Necesito ayuda

Uru86lore

Recién registrado
21 Junio 2019
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Hola soy "cristiana " casi de cuna, me aparte a los 15 y volvi a los 17, en la actualidad tengo 33, en enero del 2018 hice un viaje a mexico por mi liderazgo ( era lider Nacional de jovenes) y todo cambio, en esas actividades comencéa sentirme rara y algo dentro mio rechazaba la idea de ser hija de Dios, lo escuchaba y mi interior decia que no era asi. Volvi de mexico y a los dias tenia que asistir a un retiro espiritual local, empece con temblores, luego comence a sentir panico, hasta que a la noche me mire en el espejo agitada y ya no me reconocía, esa misma noche me desperte a las 3 de la mañana y senti que mi cuerpo se adormecia, el corazon me latia muy fuerte y mi mente me decia que me iba a morir, quise orar y mi mente me decia ya no crees en Dios, desde ese dia sufro depresion y no puede escuchar alabanzas ni nada que se relacione con Cristo. Alguien que le pase algo parecido.
Esto ya hace mas de un año y aun me siguen los pensamientos suicidas
 
Querida Uru86lore:

Gracias por compartir en este foro como tus pensamientos a veces se ponen oscuros. Hay muchos personajes en la Biblia que también han sufrido de inclinaciones suicidas. Si ellos, con tanta fe e intimidad personal y espiritual con Dios se expresaron con profundo pesimismo sobre su existencia, sería normal que nosotros mismos también de vez en cuando podríamos tener sentimientos similares. Por ejemplo, Rebeca, la esposa del patriarca Isaac, se angustió tanto por un problema familiar, que comentó: “He llegado a aborrecer esta vida mía” (Génesis 27:46). Job, quien perdió a sus hijos, la salud, la riqueza y la posición social, afirmó: “Mi alma ciertamente siente asco para con mi vida” (Job 10:1). Moisés le pidió a Dios: “Por favor, mátame y acábame del todo” (Números 11:15). Elías, profeta de Dios, dijo en cierta ocasión: “¡Basta! Ahora, oh Jehová, quítame el alma” (1 Reyes 19:4). Y el profeta Jonás repitió una y otra vez: “Mejor es mi morir que mi estar vivo” (Jonás 4:8).

¿Los condenó Dios por sentirse así? No. Incluso conservó sus comentarios en la Biblia. Sin embargo, debemos notar que ninguno permitió que sus sentimientos lo condujeran al suicidio. Dios los valoraba y deseaba que vivieran. De hecho, hasta la vida de los malvados le importa a Dios, pues los exhorta a que cambien su proceder para ‘realmente seguir viviendo’ (Ezequiel 33:11). ¡Cuánto más desea que nosotros, los que buscamos su favor, sigamos viviendo!

Dios nos ha suministrado el sacrificio de su Hijo, la congregación cristiana, la Biblia y el privilegio de la oración, un conducto de comunicación con Él que nunca está ocupado. El Creador escuchará a todo el que lo busque con corazón humilde y sincero. “Acerquémonos, por lo tanto, con franqueza de expresión al trono de la bondad inmerecida, para que obtengamos misericordia y hallemos bondad inmerecida para ayuda al tiempo apropiado.” (Hebreos 4:16.)
Algo que te ayudará cuando creas que ya no aguantas más es recordar que, por muy negras que te parezcan las perspectivas, ningún problema dura eternamente. Alguien que sufrió muchas desgracias fue el salmista David. Aun así, fíjate lo que le dijo en cierta ocasión a Dios: “Has cambiado mi duelo en danza para mí” (Salmo 30:11).

Obviamente, David no esperaba que esa alegría durara para siempre, pues la experiencia le había enseñado que en la vida los problemas van y vienen. ¿Has notado tú lo mismo? Es cierto que algunas situaciones pueden parecer insoportables. Pero si eres paciente, verás que con el tiempo las cosas cambian y, por lo general, para mejor. A veces mejorarán de formas que nunca habrías esperado. Otras veces descubrirás nuevos modos de enfrentarte a los problemas. En cualquier caso, ten por seguro que esa situación que tanto te angustia no durará para siempre (2 Corintios 4:17).
Sin duda alguna, nada te ayudará tanto como comunicarte con Dios mediante la oración. Puedes pedirle lo mismo que David: “Escudríñame completamente, oh Dios, y conoce mi corazón. Examíname, y conoce mis pensamientos inquietantes, y ve si hay en mí algún camino doloroso, y guíame en el camino de tiempo indefinido” (Salmo 139:23, 24).

Recuerda que la oración es más que una simple forma de desahogarte. Es el medio que tienes para comunicarte con tu Padre celestial y abrirle tu corazón, como él tanto desea (Salmo 62:8). Así pues, no olvides lo siguiente:
● Dios sabe qué circunstancias te angustian (Salmo 103:14).
● Te conoce mejor que tú mismo (1 Juan 3:20).
● Se interesa por ti (1 Pedro 5:7).
● Promete eliminar en el futuro todo lo que te hace llorar (Revelación [Apocalipsis] 21:4).

¡Ojala que estos puntos bíblicos te ayuden cuando tengas estos pensamientos oscuros y que estarás en mis oraciones!


David