Hola buenaa a todos. Me pasa que cuando no tengo muchas ganas de orar, o no me siento gozoso, o no encuentro algún tipo de beneficio a corto plazo en llevar adelante mi relación con Dios, me empiezan a entrar dudas de si El existe realmente, si lo escrito en la Biblia es de veras Su palabra o si no es algo inventado por el hombre, etc... es como una frustración por no poder sentir placer o gozo en Dios y lo que El desea... ¿Como puedo derribar cualquier barrera de incredulidad que me separa del amor de Dios? Últimamente siempre hay alguna duda que me molesta y no me deja creer en totalidad... como puedo estar seguro y ser feliz con Dios
¿Porque me ocurre esto? ¿Como puedo remediarlo?
- Autor melody45
- Fecha de inicio
Sencillamente es una profesión de labios.
Saulo de Tarso no podía deber su conversión a Cristo a una profesión de labios.
Y no estoy queriendo decir que todos los casos deben ser iguales, pero sin la experiencia personal con el Señor, lo que siempre habrá es una profesión de labios.
Nosotros, los redimidos por la sangre de Cristo, tenemos un día, una hora, un mes, un año, cuando nuestra conciencia fue afectada por la Presencia del Señor en nuestras vidas.
De ahí en adelante, lo que sigue es proseguir al blanco, al supremo llamamiento, en medio de imperfecciones, caídas y levantadas, hasta que Cristo sea formado en nosotros, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; y esto solo será posible cuando abandonemos este cuerpo (2P.1:14) para servirle en la Casa de su Padre (Jn.14:1-3) por toda una eternidad, entonces sabremos como fuimos conocidos.
Hable con el Señor, expóngale su situación, personalmente y, sobre todo, abra su oído a la voz del Señor, porque el que hizo el ojo lo está observando y el que hizo el oído lo está escuchando, y lo maravilloso es que el conoce su situación mejor que nosotros.
Adelante con Cristo.
Saulo de Tarso no podía deber su conversión a Cristo a una profesión de labios.
Y no estoy queriendo decir que todos los casos deben ser iguales, pero sin la experiencia personal con el Señor, lo que siempre habrá es una profesión de labios.
Nosotros, los redimidos por la sangre de Cristo, tenemos un día, una hora, un mes, un año, cuando nuestra conciencia fue afectada por la Presencia del Señor en nuestras vidas.
De ahí en adelante, lo que sigue es proseguir al blanco, al supremo llamamiento, en medio de imperfecciones, caídas y levantadas, hasta que Cristo sea formado en nosotros, hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo; y esto solo será posible cuando abandonemos este cuerpo (2P.1:14) para servirle en la Casa de su Padre (Jn.14:1-3) por toda una eternidad, entonces sabremos como fuimos conocidos.
Hable con el Señor, expóngale su situación, personalmente y, sobre todo, abra su oído a la voz del Señor, porque el que hizo el ojo lo está observando y el que hizo el oído lo está escuchando, y lo maravilloso es que el conoce su situación mejor que nosotros.
Adelante con Cristo.
