PREPARANDO LA NAVIDAD

11 Diciembre 2007
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El Adviento nos despierta, para no estar atados a nuestros recuerdos ni anestesiados por las preocupaciones cotidianas como el consumo y las diversiones. Algo nuevo va a suceder. Alguien va a llegar, por lo que no podemos estar dormidos sino despiertos y soñando, siendo positivos y sobre todo creadores, confiados y alegres.

Y con este Adviento, llega la historia de una joven llamada María que por designio divino, cambió para siempre su vida y la historia de la humanidad.
Relata su vida en Nazaret, su compromiso con su esposo José, la visita del Ángel Gabriel, un embarazo milagroso y el arduo camino al que ella y José tuvieron que hacer, desde Nazaret hasta Belén, para a dar a luz al hijo de Dios, con las dificultades propias de una familia que ha de enfrentarse a lo desconocido y a una prueba de su fe.
Es la historia de una madre y un padre jóvenes, que han de realizar un largo y aterrador camino desde su único hogar conocido, para buscar un lugar de nacimiento para su futuro hijo.

Es claro que María y José, son la primera pequeña Iglesia, que da a luz al primer hijo del Reino de los cielos. Por eso, en este cuarto domingo de Adviento, cuando casi tocamos ya la Navidad, la liturgia hace que volvamos hacia ellos los ojos, para entender su misterio y protagonismo.
Por una parte está María, que tenía 16 años de edad, en la cima de la expectación. Nadie ha vivido un embarazo como ella. Porque era sencilla como la luz, clara como el agua, pura como la nieve y dócil como una esclava, que concibió en su seno a la Palabra. Cuando nada parece haber cambiado por las colinas de Galilea, María sabe que ha cambiado todo, que Jesús viene. Es la joven madre que aprende a amar a su hijo sintiéndolo crecer dentro de sí. Lleva a Jesús para darlo al mundo, que lo sigue esperando sin saberlo, porque la mayor parte de los hombres no le conocen todavía. En el amor de la madre se manifiesta la ternura humana del Hijo. Solamente se puede esperar a Jesús cerca de Maria. Jesús está ya donde está ella. Para celebrar la Navidad, hay que agruparse alrededor de la Virgen. Ella, que no tenía recovecos ni trasfondos oscuros de pecado, porque era inmaculada, callada y

Por otra parte está José, el hombre bueno, que se encuentra ante el misterio. No le fue fácil aceptar la Navidad, (término que viene del latín y que significa Nacimiento), que ni sospechaba ni entendía en un principio. Como hombre sintió en un primer momento pavor ante las obras maravillosas de Dios, que desconciertan los cálculos y el modo de pensar humano. En su Adviento particular tuvo que superar la prueba de confianza en su esposa, para convertirse en el modelo perfecto de confianza. ¡Que difícil es aceptar la obra del Espíritu Santo. Solamente desde una fe honda se puede asimilar el desconcierto que muchas veces provoca la acogida de la voluntad de Dios. ¡Cuanta confianza en Dios hay que tener para aceptar al hijo que uno no ha engendrado¡
Y cuando se acepta, viene la sorpresa de la salvación y “Dios está con nosotros”. Estamos llenos de reparos contra todo lo que no está programado o hecho por nosotros y por eso nos negamos casi radicalmente a confiar en los demás.
La figura relevante es San José a quien el Ángel le revela cual será su vocación-misión singular de padre adoptivo de la Criatura que hay en Maria, su esposa, porque viene engendrada por el Espíritu Santo, y por todo ello José cumple y obedece admirablemente la tarea encomendada por el Ángel.

Y asÍ ocurre cada año, cuando felizmente nos llega el Adviento. Todo se engalana, se ornamenta, se prepara para celebrar la Navidad.
Sin embargo la Navidad, es otra cosa, otro acontecimiento, otro alumbramiento que por suerte María, la Madre nos enseña para llevarnos a lo esencial, para conducirnos a la sencillez, con su silencio luminoso, con su aptitud de escuchar, con su extraordinaria capacidad de esperar.
De María nunca oímos: “He aquí lo que he pensado”; “He aquí lo que he decidido”; “He ahí lo que he preparado”, simplemente dijo… “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra” (Lc. 1, 26-38).
Con esta aceptación de María, el Hijo de Dios se hace hombre y se convierte él también en Siervo del Señor (Is. 42.1; 52.13).
 
