Decidme si san Agustín fue cristiano o anticristiano en su concepción de la fe y las obras. Si él fue cristiano, vosotros sois anticristianos; y si vosotros sois cristianos, él fue anticristiano.
Ahora bien, sostengo que la "Sola fides" es un nuevo dogma acuñado por el protestantismo, y como tal absolutamente falto de soporte escriturístico. Por eso Lutero tuvo que manipular su traducción de la Biblia y añadir un "allein" ( = "solamente") donde en el original no había *nada*, lo que dio lugar a insalvables aporías y contradicciones hermenéuticas.
Y conste que menciono a san Agustin (entre los incontables que defendieron lo mismo) porque sé que los protestantes lo tenéis en buena estima. Aunque sólo sea por aquello que le espetó Lutero a Erasmo en su escrito sobre el albedrío esclavo:
"¡Agustín es todo mío!"
Je...
Dulcicio.
SOBRE LO QUE DICE EL APÓSTOL SANTIAGO: "¿QUIERES ENTERARTE, ESTÚPIDO, DE QUE LA FE SIN OBRAS ES INÚTIL?"
Respuesta: 1. La objeción. Porque el apóstol Pablo, al predicar que el hombre se justifica por la fe sin obras (Cf. Rom 3,28), ha sido mal entendido por quienes han tomado la frase de manera que piensan que habiendo creído una vez en Cristo, aun cuando se obrase mal, y se viviese criminal y perversamente, pueden salvarse por la fe, el pasaje de esta carta expone el mismo sentido del apóstol Pablo, cómo debe ser entendido. Y por esto se sirve más del ejemplo de Abrahán para probar que la fe es inútil si no tiene buenas obras, porque igualmente el apóstol Pablo se sirvió del ejemplo de Abrahán para probar que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Ley. De hecho, al recordar las obras buenas de Abrahán, que han acompañado su fe, hace ver suficientemente que el apóstol Pablo no quiere enseñar por medio de Abrahán que el hombre es justificado por la fe sin obras, como si cualquiera que haya tenido fe estuviese dispensado de hacer obras buenas, sino más bien que nadie piense que él ha llegado por los méritos de sus obras buenas anteriores a la gracia de la justificación que está en la fe. Precisamente en esto pretendían los judíos ser superiores a los gentiles creyentes en Cristo, porque decían que ellos habían llegado a la gracia del Evangelio por los méritos de las obras buenas que hay en la Ley; y, por eso, muchos que de ellos hubiesen creído, se escandalizaban de que la gracia de Cristo fuera dada a los gentiles incircuncisos. Ved por qué el Apóstol Pablo dice que el hombre sin las obras, pero las anteriores, puede ser justificado por la fe.
En verdad, el que ha sido justificado por la fe, ¿cómo puede obrar después sino en justicia, aunque, sin haber obrado antes nada en justicia, haya llegado a la justificación de la fe no por el mérito de las obras buenas, sino por la gracia de Dios, que no puede ser estéril en él cuando él ya está obrando el bien por el amor? Y si llegase a morir inmediatamente después de haber abrazado la fe, la justificación de la fe permanece en él, no por las obras buenas anteriores, porque él ha llegado a la justificación no por el mérito, sino por gracia; tampoco por las obras buenas siguientes, porque no se le permite vivir. Por tanto, es evidente lo que dice el apóstol Pablo: "Sostenemos que el hombre es justificado por la fe sin las obras", no en el sentido de que llamemos justo a aquel que ha vivido después de haber recibido la fe, aunque haya vivido en pecado.
Así pues, tanto el apóstol Pablo se sirve del ejemplo de Abrahán, porque él ha sido justificado por la fe sin las obras de la Ley que él no había recibido, como Santiago, porque demuestra que las obras buenas habían acompañado a la fe del mismo Abrahán, haciendo ver de qué modo hay que entender lo que el apóstol Pablo ha predicado.
2. La respuesta. En efecto, quienes opinan que esta tesis de Santiago es contraria a la otra del apóstol Pablo pueden pensar también que el mismo Pablo se contradice a sí mismo, porque dice en otro pasaje: "Porque no basta escuchar la ley para estar a bien con Dios, hay que practicar la ley para ser justificados". Y en otro lugar: "sino la fe que obra por el amor". Y de nuevo: "Si vivís según la carne, vais a la muerte; y al contrario, si con el espíritu dais muerte a las obras de la carne, viviréis". Y cuáles son las obras de la carne a que hay que dar muerte con las obras del espíritu, lo declara en otro pasaje, cuando dice: "Las obras de la carne son manifiestas: las fornicaciones, las inmoralidades, el libertinaje, la idolatría, los maleficios, las enemistades, las discordias, las rivalidades, las disputas, los egoísmos, los partidismos, las envidias, las borracheras, las orgías, y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que los que obran tales cosas no poseerán el reino de Dios".
