Compañeros: Comparto con ustedes la posición oficial de la Fe Baha'i sobre el cristianismo, pronunciada por Shoghi Effendi, bisnieto de Bahá'u'lláh, a medidados del siglo XX.
"En cuanto a la posición del cristianismo, sea dicho sin vacilación o equívoco
que su origen divino es incondicionalmente admitido,
que la posición de Hijo y la divinidad de Jesucristo son aseveradas sin temor,
que la inspiración divina del Evangelio es plenamente reconocida,
que la Realidad del misterio de la naturaleza Inmaculada de la Virgen María es confesada,
y la primacía de Pedro, el Príncipe de los Apóstoles, es sostenida y defendida.
El Fundador de la Fe Cristiana es designado por Bahá'u'lláh como el "Espíritu de Dios",
es proclamado como Aquel quien "apareció por el hálito del Espíritu Santo",
y es incluso ensalzado como la "Esencia del Espíritu."
Su madre es descrita como "aquella velada e inmortal, aquella primorosísima faz,"
y el rango de su Hijo es loado como un "rango exaltado por encima de las imaginaciones de todos quienes habitan en la tierra,"
mientras que Pedro es reconocido como uno en quien Dios ha causado que "los misterios de sabiduría y expresión fluyan de su boca."
Bahá'u´lláh, además, ha testificado:
"Sabe tú que cuando el Hijo del Hombre
ofrendó Su último suspiro a Dios,
la creación entera lloró con gran llanto.
Al sacrificarse a sí mismo, sin embargo,
una nueva capacidad fue infundida
a todas las cosas creadas.
Sus evidencias, como lo atestiguan todos los pueblos del mundo,
están ahora manifiestas ante ti.
La sabiduría más profunda que los sabios han expresado,
la más profunda erudición que cualquier mente haya desplegado,
las artes que las más hábiles manos hayan producido,
la influencia ejercida
por los más potentes soberanos,
no son sino manifestaciones del poder vivificador
liberado por Su trascendente, Su todo penetrante y resplandeciente Espíritu.
Testificamos que cuando vino al mundo
derramó el esplendor de Su gloria
sobre todas las cosas creadas.
Por Él el leproso
se recuperó de la lepra de la perversidad y la ignorancia.
Por Él el lascivo y el descarriado
fueron sanados.
Por Su poder,
nacido de Dios Todopoderoso,
los ojos del ciego fueron abiertos
y el alma del pecador santificada...
Es Él, quien purificó al mundo.
Bendito es el hombre que, con un rostro irradiado de luz,
se ha tornado hacia Él."
Con base en tan elevado concepto de la verdad cristiana, los bahá'ís abren sus corazones al diálogo interreligioso y la cooperación en el servicio al prójimo con sus hermanos y hermanas en la iglesia cristiana."
"En cuanto a la posición del cristianismo, sea dicho sin vacilación o equívoco
que su origen divino es incondicionalmente admitido,
que la posición de Hijo y la divinidad de Jesucristo son aseveradas sin temor,
que la inspiración divina del Evangelio es plenamente reconocida,
que la Realidad del misterio de la naturaleza Inmaculada de la Virgen María es confesada,
y la primacía de Pedro, el Príncipe de los Apóstoles, es sostenida y defendida.
El Fundador de la Fe Cristiana es designado por Bahá'u'lláh como el "Espíritu de Dios",
es proclamado como Aquel quien "apareció por el hálito del Espíritu Santo",
y es incluso ensalzado como la "Esencia del Espíritu."
Su madre es descrita como "aquella velada e inmortal, aquella primorosísima faz,"
y el rango de su Hijo es loado como un "rango exaltado por encima de las imaginaciones de todos quienes habitan en la tierra,"
mientras que Pedro es reconocido como uno en quien Dios ha causado que "los misterios de sabiduría y expresión fluyan de su boca."
Bahá'u´lláh, además, ha testificado:
"Sabe tú que cuando el Hijo del Hombre
ofrendó Su último suspiro a Dios,
la creación entera lloró con gran llanto.
Al sacrificarse a sí mismo, sin embargo,
una nueva capacidad fue infundida
a todas las cosas creadas.
Sus evidencias, como lo atestiguan todos los pueblos del mundo,
están ahora manifiestas ante ti.
La sabiduría más profunda que los sabios han expresado,
la más profunda erudición que cualquier mente haya desplegado,
las artes que las más hábiles manos hayan producido,
la influencia ejercida
por los más potentes soberanos,
no son sino manifestaciones del poder vivificador
liberado por Su trascendente, Su todo penetrante y resplandeciente Espíritu.
Testificamos que cuando vino al mundo
derramó el esplendor de Su gloria
sobre todas las cosas creadas.
Por Él el leproso
se recuperó de la lepra de la perversidad y la ignorancia.
Por Él el lascivo y el descarriado
fueron sanados.
Por Su poder,
nacido de Dios Todopoderoso,
los ojos del ciego fueron abiertos
y el alma del pecador santificada...
Es Él, quien purificó al mundo.
Bendito es el hombre que, con un rostro irradiado de luz,
se ha tornado hacia Él."
Con base en tan elevado concepto de la verdad cristiana, los bahá'ís abren sus corazones al diálogo interreligioso y la cooperación en el servicio al prójimo con sus hermanos y hermanas en la iglesia cristiana."