¿PENSAMOS QUE JESÚS NOS MINTIÓ?

Creo no errar demasiado si afirmo que, o bien la totalidad, o por lo menos la inmensa mayoría de los que participamos en este foro creemos en Dios y en Jesús, y que además —y como algo que posee una importancia “superior”— admitimos los textos bíblico, a la Biblia.

Y me animaría también a asegurar, que la principal preocupación que tenemos se relaciona con lo que llamaríamos “el más allá”, la vida futura, es decir, no tanto lo que nos toque vivir durante el período en que transitemos por este convulsionado planeta, sino lo que ocurrirá luego de nuestra partida, de nuestra muerte.

Pues bien; siendo así, les diré que me llama la atención algo que sucede constantemente, tanto aquí, en este Foro, como también en una significativa parte de nuestras vidas (por lo menos ocurre en la mía, aunque estoy convencido de que es algo “bastante” generalizado), ya que en lugar de atender a esa última cuestión parece que ponemos el acento en otro tipo de aspectos, circunstancia que me hace preguntar si realmente creemos en el Evangelio, en la palaba de Jesús, o si por el contrario pensamos que Él nos engañó, que nos mintió.

Y como estoy seguro de que más de uno de los que puedan tener la amabilidad de leer estas líneas, dirán algo parecido a: «¡cómo puede este tipo decir semejante cosa!», me adelanto y me pregunto —y les pregunto a ustedes— cuál es el motivo por el que la inmensa mayoría de los temas que se traen a debate en este Foro, no hacen “tanta” referencia a lo que mencionó Jesús sobre ese aspecto, sino que plantean cuestiones a las que llamaría “doctrinarias”, es decir, temas relacionados con las creencias que cada uno tiene, o deja de tener.

Pero hay aún algo más, y que incluso me parece más grave todavía, ya que advierto que en muchas oportunidades se pone énfasis en aspectos a los que denominaría como de una “condena lapidaria” para quienes poseen “tales” o “cuales” pensamientos o creencias, y que obviamente son distintos a los que poseen quienes auguran semejante “trágico destino final” para los que osan sostenerlos.

Y para precisar con mayor exactitud lo que deseo expresar, me permito transcribir seguidamente el pasaje del Evangelio que me parece que se nos olvida constantemente, y que dice así: «Cuando este Hombre venga con su esplendor acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria y reunirán ante él a todos los pueblos. El separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras, y pondrá a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: Vengan, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era forastero y me recogieron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel y fueron a verme. Entonces los justos le replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo llegaste como forastero y te recogimos o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les contestará: Se lo aseguro: Cada vez que lo hicieron con uno de estos hermanos míos tan pequeños, lo hicieron conmigo. Después dirá a los de la izquierda: Apártense de mí, malditos, vayan al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, Porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, era forastero y no me recogieron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel y no me visitaron. Entonces también éstos replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos? Y él les contestará: Se lo aseguro: Cada vez que dejaron de hacerlo con uno de estos tan pequeños, dejaron de hacerlo conmigo. Estos irán al castigo definitivo y los justos a la vida definitiva.» (Mt.25,31-46)


Dejo aclarado que he utilizado ese texto por cuanto es el único que poseo en mi computadora, pero cada uno puede leerlo en la Biblia que utilice normalmente, y les diré que se los recomiendo especialmente ya que estoy seguro de que —palabra más, palabra menos— resultará bastante parecido al que he copiado.

Y procurando no extenderme demasiado, simplemente diré que parece que de ese pasaje surge con bastante claridad, que ni siquiera resultará relevante qué actitud moral se tuvo en la vida y otras cosas por el estilo, pero como ese tipo de cuestiones puede generar demasiados conflictos, me referiré especialmente a lo que encuentro más significativo en ese pasaje bíblico, ya que es muy claro al señalar que ni siquiera se consultará con respecto a si en la vida se fue, o no, cristiano, y ni siquiera se hace mención a si seremos consultados con respecto a si creíamos, o no, en Dios. Nada de eso, lo único que parece resultará importante es si en la vida hemos actuado con solidaridad, con misericordia, o si lo hicimos en forma egoísta.

