Predicamos en el nombre de Jesús
2 Timoteo 1:8 Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sufre el mal junto con el evangelio según el poder de Dios.
Hechos 5:40 ...y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les ordenaron que no hablasen sobre el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad.
Hechos 9:27 ...en Damasco había hablado con denuedo en el nombre de Jesús.
Palabras del ministerio
Como creyente, probablemente usted ha tenido la siguiente experiencia. Cuando iba a hablar con otros acerca de Platón o de Abraham Lincoln, no se sentía avergonzado; pero al hablar de Jesús, una sensación extraña le invadió. Nosotros debemos sentirnos espléndidamente cuando hablemos con otros acerca de Jesús, pero a menudo no nos sentimos así. Al contrario, nos sentimos bastante extraños. ¡Esto es demoníaco! Hay un elemento demoníaco en este universo y en esta tierra, el cual está en contra de Jesús. Uno no tiene problema mientras habla de la situación mundial, la economía la ciencia, y tantas otras cosas; pero cuando proclama el nombre de Jesús, se siente muy extraño. Esto proviene del diablo. Puesto que Satanás y todos sus demonios odian el nombre de Jesús, debemos proclamarlo aún más. Debemos proclamar este nombre con denuedo, diciendo: "Satanás, ¡Jesús es mi Señor! ¡Apártate, Satanás!" Tenemos que clamar en voz alta el nombre de Jesús.
Satanás odia el nombre de Jesús porque sabe que la salvación de Dios se encuentra en este nombre. Cuanto más prediquemos en el nombre de Jesús y cuanto más oremos a Jesús, más personas serán salvas. Por esta razón Satanás odia este nombre.
2 Timoteo 1:8 Por tanto, no te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, preso suyo, sufre el mal junto con el evangelio según el poder de Dios.
Hechos 5:40 ...y llamando a los apóstoles, después de azotarlos, les ordenaron que no hablasen sobre el nombre de Jesús, y los pusieron en libertad.
Hechos 9:27 ...en Damasco había hablado con denuedo en el nombre de Jesús.
Palabras del ministerio
Como creyente, probablemente usted ha tenido la siguiente experiencia. Cuando iba a hablar con otros acerca de Platón o de Abraham Lincoln, no se sentía avergonzado; pero al hablar de Jesús, una sensación extraña le invadió. Nosotros debemos sentirnos espléndidamente cuando hablemos con otros acerca de Jesús, pero a menudo no nos sentimos así. Al contrario, nos sentimos bastante extraños. ¡Esto es demoníaco! Hay un elemento demoníaco en este universo y en esta tierra, el cual está en contra de Jesús. Uno no tiene problema mientras habla de la situación mundial, la economía la ciencia, y tantas otras cosas; pero cuando proclama el nombre de Jesús, se siente muy extraño. Esto proviene del diablo. Puesto que Satanás y todos sus demonios odian el nombre de Jesús, debemos proclamarlo aún más. Debemos proclamar este nombre con denuedo, diciendo: "Satanás, ¡Jesús es mi Señor! ¡Apártate, Satanás!" Tenemos que clamar en voz alta el nombre de Jesús.
Satanás odia el nombre de Jesús porque sabe que la salvación de Dios se encuentra en este nombre. Cuanto más prediquemos en el nombre de Jesús y cuanto más oremos a Jesús, más personas serán salvas. Por esta razón Satanás odia este nombre.