Peca Fuertemente

Gabaon

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24 Octubre 2002
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gabaon.blogspot.com
Bendiciones en Cristo.

"Si eres un predicador de la gracia, no prediques una gracia imaginaria sino la verdadera gracia. Si la gracia es verdadera, debes entonces cargar con un pecado verdadero, no con uno imaginario. Dios no salva a esos que son sólo pecadores imaginarios. Sé un pecador y que tus pecados sean fuertes, pero deja que tu confianza en Cristo sea más fuerte y regocíjate en Cristo quien es el vencedor sobre el pecado, la muerte y el mundo. Cometeremos pecados mientras estemos aquí, porque esta vida no es un lugar donde reside la justicia. Estamos, sin embargo, como dice Pedro (2 Pedro 3, 13), buscando en lo venidero un nuevo cielo y una nueva tierra donde reine la justicia. Es suficiente que a través de la Gloria de Dios hayamos reconocido al Cordero que quita el pecado del mundo. Ningún pecado puede separarnos de él, aun cuando asesináramos y cometiéramos adulterio miles de veces al día. ¿Crees que tan exaltado Cordero pagó meramente un pequeño precio con un escaso sacrificio por nuestros pecados? Ora fuertemente porque eres todo un pecador." (Martin Luther, Letter to Melanchthon, 1521.)

Traducido por Gabaon al español de la traducción al Inglés del Wartburg de Erika Bullmann Flores sin permiso del traductor)

Confieso que varias veces he dejado este escrito paseándose por mi mente y mi corazón y nunca lo había convertido en realidad. Confieso además que más de una vez he recibido en mi oración personal instrucciones de mi Señor sobre la gracia y al instante vienen a mi mente estas palabras del Dr. Lutero y creo entenderle. Ya hoy decido parirlo.

Cuando leo el llamado de atención al predicador de la gracia no puedo evitar sentirme aludido: predicar una gracia verdadera implica predicar un pecado verdadero. Pero estas palabras también llaman la atención del hombre, del pecador, no son palabras dirigidas a un oficio o a un ministerio son palabras dirigidas a un hombre, y a un hombre que peca... es aquí, confieso también, donde más me siento confrontado por el predicador-pecador Lutero.

La gracia verdadera, la única gracia que podemos conocer mientras estemos aquí, es una gracia que alcanza a gente que tiene la vida rota, gente que está sometida a la esclavitud del pecado y a la tiranía de lo perecedero, de lo débil, de lo que sufre flaqueza, falencia e insuficiencia. No entiendo de qué otra manera puede una persona experimentar ser tocado e invadido por la gracia de Dios sino es comprendiendo su miseria personal y notando la diferencia abismal que hay entre el regalo de Dios y la realidad del que lo recibe.

Cada vez que descubro que he perdido una batalla ante el pecado, cuando he pecado fuertemente, mi primera reacción es salir corriendo de la presencia de Dios, ir a meterme en la peña y esconderle mi rostro. Lo que sigue es un juego que hace mi mente en el que empieza a buscar excusas y atributos en mí, a apelar a mi anterior fidelidad, a mis méritos anteriores para tratar de apalear la conciencia que me reclama mi estado de pecado; descubro que lo que quiero es no llegar como un pecador delante de Dios sino como un justo-arrepentido que tiene una deuda pasada por la que va a pedir perdón, pero que la razón por la que quiero que se me perdone es por mi situación actual de arrepentimiento-justicia. Comprendí esto hace tiempo y creí que estaba en lo correcto, entendía que es así que las cosas funcionan, y que es bajo esa negociación que Dios se relaciona conmigo luego de pecar.

Hay algo detestable y aborrecible en esta manera de pensar y es el creer que el arrepentimiento-petición-de-perdón son cosas que yo aporto como requisitos o condiciones para que Dios me otorgue su perdón. No conozco a nadie que llegue al extremo de pensar que el arrepentimiento sea un precio que compra el perdón, pero ver el arrepentimiento como requisito para el perdón es el denominador común en la conciencia cristiana. Cuando yo leo el consejo de que sea un pecador y de que peque fuertemente estoy leyendo una invitación a entender-vivir el proceso de la reconciliación por la gracia de una manera distinta.

Saberse pecador implica reconocer que Dios no quiere establecer un negocio conmigo en el que yo aporto algo para él devolverme otra cosa. Implica que yo descubro que nunca puedo estar frente a Dios de otra manera, que no tengo nada que dar. Implica reconocer que el único vínculo que me une a Él es Jesús. Implica dejar de recibir el tormento de mi conciencia que quiere encontrar algo en mí mismo digno de volver donde Él, es zafarme de este círculo vicioso en el que quiero auto-justificarme y como no encuentro nada en mí más que mi pecado anterior soy quemado y azotado por la culpabilidad largamente hasta que termino convirtiéndome en mi propio idolo, llenándome de orgullo, ignorando la dureza, la barbaridad y la trascendencia de lo que he hecho y quiero disminuirlo escondiéndolo debajo de mi (mio, de mi propiedad) rectificación.

Pecar fuertemente implica no excusarse, implica mirar al desnudo lo bajo de mi falta, implica reconocer que al ser mi falta tan grande ni siquiera voy a perder tiempo buscando algo en mí mismo para sopesarlo sino que voy a recurrir con una confianza atrevida al que puede aportar con un Sacrificio tan grande un enorme precio de gloria para pagar mi deuda. Pecar descaradamente no es una invitación a cometer pecados nuevos licenciosamente es una invitación a la responsabilidad, a la humildad, a pasar como por un atajo a apelar rápido y directamente a la misericordia de Cristo. Es renunciar a andar por los derroteros de la soberbia religiosa que quiere auto-limpiarse y por el contrario se tira al precipico de la fe que en caida libre y a una velocidad vertiginosa nos devuelve a los brazos de aquel a Quien ofendimos.

Obligatoriamente un consejo a pecar fuertemente tiene que terminar en un consejo como "ora fuertemente" (añadido el recordatorio de que "eres todo un pecador") porque ese es su objetivo. El objetivo es que sepa que tengo delante de mí una redención graciosa tan copiosa que siempre debo renunciar a la falsa piedad que no quiere ser perdonada sino premiada.