Es decir, que si el ateo más fanático que pudiese existir, durante su vida actúa de forma solidaria, parece que tendrá mayor chance de ir al paraíso que aquel que vivió de forma egoísta, por más que pudiese ser (por lo menos aparentemente) el más “religioso” del mundo, o incluso el defensor más acérrimo de la “doctrina más exacta” que podamos buscar.

Creo que es interesante pensar un poco en eso, ¿no les parece?

Cordiales saludos

MARANA-THA

Mario
 
Creo no errar demasiado si afirmo que, o bien la totalidad, o por lo menos la inmensa mayoría de los que participamos en este foro creemos en Dios y en Jesús, y que además —y como algo que posee una importancia “superior”— admitimos los textos bíblico, a la Biblia.

Y me animaría también a asegurar, que la principal preocupación que tenemos se relaciona con lo que llamaríamos “el más allá”, la vida futura, es decir, no tanto lo que nos toque vivir durante el período en que transitemos por este convulsionado planeta, sino lo que ocurrirá luego de nuestra partida, de nuestra muerte.

Pues bien; siendo así, les diré que me llama la atención algo que sucede constantemente, tanto aquí, en este Foro, como también en una significativa parte de nuestras vidas (por lo menos ocurre en la mía, aunque estoy convencido de que es algo “bastante” generalizado), ya que en lugar de atender a esa última cuestión parece que ponemos el acento en otro tipo de aspectos, circunstancia que me hace preguntar si realmente creemos en el Evangelio, en la palaba de Jesús, o si por el contrario pensamos que Él nos engañó, que nos mintió.

Y como estoy seguro de que más de uno de los que puedan tener la amabilidad de leer estas líneas, dirán algo parecido a: «¡cómo puede este tipo decir semejante cosa!», me adelanto y me pregunto —y les pregunto a ustedes— cuál es el motivo por el que la inmensa mayoría de los temas que se traen a debate en este Foro, no hacen “tanta” referencia a lo que mencionó Jesús sobre ese aspecto, sino que plantean cuestiones a las que llamaría “doctrinarias”, es decir, temas relacionados con las creencias que cada uno tiene, o deja de tener.

Pero hay aún algo más, y que incluso me parece más grave todavía, ya que advierto que en muchas oportunidades se pone énfasis en aspectos a los que denominaría como de una “condena lapidaria” para quienes poseen “tales” o “cuales” pensamientos o creencias, y que obviamente son distintos a los que poseen quienes auguran semejante “trágico destino final” para los que osan sostenerlos.

Y para precisar con mayor exactitud lo que deseo expresar, me permito transcribir seguidamente el pasaje del Evangelio que me parece que se nos olvida constantemente, y que dice así: «Cuando este Hombre venga con su esplendor acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria y reunirán ante él a todos los pueblos. El separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras, y pondrá a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: Vengan, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era forastero y me recogieron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel y fueron a verme. Entonces los justos le replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo llegaste como forastero y te recogimos o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les contestará: Se lo aseguro: Cada vez que lo hicieron con uno de estos hermanos míos tan pequeños, lo hicieron conmigo. Después dirá a los de la izquierda: Apártense de mí, malditos, vayan al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, Porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, era forastero y no me recogieron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel y no me visitaron. Entonces también éstos replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos? Y él les contestará: Se lo aseguro: Cada vez que dejaron de hacerlo con uno de estos tan pequeños, dejaron de hacerlo conmigo. Estos irán al castigo definitivo y los justos a la vida definitiva.» (Mt.25,31-46)


Dejo aclarado que he utilizado ese texto por cuanto es el único que poseo en mi computadora, pero cada uno puede leerlo en la Biblia que utilice normalmente, y les diré que se los recomiendo especialmente ya que estoy seguro de que —palabra más, palabra menos— resultará bastante parecido al que he copiado.

