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¿te parece poco el que Jesucristo les dijera a los apóstoles "a quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son remitidos"?
¿Y Stg 5,14-15) ¿y 1ª Cor 5,1-5 (especialmente el versículo 4? ¿y Hechos 5?
¿Sabes una cosa, Maripaz? En la Biblia hay más casos en los que se ve a la Iglesia ejerciendo una disciplina durísima sobre alguno de sus miembros que ejerciendo el perdón sobre los pecados de estos. Y, de hecho, en los primeros siglos, la penitencia impuesta sobre los que recaían en el pecado era infinitamente mayor que la que se da ahora. De lo que no tenían la más mínima duda esos primeros cristianos era de la autoridad, derivada de Cristo, que los presbíteros y obispos tenían para perdonar o no perdonar los pecados. Y, en mi opinión, el que se pasara de la confesión comunitaria, en la que los pecados de cada cual tenían que ser conocidos por toda la Iglesia, a la confesión auricular, en la que quedaba garantizada la privacidad del confesante, fue una muestra de misericordia.
Enseñanzas del Catecismo de la IC acerca de la penitencia:
986. "Por voluntad de Cristo, la Iglesia posee el poder de perdonar los pecados de los bautizados, y lo ejerce de forma habitual en el sacramento de la PENITENCIA por medio de los obispos y de los presbíteros."
1422. "'Los que se acercan al sacramento de la PENITENCIA obtienen de la misericordia de Dios el perdón de los pecados cometidos contra El y, al mismo tiempo, se reconcilian con la Iglesia, a la que ofendieron con sus pecados. Ella les mueve a conversión con su amor, su ejemplo y sus oraciones'."
1423. "Se le denomina sacramento de conversión porque realiza sacramentalmente la llamada de Jesús a la conversión, la vuelta al Padre del que el hombre se había alejado por el pecado.
Se denomina sacramento de la PENITENCIA porque consagra un proceso personal y eclesial de conversión, de arrepentimiento y de reparación por parte del cristiano pecador."
1424. "Es llamado sacramento de la confesión porque la declaración o manifestación, la confesión de los pecados ante el sacerdote, es un elemento esencial de este sacramento. En un sentido profundo este sacramento es también una 'confesión', reconocimiento y alabanza de la santidad de Dios y de su misericordia para con el hombre pecador.
Se le llama sacramento del perdón porque, por la absolución sacramental del sacerdote, Dios concede al penitente 'el perdón y la paz'.
Se le denomina sacramento de Reconciliación porque otorga al pecador el amor de Dios que reconcilia: 'Dejaos reconciliar con Dios' [2Co 5,20 .]. El que vive del amor misericordioso de Dios está pronto a responder a la llamada del Señor: 'Ve primero a reconciliarte con tu hermano' [Mt 5,24 .]."
1428. "Ahora bien, la llamada de Cristo a la conversión sigue resonando en la vida de los cristianos. Esta segunda conversión es una tarea ininterrumpida para toda la Iglesia que 'recibe en su propio seno a los pecadores' y que siendo 'santa al mismo tiempo que necesitada de purificación constante, busca sin cesar la PENITENCIA y la renovación'. Este esfuerzo de conversión no es sólo una obra humana. Es el movimiento del 'corazón contrito' [Sal 51,19 .], atraído y movido por la gracia a responder al amor misericordioso de Dios que nos ha amado primero."
Y por si acaso alguno piensa que en la IC no se enseña sobre la penitencia o arrepentimiento interior del creyente, que lea esto:
1430. "Como ya en los profetas, la llamada de Jesús a la conversión y a la penitencia no mira, en primer lugar, a las obras exteriores 'el saco y la ceniza', los ayunos y las mortificaciones, sino a la conversión del corazón, la penitencia interior. Sin ella, las obras de penitencia permanecen estériles y engañosas; por el contrario, la conversión interior impulsa a la expresión de esta actitud por medio de signos visibles, gestos y obras de penitencia."
1431. "La penitencia interior es una reorientación radical de toda la vida, un retorno, una conversión a Dios con todo nuestro corazón, una ruptura con el pecado, una aversión del mal, con repugnancia hacia las malas acciones que hemos cometido. Al mismo tiempo, comprende el deseo y la resolución de cambiar de vida con la esperanza de la misericordia divina y la confianza en la ayuda de su gracia. Esta conversión del corazón va acompañada de dolor y tristeza saludables que los Padres llamaron 'animi cruciatus' [aflicción del espíritu], 'compunctio cordis' [arrepentimiento del corazón]."
1432. "El corazón del hombre es rudo y endurecido. Es preciso que Dios dé al hombre un corazón nuevo. La conversión es primeramente una obra de la gracia de Dios que hace volver a él nuestros corazones: 'Conviértenos, Señor, y nos convertiremos' [Lm 5,21 .]. Dios es quien nos da la fuerza para comenzar de nuevo. Al descubrir la grandeza del amor de Dios, nuestro corazón se estremece ante el horror y el peso del pecado y comienza a temer ofender a Dios por el pecado y verse separado de él. El corazón humano se convierte mirando al que nuestros pecados traspasaron.
Tengamos los ojos fijos en la sangre de Cristo y comprendamos cuán preciosa es a su Padre, porque, habiendo sido derramada para nuestra salvación, ha conseguido para el mundo entero la gracia del arrepentimiento. [San Clemente de Roma]"
1433. "Después de Pascua, el Espíritu Santo 'convence al mundo en lo referente al pecado' [Jn 16,8-9 .], a saber, que el mundo no ha creído en el que el Padre ha enviado. Pero este mismo Espíritu, que devela el pecado, es el Consolador que da al corazón del hombre la gracia del arrepentimiento y de la conversión."