La Maldición Católica
Y Su Caída Mundial
Mat. 15:3 Respondiendo él, les dijo: ¿Por qué también vosotros quebrantáis el mandamiento de Dios por vuestra tradición?
15:4 Porque Dios mandó diciendo: Honra a tu padre y a tu madre; y: El que maldiga al padre o a la madre, muera irremisiblemente.
Si una fracción de la ley se trasgrede se paga con la muerte, que es un salario en este caso.
La tradición católico-romana rompe este y otros mandamientos, como es el de honrar a los padres y las madres, y que cuando descubrimos que, en verdad se tiene un padre y una madre vivos en el Espíritu, es porque tanto la bendición -largura de días- como la maldición de morir sin remedio está a punto de que suceda.
Quien no los honre para que no sientan ellos vergüenza de sus hijos, entonces los deshonra pues no los obedece y es rebelde a la voluntad de Dios (los rebeldes no tienen casa ni siguen las reglas como una buena crianza en el hogar) y se encuentra propenso a que le caiga la maldición del anatema que es la muerte. Como así sucede, pues la Ley Divina no deja de cumplirse a su tiempo nos guste o no. Así que, no hay por qué quebrantar el santo consejo al pensar que haciendo un favor a nuestros progenitores vivos y en la carne, estamos asegurando que viviremos mucho, según lo estipulado por el Evangelio de Cristo.
Bien es que sí, honrar a nuestros padres en vida es cosa de estima, pero es más valioso saber apreciar lo que nuestros padres en el Espíritu nos indican que hagamos y dejemos de hacer según las palabras reveladas por el mismo don espiritual en Jesucristo.
El padre abusador y hoy condenado es de la edad de setenta años.
¿Por qué vino pues la maldición sobre este hombre en particular? En que no sólo deshonró a una niña violándola arteramente, también "avergonzó" a nuestra Madre y a la supuesta "madre" que él como tantos otros hombres dicen servir, honrar, obedecer y amar: La Virgen María.
Mat. 15:5 Pero vosotros decís: Cualquiera que diga a su padre o a su madre: Es mi ofrenda a Dios todo aquello con que pudiera ayudarte,
15:6 ya no ha de honrar a su padre o a su madre. Así habéis invalidado el mandamiento de Dios por vuestra tradición.
Este señor recolectaba ofrendas y dinero en efectivo, contrataba servicios de proveedores, contrataba empleados y atendía autoridades y medios de comunicación para su proyecto Santa María -el mismo nombre de una de las carabelas en que llegó el idólatra italiano de Colón a tierras americanas- para pretender ayudar a los niños y a los padres ancianos de la comunidad que el religioso representaba, para socorrerlos, en un afán de mejorar sus condiciones de vida, lo cual no era lo previsto en la Biblia que hiciera, si no de llevarles la verdad de la Palabra de Vida, pero que la mayoría de la gente veía con buenos ojos, cuando por sus actitudes y no claras intenciones el cura lindaba, coqueteaba y a espaldas de las personas que lo apoyaban, hacía sus tratos con la muerte.
Ya no se tuvo en cuenta a Dios, ahora al demonio de los placeres sexuales -como muchos hombres ricos y famosos- era a quien este mal siervo se había de rendir.
E hizo cuanto pudo; un asilo, un albergue, comedor infantil y hasta un colegio en el nombre de su santa madre, y en pro de la sociedad indiferente y materialista, que lo que siempre tiene es necesidad de compasión y justicia de parte de Dios al igual que la debida atención de los encargados de proporcionarle bienestar a las familias de escasos recursos. Pero todo se salió de control y un día se vio acusado de un cargo tan grave como es la violación de menores, acabando así con sus sueños de crecimiento y prestigio y con la confianza que ciertos grupos le tenían al mencionado clérigo romano y su obra social.
Acabando quizás también con una profecía bíblica:
Jer. 25:29 Porque he aquí que a la ciudad en la cual es invocado mi nombre yo comienzo a hacer mal; ¿y vosotros seréis absueltos? No seréis absueltos; porque espada traigo sobre todos los moradores de la tierra, dice Jehová de los ejércitos.
(Tomando en cuenta que la profecía de las setenta semanas en Daniel, se trata de una ciudad antes que una cifra)
Isa. 23:16 Toma arpa, y rodea la ciudad, oh ramera olvidada; haz buena melodía, reitera la canción, para que seas recordada.