El cúlmen de este consejo es el "detalle" de que nada puede separarme de Cristo. ¡¡¡Cuánto duele sentirse lejos de Cristo!!! Si cuando peco entiendo que me he alejado de Cristo, que Cristo me ha desgajado de él, pues he sido abandonado a la creencia de que el camino de vuelta debo hacerlo yo, por mi cuenta, pues estoy solo. Esto es desamparador! Es la causa de una miseria atormentadora en mí que no es querida por parte de Dios. Esta idea es la responsable de que yo crea que debo darle a Dios algo a cambio para que me acepte, esta idea es la que me bloquea el acceso a entender que SOLO Cristo puede derretir mi corazón, revelarme mi pecado, revelarme su gracia y misericordia y él mismo abrazarme a mí. Si entiendo que mi pecado me aleja de Él, me separa de Él, pues obligatoriamente tengo que entender que el arrepentimiento-rectificación que tengo es obra mía y no regalo suyo, porque no cuento con Él, porque estoy solo.

El peligro más grave es que si yo entendiese que hay un pecado en particular que me merezca esta separación, o un número de repeticiones de este pecado, ya sea adulterio, asesinato, docenas o miles de veces, estoy en la misma situación. No voy a poder entender el perdón como la obra que Dios hace en mí de enderezar mi conciencia, de regalarme la salida de la tristeza y desolación en la que me sume el pecado sino como la transacció con la que Dios decide olvidarse de lo que hice.

La realidad, la gracia verdadera, es esa que señala a Jesús como la única solución para el pecado, la que no pierde tiempo con los comerciales y le revela al pecador que él no es nada más que eso, que nunca va a dejar de serlo y que siempre, siempre, su SOLA solución es creer-regocijarse en lo que Cristo-Jesús hizo y que yo como pecador nunca podré hacer.

Un predicador de la gracia debe saber que la gracia de Dios por su característica sobrenatural siempre va a sorprender siempre se escapará de ser apresada por nuestra religiosidad; debe saber que la predicación de la gracia siempre andará coqueteando con la herejía y andará al borde de la ortodoxia, siempre al borde, al extremo, porque ella es eso: Gracia; y mientras siempre se encuentre con la mente de un pecador que no quiere reconocer lo fuerte de su pecado siempre correrá el peligro de ser calumniada, violentada y arrastrada por encima de la fronteras de la sana-doctrina que ha dibujado la religiosidad para ser condenada allí por subversiva... pero ella será siempre eso: predicación de la gracia.

En el Amor de Jesús.
Gabaon.
 
Re: Peca Fuertemente

Gabaon, me has recordado dos cosas:

La primera lo que Pablo escribió en Rom. 7:7-25

7.- ¿Qué diremos, pues? ¿La ley es pecado? En ninguna manera. Pero yo no conocí el pecado sino por la ley; porque tampoco conociera la codicia, si la ley no dijera: No codiciarás.
8.- Mas el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, produjo en mí toda codicia; porque sin la ley el pecado está muerto.
9.- Y yo sin la ley vivía en un tiempo; pero venido el mandamiento, el pecado revivió y yo morí.
10.- Y hallé que el mismo mandamiento que era para vida, a mí me resultó para muerte;
11.- porque el pecado, tomando ocasión por el mandamiento, me engañó, y por él me mató.
12.- De manera que la ley a la verdad es santa, y el mandamiento santo, justo y bueno.
13.- ¿Luego lo que es bueno, vino a ser muerte para mí? En ninguna manera; sino que el pecado, para mostrarse pecado, produjo en mí la muerte por medio de lo que es bueno, a fin de que por el mandamiento el pecado llegase a ser sobremanera pecaminoso.
14.- Porque sabemos que la ley es espiritual; mas yo soy carnal, vendido al pecado.
15.- Porque lo que hago, no lo entiendo; pues no hago lo que quiero, sino lo que aborrezco, eso hago.
16.- Y si lo que no quiero, esto hago, apruebo que la ley es buena.
17.- De manera que ya no soy yo quien hace aquello, sino el pecado que mora en mí.
18.- Y yo sé que en mí, esto es, en mi carne, no mora el bien; porque el querer el bien está en mí, pero no el hacerlo.
19.- Porque no hago el bien que quiero, sino el mal que no quiero, eso hago. 20.- Y si hago lo que no quiero, ya no lo hago yo, sino el pecado que mora en mí.
21.- Así que, queriendo yo hacer el bien, hallo esta ley: que el mal está en mí.
22.- Porque según el hombre interior, me deleito en la ley de Dios;
23.- pero veo otra ley en mis miembros, que se rebela contra la ley de mi mente, y que me lleva cautivo a la ley del pecado que está en mis miembros. 24.- ¡Miserable de mí! ¿quién me librará de este cuerpo de muerte?
25.- Gracias doy a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que, yo mismo con la mente sirvo a la ley de Dios, mas con la carne a la ley del pecado.

La segunta las famosas frases de Pascal.

"Conoce a Dios, sino conocer nuestra miseria, engendra orgullo"

"Conocer nuestra miseria, sin conocer a Dios, engendra desesperación".

"El conocimiento de Cristo Jesús constituye el punto medio, porque en él econtramos tanto a Dios como nuestra miseria".

No estas lejos del Reino, Gabaon.
Bendiciones.
 
Re: Peca Fuertemente

Ustedes me sorprenden, pero en el mal sentido de la palabra.

El endemoniado Grigori Raspútin alias el 'Monje Loco', que sanó al hijo del Zar ruso usando poderes demoniacos quien vivía una vida licenciosa en constantes orgías y todo tipo de desordenes, dijo algo muy similar:

"Se deben cometer los pecados más atroces, porque Dios sentirá un mayor agrado al perdonar a los grandes pecadores"


Rapútin sanaba enfermos y curaba enfermedades terminales con una "fuerza desconocida", para matarlo primero lo envenenaron y no le pasó nada, luego le dieron como diez disparos muy cerca y creyendolo muerto lo lanzaron a un río, la sorpresa es que al practicarle la autopsia resulta que murió ahogado.

Todos los signos de una posesión demoníaca estaban presentes en el, he revisado su biografia, y resulta que Lutero decía la misma frase... que opinión les debe merecer eso.

Lo que se merecen mejor no se los digo, porque me puede salir caro.

Apocalipsis 13:11-18
Vi luego otra Bestia que surgía de la tierra y tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como una serpiente.
Ejerce todo el poderío de la primera Bestia en servicio de ésta, haciendo que la tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia, cuya herida mortal había sido curada.
Realiza grandes signos, hasta hacer bajar ante la gente fuego del cielo a la tierra;
y seduce a los habitantes de la tierra con los signos que le ha sido concedido obrar al servicio de la Bestia, diciendo a los habitantes de la tierra que hagan una imagen en honor de la Bestia que, teniendo la herida de la espada, revivió.
Se le concedió infundir el aliento a la imagen de la Bestia, de suerte que pudiera incluso hablar la imagen de la Bestia y hacer que fueran exterminados cuantos no adoraran la imagen de la Bestia.
Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la frente,
y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre.
¡Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666.


¿Necesitan interpretación?