Re: PREPARANDO LA NAVIDAD

El Adviento nos despierta, para no estar atados a nuestros recuerdos ni anestesiados por las preocupaciones cotidianas como el consumo y las diversiones. Algo nuevo va a suceder. Alguien va a llegar, por lo que no podemos estar dormidos sino despiertos y soñando, siendo positivos y sobre todo creadores, confiados y alegres.

Y con este Adviento, llega la historia de una joven llamada María que por designio divino, cambió para siempre su vida y la historia de la humanidad.
Relata su vida en Nazaret, su compromiso con su esposo José, la visita del Ángel Gabriel, un embarazo milagroso y el arduo camino al que ella y José tuvieron que hacer, desde Nazaret hasta Belén, para a dar a luz al hijo de Dios, con las dificultades propias de una familia que ha de enfrentarse a lo desconocido y a una prueba de su fe.
Es la historia de una madre y un padre jóvenes, que han de realizar un largo y aterrador camino desde su único hogar conocido, para buscar un lugar de nacimiento para su futuro hijo.

Es claro que María y José, son la primera pequeña Iglesia, que da a luz al primer hijo del Reino de los cielos. Por eso, en este cuarto domingo de Adviento, cuando casi tocamos ya la Navidad, la liturgia hace que volvamos hacia ellos los ojos, para entender su misterio y protagonismo.
Por una parte está María, que tenía 16 años de edad, en la cima de la expectación. Nadie ha vivido un embarazo como ella. Porque era sencilla como la luz, clara como el agua, pura como la nieve y dócil como una esclava, que concibió en su seno a la Palabra. Cuando nada parece haber cambiado por las colinas de Galilea, María sabe que ha cambiado todo, que Jesús viene. Es la joven madre que aprende a amar a su hijo sintiéndolo crecer dentro de sí. Lleva a Jesús para darlo al mundo, que lo sigue esperando sin saberlo, porque la mayor parte de los hombres no le conocen todavía. En el amor de la madre se manifiesta la ternura humana del Hijo. Solamente se puede esperar a Jesús cerca de Maria. Jesús está ya donde está ella. Para celebrar la Navidad, hay que agruparse alrededor de la Virgen. Ella, que no tenía recovecos ni trasfondos oscuros de pecado, porque era inmaculada, callada y

Por otra parte está José, el hombre bueno, que se encuentra ante el misterio. No le fue fácil aceptar la Navidad, (término que viene del latín y que significa Nacimiento), que ni sospechaba ni entendía en un principio. Como hombre sintió en un primer momento pavor ante las obras maravillosas de Dios, que desconciertan los cálculos y el modo de pensar humano. En su Adviento particular tuvo que superar la prueba de confianza en su esposa, para convertirse en el modelo perfecto de confianza. ¡Que difícil es aceptar la obra del Espíritu Santo. Solamente desde una fe honda se puede asimilar el desconcierto que muchas veces provoca la acogida de la voluntad de Dios. ¡Cuanta confianza en Dios hay que tener para aceptar al hijo que uno no ha engendrado¡
Y cuando se acepta, viene la sorpresa de la salvación y “Dios está con nosotros”. Estamos llenos de reparos contra todo lo que no está programado o hecho por nosotros y por eso nos negamos casi radicalmente a confiar en los demás.
La figura relevante es San José a quien el Ángel le revela cual será su vocación-misión singular de padre adoptivo de la Criatura que hay en Maria, su esposa, porque viene engendrada por el Espíritu Santo, y por todo ello José cumple y obedece admirablemente la tarea encomendada por el Ángel.

