Re: Nuevo Chasco en el adventismo en un futuro no muy lejano
Estimado oscar777. Saludos cordiales.
Respondo: Las mujeres que fueron testigos presenciales de la pasión y muerte de nuestro Señor Jesucristo, guardaron el día de reposo conforme al mandamiento. Ese día sagrado es nuestro séptimo día semanal el sábado.
Ahora si te fijas bien, Lucas menciona este incidente unos treinta años después de la resurrección de nuestro Señor Jesucristo, lo que confirma que el mandamiento estaba en plena vigencia cuando él escribió el evangelio que lleva su nombre.
Con respecto a reunirse en el primer día, no significa hacer de ese día un día sagrado o santo.
Y si la Biblia menciona a Juan que recibió la revelación de Jesucristo en el día del Señor, la misma Biblia te revelará que Él ( Jesús, el Hijo del hombre) es Señor del sábado (su día).
Ahora te invito a conocer un poco de historia con respecto a este asunto tan controversial.
"Era día de la preparación, y estaba para comenzar el día de reposo.
Y las mujeres que habían venido con él desde Galilea, siguieron también, y vieron el sepulcro, y cómo fue puesto su cuerpo.
Y vueltas, prepararon especias aromáticas y ungüentos; y descansaron el día de reposo, conforme al mandamiento." Lucas 23:54-56.
Una ilustración apropiada de la historia de la observancia del primer día en la iglesia Cristiana es aquella de los obispos de Roma. El obispo Romano ahora reclama el supremo poder sobre todas las iglesias de Cristo. El afirma que este poder fue dado a Pedro, y transmitido a los obispos de Roma; o más bien que Pedro fue el primer obispo Romano, y que una sucesión de tales obispos desde su tiempo al presente ha ejercido este poder absoluto en la iglesia. Ellos son capaces de rastrear su línea a los tiempos apostólicos, y afirman que el poder ahora reclamado por el papa fue reclamado y ejercido por los primeros pastores de la iglesia de los Romanos. Aquellos que reconocen ahora la supremacía papal creen que esta afirmación, es poseída por derecho divino de poder supremo. Pero la afirmación es absolutamente falsa. Los primeros pastores, u obispos, o ancianos, de la iglesia de Roma eran modestos, ministros sencillos de Cristo, de entereza no como el arrogante obispo de Roma, que ahora usurpa el lugar de Cristo como cabeza de la iglesia Cristiana.
El primer día de la semana ahora reclama ser el Sabbat Cristiano, y respalda su autoridad por medio del cuarto mandamiento, habiendo hecho a un lado el séptimo día, que ese mandamiento encierra, y usurpado su lugar. Sus partidarios afirman que esta posición y esta autoridad le fueron dadas por Cristo. Como no hay registro de tal regalo en las Escrituras, el argumento principal que lo respalda se obtiene al rastrear la observancia del primer día hasta los primeros Cristianos, quienes, se dice, no habrían santificado el día si no hubieran sido instruidos a hacerlo por los apóstoles; y los apóstoles no les habrían enseñado, si Cristo no hubiera, en su presencia, cambiado el Sabbat. Pero la observancia del primer día puede rastrearse no más cercano a tiempos apostólicos que el año 140 D.C., mientras que los obispos de Roma pueden rastrear su línea a los propios tiempos de los apóstoles. Aquí mismo está el reclamo papal a la autoridad apostólica mejor que para el Sabbat del primer día. Pero con esta excepción, el argumento histórico a favor de cada uno es el mismo. Ambos empezaron con pretensiones muy moderadas, y gradualmente ganaron poder y santidad, crecieron en fuerza juntos.
VAMOS AHORA A AQUELLOS QUE FUERON LOS PRIMEROS OBSERVADORES DEL DOMINGO, Y APRENDAMOS DE ELLOS LA NATURALEZA DE LA OBSERVANCIA EN SUS COMIENZOS. ENCONTRAREMOS,
1. Que nadie reclamaba la autoridad divina de la observancia del primer día;
Que ninguno de ellos había escuchado alguna vez del cambio del Sabbat, y ninguno creía que el primer día festivo fuera la continuación de la institución Sabática;
Que el trabajo ese día nunca fue considerado pecado, y la abstinencia de trabajo nunca se menciona como característica de su observancia, ni siquiera se implica, solo cuando fuera necesario con el fin de pasar una porción del día en adoración;
Que si juntamos todos los datos respecto de la observancia del Domingo dispersos entre los Padres de los primeros tres siglos (pues ninguno de ellos da más de dos de estos, y generalmente un solo dato es todo lo que se encuentra en un escritor), solo encontramos cuatro puntos:
a) Una asamblea reunida ese día en el que la Biblia era leída y explicada, y celebrada la cena, y colecta de dinero;
b) El día debe ser de regocijo:
c) No debe ser un día de ayuno; y
d) La rodilla no debe doblarse en oración ese día .
