Palabra de Dios diaria (2-10-00)

2 Junio 1999
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Palabra de Dios diaria -- Daniel 3:17-18

Lunes, 2 de Octubre de 2000

He aquí nuestro Dios a quien servimos puede
librarnos del horno de fuego ardiendo; y de
tu mano, oh rey, nos librará. Y si no, sepas,
oh rey, que no serviremos a tus dioses, ni
tampoco adoraremos la estatua que has levantado.

-- Daniel 3:17-18


Pensamiento:

Mientras todo el resto del pueblo de Israel
adoraba la estatua de oro, estos tres jóvenes
se proponen a no servir a otros dioses. Son
un ejemplo para nosotros como hijos de Dios,
que no seguiremos las cosas que sigue el
mundo.


Oración:

Señor deposita en mi corazón un espiritu
decidido a no contaminarse, ni a seguir
falsos dioses e idolos, en el nombre de
Jesús te lo pido. Amén.


Que Dios le bendiga.

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Así habla el Señor:
«Yo voy a enviar un ángel delante de ti, para que te proteja en el camino y te conduzca hasta el lugar que te he preparado.
Respétalo y escucha su voz. No te rebeles contra él, porque no les perdonará las transgresiones, ya que mi Nombre está en él.
Si tú escuchas realmente su voz y haces todo lo que yo te diga, seré enemigo de tus enemigos y adversario de tus adversarios. Entonces mi ángel irá delante de ti.»

Palabra de Dios.


SALMO Sal 90, 1-2. 3-4. 5-6. 10-11 (R.: 11)

R. El te encomendó a sus ángeles
para que te cuiden en todos tus caminos.

Tú que vives al amparo del Altísimo
y resides a la sombra del Todopoderoso,
di al Señor: «Mi refugio y mi baluarte,
mi Dios, en quien confío.» R.

El te librará de la red del cazador
y de la peste perniciosa;
te cubrirá con sus plumas,
y hallarás un refugio bajo sus alas. R.

No temerás los terrores de la noche, |
ni la flecha que vuela de día,
ni la peste que acecha en las tinieblas,
ni la plaga que devasta a pleno sol. R.

No te alcanzará ningún mal,
ninguna plaga se acercará a tu carpa,
porque él te encomendó a sus ángeles
para que te cuiden en todos tus caminos. R.


X Lectura del santo Evangelio según san Mateo 18, 1-5. 10

En aquel momento los discípulos se acercaron a Jesús para preguntarle: «¿Quién es el más grande en el Reino de los Cielos?»
Jesús llamó a un niño, lo puso en medio de ellos y dijo: «Les aseguro que si ustedes no cambian o no se hacen como niños, no entrarán en el Reino de los Cielos. Por lo tanto, el que se haga pequeño como este niño, será el más grande en el Reino de los Cielos. El que recibe a uno de estos pequeños en mi Nombre, me recibe a mí mismo.
Cuídense de despreciar a cualquiera de estos pequeños, porque les aseguro que sus ángeles en el cielo están constantemente en presencia de mi Padre celestial.»

Palabra del Señor.


Reflexión

Hoy lunes 2 de Octubre, conmemoramos a los Ángeles Custodios. La Iglesia celebra esta fiesta ya desde el Siglo XVII cuando fue instituida por el papa Clemente X. Los Ángeles Custodios son los mensajeros del Señor encargados de velar por cada uno de nosotros, protegiendo nuestro camino en la tierra y alentando nuestras tareas de apostolado.

En el libro del Éxodo dice el Señor: Voy a enviar un ángel delante de tí, para que te cuide en el camino y te conduzca al lugar que te he preparado. Pórtate bien en tu presencia y obedécelo.

Invoquémoslos en este día con esta oración que reza la Iglesia en la liturgia de hoy: Dios, Padre misericordioso, que por tu providencia has enviado para nuestra guarda a tus santos ángeles, concédenos ser siempre defendidos por su protección y gozar eternamente de su compañía.

En el evangelio de hoy, los discípulos preguntan a Jesús sobre quién es el más grande en el Reino de los Cielos. Es claro que los apóstoles todavía mantenían ambiciones terrenas. Por eso les preocupa saber quién es el más grande delante de Dios. Pero, para corregir su orgullo el Señor nos enseña que debemos acercarnos a Él con la disposición e los niños: con sencillez, sin prejuicios, con el alma abierta de par en par.

El Señor nos enseña que los que van a ejercer la autoridad, ya sea en la Iglesia, en la familia o en la sociedad, que esta facultad es un servicio que se presta a los demás. La autoridad que tienen los padres de familia sobre los hijos, o la que ejercen los jefes en un trabajo sobre sus dependientes, así como la que tienen las autoridades civiles sobre la comunidad, les ha sido dada para servicio de aquellos a quienes tienen que dirigir.

La autoridad no debe confundirse con el autoritarismo, ni con el afán de dominio o poder. Ejercemos la autoridad sobre nuestros hijos para educarlos, para hacerlos crecer y ayudar a formarse. No ejercemos autoridad cuando coartamos la libertad, sino cuando ponemos límites o cuando les planteamos exigencias razonables adaptadas a las capacidades y a las posibilidades de cada persona.

Por eso, para ejercer correctamente la autoridad es necesario que seamos humildes. En este evangelio, el Señor trae como ejemplo a un niño, que pone en medio de los apóstoles.
La humildad es propia de los niños, porque ellos conocen sus limitaciones y sus necesidades. Pero la humildad es también para los mayores, uno de los pilares de la vida cristiana. San Agustín decía: “Si me preguntan que es lo más esencial en la religión y en la disciplina de Jesucristo, les respondo: lo primero, la humildad; lo segundo, la humildad; y lo tercero, la humildad.


Pidamos hoy al Señor que nos ayude a ejercer bien la autoridad que sea necesaria en cada circunstancia. A ejercerla con humildad, con la intención de servir y no con el propósito de servirnos. Que evitemos siempre caer en el orgullo del autoritarismo o del afán del dominio y la idolatría del poder. Pidámosle que aprendamos a ser niños delante de Él como nos enseña Jesús en este evangelio


Angel santo de la guarda,
compañero de mi vida,
tú que nunca me abandonas,
ni de noche ni de día.

Aunque espíritu invisible,
sé que te hallas a mi lado,
escuchas mis oraciones
y cuentas todos mis pasos.

En las sombras de la noche,
me defiendes del demonio,
tendiendo sobre mi pecho
tus alas de nácar y oro.

Angel de Dios, que yo escuche
tu mensaje y que lo siga,
que vaya siempre contigo
hacia Dios, que me lo envía.

Testigo de lo invisible,
presencia del cielo amiga,
gracias por tu fiel custodia,
gracias por tu compañía.

En presencia de los ángeles,
suba al cielo nuestro canto:
gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo. Amén.

Himno de la Liturgia de las Horas
 
Maripaz: Porque siempre me adelantas? No sera porque tienes 7 horas de ventaja?

tejano (en Texas donde el sol amanece 7 horas despues de Madrid)