Dios los bendiga. Hermano Luis Fernando, gracias por su explicación, veo que usted condena abiertamente las prácticas idólatricas. Conozco a un hermano católico, que si bien él no venera imágenes, justifica a los que sí lo hacen.
Permítame manifestarle mi desacuerdo con la veneración de íconos, creo que la decisión debe ser radical y eliminar todo tipo de imágenes. De todas formas, me da alegría saber que hay hermanos católicos como usted que combaten la idolatría.
Otra aberración que encontré se enmarca en los procesos de canonización, para declarar beato y santo a alguien, hace que falta que se compruebe que el candidato intercedió por milagros. A tal fin, los interesados en la canonización del sujeto en cuestión, reparten oraciones dirigidas al potencial santo, yo caí en el pasado en esa práctica, rezandole a una tal Úrsula Benincasa, hoy me da vergüenza reconocerlo. Por ejemplo, de aquelos días guarde (como prueba) una oración dirigida a un tal Juan Berthier, en la que se le pide una gracia por su mediación (si se la obtiene hay que informar a los propulsores de la canonización):
Por tu intercesión (Juan Berthier) pedimos a Dios Padre que nuestro hogar sea como el de Nazaret y por tu mediación hay le presentamos esta intención nuestra...
También escuché que una religiosa le rezó a Juan XXIII y éste se le apareció, concediéndole la gracia, y por eso será elevado a los altares.
También está el caso de san Cristóbal, a los católicos se les recomendaba que se encomendaran a él en sus viajes, ya que es el patrono de los automovilistas, y resultó que la ICR terminó reconociendo que Cristóbal no existió nunca, o sea que le rezaron a alguien que no existe. O lo mismo pasa con el mito de san Jorge. E inclusive, un hermano católico que está pronto a recibir el diaconado, me explicó que muchos de los nombres que figuran en el santoral pertenecen a seres que no existieron, o que no se tiene certeza de su probidad cristiana, por lo que quizá no estén en el cielo. La ICR tiene que aclara ya mismo esto, la vida eterna de mucha gente está en juego. También me molestó que a los santos que son dignos de ser imitados, como Francisco de Asís, los tengan casi como inalcanzables y sólo para pedirles gracias, cuando en verdad Francisco era un joven como yo, un hombre como cualquiera que cuando encontró el Evangelio, vendió todo y se fue con Cristo.
Bien, hermano, que Dios le bendiga, y le de la gracia de ayudar a muchso católicos para que no caigan en idolatría.
Gracias a Dios que en España las cosas están cambiando.
Que la paz del Señor esté con ustedes.