Con gusto se las daría en sus privados.
 
Re: Peca Fuertemente

Mi muy amado hermano Gabaón,
Que la abundante gracia de nuestro Dios y Padre esté siempre presente en tu vida.

Mi hermano, comparto cada palabra que nos has compartido en tu aporte de apertura en este epígrafe y me identifico completamente contigo en lo que expresas, pues sé bien de lo que hablas, porque también lo he vivido.

Y mira mi hermano, como son las cosas, ahora que entiendo mi situación y lo que el pecado es, puedo decir que estoy conciente que he pecado, que peco y que aún pecaré fuertemente, porque para con Dios no hay pecado pequeño. No había necesidad que alguien me lo dijera, yo ya lo hacia, pero es justo al reconocer mi condición de pecador que puedo reconocer también lo inmensa que es la gracia de Dios y también Su fidelidad y que no me dejará en la situación actual sino que la obra que comenzó en mí la acabará y que para el día en que Jesús regrese esta llegará a su perfección y ya no habrá pecado en mí. Pero mientras ese dpia llega sigo reconociendo mi pecado y dependiendo de la bendita gracia de Dios para vencerlo, y esa victoria se que está segura porque mi Señor Jesús la consiguió ¡Alabado sea!.

Mi hermano, gracias por lo que compartiste pues ha sido una bendición leerlo y reflexionar sobre el maravilloso regalo que el Señor nos ha dado y de lo inmensa y maravillosa que es Su gracia. No hay más que caer de rodillas ante nuestro Dios agradecidos por Su inmerecida gracia y Su gran misericordia.

En el amor de Jesús, un fuerte y fraternal abrazo.

Atte.
Joaco <><
 
Re: Peca Fuertemente

Dios te bendiga Tobi.

Blaise Pascal poco a poco empieza a convertirse en uno de mis queridos.

Quiera Dios y yo no ande "cerca" del Reino, sino que esté en el mismísimo medio.

Mis afectos en Cristo.

En el Amor de Jesús.
Gabaon.
 
Re: Peca Fuertemente

No renunciar al pecado y querer cubrirse de la gracia de Cristo, es como querer bañar en caramelo una manzana podrida... esa yo no me la trago. Una auténtica conversión es eso, un verdadero cambio interior. Dios pide nuestro cambio, nuestra conversión de vida:'vete, y no peques más'.

Un saludo.
 
Re: Peca Fuertemente

Dios te bendiga Joaco.

Mi querido Joaco, qué bueno que te haga eco lo que escribo, eso me hace saber que no solamente cuento con la compañía de Jesús sino con la de otros que andamos por el mismo camino y hemos sido víctimas de los mismos escollos para ser librados por las manos del Mismo Salvador.

Precisamente estos versos que nos copia Tobi fueron los que una vez iniciaron un intercambio con OSO en el que el Señor me bendijo grandemente. Pero esa bendición ha ido creciendo y me ha ido transformando.

Anteriormente pensaba que Pablo hablaba en Romanos 7 de lo que él era ANTES de conocer a Jesús, pero hoy me doy cuenta que Romanos 7 es algo que sólo puede empezar a vivir el cristiano, solamente alguien que recibe redención por parte de Jesús puede experimentar el choque de las tendencias de la carne y las del Espíritu. El que está sin-Dios no experimenta esta realidad, hoy me parece absurdo pensar lo contrario, pero antes pensaba que tenía un llamado a la perfección que si percibía que en mí había pecado era porque no habia sido alcanzado por Jesús todavía. El dilema no era el que describe Pablo, mi dilema era angustiarme hasta la saciedad por mi pecado y luego alimentar el fariseo que llevaba dentro haciéndome creer que con esa angustia yo mismo había pagado por mi pecado y ya era un justo. Jesús estaba ausente de este proceso, no me hacía falta Jesús, esta falsa religiosidad me "bastaba" para creerme justo. Poco me duraba, pero pensaba que estaba condenado a vivir así.

Romanos 8 es darse un chapuzón luego de un salto de ángel desde una altura inimaginable en el océano de la bendita y misericordiosa gracia de Dios. Romanos 8 es para mí una solución para el día a día. Es esta llamada al regocijo en Cristo Jesús de la que hablaba el Doctor Lutero.

Cuánto me sorprende darme cuenta que la única manera de salir del círculo vicioso y del regodeo entre mi pecado es la sanación de mi conciencia, escuchar en lo más profundo de mi corazón herido e inquieto: "Yo no te condeno!!!". Romanos 8 es escuchar a Jesús decirme una y otra vez: "Tengo pensamientos de Paz para ti, no para hacerte mal, no he preparado condenación para ti". Esto libera, esto sana, esto regocija el corazón. Uno así queda listo y capacitado para obrar guiado por el Espíritu, pero este salto apresurado a querer obrar bien, esta fijación en el "obrar para", esta necedad orgullosa de querer pagar mi delito para obtener perdón y aceptación no está presente cuando mi conciencia está sana... no hace falta... y si hago el experimento y me pongo a fisgonear un poco pues puedo darme cuenta que voy obrando bien, pero ya mi atención no está ahí, mi atención está en el rostro de Quien me dice: "sabe que Tu Rendentor vive! Yo Soy!", así me imagino que cuando Él vuelva en gloria yo seré uno de los que estuvo tan absorto en verle a Él y no a mis obras que le preguntaré: "Señor ¿y cuándo te vi....?".

Recibe mi abrazo y mis afectos mi querido.

En el Amor de Jesús.
Gabaon.
 
Re: Peca Fuertemente

Bendiciones en Cristo.



Confieso que varias veces he dejado este escrito paseándose por mi mente y mi corazón y nunca lo había convertido en realidad. Confieso además que más de una vez he recibido en mi oración personal instrucciones de mi Señor sobre la gracia y al instante vienen a mi mente estas palabras del Dr. Lutero y creo entenderle. Ya hoy decido parirlo.

Cuando leo el llamado de atención al predicador de la gracia no puedo evitar sentirme aludido: predicar una gracia verdadera implica predicar un pecado verdadero. Pero estas palabras también llaman la atención del hombre, del pecador, no son palabras dirigidas a un oficio o a un ministerio son palabras dirigidas a un hombre, y a un hombre que peca... es aquí, confieso también, donde más me siento confrontado por el predicador-pecador Lutero.

La gracia verdadera, la única gracia que podemos conocer mientras estemos aquí, es una gracia que alcanza a gente que tiene la vida rota, gente que está sometida a la esclavitud del pecado y a la tiranía de lo perecedero, de lo débil, de lo que sufre flaqueza, falencia e insuficiencia. No entiendo de qué otra manera puede una persona experimentar ser tocado e invadido por la gracia de Dios sino es comprendiendo su miseria personal y notando la diferencia abismal que hay entre el regalo de Dios y la realidad del que lo recibe.

