cumplir con sus propias obligaciones y sus responsabilidades, llegarán a ser una carga para la iglesia. Este es el nivel más bajo de una vida humana. Lo menos que necesitamos hacer cada uno de nosotros, es pagar nuestros propios gastos relacionados con el sustento, de modo que deberíamos aprender algún oficio para cumplir con esta obligación, este deber. No estamos hablando de solamente estudiar una carrera larga universitaria, sino de obtener un “oficio”, para lo cual hoy en día existen innumerables oportunidades como Institutos Superiores, Universidades Modulares, etc. No todos pueden seguir una educación “formal” universitaria, pero se necesita de alguna preparación, lo mínimo necesario. Así, no serán carga para nadie, ni para su familia ni para la iglesia.

La educación proporciona disciplina haciendo de la persona un vaso útil para Dios. Cualquier tipo de entrenamiento que pueda recibirse ayudará a forjar apropiadamente el carácter para adquirir disciplina, lo que nos hará útiles para Dios. Todo aquél que no esté disciplinado en su vivir humano, tampoco lo estará en su vida espiritual. Este es el valor de los estudios, el hecho de que inevitablemente (podría también decirse “a la fuerza”), nos llevan a concentrarnos de una manera concreta durante un período de tiempo definido. Esto nos hace útiles para Dios.

Hace unos días, un hermano de treinta y dos años estuvo en casa. El nunca estudió nada y ahora le es muy difícil concentrarse en los mensajes. Su mente no fue entrenada, no recibió la disciplina del estudio. En otras palabras, no recibió educación apropiada. Había dejado el colegio y una vez trabajando, se cambiaba de un trabajo a otro. No es que fuera tonto, pero la falta de instrucción lo perjudicó, no fue alguien que se “formó”.

Una persona bien formada es alguien que se somete a una situación de exigencia en cuanto a estudio y también en cuanto a trabajo. Esta es la manera de desarrollar habilidades, destrezas y capacidades humanas. Entonces, el vaso es útil para Dios.

Debemos aprender a invertir los que aprendimos en Egipto, en la economía de Dios. Este es el principio de despojar a Egipto (que tipifica el mundo y su sistema). Cualquier cosa que se aprenda en la vida puede ser útil para Dios. Son tantas las áreas donde se aprende cuantas las áreas en que podemos servir al Señor. Con el tiempo, cualquier cosa que uno aprende, llega a ser útil en manos del Señor.

Todo conocimiento puede ser “convertido”. Si se dan cuenta de esto y logran hacerlo su experiencia, esto les hará poderosos predicadores del evangelio, serán muy convincentes, no superficiales. No tendremos que andar diciendo “cuidado con los falsos maestros”, sino presentar a las personas el evangelio elevado, la verdad, ¡el evangelio del reino! Todo asunto puede ser usado, sea en ciencias biológicas, económicas, ciencias exactas, literarias, etc. Una de las cosas más persuasivas para las personas que le escuchan a uno, es hablarles con un conocimiento de su área, en otras palabras “hablarles donde ellos están” en su terreno. Así podremos confrontar su necesidad y sus preguntas con la verdad. No tendremos temor alguno. Esto es usar nuestros estudios, nuestra educación, apropiadamente. Conoceremos y atraeremos a las personas al Señor.

En cuanto a tener un empleo, a trabajar, tenemos muchos testimonios. Las personas bien formadas pudieron colocarse en trabajos “ideales” que les permitieron desenvolverse con eficiencia sin mayores esfuerzos, y a causa de ello, tener más tiempo para el Señor. También es probable que por medio de una buena educación, lleguen muy alto en cuanto a calidad de vida humana, cada vez mejor y de ascenso en ascenso. Entonces, el Señor tocará el asunto de las finanzas. Nos daremos cuenta de que mientras más tenemos, menos sabemos administrarlo y siempre nos falta. Ni siquiera podemos ofrendar apropiadamente. Debemos aprender que mientras más damos, más nos quedará al final del mes. Al menos debemos ofrendar un diez por ciento más uno para que nuestra justicia sea mayor que la de los fariseos, y luego aun más. Mientras más ofrendamos al Señor, mejor estaremos en la parte económica. En resumen, es un asunto de aprender a tratar con el dinero. La lógica matemática del Señor es diferente a la nuestra. Si respecto al dinero nuestras prioridades están claras, nunca sucederán cosas inesperadas, es decir que se arruine la cocina, que se arruine el auto, que se caiga el techo, etc. ¿Acaso no le tenemos terror a estas cosas porque desequilibran totalmente nuestro presupuesto? Sin embargo, en la economía de Dios, mientras más doy, más tengo para dar. Este es el resultado de tratar con el asunto dinero (Favor Leer Versión Recobro, 2 Co. 9:10, Nota 10¹).

Si hay consagración, todo puede servir para el propósito del Señor. El libro “La experiencia de Vida” (©LSM) nos muestra el trato básico que necesitamos en nuestra consagración. No solo lean ese punto sino que arrodíllense y oren con relación a todos los puntos del capítulo tres. Toquen tan solo un punto por día. Empleen un mes en todo el capítulo. ¡Tengan comunión con el Señor al respecto y Él resplandecerá! Pero lo menos necesitan ese un mes. Así ustedes tendrán un trato completo. Luego, es necesario que consigan un buen trabajo, esto quiere decir, vivir para la economía de Dios conforme al máximo de nuestra capacidad humana. De esta manera, no caerán en ninguna trampa de Satanás. Serán capaces de convertir todo lo que hagan para el recobro del Señor.

En la historia del recobro del Señor, varios hermanos han dejado de reunirse debido a haberse frustrado por falta de una realización personal. Esto se refiere a obtener un oficio o una profesión.Para aquellos que no la desarrollaron, la situación personal o familiar les ha llegado a ser tan pesada, que han caído en la trampa del engaño de Satanás conocida como “decepción”. De modo que se han sentido engañosamente obligados a dejar las reuniones, dejar el recobro y colocarse en una situación más cómoda que les permita “realizar su sueño”, son los decepcionados. Es mucho más apropiado obtener un oficio antes de los treinta y cinco, años cuando las capacidades física y mental pueden ser mejor aprovechadas. Entonces, el trabajo que se obtenga podrá ser totalmente para la economía de Dios.

Witness Lee
LSM.