Obra de teatro Jesús lava los pies a sus discípulos

Los católicos lo hacemos en cada iglesia del mundo todos los años el jueves santo.
 
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Juan 13
Antes de la fiesta de la Pascua, sabiendo Jesús que su hora había llegado para pasar de este mundo al Padre, habiendo amado a los suyos que estaban en el mundo, los amó hasta el fin[a]. 2 Y durante la cena, como ya el diablo había puesto en el corazón de Judas Iscariote, hijo de Simón, el que lo entregara, 3 Jesús, sabiendo que el Padre había puesto[b] todas las cosas en sus manos, y que de Dios había salido y a Dios volvía, 4 se levantó* de la cena y se quitó* su manto, y tomando una toalla, se la ciñó. 5 Luego echó* agua en una vasija, y comenzó a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla que tenía ceñida. 6 Entonces llegó* a Simón Pedro. Este le dijo*: Señor, ¿tú lavarme a mí los pies? 7 Jesús respondió, y le dijo: Ahora tú no comprendes lo que yo hago, pero lo entenderás después. 8 Pedro le contestó*: ¡Jamás me lavarás los pies! Jesús le respondió: Si no te lavo, no tienes parte conmigo. 9 Simón Pedro le dijo*: Señor, entonces no solo los pies, sino también las manos y la cabeza. 10 Jesús le dijo*: El que se ha bañado no necesita lavarse, excepto los pies, pues[c] está todo limpio; y vosotros estáis limpios, pero no todos. 11 Porque sabía quién le iba a entregar; por eso dijo: No todos estáis limpios.

Jesús lava los pies de sus discípulos en señal de prepararlos para un largo viaje, purifica sus pasos, los hace aptos para la evangelización de las naciones.

Pedro en su escaso entendimiento profiere la nota discordante, pensó que el Maestro, el Mesías esperado no debía humillarse de esa manera; había olvidado que el mayor es el servidor de todos..

Jesús le hace entrar en razón: Si no santifico tus pasos, no tendrás parte en mi ministerio. Camina con mi bendición, porque es con ella que lograras las proezas del evangelio.

"Pedro, yo ya te lavé ¿no lo recuerdas?, te he purificado, te he preparado durante 3 años, te he dado el don de imponer las manos y sanar ¿Como quieres que te vuelva a lavar si en Mí ya eres limpio o hombre de poca fé?

Mas sin embargo, Pedro no era el problema.

Alguno del ministerio sagrado solo recibiría la bendición como un rito, porque su corazón no era apto del Maestro.

¿Cuantos hoy traicionan su hábito, su ministerio, su pastorado, su diaconado, su liderazgo cristiano y se abocan a satisfacer su egoista agenda personal?

Por una bicoca has defenestrado tu vocación, tu ministerio, porque la satisfacción que el mundo dá no pasa de unas décadas. Te has jugado la vida eterna.
 
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