También dice a los Corintios: "No os llaméis a engaño: los inmorales, idólatras, adúlteros, invertidos, sodomitas, ladrones, avaros, borrachos, difamadores y estafadores no poseerán el reino de Dios. Eso erais algunos antes; pero estáis lavados, pero estáis santificados, pero estáis justificados en nombre de nuestro Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios". Con estas sentencias enseña clarísimamente que ésos no han llegado a la justificación de la fe por las obras buenas pasadas ni se les ha dado esa gracia por sus méritos, cuando afirma "eso erais algunos antes", sino que cuando dice: "los que obran tales cosas no poseerán el reino de Dios", deja bien claro que desde que han abrazado la fe deben producir obras buenas. Lo cual afirma también Santiago, y el mismo apóstol Pablo insiste en multitud de pasajes abundante y formalmente que todos los que han recibido la fe en Cristo deben vivir correctamente para evitar los castigos. Que es también lo que el mismo Señor recuerda, diciendo: "No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése entrará en el reino de los cielos". Y en otra parte: "¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que os digo?" Y: "Todo el que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parecerá a un hombre prudente que edificó su casa sobre roca", etc. "Y el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parecerá a un hombre necio, que edificó su casa sobre arena", etc.
En resumen: No hay contradicción en las afirmaciones de los dos apóstoles, Pablo y Santiago, cuando el uno dice que el hombre es justificado por la fe sin obras y el otro afirma que es inútil la fe sin obras, porque el primero habla de las obras que preceden a la fe, y el segundo de las obras que siguen a la fe, como también el mismo Pablo enseña en muchos lugares.
San Agustín. Ochenta y tres cuestiones diversas.
Ahora bien, sostengo que la "Sola fides" es un nuevo dogma acuñado por el protestantismo, y como tal absolutamente falto de soporte escriturístico. Por eso Lutero tuvo que manipular su traducción de la Biblia y añadir un "allein" ( = "solamente") donde en el original no había *nada*, lo que dio lugar a insalvables aporías y contradicciones hermenéuticas.
Y conste que menciono a san Agustin (entre los incontables que defendieron lo mismo) porque sé que los protestantes lo tenéis en buena estima. Aunque sólo sea por aquello que le espetó Lutero a Erasmo en su escrito sobre el albedrío esclavo:
"¡Agustín es todo mío!"
Je...
Dulcicio.
SOBRE LO QUE DICE EL APÓSTOL SANTIAGO: "¿QUIERES ENTERARTE, ESTÚPIDO, DE QUE LA FE SIN OBRAS ES INÚTIL?"
Respuesta: 1. La objeción. Porque el apóstol Pablo, al predicar que el hombre se justifica por la fe sin obras (Cf. Rom 3,28), ha sido mal entendido por quienes han tomado la frase de manera que piensan que habiendo creído una vez en Cristo, aun cuando se obrase mal, y se viviese criminal y perversamente, pueden salvarse por la fe, el pasaje de esta carta expone el mismo sentido del apóstol Pablo, cómo debe ser entendido. Y por esto se sirve más del ejemplo de Abrahán para probar que la fe es inútil si no tiene buenas obras, porque igualmente el apóstol Pablo se sirvió del ejemplo de Abrahán para probar que el hombre es justificado por la fe sin las obras de la Ley. De hecho, al recordar las obras buenas de Abrahán, que han acompañado su fe, hace ver suficientemente que el apóstol Pablo no quiere enseñar por medio de Abrahán que el hombre es justificado por la fe sin obras, como si cualquiera que haya tenido fe estuviese dispensado de hacer obras buenas, sino más bien que nadie piense que él ha llegado por los méritos de sus obras buenas anteriores a la gracia de la justificación que está en la fe. Precisamente en esto pretendían los judíos ser superiores a los gentiles creyentes en Cristo, porque decían que ellos habían llegado a la gracia del Evangelio por los méritos de las obras buenas que hay en la Ley; y, por eso, muchos que de ellos hubiesen creído, se escandalizaban de que la gracia de Cristo fuera dada a los gentiles incircuncisos. Ved por qué el Apóstol Pablo dice que el hombre sin las obras, pero las anteriores, puede ser justificado por la fe.
