PORQUE CRISTO ES LLAMADO EL SEGUNDO ADAN
la naturaleza humana de Jesucristo no posee ni inclinación al mal ni tendencias al pecado ni propensiones. Originalmente sin mancha ni contaminación ni corrupción y sin las pasiones pecaminosas
Cristo es llamado el segundo Adán. En pureza y santidad, en conexión con Dios y amado por Dios, comenzó donde comenzó el primer Adán> <No había principios corruptos en el primer Adán ni propensiones corruptas o tendencias al mal. Adán era tan impecable como lo eran los ángeles delante del trono de Dios.
¿Por qué es llamado el segundo Adán? Porque ...
<<El tenía que ocupar su posición a la cabeza de la humanidad al tomar su naturaleza pero no la pecaminosidad del hombre>.
El segundo Adán es comparado al primero pero con la naturaleza humana sin pecado que el primer Adán poseía antes de su caída en el pecado. “Debía de comenzar donde el primer Adán había comenzado” Aquí, el adverbio de lugar “donde” abarca el “cómo” y el “cuando”. ¿En qué circunstancias comenzó el primer Adán? En aquellas que no había principios corruptos ni propensiones corruptas o tendencias al mal. Por lo tanto Jesucristo, que debía comenzar en las circunstancias en que comenzó el primer Adán debería ser, sin principios corruptos ni propensiones corruptas ni tendencias al mal.
Es necesario que dilucidemos las diferencias esenciales que existen en cuanto a la naturaleza que originalmente poseía Jesucristo y los demás seres humanos.
Por un lado <<Cristo tomó nuestra naturaleza caída pero no corrupta> pero ya hemos demostrado que la noción caída no tiene el mismo valor aplicada a Jesucristo que al resto de la humanidad porque <Cristo no poseía la misma deslealtad pecaminosa corrupta y caída que nosotros poseemos>.
El ser humano es malo por naturaleza, depravado y con una inclinación natural hacia el mal:
<<Por naturaleza el corazón es malo, y quién hará limpio lo inmundo?> <<Nuestros corazones son depravados por naturaleza>.<<En la vida de todo hombre se manifiesta el resultado de haber comido del árbol del conocimiento del bien y del mal. Hay en su naturaleza una inclinación hacia el mal <<La naturaleza humana fue corrompida en su misma fuente>.
Sin embargo Jesucristo no poseía originalmente una naturaleza corrompida, ni con propensiones ni tendencias ni inclinaciones al mal:
<<Sed cuidadosos, muy cuidadosos acerca de cómo tratáis el tema de la naturaleza humana de Cristo. No lo presentéis ante las personas como un hombre con propensiones al pecado. Es el segundo Adán. El primer Adán fue creado como un ser puro y sin pecado, sin una mancha de pecado sobre él; fue hecho a la imagen de Dios. Podía caer, y cayó por la trasgresión. A causa del pecado sus descendientes nacieron con inherentes tendencias a la desobediencia. Pero Jesucristo era el Hijo unigénito de Dios. Tomó sobre sí mismo la naturaleza humana, y fue tentado en todo, tal como es tentada la naturaleza humana. Podía haber pecado; podía haber caído, pero ni por un instante se manifestó en él propensión al mal. Fue asaltado por tentaciones en el desierto, tal como Adán fue asaltado por tentaciones en el Edén>.
Esta cita es muy importante para los autores. Nótese la llamada de atención. Esta prevención a que se tenga cuidado a cómo se trata el tema de la naturaleza humana de Cristo, no haría falta consignarlo si Cristo en cuanto a su naturaleza humana original fuera en todo como nosotros, pero como ya se nos había dicho eso no puede ser .
“no lo presentéis ante las personas como un hombre con propensiones al pecado”. Antes de seguir adelante preguntémonos ¿qué sería presentarlo como un hombre con propensiones al pecado? Para responder adecuadamente debemos de saber lo que es un hombre con propensiones al pecado
El hecho de que por naturaleza seamos malos y depravados, el pecado del orgullo está labrado en nuestro ser, y ha sido recibido como una herencia . En efecto como consecuencia de la caída de Adán, tenemos una naturaleza pecaminosa que nos hace ser pecadores porque dicha naturaleza está corrompida desde el mismo origen. Esta naturaleza pecaminosa, depravada y corrompida, es la que nos inclina hacia el mal, es la que nos hace tener propensiones hacia el mal de modo irresistible por nosotros mismos.
