"Perdónanos..., así como nosotros perdonamos"

30 Noviembre 1998
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Me pareció excelente el mesurado y objetivo análisis que se hace del pedido de perdón del Papa, por eso lo transcribo para los interesados en leerlo.

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Autor: J. Rovira, cmf.

El pasado día 12 de Marzo se ha celebrado en la Basílica de San Pedro la "Jornada del Perdón", presidida por el Papa. Sin duda ha sido, al menos hasta ahora, la celebración más valiente y atrevida de este Año Santo. Confieso que yo, que no tengo costumbre de emocionarme fácilmente..., llegó un momento en que "casi" lo hice:
cuando, después de las siete peticiones de perdón, el viejo Papa, que con fatiga y temblando continuaba apoyándose de pie agarrado con las dos manos en el báculo montiniano, se acercó arrastrando los pies hasta el Crucifijo puesto ante el altar, lo besó, se quedó unos momentos en silencio apoyando su mejilla izquierda en la piernas del Hijo del Hombre, y finalmente levantó una mirada fugaz hacia arriba, desde donde el Señor le contemplaba con el rostro sereno que le dió el escultor del siglo XIV. Y digo que me emocionó porque (podrá parecer obvio) me pareció sincero...

Se sabe que esta celebración Juan Pablo la soñó y la anunció ya en 1994, pensando en este año y hablando a los
cardenales. Se sabe también que entonces y ahora han habido Excelentes e incluso Eminentes hermanos nuestros en la fe (y probablemente también no pocos de los de a pie) que no estaban de acuerdo o, con otras
palabras, no les parecía oportuno el gesto porque, entre otras cosas, se prestaba a interpretaciones negativas, a abusos o a perder prestigio la famosa "imagen de la Iglesia"...

Se sabe que el texto explicativo previo, preparado por la Comisión Teológica Internacional, y que ha acompañado al hecho, no ha sido fácil y ha tenido que ser precisado y limado repetidas veces...

A pesar de ello, como en otras ocasiones, este Papa no ha cedido y al final se ha celebrado.
Tiene la "tozudez" de quien siente la certeza interior a pesar de las "prudencias" recomendadas por otros...

Y ha pedido perdón por los pecados nuestros (de la Iglesia) del pasado y del presente; al mismo tiempo, ha ofrecido perdón a quien ha pecado contra los cristianos en el pasado y en el presente.
Sin pretender con ello convertirse en el nuevo Inquisidor de la Inquisición de otros tiempos, ni arrogarse el juicio de las conciencias que -como dijo en la homilía- compete solo a Dios.

Las dudas y perplejidades de algunos (sin contar el entusiasmo de muchos) me ha recordado un hecho que presencié en la misma Basílica de San Pedro cuando, en una de las celebraciones finales del concilio Vaticano II, Pablo VI pidió públicamente perdón por los pecados de la Iglesia con motivo de la excomunión de los orientales en 1054, y la suprimió.
Alguien a mi lado murmuró con desagrado y en voz alta: "¡El Papa no debería humillarse de esta manera!". Recuerdo que mi reacción fue:
"¿Habrá leído este señor alguna vez aquello del Evangelio de que tenemos que pedir perdón por nuestros pecados si queremos ser perdonados?".
¿No repetimos todos los días, y más de una vez, aquello de:
"Perdónanos nuestras ofensas así como nosotros perdonamos a los que nos ofenden"?... Le decimos a Dios nada menos ¡que tome ejemplo de nosotros!... ¡Qué cara!... Esperemos que no nos lo tome al pie de la letra, de lo contrario estamos apañados...
¡Menos mal que ya nos conoce y sabe qué peso merecen nuestras palabras!... Con el "Padrenuestro", Jesús nos puso entre la espada y la pared porque, en todo caso, debía habernos enseñado otro tipo de texto: "Ayúdanos a perdonar lo más posible a los que nos ofenden, así como Tú en cambio nos perdonas siempre"...

En la celebración del día 12, las siete peticiones de perdón fueron leídas en el momento de la "Oración de los Fieles", por siete representantes de "grueso calibre" de la Curia Romana:
el africano cardenal Gantin (Decano del Colegio de cardenales), el alemán cardenal Ratzinger (Prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, ex-Santo Oficio, heredera de la Inquisición), el francés cardenal Etchegaray (responsable supremo del Jubileo y, en particular, de esta celebración, entusiasta desde el principio de esta iniciativa del Papa), el australiano
cardenal Cassidy (Presidente del Secretariado para la Unión de los cristianos), el nigeriano cardenal Arinze (Presidente del Secretariado para el Diálogo Interreligioso), y dos Obispos: el vietnamita Van Thuan (Presidente del Consejo "Justicia y Paz", el cual -ironías de la suerte- ha pedido perdón por los pecados de los cristianos contra la justicia, y él estuvo quince años en las cárceles comunistas por su fe) y el japonés Hamao (del Dicasterio para los Emigrantes).

