Es un delito grave jugar con la salud de las personas.
Si se presenta el medicamento que quitará le enfermedad y lo probamos, o lo vemos, llegando a ver lo contrario, ni lo recomendaríamos, y es más, sería denunciado por falso médico; y encima lo encuentran tomando el nombre de un médico real. Pero no sé qué tendrá el curandero, porque es un curandero clandestino que le siguen caendo clientes, y ahora ha crecido y viene con muchos sucursales.
El curandero también tiene su secta, y pasa desapercibido porque es invisible, y el líder es un astuto con cola larga, el viejo hombre, acusando a los hermanos, día y noche.
Mas ahora, el Señor nos ha visitado, y por sus llagas hemos sido sanados, ¿por qué seguimos hablando como enfermo?, ¿por qué seguimos padeciendo?, o ¿por qué seguimos presentando los mismos síntomas?
Respuesta: Porque nos hemos ejercitado tanto en la situación, y usando la Biblia a favor, que nos ha incapacitando durante siglos y siglos a no ver la cura que está a nuestro alcance, en nuestros narices; tenemos al médico viviendo en la casa y no lo vemos. Porque esperamos a otro, postergando así la situación y con ello contaminando al que se nos cruce en el camino, aumentando así el mal en el mundo o peor, en la cual no nos sentimos a gusto, pero ya la adicción está. ¿Y así queremos estar con el Señor, sin santidad? O cambiamos nuestra manera de pensar, o a la mala aprenderemos llevando el aguijón hasta el fin del mundo.
Si se presenta el medicamento que quitará le enfermedad y lo probamos, o lo vemos, llegando a ver lo contrario, ni lo recomendaríamos, y es más, sería denunciado por falso médico; y encima lo encuentran tomando el nombre de un médico real. Pero no sé qué tendrá el curandero, porque es un curandero clandestino que le siguen caendo clientes, y ahora ha crecido y viene con muchos sucursales.
El curandero también tiene su secta, y pasa desapercibido porque es invisible, y el líder es un astuto con cola larga, el viejo hombre, acusando a los hermanos, día y noche.
Mas ahora, el Señor nos ha visitado, y por sus llagas hemos sido sanados, ¿por qué seguimos hablando como enfermo?, ¿por qué seguimos padeciendo?, o ¿por qué seguimos presentando los mismos síntomas?
Respuesta: Porque nos hemos ejercitado tanto en la situación, y usando la Biblia a favor, que nos ha incapacitando durante siglos y siglos a no ver la cura que está a nuestro alcance, en nuestros narices; tenemos al médico viviendo en la casa y no lo vemos. Porque esperamos a otro, postergando así la situación y con ello contaminando al que se nos cruce en el camino, aumentando así el mal en el mundo o peor, en la cual no nos sentimos a gusto, pero ya la adicción está. ¿Y así queremos estar con el Señor, sin santidad? O cambiamos nuestra manera de pensar, o a la mala aprenderemos llevando el aguijón hasta el fin del mundo.