Plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro.
No sé quien dijo que durante tu vida debías conseguir estas tres cosas. Contemplado a primera vista, es bien fácil conseguir esto. ¿Esto puede ser la razón y el fin de la vida?
Para la gente sencilla, que sirve de correa de transmisión de la vida, puede ser correcta la visión literal de la frase. Es gente que nace, se reproduce y muere. En medio puede incluso mejorar algo el planeta. ¿Es esto la razón y fin de la vida?.
Pero si vemos el sentido oculto de la frase, la cosa ya es más difícil. Para ello tenemos que resolver qué quería decir el autor con cada extremo de la frase.
“Plantar un árbol” en una segunda visión quiere decir que plantemos lo que somos. ¿Qué somos en realidad? Árboles. Árboles de carne y de sangre. Árboles con la posibilidad de movimiento, pero al fin y al cabo árboles. Debemos plantar un árbol, es decir tener un hijo. Al menos uno.
“Tener un hijo” en una segunda visión más profunda quiere decir que desarrollemos al hijo que llevamos dentro. Que demos fruto. ¿Cuál puede ser el fruto del hombre? El Hijo del hombre. Quiere decir que dejemos madurar a nuestro espíritu para que se pueda convertir en sí mismo. En yo mismo. Quiere decir que aceptemos al Espíritu Santo en nosotros y lo dejemos crecer como semilla de mostaza. Que nos convirtamos en árboles donde ese fruto pueda madurar y crecer. Que apartemos todo lo que dificulte u obstruya ese crecimiento. Una vez conseguido esto puede observarse lo que decía Jesús "Por sus frutos los conoceréis” En el transcurso de esta transformación el hombre pasa de ser hombre a ser ser humano y después a ser Hijo del hombre. Es dejar crecer a lo más auténtico de nosotros mismos.
“Escribir un libro” es en realidad eso, escribir el proceso de forma que el hombre normal pueda entenderlo y empezar por sí mismo ese proceso. Es incentivarlo. Es allanar el camino. Es quitar las piedras de tropiezo. Es aliviarlo. Es enseñar sus veredas. Es indicar los caminos que no tienen salida. Es anunciarlo. Y es una forma de indicar que ES POSIBLE. Que se puede hacer. Que alguien lo ha hecho. Que en medio de las dificultades, del sufrimiento y del dolor, ese proceso sigue su camino. Sigue adelante.
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No sé quien dijo que durante tu vida debías conseguir estas tres cosas. Contemplado a primera vista, es bien fácil conseguir esto. ¿Esto puede ser la razón y el fin de la vida?
Para la gente sencilla, que sirve de correa de transmisión de la vida, puede ser correcta la visión literal de la frase. Es gente que nace, se reproduce y muere. En medio puede incluso mejorar algo el planeta. ¿Es esto la razón y fin de la vida?.
Pero si vemos el sentido oculto de la frase, la cosa ya es más difícil. Para ello tenemos que resolver qué quería decir el autor con cada extremo de la frase.
“Plantar un árbol” en una segunda visión quiere decir que plantemos lo que somos. ¿Qué somos en realidad? Árboles. Árboles de carne y de sangre. Árboles con la posibilidad de movimiento, pero al fin y al cabo árboles. Debemos plantar un árbol, es decir tener un hijo. Al menos uno.
“Tener un hijo” en una segunda visión más profunda quiere decir que desarrollemos al hijo que llevamos dentro. Que demos fruto. ¿Cuál puede ser el fruto del hombre? El Hijo del hombre. Quiere decir que dejemos madurar a nuestro espíritu para que se pueda convertir en sí mismo. En yo mismo. Quiere decir que aceptemos al Espíritu Santo en nosotros y lo dejemos crecer como semilla de mostaza. Que nos convirtamos en árboles donde ese fruto pueda madurar y crecer. Que apartemos todo lo que dificulte u obstruya ese crecimiento. Una vez conseguido esto puede observarse lo que decía Jesús "Por sus frutos los conoceréis” En el transcurso de esta transformación el hombre pasa de ser hombre a ser ser humano y después a ser Hijo del hombre. Es dejar crecer a lo más auténtico de nosotros mismos.
“Escribir un libro” es en realidad eso, escribir el proceso de forma que el hombre normal pueda entenderlo y empezar por sí mismo ese proceso. Es incentivarlo. Es allanar el camino. Es quitar las piedras de tropiezo. Es aliviarlo. Es enseñar sus veredas. Es indicar los caminos que no tienen salida. Es anunciarlo. Y es una forma de indicar que ES POSIBLE. Que se puede hacer. Que alguien lo ha hecho. Que en medio de las dificultades, del sufrimiento y del dolor, ese proceso sigue su camino. Sigue adelante.
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