Los siguientes son todos los datos respecto a la naturaleza de la observancia del primer día durante los primeros tres siglos. La epístola falsamente adjudicada a
Bernabé dice sencillamente: “Nosotros guardamos el octavo día con gozo.”
[SUP]1[/SUP] Justino Mártir, en palabras ya citadas en su totalidad, describe la clase de reunión que tenían en Roma y en esa vecindad ese día, y ésto es todo lo que conecta a su observancia.
[SUP]2[/SUP] Ireneo enseñó que para conmemorar la resurrección la rodilla no debe doblarse ese día, y no menciona nada más esencial en su honor. Este acto de estar de pie orando era un símbolo de la resurrección, que debía celebrarse solo ese día, como él lo hacia.
[SUP]3[/SUP] Bardesanes, el Gnóstico, representa a los Cristianos reuniéndose en todas partes para la adoración ese día, pero no describe su adoración, ni da ningún otro honor al día.
[SUP]4[/SUP] Tertuliano describe la observancia del Domingo así: “Nosotros dedicamos el Domingo al gozo,” y añade, “Nosotros tenemos parecido con aquellos de ustedes que dedican el día de Saturno al
descanso y
lujo.”
[SUP]5[/SUP] En otra obra él da más idea del carácter del Domingo festivo. Hablando a sus hermanos, el dice: “Si alguna
indulgencia debe darse a la carne, ustedes tómenla. Yo no digo sus propios días, sino más también, pues para los paganos cada día festivo ocurre solo anualmente; ustedes tienen un día
festivo cada ocho días.” [SUP]6[/SUP] el Dr. Heylyn habla la verdad al decir:--
“Tertuliano nos dice que ellos dedicaban el Domingo en parte al deleite y recreación, no a la devoción; pero cien años después del tiempo de Tertuliano no había ley o constitución que restringiera a los hombres del trabajo este día en la iglesia Cristiana.” [SUP]7[/SUP]
La fiesta del Domingo en tiempo de Tertuliano no era como el Sabbat del primer día moderno, sino esencialmente la festividad Alemana del Domingo, era un día de adoración y recreación, y uno en el que el trabajo no era pecado. Pero Tertuliano habla más respecto de la observancia del Domingo, y el siguiente extracto ha sido utilizado como prueba de que el trabajo ese día si era pecado. Este es el único registro que puede encontrarse antes de que la ley del Domingo de Constantino existiera, y la prueba es decisiva que su significado no es el que reclama. Aquí están sus palabras:--
“Nosotros, sin embargo (así como lo recibimos), solo el día de la resurrección del Señor, debemos guardar, no solo en contra de arrodillarse, sino cualquier postura y oficio de solicitud, suspendiendo aun nuestros negocios, para no dar lugar al diablo. De manera similar, también en el periodo de Pentecostés : cuyo periodo nosotros distinguimos con la misma solemnidad de exaltación.” [SUP]8[/SUP]
El habla de “suspender aun nuestros negocios,” pero esto no implica necesariamente algo más que su postergamiento durante las horas dedicadas al servicio religioso. Queda muy lejos de decir que el trabajo el Domingo, es un pecado. Pero citaremos a Tertuliano:
La observancia del Domingo antes de explicar a profundidad las palabras anteriores:--
“Nosotros consideramos ilícito el ayuno y arrodillarse en adoración en el día del Señor. Nos regocijamos en el mismo privilegio también en la Pascua a Domingo de Ramos.” [SUP]9[/SUP]
Estas dos cosas, el ayuno y arrodillarse, son los únicos hechos que los Padres establecieron como ilícitos el Domingo, a menos, ciertamente, que el Duelo pueda incluirse en la lista. Es seguro que el trabajo nunca se menciona. Y observe que Tertuliano repite la declaración importante de la cita previa, que el honor del Domingo pertenece también al “periodo de Pentecostés,” esto es, los cincuenta días entre Pascua, y el Domingo de Ramos. Sin embargo, si el trabajo del Domingo, Tertuliano lo consideraba pecaminoso, lo mismo era cierto durante el periodo de Pentecostés, ¡un espacio de cincuenta días! Pero esto no es posible. Podríamos concebir suspender negocios por un día de asamblea religiosa, no así cada día por cincuenta día, y también que los hombres ni ayunaran ni se arrodillaran durante ese tiempo, lo que era precisamente la celebración religiosa del Domingo. Pero decir que Tertuliano afirma que el trabajo el Domingo era pecado, es hacerlo declarar lo mismo para los cincuenta días juntos, que nadie se atreve a decir que era la doctrina de Tertuliano.
En otro trabajo, Tertuliano nos da más datos respecto a la naturaleza de la observancia del Domingo: “
¿Nosotros hacemos menos que esto?”
[SUP]10[/SUP] Su lenguaje es extraordinario cuando se considera que se dirige a los paganos. Parece ser que el Domingo como festividad Cristiana era tan similar a la festividad que guardaban los paganos que los retó a demostrar en donde los Cristianos iban más allá que estos paganos a quienes se dirigían.