Y asÍ ocurre cada año, cuando felizmente nos llega el Adviento. Todo se engalana, se ornamenta, se prepara para celebrar la Navidad.
Sin embargo la Navidad, es otra cosa, otro acontecimiento, otro alumbramiento que por suerte María, la Madre nos enseña para llevarnos a lo esencial, para conducirnos a la sencillez, con su silencio luminoso, con su aptitud de escuchar, con su extraordinaria capacidad de esperar.
De María nunca oímos: “He aquí lo que he pensado”; “He aquí lo que he decidido”; “He ahí lo que he preparado”, simplemente dijo… “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra” (Lc. 1, 26-38).
Con esta aceptación de María, el Hijo de Dios se hace hombre y se convierte él también en Siervo del Señor (Is. 42.1; 52.13).

Saludos en el nombre de Cristo:
Entre el alboroto y la alegria que estas fechas traen, comprar regalos comprar los alimentos tradicionales que se consumen en estas fechas, para nosotros los Mexicanos, que son tamales, bunuelos, champurrado entre otros.
existe tambien la expectativa de reunirnos con nuestros hijos que regresan a casa para celebrar la navidad.
Es en la navidad que hacemos juegos nos reimos disfrutamos del privilegio de tener a toda la familia junta.
Nuestros familiares llegan a visitarnos y compartir esa alegria propia de estas fechas.
Entre todas estas cosas casi pasamos por alto que es lo que realmente celebramos? que es precisamente esta historia que usted nos relata.
El nacimiento de nuestro Salvador.
Que se hizo hombre para venir a este mundo a salvarnos y darnos la oportunidad de reconciliacion con el Padre.
Pero sobre todas las cosas hay que celebrar ese dia maravilloso en que Jesus nacio en nuestros corazones.
Dia glorioso de un encuentro con nuestro Creador.
Dia inolvidable que cambio la historia de nuestras vidas para siempre.
Mi hermano le deseo una hermosa navidad en compania de sus seres amados, le envio un abrazo desde este lado del mundo.
Dios los cuide y los guarde todos y cada uno de los dias de sus vidas!
 
Re: PREPARANDO LA NAVIDAD

El Adviento nos despierta, para no estar atados a nuestros recuerdos ni anestesiados por las preocupaciones cotidianas como el consumo y las diversiones. Algo nuevo va a suceder. Alguien va a llegar, por lo que no podemos estar dormidos sino despiertos y soñando, siendo positivos y sobre todo creadores, confiados y alegres.

Y con este Adviento, llega la historia de una joven llamada María que por designio divino, cambió para siempre su vida y la historia de la humanidad.
Relata su vida en Nazaret, su compromiso con su esposo José, la visita del Ángel Gabriel, un embarazo milagroso y el arduo camino al que ella y José tuvieron que hacer, desde Nazaret hasta Belén, para a dar a luz al hijo de Dios, con las dificultades propias de una familia que ha de enfrentarse a lo desconocido y a una prueba de su fe.
Es la historia de una madre y un padre jóvenes, que han de realizar un largo y aterrador camino desde su único hogar conocido, para buscar un lugar de nacimiento para su futuro hijo.

Es claro que María y José, son la primera pequeña Iglesia, que da a luz al primer hijo del Reino de los cielos. Por eso, en este cuarto domingo de Adviento, cuando casi tocamos ya la Navidad, la liturgia hace que volvamos hacia ellos los ojos, para entender su misterio y protagonismo.
Por una parte está María, que tenía 16 años de edad, en la cima de la expectación. Nadie ha vivido un embarazo como ella. Porque era sencilla como la luz, clara como el agua, pura como la nieve y dócil como una esclava, que concibió en su seno a la Palabra. Cuando nada parece haber cambiado por las colinas de Galilea, María sabe que ha cambiado todo, que Jesús viene. Es la joven madre que aprende a amar a su hijo sintiéndolo crecer dentro de sí. Lleva a Jesús para darlo al mundo, que lo sigue esperando sin saberlo, porque la mayor parte de los hombres no le conocen todavía. En el amor de la madre se manifiesta la ternura humana del Hijo. Solamente se puede esperar a Jesús cerca de Maria. Jesús está ya donde está ella. Para celebrar la Navidad, hay que agruparse alrededor de la Virgen. Ella, que no tenía recovecos ni trasfondos oscuros de pecado, porque era inmaculada, callada y