Cada vez que descubro que he perdido una batalla ante el pecado, cuando he pecado fuertemente, mi primera reacción es salir corriendo de la presencia de Dios, ir a meterme en la peña y esconderle mi rostro. Lo que sigue es un juego que hace mi mente en el que empieza a buscar excusas y atributos en mí, a apelar a mi anterior fidelidad, a mis méritos anteriores para tratar de apalear la conciencia que me reclama mi estado de pecado; descubro que lo que quiero es no llegar como un pecador delante de Dios sino como un justo-arrepentido que tiene una deuda pasada por la que va a pedir perdón, pero que la razón por la que quiero que se me perdone es por mi situación actual de arrepentimiento-justicia. Comprendí esto hace tiempo y creí que estaba en lo correcto, entendía que es así que las cosas funcionan, y que es bajo esa negociación que Dios se relaciona conmigo luego de pecar.

Hay algo detestable y aborrecible en esta manera de pensar y es el creer que el arrepentimiento-petición-de-perdón son cosas que yo aporto como requisitos o condiciones para que Dios me otorgue su perdón. No conozco a nadie que llegue al extremo de pensar que el arrepentimiento sea un precio que compra el perdón, pero ver el arrepentimiento como requisito para el perdón es el denominador común en la conciencia cristiana. Cuando yo leo el consejo de que sea un pecador y de que peque fuertemente estoy leyendo una invitación a entender-vivir el proceso de la reconciliación por la gracia de una manera distinta.

Saberse pecador implica reconocer que Dios no quiere establecer un negocio conmigo en el que yo aporto algo para él devolverme otra cosa. Implica que yo descubro que nunca puedo estar frente a Dios de otra manera, que no tengo nada que dar. Implica reconocer que el único vínculo que me une a Él es Jesús. Implica dejar de recibir el tormento de mi conciencia que quiere encontrar algo en mí mismo digno de volver donde Él, es zafarme de este círculo vicioso en el que quiero auto-justificarme y como no encuentro nada en mí más que mi pecado anterior soy quemado y azotado por la culpabilidad largamente hasta que termino convirtiéndome en mi propio idolo, llenándome de orgullo, ignorando la dureza, la barbaridad y la trascendencia de lo que he hecho y quiero disminuirlo escondiéndolo debajo de mi (mio, de mi propiedad) rectificación.

Pecar fuertemente implica no excusarse, implica mirar al desnudo lo bajo de mi falta, implica reconocer que al ser mi falta tan grande ni siquiera voy a perder tiempo buscando algo en mí mismo para sopesarlo sino que voy a recurrir con una confianza atrevida al que puede aportar con un Sacrificio tan grande un enorme precio de gloria para pagar mi deuda. Pecar descaradamente no es una invitación a cometer pecados nuevos licenciosamente es una invitación a la responsabilidad, a la humildad, a pasar como por un atajo a apelar rápido y directamente a la misericordia de Cristo. Es renunciar a andar por los derroteros de la soberbia religiosa que quiere auto-limpiarse y por el contrario se tira al precipico de la fe que en caida libre y a una velocidad vertiginosa nos devuelve a los brazos de aquel a Quien ofendimos.

Obligatoriamente un consejo a pecar fuertemente tiene que terminar en un consejo como "ora fuertemente" (añadido el recordatorio de que "eres todo un pecador") porque ese es su objetivo. El objetivo es que sepa que tengo delante de mí una redención graciosa tan copiosa que siempre debo renunciar a la falsa piedad que no quiere ser perdonada sino premiada.

El cúlmen de este consejo es el "detalle" de que nada puede separarme de Cristo. ¡¡¡Cuánto duele sentirse lejos de Cristo!!! Si cuando peco entiendo que me he alejado de Cristo, que Cristo me ha desgajado de él, pues he sido abandonado a la creencia de que el camino de vuelta debo hacerlo yo, por mi cuenta, pues estoy solo. Esto es desamparador! Es la causa de una miseria atormentadora en mí que no es querida por parte de Dios. Esta idea es la responsable de que yo crea que debo darle a Dios algo a cambio para que me acepte, esta idea es la que me bloquea el acceso a entender que SOLO Cristo puede derretir mi corazón, revelarme mi pecado, revelarme su gracia y misericordia y él mismo abrazarme a mí. Si entiendo que mi pecado me aleja de Él, me separa de Él, pues obligatoriamente tengo que entender que el arrepentimiento-rectificación que tengo es obra mía y no regalo suyo, porque no cuento con Él, porque estoy solo.

El peligro más grave es que si yo entendiese que hay un pecado en particular que me merezca esta separación, o un número de repeticiones de este pecado, ya sea adulterio, asesinato, docenas o miles de veces, estoy en la misma situación. No voy a poder entender el perdón como la obra que Dios hace en mí de enderezar mi conciencia, de regalarme la salida de la tristeza y desolación en la que me sume el pecado sino como la transacció con la que Dios decide olvidarse de lo que hice.

La realidad, la gracia verdadera, es esa que señala a Jesús como la única solución para el pecado, la que no pierde tiempo con los comerciales y le revela al pecador que él no es nada más que eso, que nunca va a dejar de serlo y que siempre, siempre, su SOLA solución es creer-regocijarse en lo que Cristo-Jesús hizo y que yo como pecador nunca podré hacer.

Un predicador de la gracia debe saber que la gracia de Dios por su característica sobrenatural siempre va a sorprender siempre se escapará de ser apresada por nuestra religiosidad; debe saber que la predicación de la gracia siempre andará coqueteando con la herejía y andará al borde de la ortodoxia, siempre al borde, al extremo, porque ella es eso: Gracia; y mientras siempre se encuentre con la mente de un pecador que no quiere reconocer lo fuerte de su pecado siempre correrá el peligro de ser calumniada, violentada y arrastrada por encima de la fronteras de la sana-doctrina que ha dibujado la religiosidad para ser condenada allí por subversiva... pero ella será siempre eso: predicación de la gracia.

En el Amor de Jesús.
Gabaon.


AMEN, Dios te Bendiga.
 
Re: Peca Fuertemente

Dios te bendiga Tobi.

Blaise Pascal poco a poco empieza a convertirse en uno de mis queridos.

Quiera Dios y yo no ande "cerca" del Reino, sino que esté en el mismísimo medio.

Mis afectos en Cristo.

En el Amor de Jesús.
Gabaon.


Amigo Gabaon, siempre leo sus aportes desde el más profundo respeto pues dilucido en sus palabras algo más que simple religiosidad.