Mientras iban leyendo (o rezando) me acordaba, no sólo de lo sucedido siglos atrás (que si las Cruzadas, la Inquisición, la quema de herejes, las guerras de religión y las conversiones forzadas, el desprecio de los judíos, las injusticias sociales, la esclavitud y el poco respeto y consideración tenidos a la mujer, etc.)...,
sino también de los muchos santos habidos y conocidos (los Francisco de Asís, Francisco Javier, Francisco de Sales, Domingo de Guzmán, Teresa de Avila, Rosa de Lima, Ignacio de Loyola, Clara de Asís, Antonio María Claret, Juan Bautista Vianney, Juan Bosco, Joaquina de Vedruna, etc.) y de los infinitos que desconocemos..., cuya historia, sangre y cenizas, se han mezclado con las de tantos pecadores, dando como resultado esta "casta prostituta" que es nuestra Iglesia, como decían los antiguos Padres..., y como ha sucedido siempre...

Y pensaba en ciertos pecados más recientes como (entre otros muchos) las injusticias cometidas hace pocos decenios contra otra gente de buena voluntad (los Congar, De lubac, Von Balthasar, Daniélou, Rahner, etc.), los cuales fueron durante largo tiempo
acusados, sospechados o entredichos, después pasaron a ser los grandes teólogos del Vaticano II y de la nueva juventud de la Iglesia actual, y, al final, a algunos de ellos incluso se les nombró cardenales para reparar la incomprensión y las injusticias sufridas por parte de la Iglesia oficial, y agradecerles la ciencia, la visión de futuro y el espíritu cristiano con que aceptaron su fidelidad al Espíritu y a la Iglesia... Y, al final de todo, me preguntaba:

"Y ¿cuántos son los pecados que todavía nos faltan por cometer en los siglos que vendrán?"..., como ha sucedido siempre... Pero, me consolaba el pensar que no solamente habrá pecadores, sino también una multitud inmensa que nadie podrá contar de cristianos arrepentidos, de otros que cojearán entre el bien y el mal, y otros incontables que derramarán a su alrededor y luego detrás de sí el "buen perfume" de Cristo..., como ha sucedido siempre...

La vida de la comunidad cristiana ha sido y será siempre un Rosario en el que se repetirán incesantemente, hasta el final de los tiempos, el Diostesalve y la Santamaría del Magnificat y del Miserere...

Arrivederci!
 
Webmaster, insisto, estamos perdiendo dinero a manos llenas.
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Cuando la totalidad de los cardenales que forman la Curia romana hagan una declaración individual y colectiva como “cuerpo gobernante” de que venden todo lo que posee el Vaticano y en un acto público donen los beneficios a los pueblos más pobres del mundo, será cuando empezarán a tener credibilidad, no solo ante los que opinamos diferente; sino ante los millones de personas en el mundo que no ven que ni el Papa ni la Iglesia Católica sean los representantes de Cristo en la tierra.


CRISTO NO OBRARIA ASÍ ; EL NO VINO A NACER EN UN PALACIO, SINO EN UN HUMILDE PESEBRE.


"El que tenga oídos para oír oiga”

Maripaz
 
Maripaz:

A mí también me gustaría ver más pobreza y humildad en el Vaticano.
Al menos el Papa, NO PODEMOS NEGAR QUE HACE SU TRABAJO.
Después del pedido de perdón reciente, poco lugar queda para cualquier tipo de soberbia.

Cómo funciona la Curia, es tema para discutir.
Ella no forma parte de la esencia de la Iglesia, es parte de su organización que evoluciona con el paso del tiempo, yo en particular pienso que necesita una proffunda renovación para hacerla más evangélica, con menos compromiso con los poderosos.
Pero la cosa no es fácil.
El mundo se mete siempre en todas las iglesia cristianas.

Pero, también se hace LEYENDA de este asunto de las riquezas del Vaticano.
En su mayor parte son bienes culturales y artísticos, que de venderse irían a parar a coleccionistas privados, que luego montarían su propio negocio.
Al menos, ahora están a disposición del público.

Todo esto no invalida al Magisterio, aunque es cierto que lo hace menos creíble a los ojos del mundo.




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Ev. San Mateo cap. 28,18-20
Acercándose, Jesús les dijo: "Yo he recibido todo poder en el cielo y en la tierra.
Vayan, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos
en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo,
y enseñándoles a cumplir todo lo que yo les he mandado. Y yo estaré
siempre con ustedes hasta el fin del mundo".

Juan Manuel
 
Hermana MARIPAZ: En ocasiones he pensado
cuánto podría contribuir España en el buen
concierto político universal (y con América
Latina lo viene haciendo muy bien), y en el
religioso inclusive, pasando de las palabras
a los hechos. Si yo fuera español, me sentiría orgullo de que el Reino Unido
devolviera Gibraltar a España, aunque a cambio cediera los enclaves africanos de
Ceuta y Melilla a Marruecos. De igual modo,
y si fuera católico, promovería la devolución
de la mezquita de Córdoba al Islam, a cambio
de la suya (la Cúpula de la Roca) en
Jerusalem, para que allí los judíos puedan
construir su Templo. De este modo, el perdón
del Papa por los judíos y musulmanes de otras
épocas perseguidos por la Iglesia, tendría
aquí un incuestionable viso de autenticidad.
Los protestantes, no se me ocurre nada ahora
por lo que pudiésemos recibir restitución, y
es posible que nos contentáramos con eso.
Ricardo.