En verdad, el que ha sido justificado por la fe, ¿cómo puede obrar después sino en justicia, aunque, sin haber obrado antes nada en justicia, haya llegado a la justificación de la fe no por el mérito de las obras buenas, sino por la gracia de Dios, que no puede ser estéril en él cuando él ya está obrando el bien por el amor? Y si llegase a morir inmediatamente después de haber abrazado la fe, la justificación de la fe permanece en él, no por las obras buenas anteriores, porque él ha llegado a la justificación no por el mérito, sino por gracia; tampoco por las obras buenas siguientes, porque no se le permite vivir. Por tanto, es evidente lo que dice el apóstol Pablo: "Sostenemos que el hombre es justificado por la fe sin las obras", no en el sentido de que llamemos justo a aquel que ha vivido después de haber recibido la fe, aunque haya vivido en pecado.
Así pues, tanto el apóstol Pablo se sirve del ejemplo de Abrahán, porque él ha sido justificado por la fe sin las obras de la Ley que él no había recibido, como Santiago, porque demuestra que las obras buenas habían acompañado a la fe del mismo Abrahán, haciendo ver de qué modo hay que entender lo que el apóstol Pablo ha predicado.
2. La respuesta. En efecto, quienes opinan que esta tesis de Santiago es contraria a la otra del apóstol Pablo pueden pensar también que el mismo Pablo se contradice a sí mismo, porque dice en otro pasaje: "Porque no basta escuchar la ley para estar a bien con Dios, hay que practicar la ley para ser justificados". Y en otro lugar: "sino la fe que obra por el amor". Y de nuevo: "Si vivís según la carne, vais a la muerte; y al contrario, si con el espíritu dais muerte a las obras de la carne, viviréis". Y cuáles son las obras de la carne a que hay que dar muerte con las obras del espíritu, lo declara en otro pasaje, cuando dice: "Las obras de la carne son manifiestas: las fornicaciones, las inmoralidades, el libertinaje, la idolatría, los maleficios, las enemistades, las discordias, las rivalidades, las disputas, los egoísmos, los partidismos, las envidias, las borracheras, las orgías, y cosas por el estilo. Y os prevengo, como ya os previne, que los que obran tales cosas no poseerán el reino de Dios".
También dice a los Corintios: "No os llaméis a engaño: los inmorales, idólatras, adúlteros, invertidos, sodomitas, ladrones, avaros, borrachos, difamadores y estafadores no poseerán el reino de Dios. Eso erais algunos antes; pero estáis lavados, pero estáis santificados, pero estáis justificados en nombre de nuestro Señor Jesucristo y en el Espíritu de nuestro Dios". Con estas sentencias enseña clarísimamente que ésos no han llegado a la justificación de la fe por las obras buenas pasadas ni se les ha dado esa gracia por sus méritos, cuando afirma "eso erais algunos antes", sino que cuando dice: "los que obran tales cosas no poseerán el reino de Dios", deja bien claro que desde que han abrazado la fe deben producir obras buenas. Lo cual afirma también Santiago, y el mismo apóstol Pablo insiste en multitud de pasajes abundante y formalmente que todos los que han recibido la fe en Cristo deben vivir correctamente para evitar los castigos. Que es también lo que el mismo Señor recuerda, diciendo: "No todo el que dice Señor, Señor, entrará en el reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los cielos, ése entrará en el reino de los cielos". Y en otra parte: "¿Por qué me llamáis Señor, Señor, y no hacéis lo que os digo?" Y: "Todo el que escucha estas palabras mías y las pone en práctica, se parecerá a un hombre prudente que edificó su casa sobre roca", etc. "Y el que escucha estas palabras mías y no las pone en práctica, se parecerá a un hombre necio, que edificó su casa sobre arena", etc.
En resumen: No hay contradicción en las afirmaciones de los dos apóstoles, Pablo y Santiago, cuando el uno dice que el hombre es justificado por la fe sin obras y el otro afirma que es inútil la fe sin obras, porque el primero habla de las obras que preceden a la fe, y el segundo de las obras que siguen a la fe, como también el mismo Pablo enseña en muchos lugares.
San Agustín. Ochenta y tres cuestiones diversas.