Píldoras de azúcar (JL Sansaloni)
Lectura: Lucas 18:9-14
A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres. . . . --Lucas 18:11.
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Los estudios han demostrado que las píldoras de azúcar, o placebos, en realidad pueden aliviar los síntomas si una persona enferma cree que son un medicamento efectivo. Algunas investigaciones demostraron que muchas personas las consideraron útiles incluso después de saber que las píldoras eran placebos.
Esto ilustra que una creencia puede ser efectiva temporalmente aun cuando esté fundada en algo que no es verdad. Piensa en las pasmosas implicaciones que esto tiene en la fe religiosa. De la misma manera en que las píldoras de azúcar pueden proporcionar alivio temporal, las creencias erróneas sobre Dios pueden dar como resultado sentimientos falsos de paz y felicidad. Cuando esto pasa, una persona podría no sentir la necesidad de confiar en Cristo como Salvador del pecado.
El fariseo de Lucas 18 es un ejemplo de alguien que se tragó unas ideas sobre sí mismo que lo hacían sentirse cerca de Dios. Convencido de que eran verdad, tenía un falso sentido de bienestar, confianza y felicidad. No obstante, su verdadera condición espiritual seguía siendo muy mala. Se felicitó a sí mismo delante de Dios, pero el único que salió curado aquel día fue el pecador arrepentido que vio la verdad sobre sí mismo y clamó al Señor por misericordia.
Las creencias erróneas sobre Dios y el pecado pueden parecer que dan resultado, pero nunca dependas de ellas, el que tu te hagas la verdad a tu manera o la aceptes de otros que aseguran hablar en nombre de Dios, no va cambiar la Verdad Divina. La única cura para el pecado se halla en conocer a Cristo mediante Su Palabra. Él si que da alivio permanente y no ninguna pildorita de azucar.
LOS SENTIMIENTOS POR SI SOLOS, NO SUSTITUYEN A LOS HECHOS NI A LA FE.
En amor cristiano
JL Sansaloni
Lectura: Lucas 18:9-14
A unos que confiaban en sí mismos como justos, y menospreciaban a los otros, dijo también esta parábola: 10Dos hombres subieron al templo a orar: uno era fariseo, y el otro publicano. 11El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; 12ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano. 13Mas el publicano, estando lejos, no quería ni aun alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: Dios, sé propicio a mí, pecador. 14Os digo que éste descendió a su casa justificado antes que el otro; porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla será enaltecido.
El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres. . . . --Lucas 18:11.
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Los estudios han demostrado que las píldoras de azúcar, o placebos, en realidad pueden aliviar los síntomas si una persona enferma cree que son un medicamento efectivo. Algunas investigaciones demostraron que muchas personas las consideraron útiles incluso después de saber que las píldoras eran placebos.
Esto ilustra que una creencia puede ser efectiva temporalmente aun cuando esté fundada en algo que no es verdad. Piensa en las pasmosas implicaciones que esto tiene en la fe religiosa. De la misma manera en que las píldoras de azúcar pueden proporcionar alivio temporal, las creencias erróneas sobre Dios pueden dar como resultado sentimientos falsos de paz y felicidad. Cuando esto pasa, una persona podría no sentir la necesidad de confiar en Cristo como Salvador del pecado.
El fariseo de Lucas 18 es un ejemplo de alguien que se tragó unas ideas sobre sí mismo que lo hacían sentirse cerca de Dios. Convencido de que eran verdad, tenía un falso sentido de bienestar, confianza y felicidad. No obstante, su verdadera condición espiritual seguía siendo muy mala. Se felicitó a sí mismo delante de Dios, pero el único que salió curado aquel día fue el pecador arrepentido que vio la verdad sobre sí mismo y clamó al Señor por misericordia.
Las creencias erróneas sobre Dios y el pecado pueden parecer que dan resultado, pero nunca dependas de ellas, el que tu te hagas la verdad a tu manera o la aceptes de otros que aseguran hablar en nombre de Dios, no va cambiar la Verdad Divina. La única cura para el pecado se halla en conocer a Cristo mediante Su Palabra. Él si que da alivio permanente y no ninguna pildorita de azucar.
LOS SENTIMIENTOS POR SI SOLOS, NO SUSTITUYEN A LOS HECHOS NI A LA FE.
En amor cristiano
JL Sansaloni