Y procurando no extenderme demasiado, simplemente diré que parece que de ese pasaje surge con bastante claridad, que ni siquiera resultará relevante qué actitud moral se tuvo en la vida y otras cosas por el estilo, pero como ese tipo de cuestiones puede generar demasiados conflictos, me referiré especialmente a lo que encuentro más significativo en ese pasaje bíblico, ya que es muy claro al señalar que ni siquiera se consultará con respecto a si en la vida se fue, o no, cristiano, y ni siquiera se hace mención a si seremos consultados con respecto a si creíamos, o no, en Dios. Nada de eso, lo único que parece resultará importante es si en la vida hemos actuado con solidaridad, con misericordia, o si lo hicimos en forma egoísta.

Es decir, que si el ateo más fanático que pudiese existir, durante su vida actúa de forma solidaria, parece que tendrá mayor chance de ir al paraíso que aquel que vivió de forma egoísta, por más que pudiese ser (por lo menos aparentemente) el más “religioso” del mundo, o incluso el defensor más acérrimo de la “doctrina más exacta” que podamos buscar.

Creo que es interesante pensar un poco en eso, ¿no les parece?

Cordiales saludos

MARANA-THA

Mario
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Salud y bendición en la paz de Cristo.

LO QUE CREO que NO SE PUEDE NEGAR por UN VERDADERO CREYENTE en CRISTO... ES QUE LO QUE TESTIFICA la PALABRA de DIOS ES VERDAD... ASÍ que CUANDO ALGUIEN AFIRMA LO MISMO que TESTIFICA la PALABRA de DIOS... NO ES él QUIEN LO DICE... SINO DIOS CON SU PALABRA... y AUNQUE él SEA un MENSAJERO... NO ES a él a QUIEN TENDRÁN que DAR o RENDIR CUENTAS... SINO a DIOS... QUIÉN AVISÓ por MEDIO de ESA PALABRA para que NADIE SE PIERDA (1 Timoteo 2:4; Ezequiel 18:23)... y QUIEN NO QUIERA OÍR y HACER CASO... DIOS QUE NO MIENTE... YA AVISA LO QUE que VA a OCURRIR CON ESAS PERSONAS de ANTEMANO en Ezequiel 33:2-9.

Que Dios les bendiga a todos
Paz a la gente de buena voluntad
 
-Pienso que los cristianos genuinos tenemos claro que el cómo vivimos resulta de lo que somos (nuevas criaturas en Cristo), lo que también ya ha determinado nuestro estado eterno. Con los meramente profesantes religiosos ¡ya es otra cosa!
 
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Gracias por abrir este interesante tema, @Mario Enrique

Por mi parte, aún si en el momento previo a morir Dios me hiciera saber que no existe vida consciente para mí después de la muerte... sino que aquí acaba todo, yo le agradecería por el infinito regalo de haber vivido y amado: por el privilegio de haberlo conocido.
Así como no le reclamo a Dios por mi inexistencia antes de nacer, tampoco le reclamaría por mi inexistencia después de morir.
El Señor dio y El Señor quitó. ¡Bendito el nombre del Señor!

Si en términos de reloj humano mi vida duró 60 años 80 años o durará una infinitud de años, sigue siendo eterna, porque conocí al Eterno.
 
En el momento de nuestro Juicio Dios no tendría porqué consultarnos para que le respondamos si en vida fuimos o no fuimos Cristianos, El ya conoce esa realidad de antemano.

Si decidiera consultarnos eso para ver como actuamos frente a esa consulta suya, sería una forma de darnos otra oportunidad para ser mas consecuentes con la verdad y sería porque quiere que nos reivindiquemos a partir de eso.
 
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Creo no errar demasiado si afirmo que, o bien la totalidad, o por lo menos la inmensa mayoría de los que participamos en este foro creemos en Dios y en Jesús, y que además —y como algo que posee una importancia “superior”— admitimos los textos bíblico, a la Biblia.

Y me animaría también a asegurar, que la principal preocupación que tenemos se relaciona con lo que llamaríamos “el más allá”, la vida futura, es decir, no tanto lo que nos toque vivir durante el período en que transitemos por este convulsionado planeta, sino lo que ocurrirá luego de nuestra partida, de nuestra muerte.