No lo dude en absoluto, si Cristo reina en su vida, usted no sólo está en el mismísimo medio, sino que es un hijo del Rey. No depende de sus sentimientos o impresiones, sino de las promesas de Dios.

Para Dios, nuestras buenas obras, son como trapos de inmundicia. Pero cuando esas obras son fruto de un corazón arrepentido, obediente y humilde, es la Gracia de Dios obrando en nosotros por medio del Espíritu Santo que nos constriñe y nos redarguye de pecado, y Dios es el que produce en nostros tanto el querer como el hacer en Su buena Voluntad.

La Gracia de Dios consiste en que a pesar de no merecer nada más que condenación, Él se apiada de nosotros y se acuerda de que somos polvo, Él ve nuestra miserable condición...y sin embargo nos sigue amando, con amor inmarcesible.

Es por eso que la Fe Sola, la que es don de Dios, es suficiente para la Salvación y por eso el apóstol Pablo dice: no por obras, para que nadie se glorie. La Salvación, en todos sus aspectos (santificación, justificación, etc) es EXCLUSIVAMENTE por Gracia, porque si fuera por nosotros, miserables pecadores, aún viviríamos alejados de Dios.

Dios se hace propicio a nosotros y viene a nuestro encuentro para abrazarnos, como el padre al hijo pródigo, cuando arrepentidos comprendemos que en casa de nuestro padre hay abundancia de pan.

Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo. 22Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies. 23Y traed el becerro gordo y matadlo, y comamos y hagamos fiesta; 24porque este mi hijo muerto era, y ha revivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse.

Lucas 15:21-24

Dios le bendiga, le guarde y haga resplandcer Su rostro sobre usted y los suyos.

:elcaminan
 
Re: Peca Fuertemente

Entonces afirman que la gracia de Cristo no convierte corazones, ni representa un punto de inflexión en la vida de nadie. Es decir, un fornicador que acepte a Cristo como su Señor y Salvador, reciba su gracia, pues, va a seguir fornicando, al cabo ya está salvo... lo mismo los adúlteros, defraudadores, asesinos, etc., todos seguiran en el mismo lodazal ah pero eso si, con la 'gracia' de Dios.

Andan muy mal mis amigos.

Un saludo.
 
Re: Peca Fuertemente

Entonces afirman que la gracia de Cristo no convierte corazones, ni representa un punto de inflexión en la vida de nadie. Es decir, un fornicador que acepte a Cristo como su Señor y Salvador, reciba su gracia, pues, va a seguir fornicando, al cabo ya está salvo... lo mismo los adúlteros, defraudadores, asesinos, etc., todos seguiran en el mismo lodazal ah pero eso si, con la 'gracia' de Dios.

Andan muy mal mis amigos.

Un saludo.

Pues no, mucho me temo que no ha entendido nada de lo que están exponiendo. No estaría demás, que sin prejuicios, lo leyese de nuevo, pues anda totalmente errado en su apreciación.

Ale, un saludito.
 
Re: Peca Fuertemente

Pues no, mucho me temo que no ha entendido nada de lo que están exponiendo. No estaría demás, que sin prejuicios, lo leyese de nuevo, pues anda totalmente errado en su apreciación.

Ale, un saludito.

Pues ójala tengas razón y sea un mal entendido, pero pues entonces qué quieren decir con 'pecar fuertemente', yo con eso imagino pecados muy graves.

Un saludo.
 
Re: Peca Fuertemente

No se engañen los pecadores contumaces no entran al cielo:

Filipenses 2:12 Así pues, queridos míos, de la misma manera que habéis obedecido siempre, no sólo cuando estaba presente sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajad con temor y temblor por vuestra salvación,

1Corintios 9:24-27
¿No sabéis que en las carreras del estadio todos corren, mas uno solo recibe el premio? ¡Corred de manera que lo consigáis!
Los atletas se privan de todo; y eso ¡por una corona corruptible!; nosotros, en cambio, por una incorruptible.
Así pues, yo corro, no como a la ventura; y ejerzo el pugilato, no como dando golpes en el vacío,
sino que golpeo mi cuerpo y lo esclavizo; no sea que, habiendo proclamado a los demás, resulte yo mismo descalificado
.


También hay pastores que se pierden:

Mateo 7:21-23
"No todo el que me diga: "Señor, Señor", entrará en el Reino de los Cielos, sino el que haga la voluntad de mi Padre que está en los cielos.
Muchos me dirán aquel Día: "Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros?"
Y entonces les declararé: "¡Jamás os conocí; apartaos de mí, agentes de iniquidad!


No es solo "aceptar a Jesús como Señor y Salvador" es VIVIR LA VIDA CRISTIANA, UNO QUE ESTÁ DEMASIADO CONFIADO DE LA REDENCIÓN PERMANECE EN SU PECADO:

Lucas 18:10-14
"Dos hombres subieron al templo a orar; uno fariseo, otro publicano.
El fariseo, de pie, oraba en su interior de esta manera: "¡Oh Dios! Te doy gracias porque no soy como los demás hombres, rapaces, injustos, adúlteros, ni tampoco como este publicano.
Ayuno dos veces por semana, doy el diezmo de todas mis ganancias."
En cambio el publicano, manteniéndose a distancia, no se atrevía ni a alzar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho, diciendo: "¡Oh Dios! ¡Ten compasión de mí, que soy pecador!"
Os digo que éste bajó a su casa justificado y aquél no. Porque todo el que se ensalce será humillado; y el que se humille será ensalzado."


El cristianismo no es para flojos.

DLB.
 
Re: Peca Fuertemente

Pues ójala tengas razón y sea un mal entendido, pero pues entonces qué quieren decir con 'pecar fuertemente', yo con eso imagino pecados muy graves.

Un saludo.

Sabe usted que el el pecado es una Ley?... sabe lo que significa ello?... bien, Romanos 7 se lo debería dejar en claro si a la verdad dispone del debido discernimiento.

Un saludo.
 
Re: Peca Fuertemente

Bendiciones en Cristo.



Confieso que varias veces he dejado este escrito paseándose por mi mente y mi corazón y nunca lo había convertido en realidad. Confieso además que más de una vez he recibido en mi oración personal instrucciones de mi Señor sobre la gracia y al instante vienen a mi mente estas palabras del Dr. Lutero y creo entenderle. Ya hoy decido parirlo.

Cuando leo el llamado de atención al predicador de la gracia no puedo evitar sentirme aludido: predicar una gracia verdadera implica predicar un pecado verdadero. Pero estas palabras también llaman la atención del hombre, del pecador, no son palabras dirigidas a un oficio o a un ministerio son palabras dirigidas a un hombre, y a un hombre que peca... es aquí, confieso también, donde más me siento confrontado por el predicador-pecador Lutero.

