Luis Fernando:
Ya antes le ilustrè a Maripaz y a Elisa sobre la imposibilidad de ser cristiano y permanecer dentro de la instituciòn catòlica romana con un ejemplo.
Le decìa que un cristiano o una persona simplemente honesta, no puede permanecer trabajando dentro de una empresa, si se entera de que se dedican al narcotràfico y la prostituciòn.
Lo mismo le sucede al catòlico que se convierte a Cristo, el Espìritu Santo comienza a enseñarle la verdad y abrirle los ojos, pero eso es un proceso que muchas veces no es instantàneo o de un solo dìa.
Pero cuando la persona haya conocido la Palabra de Dios y entendido que donde se encuentra no es una instituciòn realmente cristiana, sino idòlatra y desviada, DEBE SALIR DE ALLÌ.
En mi caso particular, que tanta curiosidad le produce, creo que ya contè como sucediò.
Fuì mariano e idòlatra ( muy poco, la verdad), hasta un dìa que me invitaron a una campaña evangèlica y allì aceptè al Señor Jesucristo como mi ùnico y suficiente salvador y Señor.
Despuès de ese dìa, sin saber totalmente la trascendencia y el efecto de mi entrega, a los tres meses entrè a congregarme con los carismàticos y tres meses despuès recibì el Bautismo del Espìritu Santo hablando en Lenguas.
Despuès de eso vino el conocimiento de las Sagradas Escrituras bìblicas por la sed de la Palabra que el Espìritu puso en mì.
Antes de eso no conocìa casi las Escrituras, pues en el catolicismo solo medio escuchan una mìnima porciòn en la misa del Domingo.
Ese conocimiento de las Escrituras fue el que me abriò los ojos para salir de esa desviada instituciòn.
Por supuesto, ese conocimiento no lo obtuve en esos primeros seis meses, sino muchos otros meses despuès.
No fue una coacciòn de hombre alguno, sino una convicciòn surgida leyendo el libro santo.
Allì en medio de una lectura, el Señor terminò de iluminarme y tomè la decisiòn inmediata de salir de allì y congregarme en la Iglesia cristiana evangèlica.
Claro que esa decisiòn no la hubiera tomado si antes no me hubiera convertido y conocido la Palabra de Dios.
En resumen, cuando recibì el bautismo del Espìritu Santo, ya no era idòlatra mariano.
Y cuando entendì, obedecì y salì de allì.
Dice la Palabra de Dios:
"Y aun hasta el día de hoy, cuando se lee a Moisés, el velo está puesto sobre el corazón de ellos.
PERO CUANDO SE CONVIERTAN AL SEÑOR, EL VELO SE QUITARÀ.
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad"
(2 Cor 3:15-17)
Dios les bendiga. Timoteo.