Pues bien; siendo así, les diré que me llama la atención algo que sucede constantemente, tanto aquí, en este Foro, como también en una significativa parte de nuestras vidas (por lo menos ocurre en la mía, aunque estoy convencido de que es algo “bastante” generalizado), ya que en lugar de atender a esa última cuestión parece que ponemos el acento en otro tipo de aspectos, circunstancia que me hace preguntar si realmente creemos en el Evangelio, en la palaba de Jesús, o si por el contrario pensamos que Él nos engañó, que nos mintió.

Y como estoy seguro de que más de uno de los que puedan tener la amabilidad de leer estas líneas, dirán algo parecido a: «¡cómo puede este tipo decir semejante cosa!», me adelanto y me pregunto —y les pregunto a ustedes— cuál es el motivo por el que la inmensa mayoría de los temas que se traen a debate en este Foro, no hacen “tanta” referencia a lo que mencionó Jesús sobre ese aspecto, sino que plantean cuestiones a las que llamaría “doctrinarias”, es decir, temas relacionados con las creencias que cada uno tiene, o deja de tener.

Pero hay aún algo más, y que incluso me parece más grave todavía, ya que advierto que en muchas oportunidades se pone énfasis en aspectos a los que denominaría como de una “condena lapidaria” para quienes poseen “tales” o “cuales” pensamientos o creencias, y que obviamente son distintos a los que poseen quienes auguran semejante “trágico destino final” para los que osan sostenerlos.

Y para precisar con mayor exactitud lo que deseo expresar, me permito transcribir seguidamente el pasaje del Evangelio que me parece que se nos olvida constantemente, y que dice así: «Cuando este Hombre venga con su esplendor acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria y reunirán ante él a todos los pueblos. El separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras, y pondrá a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: Vengan, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era forastero y me recogieron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel y fueron a verme. Entonces los justos le replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo llegaste como forastero y te recogimos o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les contestará: Se lo aseguro: Cada vez que lo hicieron con uno de estos hermanos míos tan pequeños, lo hicieron conmigo. Después dirá a los de la izquierda: Apártense de mí, malditos, vayan al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, Porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, era forastero y no me recogieron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel y no me visitaron. Entonces también éstos replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos? Y él les contestará: Se lo aseguro: Cada vez que dejaron de hacerlo con uno de estos tan pequeños, dejaron de hacerlo conmigo. Estos irán al castigo definitivo y los justos a la vida definitiva.» (Mt.25,31-46)


Dejo aclarado que he utilizado ese texto por cuanto es el único que poseo en mi computadora, pero cada uno puede leerlo en la Biblia que utilice normalmente, y les diré que se los recomiendo especialmente ya que estoy seguro de que —palabra más, palabra menos— resultará bastante parecido al que he copiado.

Y procurando no extenderme demasiado, simplemente diré que parece que de ese pasaje surge con bastante claridad, que ni siquiera resultará relevante qué actitud moral se tuvo en la vida y otras cosas por el estilo, pero como ese tipo de cuestiones puede generar demasiados conflictos, me referiré especialmente a lo que encuentro más significativo en ese pasaje bíblico, ya que es muy claro al señalar que ni siquiera se consultará con respecto a si en la vida se fue, o no, cristiano, y ni siquiera se hace mención a si seremos consultados con respecto a si creíamos, o no, en Dios. Nada de eso, lo único que parece resultará importante es si en la vida hemos actuado con solidaridad, con misericordia, o si lo hicimos en forma egoísta.

Es decir, que si el ateo más fanático que pudiese existir, durante su vida actúa de forma solidaria, parece que tendrá mayor chance de ir al paraíso que aquel que vivió de forma egoísta, por más que pudiese ser (por lo menos aparentemente) el más “religioso” del mundo, o incluso el defensor más acérrimo de la “doctrina más exacta” que podamos buscar.

Creo que es interesante pensar un poco en eso, ¿no les parece?

Cordiales saludos

MARANA-THA

Mario

Me parece espantoso lo que has escrito porque en realidad nos estas acusando en nuestra fe y en nuestra santidad y si tenemos resuelto eso, porque no hablar de temas doctrinales, sì son los que nos separa como cristianos y lamentablemente tienes la misma aura que todos los testigos de Jehová que viven en confusión y vienen al foro a mostrar que terminan siendo sepulcros blanqueados por fuera , fariseos del siglo XXI y ojala me equivoque pero no pasas de testigo o adventista, que se creen maestros de la moral .​

 
Creo no errar demasiado si afirmo que, o bien la totalidad, o por lo menos la inmensa mayoría de los que participamos en este foro creemos en Dios y en Jesús, y que además —y como algo que posee una importancia “superior”— admitimos los textos bíblico, a la Biblia.