La gracia verdadera, la única gracia que podemos conocer mientras estemos aquí, es una gracia que alcanza a gente que tiene la vida rota, gente que está sometida a la esclavitud del pecado y a la tiranía de lo perecedero, de lo débil, de lo que sufre flaqueza, falencia e insuficiencia. No entiendo de qué otra manera puede una persona experimentar ser tocado e invadido por la gracia de Dios sino es comprendiendo su miseria personal y notando la diferencia abismal que hay entre el regalo de Dios y la realidad del que lo recibe.

Cada vez que descubro que he perdido una batalla ante el pecado, cuando he pecado fuertemente, mi primera reacción es salir corriendo de la presencia de Dios, ir a meterme en la peña y esconderle mi rostro. Lo que sigue es un juego que hace mi mente en el que empieza a buscar excusas y atributos en mí, a apelar a mi anterior fidelidad, a mis méritos anteriores para tratar de apalear la conciencia que me reclama mi estado de pecado; descubro que lo que quiero es no llegar como un pecador delante de Dios sino como un justo-arrepentido que tiene una deuda pasada por la que va a pedir perdón, pero que la razón por la que quiero que se me perdone es por mi situación actual de arrepentimiento-justicia. Comprendí esto hace tiempo y creí que estaba en lo correcto, entendía que es así que las cosas funcionan, y que es bajo esa negociación que Dios se relaciona conmigo luego de pecar.

Hay algo detestable y aborrecible en esta manera de pensar y es el creer que el arrepentimiento-petición-de-perdón son cosas que yo aporto como requisitos o condiciones para que Dios me otorgue su perdón. No conozco a nadie que llegue al extremo de pensar que el arrepentimiento sea un precio que compra el perdón, pero ver el arrepentimiento como requisito para el perdón es el denominador común en la conciencia cristiana. Cuando yo leo el consejo de que sea un pecador y de que peque fuertemente estoy leyendo una invitación a entender-vivir el proceso de la reconciliación por la gracia de una manera distinta.

Saberse pecador implica reconocer que Dios no quiere establecer un negocio conmigo en el que yo aporto algo para él devolverme otra cosa. Implica que yo descubro que nunca puedo estar frente a Dios de otra manera, que no tengo nada que dar. Implica reconocer que el único vínculo que me une a Él es Jesús. Implica dejar de recibir el tormento de mi conciencia que quiere encontrar algo en mí mismo digno de volver donde Él, es zafarme de este círculo vicioso en el que quiero auto-justificarme y como no encuentro nada en mí más que mi pecado anterior soy quemado y azotado por la culpabilidad largamente hasta que termino convirtiéndome en mi propio idolo, llenándome de orgullo, ignorando la dureza, la barbaridad y la trascendencia de lo que he hecho y quiero disminuirlo escondiéndolo debajo de mi (mio, de mi propiedad) rectificación.

Pecar fuertemente implica no excusarse, implica mirar al desnudo lo bajo de mi falta, implica reconocer que al ser mi falta tan grande ni siquiera voy a perder tiempo buscando algo en mí mismo para sopesarlo sino que voy a recurrir con una confianza atrevida al que puede aportar con un Sacrificio tan grande un enorme precio de gloria para pagar mi deuda. Pecar descaradamente no es una invitación a cometer pecados nuevos licenciosamente es una invitación a la responsabilidad, a la humildad, a pasar como por un atajo a apelar rápido y directamente a la misericordia de Cristo. Es renunciar a andar por los derroteros de la soberbia religiosa que quiere auto-limpiarse y por el contrario se tira al precipico de la fe que en caida libre y a una velocidad vertiginosa nos devuelve a los brazos de aquel a Quien ofendimos.

Obligatoriamente un consejo a pecar fuertemente tiene que terminar en un consejo como "ora fuertemente" (añadido el recordatorio de que "eres todo un pecador") porque ese es su objetivo. El objetivo es que sepa que tengo delante de mí una redención graciosa tan copiosa que siempre debo renunciar a la falsa piedad que no quiere ser perdonada sino premiada.

El cúlmen de este consejo es el "detalle" de que nada puede separarme de Cristo. ¡¡¡Cuánto duele sentirse lejos de Cristo!!! Si cuando peco entiendo que me he alejado de Cristo, que Cristo me ha desgajado de él, pues he sido abandonado a la creencia de que el camino de vuelta debo hacerlo yo, por mi cuenta, pues estoy solo. Esto es desamparador! Es la causa de una miseria atormentadora en mí que no es querida por parte de Dios. Esta idea es la responsable de que yo crea que debo darle a Dios algo a cambio para que me acepte, esta idea es la que me bloquea el acceso a entender que SOLO Cristo puede derretir mi corazón, revelarme mi pecado, revelarme su gracia y misericordia y él mismo abrazarme a mí. Si entiendo que mi pecado me aleja de Él, me separa de Él, pues obligatoriamente tengo que entender que el arrepentimiento-rectificación que tengo es obra mía y no regalo suyo, porque no cuento con Él, porque estoy solo.

El peligro más grave es que si yo entendiese que hay un pecado en particular que me merezca esta separación, o un número de repeticiones de este pecado, ya sea adulterio, asesinato, docenas o miles de veces, estoy en la misma situación. No voy a poder entender el perdón como la obra que Dios hace en mí de enderezar mi conciencia, de regalarme la salida de la tristeza y desolación en la que me sume el pecado sino como la transacció con la que Dios decide olvidarse de lo que hice.

La realidad, la gracia verdadera, es esa que señala a Jesús como la única solución para el pecado, la que no pierde tiempo con los comerciales y le revela al pecador que él no es nada más que eso, que nunca va a dejar de serlo y que siempre, siempre, su SOLA solución es creer-regocijarse en lo que Cristo-Jesús hizo y que yo como pecador nunca podré hacer.

Un predicador de la gracia debe saber que la gracia de Dios por su característica sobrenatural siempre va a sorprender siempre se escapará de ser apresada por nuestra religiosidad; debe saber que la predicación de la gracia siempre andará coqueteando con la herejía y andará al borde de la ortodoxia, siempre al borde, al extremo, porque ella es eso: Gracia; y mientras siempre se encuentre con la mente de un pecador que no quiere reconocer lo fuerte de su pecado siempre correrá el peligro de ser calumniada, violentada y arrastrada por encima de la fronteras de la sana-doctrina que ha dibujado la religiosidad para ser condenada allí por subversiva... pero ella será siempre eso: predicación de la gracia.

En el Amor de Jesús.
Gabaon.

Estas dibujando el corazón mismo de nosotros los pecadores, empezando por mi.

