Creo no errar demasiado si afirmo que, o bien la totalidad, o por lo menos la inmensa mayoría de los que participamos en este foro creemos en Dios y en Jesús, y que además —y como algo que posee una importancia “superior”— admitimos los textos bíblico, a la Biblia.
Y me animaría también a asegurar, que la principal preocupación que tenemos se relaciona con lo que llamaríamos “el más allá”, la vida futura, es decir, no tanto lo que nos toque vivir durante el período en que transitemos por este convulsionado planeta, sino lo que ocurrirá luego de nuestra partida, de nuestra muerte.
Pues bien; siendo así, les diré que me llama la atención algo que sucede constantemente, tanto aquí, en este Foro, como también en una significativa parte de nuestras vidas (por lo menos ocurre en la mía, aunque estoy convencido de que es algo “bastante” generalizado), ya que en lugar de atender a esa última cuestión parece que ponemos el acento en otro tipo de aspectos, circunstancia que me hace preguntar si realmente creemos en el Evangelio, en la palaba de Jesús, o si por el contrario pensamos que Él nos engañó, que nos mintió.
Y como estoy seguro de que más de uno de los que puedan tener la amabilidad de leer estas líneas, dirán algo parecido a: «¡cómo puede este tipo decir semejante cosa!», me adelanto y me pregunto —y les pregunto a ustedes— cuál es el motivo por el que la inmensa mayoría de los temas que se traen a debate en este Foro, no hacen “tanta” referencia a lo que mencionó Jesús sobre ese aspecto, sino que plantean cuestiones a las que llamaría “doctrinarias”, es decir, temas relacionados con las creencias que cada uno tiene, o deja de tener.
Pero hay aún algo más, y que incluso me parece más grave todavía, ya que advierto que en muchas oportunidades se pone énfasis en aspectos a los que denominaría como de una “condena lapidaria” para quienes poseen “tales” o “cuales” pensamientos o creencias, y que obviamente son distintos a los que poseen quienes auguran semejante “trágico destino final” para los que osan sostenerlos.
Y para precisar con mayor exactitud lo que deseo expresar, me permito transcribir seguidamente el pasaje del Evangelio que me parece que se nos olvida constantemente, y que dice así: «Cuando este Hombre venga con su esplendor acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria y reunirán ante él a todos los pueblos. El separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras, y pondrá a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: Vengan, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era forastero y me recogieron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel y fueron a verme. Entonces los justos le replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo llegaste como forastero y te recogimos o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les contestará: Se lo aseguro: Cada vez que lo hicieron con uno de estos hermanos míos tan pequeños, lo hicieron conmigo. Después dirá a los de la izquierda: Apártense de mí, malditos, vayan al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, Porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, era forastero y no me recogieron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel y no me visitaron. Entonces también éstos replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos? Y él les contestará: Se lo aseguro: Cada vez que dejaron de hacerlo con uno de estos tan pequeños, dejaron de hacerlo conmigo. Estos irán al castigo definitivo y los justos a la vida definitiva.» (Mt.25,31-46)
Dejo aclarado que he utilizado ese texto por cuanto es el único que poseo en mi computadora, pero cada uno puede leerlo en la Biblia que utilice normalmente, y les diré que se los recomiendo especialmente ya que estoy seguro de que —palabra más, palabra menos— resultará bastante parecido al que he copiado.
Y procurando no extenderme demasiado, simplemente diré que parece que de ese pasaje surge con bastante claridad, que ni siquiera resultará relevante qué actitud moral se tuvo en la vida y otras cosas por el estilo, pero como ese tipo de cuestiones puede generar demasiados conflictos, me referiré especialmente a lo que encuentro más significativo en ese pasaje bíblico, ya que es muy claro al señalar que ni siquiera se consultará con respecto a si en la vida se fue, o no, cristiano, y ni siquiera se hace mención a si seremos consultados con respecto a si creíamos, o no, en Dios. Nada de eso, lo único que parece resultará importante es si en la vida hemos actuado con solidaridad, con misericordia, o si lo hicimos en forma egoísta.
Es decir, que si el ateo más fanático que pudiese existir, durante su vida actúa de forma solidaria, parece que tendrá mayor chance de ir al paraíso que aquel que vivió de forma egoísta, por más que pudiese ser (por lo menos aparentemente) el más “religioso” del mundo, o incluso el defensor más acérrimo de la “doctrina más exacta” que podamos buscar.
