No lo sé. Siempre he creído. Siempre lo he tenido presente desde que tengo uso de razón. No recuerdo ningún día de mi vida que, de una manera u otra, no lo haya tenido presente. Siempre ha estado en mí, siempre he pensado en él y ha estado presente. Eso sí, no siempre lo he conocido como ahora lo conozco. No siempre he tenido una relación tan personal e íntima como ahora la tengo con él. Y no, no he hecho nada para llegar a tener tanta intimidad con él, más allá de aceptar su Palabra, sus Enseñanzas, el Evangelio mismo, como única guía en la que se fundamente mi vida. Ha sido al creer en su Palabra y hacer, en la medida de mis posibilidades y capacidades, aquello que Jesús nos dice y nos enseña, que nuestra relación ha ido creciendo y creciendo y creciendo... hasta enamorarme por completo de él, hasta el punto de ser mi todo. Y no, no he hecho nada más, todo me ha venido de él, sin coste, por nada a cambio, por pura gracia, un regalo inmerecido que he recibido de parte de Dios. Y es por ello que os hablo de él, porque estoy plenamente enamorado, y repleto de su amor igualmente. Por eso creo en Jesús, tan simple como ello; y tan complicado de entender para los que nada quieren saber de él. ¿Y sabes qué? Si él ha obrado y obra así en mí, en ti también lo quiere hacer. También quiere ser igualmente tu mejor amigo. Él es quien te llama, cada día, ahora ya sabes qué tienes que hacer. El Señor te bendiga. ¡Te amo!
Raül Gil – Lectio Divina
Raül Gil – Lectio Divina