Dios te bendiga
 
Re: Peca Fuertemente

Gabaon ¿No comprendes lo que significa NO TENTARÁS AL SEÑOR TU DIOS?

Mateo 4:6-7
y le dice: "Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna."
Jesús le dijo: "También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios."


Deuteronomio 6:16-19
No tentaréis a Yahvé vuestro Dios, como le habéis tentado en Masá.
Guardaréis cuidadosamente los mandamientos de Yahvé vuestro Dios, los estatutos y preceptos que te ha prescrito,
harás lo que es recto y bueno a los ojos de Yahvé para que seas feliz y llegues a tomar posesión de esa tierra buena que Yahvé prometió con juramento a tus padres,
arrojando ante ti a todos tus enemigos, como te ha dicho Yahvé.


Un hombre que acumula pecado tras pecado, sin mayor preocupación acumula la ira del Señor que podría desbordarse de improviso.

Este pueblo se sentó a comer y a divertirse porque pensaron QUE NO PODRÍAN HACER CAMBIAR DE PARECER A YAHVÉ:

Isaias 22:12-13
Llamaba el Señor Yahvé Sebaot aquel día a lloro y a lamento y a raparse y ceñirse de sayal,
mas lo que hubo fue jolgorio y alegría, matanza de bueyes y degüello de ovejas, comer carne y beber vino: "¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!"


Así es con nosotros CÁIGALE BIEN AL SEÑOR CON AYUNOS CON LAMENTOS Y LLANTOS, para encontrar la Gracia ante el, no sea flojo.
 
Re: Peca Fuertemente

Bendiciones en Cristo.



Confieso que varias veces he dejado este escrito paseándose por mi mente y mi corazón y nunca lo había convertido en realidad. Confieso además que más de una vez he recibido en mi oración personal instrucciones de mi Señor sobre la gracia y al instante vienen a mi mente estas palabras del Dr. Lutero y creo entenderle. Ya hoy decido parirlo.

Cuando leo el llamado de atención al predicador de la gracia no puedo evitar sentirme aludido: predicar una gracia verdadera implica predicar un pecado verdadero. Pero estas palabras también llaman la atención del hombre, del pecador, no son palabras dirigidas a un oficio o a un ministerio son palabras dirigidas a un hombre, y a un hombre que peca... es aquí, confieso también, donde más me siento confrontado por el predicador-pecador Lutero.

La gracia verdadera, la única gracia que podemos conocer mientras estemos aquí, es una gracia que alcanza a gente que tiene la vida rota, gente que está sometida a la esclavitud del pecado y a la tiranía de lo perecedero, de lo débil, de lo que sufre flaqueza, falencia e insuficiencia. No entiendo de qué otra manera puede una persona experimentar ser tocado e invadido por la gracia de Dios sino es comprendiendo su miseria personal y notando la diferencia abismal que hay entre el regalo de Dios y la realidad del que lo recibe.

Cada vez que descubro que he perdido una batalla ante el pecado, cuando he pecado fuertemente, mi primera reacción es salir corriendo de la presencia de Dios, ir a meterme en la peña y esconderle mi rostro. Lo que sigue es un juego que hace mi mente en el que empieza a buscar excusas y atributos en mí, a apelar a mi anterior fidelidad, a mis méritos anteriores para tratar de apalear la conciencia que me reclama mi estado de pecado; descubro que lo que quiero es no llegar como un pecador delante de Dios sino como un justo-arrepentido que tiene una deuda pasada por la que va a pedir perdón, pero que la razón por la que quiero que se me perdone es por mi situación actual de arrepentimiento-justicia. Comprendí esto hace tiempo y creí que estaba en lo correcto, entendía que es así que las cosas funcionan, y que es bajo esa negociación que Dios se relaciona conmigo luego de pecar.

Hay algo detestable y aborrecible en esta manera de pensar y es el creer que el arrepentimiento-petición-de-perdón son cosas que yo aporto como requisitos o condiciones para que Dios me otorgue su perdón. No conozco a nadie que llegue al extremo de pensar que el arrepentimiento sea un precio que compra el perdón, pero ver el arrepentimiento como requisito para el perdón es el denominador común en la conciencia cristiana. Cuando yo leo el consejo de que sea un pecador y de que peque fuertemente estoy leyendo una invitación a entender-vivir el proceso de la reconciliación por la gracia de una manera distinta.

Saberse pecador implica reconocer que Dios no quiere establecer un negocio conmigo en el que yo aporto algo para él devolverme otra cosa. Implica que yo descubro que nunca puedo estar frente a Dios de otra manera, que no tengo nada que dar. Implica reconocer que el único vínculo que me une a Él es Jesús. Implica dejar de recibir el tormento de mi conciencia que quiere encontrar algo en mí mismo digno de volver donde Él, es zafarme de este círculo vicioso en el que quiero auto-justificarme y como no encuentro nada en mí más que mi pecado anterior soy quemado y azotado por la culpabilidad largamente hasta que termino convirtiéndome en mi propio idolo, llenándome de orgullo, ignorando la dureza, la barbaridad y la trascendencia de lo que he hecho y quiero disminuirlo escondiéndolo debajo de mi (mio, de mi propiedad) rectificación.

Pecar fuertemente implica no excusarse, implica mirar al desnudo lo bajo de mi falta, implica reconocer que al ser mi falta tan grande ni siquiera voy a perder tiempo buscando algo en mí mismo para sopesarlo sino que voy a recurrir con una confianza atrevida al que puede aportar con un Sacrificio tan grande un enorme precio de gloria para pagar mi deuda. Pecar descaradamente no es una invitación a cometer pecados nuevos licenciosamente es una invitación a la responsabilidad, a la humildad, a pasar como por un atajo a apelar rápido y directamente a la misericordia de Cristo. Es renunciar a andar por los derroteros de la soberbia religiosa que quiere auto-limpiarse y por el contrario se tira al precipico de la fe que en caida libre y a una velocidad vertiginosa nos devuelve a los brazos de aquel a Quien ofendimos.

Obligatoriamente un consejo a pecar fuertemente tiene que terminar en un consejo como "ora fuertemente" (añadido el recordatorio de que "eres todo un pecador") porque ese es su objetivo. El objetivo es que sepa que tengo delante de mí una redención graciosa tan copiosa que siempre debo renunciar a la falsa piedad que no quiere ser perdonada sino premiada.

