No hay cosas pequeñas
Varios meses una luz delantera de nuestro auto no funcionaba como debería.
Su luz era tenue, amarillenta y no alumbraba como la otra radiante y con gran fuerza; tratando de encontrar cual era el desperfecto hicimos de todo, checar la batería, los fusibles y no encontramos nada, lo llevamos al mecánico y nos dijo que era la batería, cosa que nosotros ya habíamos checado. Compramos la batería y la luz siguió igual, cambiamos los fusibles y nada.
Un día en casa de mis suegros, que todavía los tengo gracias a Dios, mi suegro me dio la clave. Dijo: Abre la cajuela del auto y allí encontrarás un tornillo muy chiquito el cual sostiene un cable que es la tierra de la luz, quítalo y límpialo con una lija y con eso vas a tener. Al principio pensé que eso no podría ser pero llegando a nuestra casa fue lo primero que hice y saben que pasó, que la luz se arregló.
Esto me ha enseñado dos cosas:
1. Que nunca hay que menospreciar los consejos de la gente mayor.
2. Que las cosas o las personas por mas pequeñas que sean siempre tienen una función específica y si no la realizan pueden afectar el buen funcionamiento de un todo.
Así es en la vida de todas las cosas, hasta en la iglesia, todos debemos realizar nuestras labores aunque parezcan muy pequeñas e insignificantes para nosotros.
Quizás a veces nos sintamos como ese pequeño tornillo pero basta una pequeña limpieza y ponernos a trabajar para que todo marche bien.
Recuerda también que para Dios no hay personas pequeñas o cosas insignificantes.
Trabajemos todos como un equipo para las cosas de Dios.
Dios bendiga a todos.
Espero que lo que acabas de leer sirva para vivificar tu vida.
[email protected]
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Varios meses una luz delantera de nuestro auto no funcionaba como debería.
Su luz era tenue, amarillenta y no alumbraba como la otra radiante y con gran fuerza; tratando de encontrar cual era el desperfecto hicimos de todo, checar la batería, los fusibles y no encontramos nada, lo llevamos al mecánico y nos dijo que era la batería, cosa que nosotros ya habíamos checado. Compramos la batería y la luz siguió igual, cambiamos los fusibles y nada.
Un día en casa de mis suegros, que todavía los tengo gracias a Dios, mi suegro me dio la clave. Dijo: Abre la cajuela del auto y allí encontrarás un tornillo muy chiquito el cual sostiene un cable que es la tierra de la luz, quítalo y límpialo con una lija y con eso vas a tener. Al principio pensé que eso no podría ser pero llegando a nuestra casa fue lo primero que hice y saben que pasó, que la luz se arregló.
Esto me ha enseñado dos cosas:
1. Que nunca hay que menospreciar los consejos de la gente mayor.
2. Que las cosas o las personas por mas pequeñas que sean siempre tienen una función específica y si no la realizan pueden afectar el buen funcionamiento de un todo.
Así es en la vida de todas las cosas, hasta en la iglesia, todos debemos realizar nuestras labores aunque parezcan muy pequeñas e insignificantes para nosotros.
Quizás a veces nos sintamos como ese pequeño tornillo pero basta una pequeña limpieza y ponernos a trabajar para que todo marche bien.
Recuerda también que para Dios no hay personas pequeñas o cosas insignificantes.
Trabajemos todos como un equipo para las cosas de Dios.
Dios bendiga a todos.
Espero que lo que acabas de leer sirva para vivificar tu vida.
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