Me parece que en los tiempos actuales nos estamos olvidando de varias
verdades de fe; una de ellas es la del purgatorio. ¡Y existe el purgatorio!
O sea, el estado de las almas que murieron en gracia de Dios, pero a quienes
queda el reato de alguna pena temporal debida por sus pecados; se purifican
enteramente antes de entrar en el cielo.
Es una verdad de fe. La Iglesia comprometió toda su autoridad recibida de
Jesucristo para definir esta verdad.
¿El purgatorio es un lugar? ¿Es un estado del alma? Eso ya no se sabe. Pero
lo cierto es que las almas de los difuntos que no se han limpiado de sus
pecados veniales o de la pena temporal debida por los mortales ya
perdonados, han de purificarse antes de ver a Dios. Se sufre sí en el
purgatorio, pero con gran conformidad y resignación, con la seguridad de que
pasado el tiempo se ha de ir a Dios.
Merece la pena en esta vida limpiarnos de nuestras faltas veniales y de lo
que queda por expiar del pecado mortal ya perdonado, porque es mucho más
llevadero el sufrimiento en esta vida que en la otra.
Siempre se ha rezado por los difuntos. Las Misas y demás oraciones que se
ofrecen al Señor por ellos no son para recordarlos, o en su honor, sino para
pedirle a Dios que acepte nuestras oraciones y sufragios y los lleve pronto
al Cielo. No hemos de olvidarnos de rezar por nuestros difuntos. JM. Lorenzo
Si deseas alguna aclaración o consulta sobre esta cuña puedes escribir a
[email protected] Gracias. No entro en debates. Sí, en diálogo.
verdades de fe; una de ellas es la del purgatorio. ¡Y existe el purgatorio!
O sea, el estado de las almas que murieron en gracia de Dios, pero a quienes
queda el reato de alguna pena temporal debida por sus pecados; se purifican
enteramente antes de entrar en el cielo.
Es una verdad de fe. La Iglesia comprometió toda su autoridad recibida de
Jesucristo para definir esta verdad.
¿El purgatorio es un lugar? ¿Es un estado del alma? Eso ya no se sabe. Pero
lo cierto es que las almas de los difuntos que no se han limpiado de sus
pecados veniales o de la pena temporal debida por los mortales ya
perdonados, han de purificarse antes de ver a Dios. Se sufre sí en el
purgatorio, pero con gran conformidad y resignación, con la seguridad de que
pasado el tiempo se ha de ir a Dios.
Merece la pena en esta vida limpiarnos de nuestras faltas veniales y de lo
que queda por expiar del pecado mortal ya perdonado, porque es mucho más
llevadero el sufrimiento en esta vida que en la otra.
Siempre se ha rezado por los difuntos. Las Misas y demás oraciones que se
ofrecen al Señor por ellos no son para recordarlos, o en su honor, sino para
pedirle a Dios que acepte nuestras oraciones y sufragios y los lleve pronto
al Cielo. No hemos de olvidarnos de rezar por nuestros difuntos. JM. Lorenzo
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