El cúlmen de este consejo es el "detalle" de que nada puede separarme de Cristo. ¡¡¡Cuánto duele sentirse lejos de Cristo!!! Si cuando peco entiendo que me he alejado de Cristo, que Cristo me ha desgajado de él, pues he sido abandonado a la creencia de que el camino de vuelta debo hacerlo yo, por mi cuenta, pues estoy solo. Esto es desamparador! Es la causa de una miseria atormentadora en mí que no es querida por parte de Dios. Esta idea es la responsable de que yo crea que debo darle a Dios algo a cambio para que me acepte, esta idea es la que me bloquea el acceso a entender que SOLO Cristo puede derretir mi corazón, revelarme mi pecado, revelarme su gracia y misericordia y él mismo abrazarme a mí. Si entiendo que mi pecado me aleja de Él, me separa de Él, pues obligatoriamente tengo que entender que el arrepentimiento-rectificación que tengo es obra mía y no regalo suyo, porque no cuento con Él, porque estoy solo.

El peligro más grave es que si yo entendiese que hay un pecado en particular que me merezca esta separación, o un número de repeticiones de este pecado, ya sea adulterio, asesinato, docenas o miles de veces, estoy en la misma situación. No voy a poder entender el perdón como la obra que Dios hace en mí de enderezar mi conciencia, de regalarme la salida de la tristeza y desolación en la que me sume el pecado sino como la transacció con la que Dios decide olvidarse de lo que hice.

La realidad, la gracia verdadera, es esa que señala a Jesús como la única solución para el pecado, la que no pierde tiempo con los comerciales y le revela al pecador que él no es nada más que eso, que nunca va a dejar de serlo y que siempre, siempre, su SOLA solución es creer-regocijarse en lo que Cristo-Jesús hizo y que yo como pecador nunca podré hacer.

Un predicador de la gracia debe saber que la gracia de Dios por su característica sobrenatural siempre va a sorprender siempre se escapará de ser apresada por nuestra religiosidad; debe saber que la predicación de la gracia siempre andará coqueteando con la herejía y andará al borde de la ortodoxia, siempre al borde, al extremo, porque ella es eso: Gracia; y mientras siempre se encuentre con la mente de un pecador que no quiere reconocer lo fuerte de su pecado siempre correrá el peligro de ser calumniada, violentada y arrastrada por encima de la fronteras de la sana-doctrina que ha dibujado la religiosidad para ser condenada allí por subversiva... pero ella será siempre eso: predicación de la gracia.

En el Amor de Jesús.
Gabaon.

.

Gracias hermano por este aporte de bendición.

Esa es la experiencia de un caminar con el Señor, via de santidad en la que estamos reflejados todos los que humildemente hemos llegado a descansar de nuestras obras en Jesucristo y le estamos dejando que Él nos cubra, nos sostenga, y nos guarde gracias a su grande misericordia, Él nos ama y no nos deja nunca solos, aunque muchas veces nos parece que estamos solo con nuestras decisiones, Él sigue con su E.S. alentandonos.

Me ha gustado mucho de la forma que lo has redactado y confesado, en ello hay gran bendición para ti primero, y tambien para todos los hermanos que lo leen.


Un abrazo.


.
 
Re: Peca Fuertemente

Estas dibujando el corazón mismo de nosotros los pecadores, empezando por mi.

Dios te bendiga

No, mi querido hermano, empezando por mí.

:pcheers3:



No sé cual parte de lo escrito por Gabaon me llega más al alma...quizá esto:

La realidad, la gracia verdadera, es esa que señala a Jesús como la única solución para el pecado, la que no pierde tiempo con los comerciales y le revela al pecador que él no es nada más que eso, que nunca va a dejar de serlo y que siempre, siempre, su SOLA solución es creer-regocijarse en lo que Cristo-Jesús hizo y que yo como pecador nunca podré hacer

:elcaminan
 
Re: Peca Fuertemente

Gabaon ¿No comprendes lo que significa NO TENTARÁS AL SEÑOR TU DIOS?

Mateo 4:6-7
y le dice: "Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, porque está escrito: A sus ángeles te encomendará, y en sus manos te llevarán, para que no tropiece tu pie en piedra alguna."
Jesús le dijo: "También está escrito: No tentarás al Señor tu Dios."


Deuteronomio 6:16-19
No tentaréis a Yahvé vuestro Dios, como le habéis tentado en Masá.
Guardaréis cuidadosamente los mandamientos de Yahvé vuestro Dios, los estatutos y preceptos que te ha prescrito,
harás lo que es recto y bueno a los ojos de Yahvé para que seas feliz y llegues a tomar posesión de esa tierra buena que Yahvé prometió con juramento a tus padres,
arrojando ante ti a todos tus enemigos, como te ha dicho Yahvé.


Un hombre que acumula pecado tras pecado, sin mayor preocupación acumula la ira del Señor que podría desbordarse de improviso.

Este pueblo se sentó a comer y a divertirse porque pensaron QUE NO PODRÍAN HACER CAMBIAR DE PARECER A YAHVÉ:

Isaias 22:12-13
Llamaba el Señor Yahvé Sebaot aquel día a lloro y a lamento y a raparse y ceñirse de sayal,
mas lo que hubo fue jolgorio y alegría, matanza de bueyes y degüello de ovejas, comer carne y beber vino: "¡Comamos y bebamos, que mañana moriremos!"


Así es con nosotros CÁIGALE BIEN AL SEÑOR CON AYUNOS CON LAMENTOS Y LLANTOS, para encontrar la Gracia ante el, no sea flojo.

¿Sabes?

Me parece que no distingues entre tentar y caer.

No se trata de "caerle bien o mal" a Dios, sino que somos pecadores y debemos empezar por reconocerlo.

El Señro Jesús vino a salvar a los pecadores, no a personas que no son pecadores y que son justos, ellos o quizas debería decir "ustedes" lo que son justos y creen no tener pecado, los que se curan a si mismos con ayunos, lamentos y llantos, desde luego que no tienen necesidad de médico, ni de ser sanados, ni de ser perdonados, ni de ser salvados; nosotros los pecadores, si.

Un saludo
 
Re: Peca Fuertemente

Pues ójala tengas razón y sea un mal entendido, pero pues entonces qué quieren decir con 'pecar fuertemente', yo con eso imagino pecados muy graves.

Un saludo.

La gavedad de una ofensa se mide por dos aspectos, uno la ofensa en si y otra a la persona que se ofende.

Quizas resulte ofensivo que alguien en medio del trafico le diga una mala palabra a un mal conductor, pero si esa misma mala palabra se la dice a un alto dignatario podría significar la pérdida de la libertad del infractor.

Asi nosotros, el mas leve pecado ante Dios, termina siendo una muy grande ofensa debido a que estamos ofendiendo al Rey de reyes y Señor de señores, cualquier pecado aunque tu lo consideres banal es pues, una muy grave ofensa ante nuestro Dios tres veces Santo, Santo Santo.

En este sentido es que pecamos, todos los pecadores, fuertemente...si lo has notado.

Un saludo