Hace ya un tiempo que mi familia vino enfrentando una situación difícil a resultas de acontecimientos desafortunados; malas deciciones que desembocaron en una hipoteca, y la pérdida de mi casa era inminente. Aquí y aquí traté ello.
Y, como dice el dicho, no hay plazo que no se cumpla ni fecha que no se llegue; mi Dios ha sido tan bueno al permitirnos vivir por un largo tiempo en la casa donde estamos, siendo que hacía dos años debieron echarnos de ahí.
El pasado día lunes se presentaron mis papás a firmar documentos que consumaron una realidad: mi casa está vendida; el adeudo fue cubierto a precio del patrimonio de mis papás. Ahora hemos de liar petate y prepararnos porque, dentro de un mes, estaremos en un lugar más estrecho e incómodo donde nos quedaremos a vivir.
Hace poco estaba mi mamá usando mi computadora en mi cuarto, cuando un sombrío pensamiento de incertidumbre agobió su corazón. Comenzó a orar y externó a Dios este mismo sentimiento que ha perseguido a mi familia desde hace tiempo. En respuesta, Dios le dio un fragmento como una clara respuesta...
Mis papás y yo tratamos este asunto, y nos encomendamos a Dios en oración. Creemos que el Padre nos llevará a un lugar donde Dios traerá prosperidad y calma, lugar donde gente de nuestra familia se reunirá y sabrán sobre el amor de Dios. Aunque sea un lugar pequ3eño donde nos quedemos, tal lugar será insuficiente para recibir a gente sedienta de Dios, e incluso pensamos que Dios levaqntará una obra de evangelismo y una congregación donde vayamos a parar.
A pesar de las circunstancias complicadas de nuestro tiempo, Dios prometió no abandonarnos. Él nos ha sostenido y nos sostendrá a donde quiera que estemos porque Dios es bueno.
Y, como dice el dicho, no hay plazo que no se cumpla ni fecha que no se llegue; mi Dios ha sido tan bueno al permitirnos vivir por un largo tiempo en la casa donde estamos, siendo que hacía dos años debieron echarnos de ahí.
El pasado día lunes se presentaron mis papás a firmar documentos que consumaron una realidad: mi casa está vendida; el adeudo fue cubierto a precio del patrimonio de mis papás. Ahora hemos de liar petate y prepararnos porque, dentro de un mes, estaremos en un lugar más estrecho e incómodo donde nos quedaremos a vivir.
Hace poco estaba mi mamá usando mi computadora en mi cuarto, cuando un sombrío pensamiento de incertidumbre agobió su corazón. Comenzó a orar y externó a Dios este mismo sentimiento que ha perseguido a mi familia desde hace tiempo. En respuesta, Dios le dio un fragmento como una clara respuesta...
"Sión decía:
'El Señor me abandonó,
mi Dios se olvidó de mí.'
Pero ¿acaso una madre olvida
o deja de amar a su propio hijo?
Pues aunque ella lo olvide,
yo no te olvidaré.
Yo te llevo grabada en mis manos,
siempre tengo presentes tus murallas.
Los que te reconstruyen van más de prisa
que los que te destruyeron;
ya se han ido los que te arrasaron.
Levanta los ojos y mira alrededor,
mira cómo se reúnen todos
y vuelven hacia ti.
"Yo, el Señor, juro por mi vida
que todos ellos serán como joyas que te pondrás,
como los adornos de una novia.
Tu país estaba en ruinas,
destruido, arrasado;
pero ahora tu territorio
será pequeño para tus habitantes.
Los que te destruyeron están lejos.
Los hijos que dabas por perdidos
te dirán al oído:
'Este país es demasiado pequeño para nosotros;
haznos lugar para vivir.'
Y tú dirás en tu interior:
'¿Quién me ha dado estos hijos?
Yo no tenía hijos, ni podía tenerlos;
estaba desterrada y apartada,
¿quién los crió?
Me habían dejado sola,
¿de dónde vinieron?' "
El Señor dice:
"Voy a dar órdenes a las naciones;
voy a dar una señal a los pueblos
para que traigan en brazos a tus hijos,
y a tus hijas las traigan sobre los hombros.
Los reyes serán tus padres adoptivos,
y las princesas tus niñeras.
Se inclinarán hasta el suelo delante de ti,
y lamerán el polvo de tus pies.
Y reconocerás que yo soy el Señor,
y que los que en mí confían no quedan defraudados."
Mis papás y yo tratamos este asunto, y nos encomendamos a Dios en oración. Creemos que el Padre nos llevará a un lugar donde Dios traerá prosperidad y calma, lugar donde gente de nuestra familia se reunirá y sabrán sobre el amor de Dios. Aunque sea un lugar pequ3eño donde nos quedemos, tal lugar será insuficiente para recibir a gente sedienta de Dios, e incluso pensamos que Dios levaqntará una obra de evangelismo y una congregación donde vayamos a parar.
A pesar de las circunstancias complicadas de nuestro tiempo, Dios prometió no abandonarnos. Él nos ha sostenido y nos sostendrá a donde quiera que estemos porque Dios es bueno.