Lo que quiere decir que las propensiones al pecado es fruto de haber heredado la depravación, la corrupción y de habernos afectado pecaminosamente el pecado de Adán. De ahí que podamos decir que si Jesucristo no tuvo propensiones no posee una naturaleza con propensiones como la nuestra. Y si no tiene propensiones, en un cierto sentido ¿cómo es? y ¿por qué no tiene propensiones? “Es el segundo Adán”.
¿A qué vendría esta especificación de que es el segundo Adán si con ello no se pretendiera explicar a por qué no tiene propensiones al pecado?
“El primer Adán fue creado como un ser puro y sin pecado, sin una mancha de pecado sobre él (...)” “Podía caer y cayó por la trasgresión. A causa del pecado sus descendientes nacieron con inherentes tendencias a la desobediencia. Pero Jesucristo era el Hijo unigénito de Dios”.
Esta última expresión (“pero Jesucristo era el Hijo unigénito de Dios”) se está identificando con la frase “el segundo Adán”. El segundo Adán, se explica a través de lo que era el primer Adán antes del pecado, y lo diferencia de los otros descendientes del primer Adán, una vez que hubo pecado, porque estos nacieron con inherentes tendencias a la desobediencia, pero Jesucristo NO.
Se trataba del segundo Adán que como el primero era puro y sin mancha, y por lo tanto sin propensiones al pecado. Si bien su naturaleza humana fue real como la del primer Adán, podía haber pecado como éste, y las tentaciones fueron en todo como lo son las que experimenta la humanidad, tan reales como las que hicieron sucumbir al primer Adán, “en ningún instante se manifestó propensión en él hacia el mal”.
Las conclusiones son clarificadoras:
1) Jesucristo es como el primer Adán antes del pecado en cuanto a no tener propensiones al pecado o hacia el mal; es sin mancha alguna de pecado.
2) Jesucristo posee una naturaleza realmente humana, como humana era la del primer Adán.
3) Fue tentado en todo y podía ceder a la tentación pudiendo caer en pecado.
Nota: Este artículo es un extracto del libro:
Cuando el Hijo del Hombre venga ¿hallará fe en el Tierra?
La esperanza del Advento paginas 1085-1161
Autor: Antolin Diestre Gil.
Este extracto fue preparado para usted por : Fredy Muy
la naturaleza humana de Jesucristo no posee ni inclinación al mal ni tendencias al pecado ni propensiones. Originalmente sin mancha ni contaminación ni corrupción y sin las pasiones pecaminosas
Cristo es llamado el segundo Adán. En pureza y santidad, en conexión con Dios y amado por Dios, comenzó donde comenzó el primer Adán> <No había principios corruptos en el primer Adán ni propensiones corruptas o tendencias al mal. Adán era tan impecable como lo eran los ángeles delante del trono de Dios.
¿Por qué es llamado el segundo Adán? Porque ...
<<El tenía que ocupar su posición a la cabeza de la humanidad al tomar su naturaleza pero no la pecaminosidad del hombre>.
El segundo Adán es comparado al primero pero con la naturaleza humana sin pecado que el primer Adán poseía antes de su caída en el pecado. “Debía de comenzar donde el primer Adán había comenzado” Aquí, el adverbio de lugar “donde” abarca el “cómo” y el “cuando”. ¿En qué circunstancias comenzó el primer Adán? En aquellas que no había principios corruptos ni propensiones corruptas o tendencias al mal. Por lo tanto Jesucristo, que debía comenzar en las circunstancias en que comenzó el primer Adán debería ser, sin principios corruptos ni propensiones corruptas ni tendencias al mal.
Es necesario que dilucidemos las diferencias esenciales que existen en cuanto a la naturaleza que originalmente poseía Jesucristo y los demás seres humanos.
Por un lado <<Cristo tomó nuestra naturaleza caída pero no corrupta> pero ya hemos demostrado que la noción caída no tiene el mismo valor aplicada a Jesucristo que al resto de la humanidad porque <Cristo no poseía la misma deslealtad pecaminosa corrupta y caída que nosotros poseemos>.
El ser humano es malo por naturaleza, depravado y con una inclinación natural hacia el mal:
<<Por naturaleza el corazón es malo, y quién hará limpio lo inmundo?> <<Nuestros corazones son depravados por naturaleza>.<<En la vida de todo hombre se manifiesta el resultado de haber comido del árbol del conocimiento del bien y del mal. Hay en su naturaleza una inclinación hacia el mal <<La naturaleza humana fue corrompida en su misma fuente>.
