OFRENDA DIGNA
En la quietud cuando duermo
mi alma despierta, serena y pura,
siente tu presencia, etérea y tibia.
No es lo mismo lo que tu mereces
a mi capacidad de ofrecerte.
Quiero que mi ofrenda sea una muestra
del don que me diste puesto en tu mesa.
Dame sabiduría para saber depurar
el verso cojo del cliché,
o la frase ciega de la ambigüedad sin propósito
o el verso enfermo de ego
o el excesivo adorno que estorbe
a la belleza que propone.
Que mis versos de alabanza
sean de honra ¡Oh Padre mío!
Y de reverente adoración
¡Oh mi Señor!
No quiero ofrecer pan inmundo
y si también escribo para el mundo,
que el diezmo de mis escritos
sea lo mejor de mí.
Hay poetas consagrados
que descuidan su progenitura
escribiendo de otras cosas.
Pero, así como Jacob agradó
a su padre con un guiso,
yo que tengo menos que dar
te pido los ingredientes,
para cocinar mi poesía a tu buen gusto
y bendigas mis escritos.
Lo que yo puedo ofrecerte
es toda mi disposición de agradarte,
renueva mi capacidad de hacerlo
pues mi mayor deseo es tu complacencia.
Arquímides Valmore Guillén
“Habéis además dicho: ¡Oh, qué fastidio es esto!
y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos;
y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo,
y presentasteis ofrenda.
¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová”.
Malaquías 1:13.
y me despreciáis, dice Jehová de los ejércitos;
y trajisteis lo hurtado, o cojo, o enfermo,
y presentasteis ofrenda.
¿Aceptaré yo eso de vuestra mano? dice Jehová”.
Malaquías 1:13.
En la quietud cuando duermo
mi alma despierta, serena y pura,
siente tu presencia, etérea y tibia.
No es lo mismo lo que tu mereces
a mi capacidad de ofrecerte.
Quiero que mi ofrenda sea una muestra
del don que me diste puesto en tu mesa.
Dame sabiduría para saber depurar
el verso cojo del cliché,
o la frase ciega de la ambigüedad sin propósito
o el verso enfermo de ego
o el excesivo adorno que estorbe
a la belleza que propone.
Que mis versos de alabanza
sean de honra ¡Oh Padre mío!
Y de reverente adoración
¡Oh mi Señor!
No quiero ofrecer pan inmundo
y si también escribo para el mundo,
que el diezmo de mis escritos
sea lo mejor de mí.
Hay poetas consagrados
que descuidan su progenitura
escribiendo de otras cosas.
Pero, así como Jacob agradó
a su padre con un guiso,
yo que tengo menos que dar
te pido los ingredientes,
para cocinar mi poesía a tu buen gusto
y bendigas mis escritos.
Lo que yo puedo ofrecerte
es toda mi disposición de agradarte,
renueva mi capacidad de hacerlo
pues mi mayor deseo es tu complacencia.
Arquímides Valmore Guillén