ALIMENTO DIARIO
Leer con oracion: Gn.1:28; Mt.13:3; 1 Co.9:16
“Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Co 9: 16)
PREDICAR EL EVANGELlO ES UNA NECESIDAD VITAL
Nuestra predicación del evangelio no consiste en hablar palabras elocuentes para convencer a las personas de que necesitan recibir a Jesús. El evangelio es un asunto de vida, y nosotros que tenemos la vida divina ciertamente tenemos el encargo por predicar el evangelio. Por eso, cada uno de nosotros tiene que dejar fluir de sí la vida, que alcance a las personas, llevándolas a ganar esta vida también.
Predicar el evangelio está en el principio de ser fructíferos, multiplicarse, llenar la tierra y sojuzgada (Gn 1:28). Por medio del evangelio, el reino de Dios se propaga, pues el evangelio es un asunto de vida. Esto es semejante a la semilla que el sembrador salió a sembrar (Mt 13:3). Sembrar es un asunto de vida. Para plantar la semilla es necesario preparar la tierra, pero en este caso, no la tierra física, sino la del corazón, pues el evangelio necesita tocar el corazón de las personas.
Una vez más resaltamos el hecho, de que predicar el evangelio no es hacer una obra; es la reproducción de la ?,ida. Si tenemos la vida divina, ésta tiene que fluir de nosotros y alcanzar a las personas que contactamos. Si queremos fructificar necesitamos preparar la tierra. Primero, nosotros mismos necesitamos ser una buena tierra, que absorbe el agua y retiene la humedad. Es necesario que el Espíritu, tipificado por el agua, sature nuestro corazón, así la vida podrá crecer, pues el Espíritu es el que da vida.
Predicar el evangelio es una necesidad de vida. Si usted no quiere salir y predicar el evangelio, nadie puede hacer nada.
Pablo dijo: “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Co 9: 16). Pablo tenía la necesidad de predicar el evangelio, y ésta era una necesidad vital, pues el evangelio es vida. Nosotros ya tenemos esa vida, y esta vida quiere reproducirse, quiere fluir y, por eso, predicar el evangelio es una necesidad que tenemos.
Antes de salir a predicar el evangelio necesitamos tratar con nosotros mismos, es decir, nuestro corazón necesita ser una buena tierra. En nuestra mente hay muchos pensamientos mundanos, es como la tierra que está junto al camino, una tierra endurecida por el mucho tránsito. Cuando la semilla cae en ella, no penetra, entonces vienen las aves del cielo, es decir, el maligno, y arrebata lo que fue sembrado. Por tanto, necesitamos preparar la tierra, ablandarla, para que retenga el agua. Por un lado, necesitamos trabajar la tierra, por otro, necesitamos del Espíritu.
A veces nuestro corazón tiene muchas piedras, que nos impiden engendrar vida, por eso necesitamos sacarlas. Las piedras son las cosas del ego y del alma caída. Con tantas cosas naturales en nuestro corazón, la vida no puede germinar y aunque lo consiga, viene el sol y la seca. Por tanto, necesitamos remover las cosas naturales de nuestra mente.
La tercera situación es la de los espinos que crecen y ahogan la planta. Los espinos representan las preocupaciones de este siglo y el engaño de las riquezas, es decir, la ansiedad de la vida. Necesitamos sacar los espinos y quemarlos, a fin de fructificar como una buena tierra, dando frutos a ciento, a sesenta y a treinta por uno.
Palabra clave: Llenar la tierra Su palabra clave:
Pregunta: ¿Qué principio importante encontramos en Génesis l:28!
Dong Yu Lan
Derechos reservados a:
Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
Leer con oracion: Gn.1:28; Mt.13:3; 1 Co.9:16
“Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme; porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Co 9: 16)
PREDICAR EL EVANGELlO ES UNA NECESIDAD VITAL
Nuestra predicación del evangelio no consiste en hablar palabras elocuentes para convencer a las personas de que necesitan recibir a Jesús. El evangelio es un asunto de vida, y nosotros que tenemos la vida divina ciertamente tenemos el encargo por predicar el evangelio. Por eso, cada uno de nosotros tiene que dejar fluir de sí la vida, que alcance a las personas, llevándolas a ganar esta vida también.
Predicar el evangelio está en el principio de ser fructíferos, multiplicarse, llenar la tierra y sojuzgada (Gn 1:28). Por medio del evangelio, el reino de Dios se propaga, pues el evangelio es un asunto de vida. Esto es semejante a la semilla que el sembrador salió a sembrar (Mt 13:3). Sembrar es un asunto de vida. Para plantar la semilla es necesario preparar la tierra, pero en este caso, no la tierra física, sino la del corazón, pues el evangelio necesita tocar el corazón de las personas.
Una vez más resaltamos el hecho, de que predicar el evangelio no es hacer una obra; es la reproducción de la ?,ida. Si tenemos la vida divina, ésta tiene que fluir de nosotros y alcanzar a las personas que contactamos. Si queremos fructificar necesitamos preparar la tierra. Primero, nosotros mismos necesitamos ser una buena tierra, que absorbe el agua y retiene la humedad. Es necesario que el Espíritu, tipificado por el agua, sature nuestro corazón, así la vida podrá crecer, pues el Espíritu es el que da vida.
Predicar el evangelio es una necesidad de vida. Si usted no quiere salir y predicar el evangelio, nadie puede hacer nada.
Pablo dijo: “Pues si anuncio el evangelio, no tengo por qué gloriarme porque me es impuesta necesidad; y ¡ay de mí si no anunciare el evangelio!” (1 Co 9: 16). Pablo tenía la necesidad de predicar el evangelio, y ésta era una necesidad vital, pues el evangelio es vida. Nosotros ya tenemos esa vida, y esta vida quiere reproducirse, quiere fluir y, por eso, predicar el evangelio es una necesidad que tenemos.
Antes de salir a predicar el evangelio necesitamos tratar con nosotros mismos, es decir, nuestro corazón necesita ser una buena tierra. En nuestra mente hay muchos pensamientos mundanos, es como la tierra que está junto al camino, una tierra endurecida por el mucho tránsito. Cuando la semilla cae en ella, no penetra, entonces vienen las aves del cielo, es decir, el maligno, y arrebata lo que fue sembrado. Por tanto, necesitamos preparar la tierra, ablandarla, para que retenga el agua. Por un lado, necesitamos trabajar la tierra, por otro, necesitamos del Espíritu.
A veces nuestro corazón tiene muchas piedras, que nos impiden engendrar vida, por eso necesitamos sacarlas. Las piedras son las cosas del ego y del alma caída. Con tantas cosas naturales en nuestro corazón, la vida no puede germinar y aunque lo consiga, viene el sol y la seca. Por tanto, necesitamos remover las cosas naturales de nuestra mente.
La tercera situación es la de los espinos que crecen y ahogan la planta. Los espinos representan las preocupaciones de este siglo y el engaño de las riquezas, es decir, la ansiedad de la vida. Necesitamos sacar los espinos y quemarlos, a fin de fructificar como una buena tierra, dando frutos a ciento, a sesenta y a treinta por uno.
Palabra clave: Llenar la tierra Su palabra clave:
Pregunta: ¿Qué principio importante encontramos en Génesis l:28!
Dong Yu Lan
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¡Jesús es el Señor!