Y me animaría también a asegurar, que la principal preocupación que tenemos se relaciona con lo que llamaríamos “el más allá”, la vida futura, es decir, no tanto lo que nos toque vivir durante el período en que transitemos por este convulsionado planeta, sino lo que ocurrirá luego de nuestra partida, de nuestra muerte.

Pues bien; siendo así, les diré que me llama la atención algo que sucede constantemente, tanto aquí, en este Foro, como también en una significativa parte de nuestras vidas (por lo menos ocurre en la mía, aunque estoy convencido de que es algo “bastante” generalizado), ya que en lugar de atender a esa última cuestión parece que ponemos el acento en otro tipo de aspectos, circunstancia que me hace preguntar si realmente creemos en el Evangelio, en la palaba de Jesús, o si por el contrario pensamos que Él nos engañó, que nos mintió.

Y como estoy seguro de que más de uno de los que puedan tener la amabilidad de leer estas líneas, dirán algo parecido a: «¡cómo puede este tipo decir semejante cosa!», me adelanto y me pregunto —y les pregunto a ustedes— cuál es el motivo por el que la inmensa mayoría de los temas que se traen a debate en este Foro, no hacen “tanta” referencia a lo que mencionó Jesús sobre ese aspecto, sino que plantean cuestiones a las que llamaría “doctrinarias”, es decir, temas relacionados con las creencias que cada uno tiene, o deja de tener.

Pero hay aún algo más, y que incluso me parece más grave todavía, ya que advierto que en muchas oportunidades se pone énfasis en aspectos a los que denominaría como de una “condena lapidaria” para quienes poseen “tales” o “cuales” pensamientos o creencias, y que obviamente son distintos a los que poseen quienes auguran semejante “trágico destino final” para los que osan sostenerlos.

Y para precisar con mayor exactitud lo que deseo expresar, me permito transcribir seguidamente el pasaje del Evangelio que me parece que se nos olvida constantemente, y que dice así: «Cuando este Hombre venga con su esplendor acompañado de todos sus ángeles, se sentará en su trono de gloria y reunirán ante él a todos los pueblos. El separará a unos de otros, como el pastor separa las ovejas de las cabras, y pondrá a las ovejas a su derecha y a las cabras a su izquierda. Entonces dirá el rey a los de su derecha: Vengan, benditos de mi Padre; hereden el reino preparado para ustedes desde la creación del mundo. Porque tuve hambre y me dieron de comer, tuve sed y me dieron de beber, era forastero y me recogieron, estuve desnudo y me vistieron, enfermo y me visitaron, estuve en la cárcel y fueron a verme. Entonces los justos le replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer o con sed y te dimos de beber?, ¿cuándo llegaste como forastero y te recogimos o desnudo y te vestimos?, ¿cuándo estuviste enfermo o en la cárcel y fuimos a verte? Y el rey les contestará: Se lo aseguro: Cada vez que lo hicieron con uno de estos hermanos míos tan pequeños, lo hicieron conmigo. Después dirá a los de la izquierda: Apártense de mí, malditos, vayan al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles, Porque tuve hambre y no me dieron de comer, tuve sed y no me dieron de beber, era forastero y no me recogieron, estuve desnudo y no me vistieron, enfermo y en la cárcel y no me visitaron. Entonces también éstos replicarán: Señor, ¿cuándo te vimos con hambre o con sed, o forastero o desnudo, o enfermo o en la cárcel y no te asistimos? Y él les contestará: Se lo aseguro: Cada vez que dejaron de hacerlo con uno de estos tan pequeños, dejaron de hacerlo conmigo. Estos irán al castigo definitivo y los justos a la vida definitiva.» (Mt.25,31-46)


Dejo aclarado que he utilizado ese texto por cuanto es el único que poseo en mi computadora, pero cada uno puede leerlo en la Biblia que utilice normalmente, y les diré que se los recomiendo especialmente ya que estoy seguro de que —palabra más, palabra menos— resultará bastante parecido al que he copiado.

