Frecuentemente nos acercamos a Nuestro Señor pidiéndole que muestre su favor para con nosotros, para que nos cuide o nos ayude en alguna área de nuestra vida (trabajo, escuela, matrimonio, etc.)Hacemos esto porque creemos y confiamos que nuestro Dios es poderoso para hacer todas las cosas.
Pero a veces nos resulta fácil entrar en pánico, cuando enfrentamos problemas graves (y no tanto), cuando vemos que el paisaje delante de nosotros se torna cada vez más oscuro y denso.
Y en ese momento, a pesar de que con nuestro corazón oramos a Dios por nuestro problema, dejándolo en sus manos, con nuestra mente no podemos dejar de pensar ¡como vamos a hacer para desatar esa maraña de problemas¡ Nos preocupamos, y comenzamos luchar tontamente con nuestras propias fuerzas, olvidándonos que lo habíamos dejado en manos de ËL.
En la Biblia hay un claro ejemplo de esto y es el rey Ezequias (2R 18:20-21el Rey de Asiría había sitiado la ciudad de Jerusalén. Entonces Ezequias en vez de alentar a su pueblo a confiar en Dios, Puso su esperanza en el Rey de Egipto, y le pidió ayuda a el. Pero finalmente se dio cuenta que la verdadera ayuda viene de Dios (2R 19:32-36).
Nosotros tenemos que procurar aprender de eso, y debemos recordar en aquellos momentos difíciles, lo que nos dice en su palabra: …”Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él y él hará.” (Sal 37
Pero a veces nos resulta fácil entrar en pánico, cuando enfrentamos problemas graves (y no tanto), cuando vemos que el paisaje delante de nosotros se torna cada vez más oscuro y denso.
Y en ese momento, a pesar de que con nuestro corazón oramos a Dios por nuestro problema, dejándolo en sus manos, con nuestra mente no podemos dejar de pensar ¡como vamos a hacer para desatar esa maraña de problemas¡ Nos preocupamos, y comenzamos luchar tontamente con nuestras propias fuerzas, olvidándonos que lo habíamos dejado en manos de ËL.
En la Biblia hay un claro ejemplo de esto y es el rey Ezequias (2R 18:20-21el Rey de Asiría había sitiado la ciudad de Jerusalén. Entonces Ezequias en vez de alentar a su pueblo a confiar en Dios, Puso su esperanza en el Rey de Egipto, y le pidió ayuda a el. Pero finalmente se dio cuenta que la verdadera ayuda viene de Dios (2R 19:32-36).
Nosotros tenemos que procurar aprender de eso, y debemos recordar en aquellos momentos difíciles, lo que nos dice en su palabra: …”Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él y él hará.” (Sal 37