Creo que es interesante pensar un poco en eso, ¿no les parece?
Cordiales saludos
MARANA-THA
Mario
Y me animaría también a asegurar, que la principal preocupación que tenemos se relaciona con lo que llamaríamos “el más allá”, la vida futura, es decir, no tanto lo que nos toque vivir durante el período en que transitemos por este convulsionado planeta, sino lo que ocurrirá luego de nuestra partida, de nuestra muerte.
Pues bien; siendo así, les diré que me llama la atención algo que sucede constantemente, tanto aquí, en este Foro, como también en una significativa parte de nuestras vidas (por lo menos ocurre en la mía, aunque estoy convencido de que es algo “bastante” generalizado), ya que en lugar de atender a esa última cuestión parece que ponemos el acento en otro tipo de aspectos, circunstancia que me hace preguntar si realmente creemos en el Evangelio, en la palaba de Jesús, o si por el contrario pensamos que Él nos engañó, que nos mintió.
Y como estoy seguro de que más de uno de los que puedan tener la amabilidad de leer estas líneas, dirán algo parecido a: «¡cómo puede este tipo decir semejante cosa!», me adelanto y me pregunto —y les pregunto a ustedes— cuál es el motivo por el que la inmensa mayoría de los temas que se traen a debate en este Foro, no hacen “tanta” referencia a lo que mencionó Jesús sobre ese aspecto, sino que plantean cuestiones a las que llamaría “doctrinarias”, es decir, temas relacionados con las creencias que cada uno tiene, o deja de tener.
Pero hay aún algo más, y que incluso me parece más grave todavía, ya que advierto que en muchas oportunidades se pone énfasis en aspectos a los que denominaría como de una “condena lapidaria” para quienes poseen “tales” o “cuales” pensamientos o creencias, y que obviamente son distintos a los que poseen quienes auguran semejante “trágico destino final” para los que osan sostenerlos.
Y para precisar con mayor exactitud lo que deseo expresar, me permito transcribir seguidamente el pasaje del Evangelio que me parece que se nos olvida constantemente, y que dice así: «Cuando este Hombre venga con su esplendor acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria y reunirán ante él a todos los pueblos. El separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras, y pondrá a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: Vengan, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era forastero y me recogieron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel y fueron a verme. Entonces los justos le replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo llegaste como forastero y te recogimos o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les contestará: Se lo aseguro: Cada vez que lo hicieron con uno de estos hermanos míos tan pequeños, lo hicieron conmigo. Después dirá a los de la izquierda: Apártense de mí, malditos, vayan al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, Porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, era forastero y no me recogieron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel y no me visitaron. Entonces también éstos replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos? Y él les contestará: Se lo aseguro: Cada vez que dejaron de hacerlo con uno de estos tan pequeños, dejaron de hacerlo conmigo. Estos irán al castigo definitivo y los justos a la vida definitiva.» (Mt.25,31-46)
Dejo aclarado que he utilizado ese texto por cuanto es el único que poseo en mi computadora, pero cada uno puede leerlo en la Biblia que utilice normalmente, y les diré que se los recomiendo especialmente ya que estoy seguro de que —palabra más, palabra menos— resultará bastante parecido al que he copiado.
Y procurando no extenderme demasiado, simplemente diré que parece que de ese pasaje surge con bastante claridad, que ni siquiera resultará relevante qué actitud moral se tuvo en la vida y otras cosas por el estilo, pero como ese tipo de cuestiones puede generar demasiados conflictos, me referiré especialmente a lo que encuentro más significativo en ese pasaje bíblico, ya que es muy claro al señalar que ni siquiera se consultará con respecto a si en la vida se fue, o no, cristiano, y ni siquiera se hace mención a si seremos consultados con respecto a si creíamos, o no, en Dios. Nada de eso, lo único que parece resultará importante es si en la vida hemos actuado con solidaridad, con misericordia, o si lo hicimos en forma egoísta.
Es decir, que si el ateo más fanático que pudiese existir, durante su vida actúa de forma solidaria, parece que tendrá mayor chance de ir al paraíso que aquel que vivió de forma egoísta, por más que pudiese ser (por lo menos aparentemente) el más “religioso” del mundo, o incluso el defensor más acérrimo de la “doctrina más exacta” que podamos buscar.
Creo que es interesante pensar un poco en eso, ¿no les parece?
Cordiales saludos
MARANA-THA
Mario