PRACTICANDO EL LIBRO DE LOS HECHOS
Semana 5 --- Nuestra actitud para con las riquezas materiales
Sábado --- Leer con oración: Mt 6:19-20, 24; Mt 16:26
"Sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan" (Mt 6:20)
NO ACUMULAR TESOROS SOBRE LA TIERRA
El principio del Nuevo Testamento es que no debemos acumular para nosotros tesoros en la tierra, sino depositarlos en los cielos (Mt 6:19-20). Muchos tuvieron la experiencia de acumular tantos tesoros en la tierra y finalmente se quedaron sin nada. No se sabe cómo, pero parece que el tesoro fue robado o corroído por la polilla y el orín. Si esto es así, vamos a venderlos y depositarlos en los cielos antes que los hombres tomen nuestros bienes.
Mateo 6:24 dice:“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. El término riquezas es literalmente Mamom, palabra aramea que quiere decir riquezas. Necesitamos hacer una elección entre Dios y Mamom, que es el dios de las riquezas. Algunos dicen:“Yo quiero servir a Dios, pero también servir a Mamom, porque mi objetivo es sacar de Mamom y entregarlo a Dios”. Esa fue mi experiencia en el pasado, cuando yo también pensaba así. Antes de convertirme al Señor, siempre servia a Mamom, es decir, trataba de ganar dinero. Después que creí, también intentaba sacar el dinero de Mamom y traerlo para que sea usado por la iglesia. Normalmente eso es hecho por alguien que aún no creció en la vida cristiana. Por un lado, siempre buscaba ganar dinero; por otro, ofrendaba para el Señor. Pero, cuando la vida de Dios fue creciendo poco a poco en mí, Dios no quiso que actuase más de esa manera.
Siempre pensé en ganar mucho dinero. Hace algunos años, pensé muchas veces en tener mi patrimonio multiplicado con determinado negocio. Puesto que era bastante lucrativo, pensé que sería muy bueno ganar dinero y ofrendar a la iglesia, pues tenemos muchos encargos de ofrendas y tantas necesidades en la obra. No podemos decir que eso esté mal, ni tampoco osamos decir que sea bueno. Cuando alguien tiene dinero y el Señor lo lleva a ofrendar, muy bien; pero no podemos quitar el derecho de los demás de ofrendar al Señor, porque cuando ofrendan riquezas materiales, acumulan tesoros en el cielo. Si alguien ofrenda en lugar de los demás, o monopoliza las ofrendas, las riquezas de los demás permanecerán en la tierra.
Entonces, el Señor me hizo fracasar en los negocios, no por falta de visión o gestión empresarial, sino para no ganar el mundo entero y perder mi alma (Mt 16:26). Si yo me dedicase totalmente al negocio,¿cómo cuidaría de las iglesias? Estaría dividido, sirviendo a dos señores. Por tanto, Dios no quiso que yo hiciese eso y salí totalmente del negocio. Reconozco que eso fue Su gran misericordia: no podemos servir a Dios y a Mamom, pues ciertamente amaremos a uno más que al otro, puesto que no hay como amar a los dos igualmente.
En aquella época yo tenía una razón: no hacía aquello sólo por la supervivencia y el sustento; quería servir a las iglesias, pues muchas de ellas eran pobres. Mi intención era suplir a los hermanos. El Señor realmente me usó por un tiempo, pero Él temía que yo me dedicase demasiado a Mamom y Lo descuidase, entonces me permitió fracasar. Aprender esta lección fue excelente, para que diez años más tarde, yo pudiese dedicarme exclusivamente a servir a las iglesias. Este es mi testimonio.
Punto Clave: No servir a dos señores
Pregunta: ¿Cuándo la vida crece, cómo tratamos con los asuntos materiales?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!
Semana 5 --- Nuestra actitud para con las riquezas materiales
Sábado --- Leer con oración: Mt 6:19-20, 24; Mt 16:26
"Sino haceos tesoros en el cielo, donde ni la polilla ni el orín corrompen, y donde ladrones no minan ni hurtan" (Mt 6:20)
NO ACUMULAR TESOROS SOBRE LA TIERRA
El principio del Nuevo Testamento es que no debemos acumular para nosotros tesoros en la tierra, sino depositarlos en los cielos (Mt 6:19-20). Muchos tuvieron la experiencia de acumular tantos tesoros en la tierra y finalmente se quedaron sin nada. No se sabe cómo, pero parece que el tesoro fue robado o corroído por la polilla y el orín. Si esto es así, vamos a venderlos y depositarlos en los cielos antes que los hombres tomen nuestros bienes.
Mateo 6:24 dice:“Ninguno puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, o estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas”. El término riquezas es literalmente Mamom, palabra aramea que quiere decir riquezas. Necesitamos hacer una elección entre Dios y Mamom, que es el dios de las riquezas. Algunos dicen:“Yo quiero servir a Dios, pero también servir a Mamom, porque mi objetivo es sacar de Mamom y entregarlo a Dios”. Esa fue mi experiencia en el pasado, cuando yo también pensaba así. Antes de convertirme al Señor, siempre servia a Mamom, es decir, trataba de ganar dinero. Después que creí, también intentaba sacar el dinero de Mamom y traerlo para que sea usado por la iglesia. Normalmente eso es hecho por alguien que aún no creció en la vida cristiana. Por un lado, siempre buscaba ganar dinero; por otro, ofrendaba para el Señor. Pero, cuando la vida de Dios fue creciendo poco a poco en mí, Dios no quiso que actuase más de esa manera.
Siempre pensé en ganar mucho dinero. Hace algunos años, pensé muchas veces en tener mi patrimonio multiplicado con determinado negocio. Puesto que era bastante lucrativo, pensé que sería muy bueno ganar dinero y ofrendar a la iglesia, pues tenemos muchos encargos de ofrendas y tantas necesidades en la obra. No podemos decir que eso esté mal, ni tampoco osamos decir que sea bueno. Cuando alguien tiene dinero y el Señor lo lleva a ofrendar, muy bien; pero no podemos quitar el derecho de los demás de ofrendar al Señor, porque cuando ofrendan riquezas materiales, acumulan tesoros en el cielo. Si alguien ofrenda en lugar de los demás, o monopoliza las ofrendas, las riquezas de los demás permanecerán en la tierra.
Entonces, el Señor me hizo fracasar en los negocios, no por falta de visión o gestión empresarial, sino para no ganar el mundo entero y perder mi alma (Mt 16:26). Si yo me dedicase totalmente al negocio,¿cómo cuidaría de las iglesias? Estaría dividido, sirviendo a dos señores. Por tanto, Dios no quiso que yo hiciese eso y salí totalmente del negocio. Reconozco que eso fue Su gran misericordia: no podemos servir a Dios y a Mamom, pues ciertamente amaremos a uno más que al otro, puesto que no hay como amar a los dos igualmente.
En aquella época yo tenía una razón: no hacía aquello sólo por la supervivencia y el sustento; quería servir a las iglesias, pues muchas de ellas eran pobres. Mi intención era suplir a los hermanos. El Señor realmente me usó por un tiempo, pero Él temía que yo me dedicase demasiado a Mamom y Lo descuidase, entonces me permitió fracasar. Aprender esta lección fue excelente, para que diez años más tarde, yo pudiese dedicarme exclusivamente a servir a las iglesias. Este es mi testimonio.
Punto Clave: No servir a dos señores
Pregunta: ¿Cuándo la vida crece, cómo tratamos con los asuntos materiales?
Dong Yu Lan
Derechos reservados a: Editora “Árvore da Vida”
¡Jesús es el Señor!