Sin embargo Jesucristo no poseía originalmente una naturaleza corrompida, ni con propensiones ni tendencias ni inclinaciones al mal:
<<Sed cuidadosos, muy cuidadosos acerca de cómo tratáis el tema de la naturaleza humana de Cristo. No lo presentéis ante las personas como un hombre con propensiones al pecado. Es el segundo Adán. El primer Adán fue creado como un ser puro y sin pecado, sin una mancha de pecado sobre él; fue hecho a la imagen de Dios. Podía caer, y cayó por la trasgresión. A causa del pecado sus descendientes nacieron con inherentes tendencias a la desobediencia. Pero Jesucristo era el Hijo unigénito de Dios. Tomó sobre sí mismo la naturaleza humana, y fue tentado en todo, tal como es tentada la naturaleza humana. Podía haber pecado; podía haber caído, pero ni por un instante se manifestó en él propensión al mal. Fue asaltado por tentaciones en el desierto, tal como Adán fue asaltado por tentaciones en el Edén>.
Esta cita es muy importante para los autores. Nótese la llamada de atención. Esta prevención a que se tenga cuidado a cómo se trata el tema de la naturaleza humana de Cristo, no haría falta consignarlo si Cristo en cuanto a su naturaleza humana original fuera en todo como nosotros, pero como ya se nos había dicho eso no puede ser .
“no lo presentéis ante las personas como un hombre con propensiones al pecado”. Antes de seguir adelante preguntémonos ¿qué sería presentarlo como un hombre con propensiones al pecado? Para responder adecuadamente debemos de saber lo que es un hombre con propensiones al pecado
El hecho de que por naturaleza seamos malos y depravados, el pecado del orgullo está labrado en nuestro ser, y ha sido recibido como una herencia . En efecto como consecuencia de la caída de Adán, tenemos una naturaleza pecaminosa que nos hace ser pecadores porque dicha naturaleza está corrompida desde el mismo origen. Esta naturaleza pecaminosa, depravada y corrompida, es la que nos inclina hacia el mal, es la que nos hace tener propensiones hacia el mal de modo irresistible por nosotros mismos.
Lo que quiere decir que las propensiones al pecado es fruto de haber heredado la depravación, la corrupción y de habernos afectado pecaminosamente el pecado de Adán. De ahí que podamos decir que si Jesucristo no tuvo propensiones no posee una naturaleza con propensiones como la nuestra. Y si no tiene propensiones, en un cierto sentido ¿cómo es? y ¿por qué no tiene propensiones? “Es el segundo Adán”.
¿A qué vendría esta especificación de que es el segundo Adán si con ello no se pretendiera explicar a por qué no tiene propensiones al pecado?
“El primer Adán fue creado como un ser puro y sin pecado, sin una mancha de pecado sobre él (...)” “Podía caer y cayó por la trasgresión. A causa del pecado sus descendientes nacieron con inherentes tendencias a la desobediencia. Pero Jesucristo era el Hijo unigénito de Dios”.
Esta última expresión (“pero Jesucristo era el Hijo unigénito de Dios”) se está identificando con la frase “el segundo Adán”. El segundo Adán, se explica a través de lo que era el primer Adán antes del pecado, y lo diferencia de los otros descendientes del primer Adán, una vez que hubo pecado, porque estos nacieron con inherentes tendencias a la desobediencia, pero Jesucristo NO.
Se trataba del segundo Adán que como el primero era puro y sin mancha, y por lo tanto sin propensiones al pecado. Si bien su naturaleza humana fue real como la del primer Adán, podía haber pecado como éste, y las tentaciones fueron en todo como lo son las que experimenta la humanidad, tan reales como las que hicieron sucumbir al primer Adán, “en ningún instante se manifestó propensión en él hacia el mal”.
Las conclusiones son clarificadoras:
1) Jesucristo es como el primer Adán antes del pecado en cuanto a no tener propensiones al pecado o hacia el mal; es sin mancha alguna de pecado.
2) Jesucristo posee una naturaleza realmente humana, como humana era la del primer Adán.
3) Fue tentado en todo y podía ceder a la tentación pudiendo caer en pecado.
Nota: Este artículo es un extracto del libro:
Cuando el Hijo del Hombre venga ¿hallará fe en el Tierra?
La esperanza del Advento paginas 1085-1161
Autor: Antolin Diestre Gil.
Este extracto fue preparado para usted por : Fredy Muy