Y procurando no extenderme demasiado, simplemente diré que parece que de ese pasaje surge con bastante claridad, que ni siquiera resultará relevante qué actitud moral se tuvo en la vida y otras cosas por el estilo, pero como ese tipo de cuestiones puede generar demasiados conflictos, me referiré especialmente a lo que encuentro más significativo en ese pasaje bíblico, ya que es muy claro al señalar que ni siquiera se consultará con respecto a si en la vida se fue, o no, cristiano, y ni siquiera se hace mención a si seremos consultados con respecto a si creíamos, o no, en Dios. Nada de eso, lo único que parece resultará importante es si en la vida hemos actuado con solidaridad, con misericordia, o si lo hicimos en forma egoísta.

Es decir, que si el ateo más fanático que pudiese existir, durante su vida actúa de forma solidaria, parece que tendrá mayor chance de ir al paraíso que aquel que vivió de forma egoísta, por más que pudiese ser (por lo menos aparentemente) el más “religioso” del mundo, o incluso el defensor más acérrimo de la “doctrina más exacta” que podamos buscar.

Creo que es interesante pensar un poco en eso, ¿no les parece?

Cordiales saludos

MARANA-THA

Mario
Estimado forista Mario,

Como dicen en mi país "cada cabeza es un mundo"...y en mi mundo pienso:

1- Nunca ha pasado ni pasaría por mi mente que Jesús nos engañara o nos mintiera, pues él conoce nuestras debilidades, pero que por alguna razón la voluntad divina nos propone esta diversidad de creencias dentro del mismo cristianismo para que cada quién pueda identificar la verdad, pero bueno, cada quién lo ve con diferentes ojos.

2- El conocimiento y la incredulidad tiene entre sus seguidores distintos niveles: los hay muy sabios o muy incrédulos. Generalmente los incrédulos ven locura en el conocimiento, ven sin importancia el debate de las ideas y el desarrollo del pensamiento crítico y reflexivo.

3- Efectivamente el ser muy religioso no nos garantiza el paraíso, solo con creer obrando en su nombre es suficiente. No se que sucederá con los ateos y demás no creyentes, pues no me corresponde enjuiciarlos, no soy Dios.

4- Sobre los temas que se debaten en este foro, te puedo decir que aqui hay de todo y para todos los gustos; En el tiempo que llevo en este foro he aprendido muchísimas cosas y ha sido un excelente medio para mi crecimiento espiritual y doctrinal, porque comprendo que parte del conocimiento también se forma en medio de las divergencias convirtiéndonos en una especie de filtro para ir purificando las ideas; Pero para otros, un foro de debates es un campo de batalla sin ningún sentido e irrelevante para nuestra salvación, porque (con todo respeto) no comprenden la gravedad que precisamente representa comprender la doctrina para nuestra salvación.

Porque una cosa es ser buenas personas (ateos, brujos, musulmanes) y otra muy distinta es ser buenas personas bajo "el conocimiento de las enseñanzas bíblicas"

Y por más que a muchos no les guste, la palabra dice "mi pueblo perece por falta de conocimiento", esto no es enseña que además de ser los mejores religiosos cristianos, debemos tener sabiduría de la doctrina correcta.
 
Última edición:
Creo no errar demasiado si afirmo que, o bien la totalidad, o por lo menos la inmensa mayoría de los que participamos en este foro creemos en Dios...
Luego, si formas parte de esa totalidad o la inmensa mayoria... ¿Porque pensarias, como si no fueses creyente, como reza el titulo de tu epigrafe, que sientes que te han mentido? ¿Estas en conflicto? ¿Estas en alguna disyuntiva?
 
Última edición:
Quiero expresar mi gratitud a todos los que tuvieron la amabilidad de leer lo que consigné en este epígrafe, y de una manera especial a los que efectuaron comentarios en el mismo.