Por otra parte está José, el hombre bueno, que se encuentra ante el misterio. No le fue fácil aceptar la Navidad, (término que viene del latín y que significa Nacimiento), que ni sospechaba ni entendía en un principio. Como hombre sintió en un primer momento pavor ante las obras maravillosas de Dios, que desconciertan los cálculos y el modo de pensar humano. En su Adviento particular tuvo que superar la prueba de confianza en su esposa, para convertirse en el modelo perfecto de confianza. ¡Que difícil es aceptar la obra del Espíritu Santo. Solamente desde una fe honda se puede asimilar el desconcierto que muchas veces provoca la acogida de la voluntad de Dios. ¡Cuanta confianza en Dios hay que tener para aceptar al hijo que uno no ha engendrado¡
Y cuando se acepta, viene la sorpresa de la salvación y “Dios está con nosotros”. Estamos llenos de reparos contra todo lo que no está programado o hecho por nosotros y por eso nos negamos casi radicalmente a confiar en los demás.
La figura relevante es San José a quien el Ángel le revela cual será su vocación-misión singular de padre adoptivo de la Criatura que hay en Maria, su esposa, porque viene engendrada por el Espíritu Santo, y por todo ello José cumple y obedece admirablemente la tarea encomendada por el Ángel.

Y asÍ ocurre cada año, cuando felizmente nos llega el Adviento. Todo se engalana, se ornamenta, se prepara para celebrar la Navidad.
Sin embargo la Navidad, es otra cosa, otro acontecimiento, otro alumbramiento que por suerte María, la Madre nos enseña para llevarnos a lo esencial, para conducirnos a la sencillez, con su silencio luminoso, con su aptitud de escuchar, con su extraordinaria capacidad de esperar.
De María nunca oímos: “He aquí lo que he pensado”; “He aquí lo que he decidido”; “He ahí lo que he preparado”, simplemente dijo… “Aquí está la esclava del Señor, hágase en mi según tu palabra” (Lc. 1, 26-38).
Con esta aceptación de María, el Hijo de Dios se hace hombre y se convierte él también en Siervo del Señor (Is. 42.1; 52.13).


Hola Manchego:
Para muchos, incluso no creyentes, la navidad es simplemente una ocasión para que la familia se reuna, coma algo y estén alegres, NO OBSTANTE para el cristiano el asunto va mas allá y tiene otra connotación puesto que para el rige el consejo del apóstol Pablo en Filipenses 1:9,10 que dice:" Y esto es lo que continúo orando: que el amor de ustedes abunde todavía más y más con conocimiento exacto y pleno discernimiento; para que se aseguren de las cosas más importantes, para que estén exentos de defectos y no hagan tropezar a otros hasta el día de Cristo"
1.-Dice el apóstol para que nos aseguremos de las cosas:por ejemplo ¿nació Jesús el 25 de Diciembre?,¿hay mandato de celebrar el cumpleaños de Jesús?, ¿lo celebraron los primeros cristianos? etc, etc.
2.-El asunto no es para tomarlo a broma, puesto que cabe el riesgo de hacer tropezar a otros que bien quisieran adorar a Dios con todo su corazón, por tanto nos haríamos merecedores de lo que dice Cristo en Mateo 18:6 "Pero cualquiera que haga tropezar a uno de estos pequeños que ponen fe en mí, más provechoso le es que le cuelguen alrededor del cuello una piedra de molino como la que el asno hace girar y que lo hundan en alta mar"
No pretendo discutir, solo intercambiar ideas y recordatorios, que los cristianos solemos apreciar.
Que tengas buen día.
A:A:
 
Re: PREPARANDO LA NAVIDAD



Muchas gracias a siervodecristo y Alejandro, por leer mis sencillos artículos y por responder con vuestros mensajes tan interesantes.
Os deseo una feliz Navidad y que el año nuevo Dios os siga iluminando y bendiciendo.
Desde España recibir un saludo afectuoso

Manchego