El siguiente Padre que nos da la naturaleza de la observancia primitiva del Domingo es Pedro de Alejandría. Él dice:--
“Pero el día del Señor nosotros lo celebramos como día de gozo pues en él, él resucitó de Nuevo, en tal día recibimos como costumbre ni siquiera doblar la rodilla.” [SUP]11[/SUP]
El subraya dos cosas como esenciales: debe ser un día de gozo; y los Cristianos, no deben arrodillarse ese día. Zonoras, un comentador antiguo sobre estas palabras de Pedro, explica el día de gozo al decir, “No debemos ayunar; pues es un día de gozo por la resurrección del Señor.”
[SUP]12[/SUP] El siguiente en orden, citamos las llamadas Constituciones Apostólicas. Éstas ordenan que los Cristianos se reúnan para la adoración todos los días, “pero especialmente en el día Sabbat; y en el día de la resurrección de nuestro Señor, el cual es el día del Señor, reunirse mas diligentemente, dando alabanza a Dios,” etc. El objetivo de reunirse era “escuchar la palabra concerniente a la resurrección,” a “orar tres veces de pie,” leer a los profetas, la enseñanza y también la cena.
[SUP]13[/SUP] Estas “Constituciones” no solo dan la naturaleza de la adoración en Domingo tal y como lo mencionamos, sino también dan una idea del Domingo como un día festivo:--
“Ahora los exhortamos, hermanos y compañeros servidores, a evitar hablar en vano y palabras obscenas, murmuraciones, borracherías, lascivia, lujuria, pasíones desenfrenadas, con discursos tontos ya que no permitimos esas cosas en el día del Señor, que es un día de gozo, para hablar y actuar nada inapropiado. “ [SUP]14[/SUP]
Este lenguaje implica sencillamente que el llamado día del Señor era un día de gran envergadura mayor que otro día de la semana. Aun en el día del Señor no debía hablar y actuar nada inapropiado, aunque es evidente que su licencia en aquel día era mayor que en otros días.
Una vez más estas “Constituciones” nos dan la naturaleza de la observancia del Domingo: “
Cada día Sabbat, excepto uno, y cada día del Señor celebramos asambleas solemnes, y nos regocijamos; pues será culpable de pecado el que ayune en el día del Señor.”
[SUP]15[/SUP] Pero nadie puede leer tanto que “sea culpable de pecado el que trabaje en este día.”
En seguida, citamos de la epístola a los Magnesianos en su forma completa, aunque no escrita por Ignacio, fue escrita en ese tiempo cuando las Constituciones Apostólicas fueron escritas. Aquí están las palabras de esta epístola:--
“Y después de guardar el Sabbat, dejen a cada amigo de Cristo guardar el día del Señor como una festividad, el día de resurrección, la reina y principal de todos los días.” [SUP]16[/SUP]
Por último se presenta el escritor de los Documentos Siriacos concernientes a Edessa, él define los servicios del Domingo así:
“En el primer día de la semana, que haya servicio, la lectura de las Escrituras Santas, y la comunión.” [SUP]17[/SUP]
Estos son todos los pasajes en los escritos de los primeros tres siglos que describen la observancia temprana del primer día. Que el lector juzgue si hemos declarado correctamente la naturaleza de aquella observancia. En seguida pedimos su atención a varias razones ofrecidas por estos Padres para celebrar la festividad del Domingo.
La rechazada epístola de Bernabé apoya la festividad del Domingo al decir que era el día “en el cual Jesús resucitó de los muertos,” y relaciona que prefigura los ocho mil años, cuando Dios creará el mundo nuevo.
[SUP]18[/SUP]
Referencias:
[SUP]1 [/SUP]Epístola de Bernabé, cap. 15.
[SUP]2[/SUP] Primera Apología de Justin Mártir, cap. 67.
[SUP]3 [/SUP]Escritos Perdidos de Ireneo, Fragmento 7 y 50.
[SUP]4 [/SUP]Libro de las Leyes de los Países.
[SUP]5 [/SUP]Apología de Tertuliano, sec. 16.
[SUP]6 [/SUP]Sobre la Idolatría, cap.14.
[SUP]7 [/SUP]Hist. Sab., part 2, cap. 8, sec. 13.
[SUP]8 [/SUP]Sobre la Oración, cap. 23.
[SUP]9 [/SUP]
De Corona, sec. 3.
[SUP]10 [/SUP]
Ad Natione, libro 1, cap. 13.
[SUP]11 [/SUP]Canon 15.
[SUP]12[/SUP] Ante-Niceno, vol. 14, p. 322.
[SUP]13 [/SUP]Constitución Apostólica, libro 2, sec. 7, par. 59.
[SUP]14 [/SUP]Id., libro 5, sec 2, par. 10.
[SUP]15 [/SUP]Id., libro 5, sec. 3, par 20.
[SUP]16 [/SUP]Epístola a los Magnesianos (forma larga), cap. 9.
[SUP]17 [/SUP]Documentos Siriacos, p. 38.
[SUP]18 [/SUP]Epístola de Bernabé, cap. 15.