Aclaro que no voy a responder a cada uno de los que lo hicieron, ya que mi objetivo es simplemente invitar a la reflexión. Por eso únicamente diré, que al leerlos es posible encontrar al menos dos de las posturas básicas con las que los seres humanos podemos manejarnos en la vida, a las que llamaré una positiva y la otra que estimo no lo es tanto.

Y para referirme a esa última la definiría como la de quienes se encuentran en un punto en el que se considera más importante aferrarse a algunas ideas, lo que muchas veces sucede por cuanto con ellas se supone que existe una “seguridad”, motivo por lo cual se recurre a las mismas sin ningún tipo de cuestionamiento, en lugar de animarse a seguir el pensamiento de Jesús cuando dijo que “no hay nada oculto que no deba ser rebelado”, y también cuando expresó “conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.

Pero antes de dar por terminado este asunto, quiero hacer referencia a algo más, y que consiste en observar que muchas veces (muchísimas, en verdad) cuando se generaron discusiones y divisiones al rechazar determinadas posturas doctrinarias, consciente o inconscientemente lo que se pretendía (y pretende), era simplemente procurar mantener dentro del grupo al que se pertenece a la mayor cantidad de adherentes posible, y en ese sentido yo —y aclaro que esto es esencialmente producto de mi actitud, al ser “un tipo muy mal pensado”— les diré que considero que eso más que un simple y puro intento de mantener la “cristalina ortodoxia” de tal o cual doctrina, lo que se buscaba (y se busca) era conseguir mantener un mayor flujo de dinerillos en beneficios de quienes sostienen esas doctrinas.

Por tal motivo creo que más que nunca debemos prestar mucha atención, y otorgarle todo el valor que sin duda tiene la doctrina que surge del pasaje del Evangelio que transcribí antes.

Cordiales saludos

MARANA-THA

Mario
 
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Quiero expresar mi gratitud a todos los que tuvieron la amabilidad de leer lo que consigné en este epígrafe, y de una manera especial a los que efectuaron comentarios en el mismo.

Aclaro que no voy a responder a cada uno de los que lo hicieron, ya que mi objetivo es simplemente invitar a la reflexión. Por eso únicamente diré, que al leerlos es posible encontrar al menos dos de las posturas básicas con las que los seres humanos podemos manejarnos en la vida, a las que llamaré una positiva y la otra que estimo no lo es tanto.

Y para referirme a esa última la definiría como la de quienes se encuentran en un punto en el que se considera más importante aferrarse a algunas ideas, lo que muchas veces sucede por cuanto con ellas se supone que existe una “seguridad”, motivo por lo cual se recurre a las mismas sin ningún tipo de cuestionamiento, en lugar de animarse a seguir el pensamiento de Jesús cuando dijo que “no hay nada oculto que no deba ser rebelado”, y también cuando expresó “conoceréis la verdad y la verdad os hará libres”.

Pero antes de dar por terminado este asunto, quiero hacer referencia a algo más, y que consiste en observar que muchas veces (muchísimas, en verdad) cuando se generaron discusiones y divisiones al rechazar determinadas posturas doctrinarias, consciente o inconscientemente lo que se pretendía (y pretende), era simplemente procurar mantener dentro del grupo al que se pertenece a la mayor cantidad de adherentes posible, y en ese sentido yo —y aclaro que esto es esencialmente producto de mi actitud, al ser “un tipo muy mal pensado”— les diré que considero que eso más que un simple y puro intento de mantener la “cristalina ortodoxia” de tal o cual doctrina, lo que se buscaba (y se busca) era conseguir mantener un mayor flujo de dinerillos en beneficios de quienes sostienen esas doctrinas.

Por tal motivo creo que más que nunca debemos prestar mucha atención, y otorgarle todo el valor que sin duda tiene la doctrina que surge del pasaje del Evangelio que transcribí antes.

Cordiales saludos

MARANA-THA

Mario

Ya nos dimos cuenta que vienen a vendernos moralina por kilo, como bien sepulcro blanqueado y su actitud es de troll por no contestar los debates y está en línea con todos los testigos de Jehová y otros grupos sectarios entran al foro sin contestar y seguir los debates y presentando temas como si fueran San Agustín.​