Predicar el evangelio es un asunto de vida

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5 Septiembre 2001
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ALIMENTO DIARIO
Leer con oracion: 1 Ts.2:19; Gn.1:27
“Y los bendijo Dios, y les dijo: Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla, y señoread en los peces del mar, en las aves de los cielos, y en todas las bestias que se mueven sobre la tierra” (Gn. 1:28)
PREDICAR EL EVANGELIO ES UN ASUNTO DE VIDA
El título de esta semana es: "Obtener la corona" (1 Ts 2:19). La predicación del evangelio y la vida van juntas. Algunos tienen el concepto natural de que predicar el evangelio forma parte de una obra. Antiguamente en Taiwán, cuando entré en la iglesia en Taipei y era recién salvo, la iglesia señalaba un día para hacer una gran evangelización, cuando salían los equipos de evangelio por las calles con panderos, tambores y más atrás había un. grupo grande de hermanos con delantales, escritos por delante y por detrás: “Cree en el Señor Jesús, y tendrás la vida eterna”. Llevábamos el grupo a un gran parque, donde un hermano daba un mensaje elocuente, predicaba el evangelio y hacía el llamado: "Quien quiere aceptar al Señor Jesús, levante su mano”. Millares oyeron el evangelio, tal vez centenas se convirtieron al Señor, pero pocos vinieron a la iglesia. ¿Esto por qué? Es porque muchos de nosotros lo hacíamos como una mera actividad. La iglesia determinaba un gran día de evangelización y nosotros salíamos a predicar.
Esta sin duda es una manera de predicar el evangelio y de salvar a las personas. Pero hoy, al ver el libro de 1 Tesalonicenses, acerca de la relación que hay entre la predicación del evangelio y la vida, vemos que predicar el evangelio no es hacer una obra, convenciendo a las personas de la salvación, sino que es dejar que la vida de Dios fluya de nosotros y alcance a las personas; por tanto, predicar el evangelio es como engendrar hijos. De acuerdo con la bendición que Dios dio al hombre después de haberlo creado: “Fructificad y multiplicaos; llenad la tierra, y sojuzgadla” (Gn 1:28), podemos ver que predicar el evangelio es un asunto de engendrar, de reproducir, pues solamente por medio de la reproducción el hombre puede llenar toda la tierra.
En Génesis 1:27 leemos que el hombre fue creado a la imagen de Dios. Ya que el Padre habita en luz inaccesible, el hombre no puede verlo; Él es invisible. El Espíritu tampoco tiene imagen. Por tanto, fuimos creados conforme a la imagen del Hijo, de Cristo. Cuando creemos en el Señor, llegamos a ser hijos de Dios (1:12), y cuando predicamos el evangelio es con la intención de que más personas puedan también llegar a ser hijos de Dios, sean fructíferos, se multipliquen, crezcan y, tengan la misma imagen de Cristo, llenen la tierra y la sojuzguen.
Gracias al Señor, hoy ya hay muchos lugares donde existen iglesias, pero no al punto de llenar la tierra. Dios quiere que seamos espiritualmente fructíferos, multiplicándonos y llenando toda la tierra a fin de sojuzgada. La iglesia debe sojuzgar la tierra. Por ejemplo, en Sudamérica hay cerca de 8.900 ciudades que aún necesitan ser alcanzadas. Tal vez algunos pregunten: “¿Cómo es posible sojuzgar a todas esas ciudades?”. Esto es posible por la bendición y por la vida de Dios. Él quiere que sojuzguemos y dominemos la tierra, para expulsar a Satanás. Para todo esto, tenemos la obra de fe y el trabajo de amor a fin de predicar el evangelio. Predicamos el evangelio por causa del amor que tenemos por las personas y por ello, no tememos ningún sacrificio. También tenemos una esperanza: que cuando ellos sean introducidos en la iglesia, nosotros los conduzcamos a comer la Palabra para que se alimenten, crezcan en vida y maduren, y de esta manera entren en el reino de nuestro Señor Jesucristo y sean glorificados. Predicar el evangelio de esta manera no es una obra, sino un asunto de vida.
Palabra clave: Dejar fluir la vida para alcanzar a las personas
Pregunta: ¡Por qué la predicación del evangelio no es un asunto de obras?
Dong Yu Lan
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Editora “Arvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!