Oración, ayuno y limosna

14 Diciembre 2000
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Oración, ayuno y limosna.

Los tres actos dirigidos a las tres dimensiones del creyente.

Como personas humanas, tenemos dos "dimensiones" principales en nuestra capacidad de relación y conocimiento:

1) El conocimiento y la relación con uno mismo.

2) El conocimiento y relación de uno con los demás, con el prójimo.

En el caso de personas de fé, se agrega una tercera "dimensión":

3) El conocimiento y relación con Dios.

Para mejorar cada una de estas tres direcciones de relación y conocimiento,
contamos con estas tres "herramientas":

Para mejorar la dimensión 1) (el autoconocimiento y autodominio), tenemos el [ayuno.

Para la mejorar la dimensión 2),(amor al prójimo), tenemos la limosna.

Para mejorar la dimensión 3) (nuestra relación con Dios)tenemos la oración.


Estas "obras" NO se deben hacer para ganar mérito alguno ante sí mismo, ni ante los demás, ni ante Dios, como lo dice enérgicamente Jesucristo, "no practiquen su justicia como los fariseos".

Si esta fuese la actitud, sería mejor no practicarlas en absoluto.

El objetivo debe ser mejorar nuestra "salud espiritual", sanar nuestra capacidad de apertura a los demás y a Dios, limpiar nuestro "organismo espiritual" de la resaca que se pudo juntar en él, por los diarios problemas, frustraciones y sufrimientos que todos pasamos en la vida.

Como personas de fé, debemos priorizar siempre el "dar" sobre el "recibir", y en esta línea se deben practicar estos actos, como gestos de apertura, generosidad y don de sí, a Dios, a los hermanos y a uno mismo.

La oración se entiende con facilidad, que nos resulta IMPRESCINDIBLE si queremos realmente avanzar en la experiencia de Dios, y penetrar en el Misterio de su Voluntad para nuestras vidas, hasta llegar a ser "Imagen" de Aquel que dió su Vida para rescatarnos de la muerte.
Es la "respiración" del alma.
Alma que no ora, "muere", así de simple.

La limosna nos permita "salir de nosotros mismos", en tanto la practiquemos de corazón,
sin buscar lucimiento, y con generosidad, dfando de lo que necesitamos, no sólo de lo que nos sobra.
No es sólo dar dinero, sino tiempo, y darnos a nosotros mismos, no sólo "cosas".

El ayuno, puede ser el más difícil de interpretar para qué sirve.
No es un "sacrificio", en el sentido de "pagar" culpas ni "flagelarse" a la manera oriental.

Simplemente es una manera práctica de entrenarnos en "morir a nosotros mismos",
como lo dice el Evangelio, buscando elevarnos por sobre nuestra corporal flaqueza, para poder someter todo nuestro ser, en este caso el cuerpo, a los dictados del alma, la cual se orienta a Dios.

Así, el ayuno puede servir para "unificarnos" hacia Dios, hacia las realidades Eternas, y también nos puede ayudar a una mejor comprensión de nosotros mismos, al sentir cuán poca cosa somos, que ni siquiera podemos pasar un día sin depender de comida y bebida.

Nos impulsa a reconocernos pequeños y necesitados, que odo lo recibimos de la mano amorosa del Padre Celestial, que alimenta a las aves del cielo tanto como a nosotros mismos.

Nos dá una mayor percepción de la Bondad Inmensa del Padre, que se ocupa cada día de proveernos de todo cuanto necesitamos, y nos hace ser más agradecidos y sencillos, como un niño en los brazos de su madre.
Y también despierta nuestra sensibilidad para los que no tienen con qué sustentarse,
para que seamos más solidarios con los preferidos de Dios, los pobres.

Las tres "obras", en realidad, apuntan a un mismo fin.

Hacernos más aptos para actuar coherentemente con lo que decimos creer.

Nos ayudan a pasar "del dicho al hecho" ,
pues con sólo palabras bonitas, no se cumple la Voluntad de Dios ni se puede entrar al Reino de los Cielos.

"Bienaventurados aquellos que oyen la Palabra de Dios, y la ponen en práctica"
 
Originalmente enviado por Juan_Manuel:
Oración, ayuno y limosna.
Gracias por recordanos el espiritu liturgico que acoge la cuaresma. Seguro que si te hicieramos caso mejorariamos espiritualmente
Dios me lo bendiga