¿NAVIDAD O REDENCION?

6 Octubre 1999
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¿NAVIDAD O REDENCION?


La palabra “navidad” viene de “natividad” y esta a su vez de “natal” o “nato” cuyo significado es “nacimiento”, y se la relaciona con el nacimiento de Jesús, el Hijo de Dios. Pero esta fiesta no existía en el cuerpo de doctrinas apostólicas, sino que fue introducida en el siglo III por causa de los festivales de Saturnalia por los romanos. Era una fiesta pagana y un festival de invierno donde se enviaban regalos entre otras cosas no dignas de mencionar aquí.

El hecho destacable en esta fecha de “supuesta” natividad de Jesús, cosa que tampoco es tal, es el hecho de que su nacimiento y posterior vida y ministerio incluyendo su muerte y resurrección, involucra como tema central la “redención de los pecadores”.
Le invito a pensar en eso estos días, a reflexionar junto conmigo en estas benditas palabras:

Lucas 2:36-38 “Estaba también allí, Ana, profetisa, hija de Fanuel, de la tribu de Aser, de edad muy avanzada, pues había vivido con su marido siete años desde su virginidad, y era viuda hacía ochenta y cuatro años; y no se apartaba del templo, sirviendo de noche y de día con ayunos y oraciones. Esta presentándose en la misma hora, daba gracias a Dios, y hablaba del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén”.

Es un cuadro maravilloso en la vida de Jesús. La virgen madre es la primera vez que se presenta en público desde el nacimiento del niño. Recién han transcurrido cuarenta y un días desde que Jesús ha nacido en Belén, y según la ley de Moisés, toda mujer israelita debía ofrecer sacrificios de purificación después del parto, y lo ejecutaban en el templo, en la ciudad de Jerusalén. En esa diligencia andaba María, cuando de pronto se presentó aquella ancianita llamada Ana, la cual daba gracias a Dios reconociendo y hablando del niño a todos los que esperaban la redención en Jerusalén.

Sin ninguna duda la palabra clave para este trozo de las Escrituras es “redención”, término que está relacionado con rescate, libertad, librar, pagar, cancelar y otros. Y en el caso de Ana, especialmente rescate de la opresión de los enemigos, de la vergüenza de su viudez. Libertad de sus opresores como nación, libertad de su vida de soledad y angustia.

Cuando examinamos la vida de Ana en forma detallada, podemos comprender de modo más profundo el real significado de esta palabra llamada “redención”, encontrando que no había persona más apropiada para hablar de “redención” en ese instante en el templo que esta viejecita.

El evangelista Lucas indica varias características de ella que son de mucha utilidad, de las cuales hay tres que sobresalen:
1) Se indica que era de la tribu de Aser.
2) Se indica su avanzada edad.
3) Se indica su viudez.


DE LA TRIBU DE ASER, SU IDENTIDAD

1) Aser formaba parte de las diez tribus perdidas de Israel. En el año 721 aC estas diez tribus fueron llevadas cautivas por los asirios, y cuando ellos regresaron al cabo de varias décadas, volvieron de una manera desperdigada, dispersos, no unidos por familias o tribus, sino más bien como individuos, en forma solitaria. De una forma u otra sufrieron una crisis de identidad, les faltaba algo, que era el sentido de pertenencia. Aunque vivían con israelitas, no necesariamente eran de su misma tribu, y Ana había padecido sus consecuencias.
Uno de los más grandes problemas del siglo XX y quizá de las últimas décadas es la vida solitaria en que viven millones de personas en esta llamada “sociedad modernista”. Aunque estamos rodeados de muchas personas, e interactuamos con ellas, no obstante hay mucha soledad y carencia de una verdadera amistad.
Las tarjetas navideñas hoy en día vienen rotuladas “...paz a los hombres de buena voluntad...” es una frase extraida del evangelio de Lucas 2:14, pero con una pequeña variación. Porque las versiones originales dicen: “...paz, buena voluntad para con los hombres...”. ¿Qué quiero decir? Que los hombres no poseen buena voluntad. Que todo lo que se hace es con interés de por medio. Cuando más, puede que se halle a algunos que demuestren mucho amor y sincera amistad, pero con el paso del tiempo eso también se corrompe. Lo que quiero señalar es el hecho de que el único que puede ofrecer y está en condiciones de sustentar por todos los siglos y para siempre una relación de verdadera compañía, amistad y amor, es Dios, es Cristo Jesús. Pues él ama entrañablemente, al extremo que dio a su Hijo por todos nosotros llevándolo hasta la muerte y muerte de cruz. En realidad, si hay alguien que ama, ese es Dios.
Cuando una persona no está con Dios, vive en una especie de “pérdida de identidad”, es por eso que se han levantado grandes voces en la historia diciendo: “¿Quién soy yo? ¿De dónde vengo? ¿Para dónde voy?. Es el grito de un hombre perdido, de un hombre que no tiene claro su verdadero destino, de un hombre que no le encuentra sentido a la vida.
¿Por qué luchan todos los hombres? Ah, se me dirá, para mejorar nuestra situación económica, para ser feliz, para alcanzar las metas propuestas, etc. Miles de explicaciones. Pero yo pregunto, una vez alcanzadas las metas y habiendo superado todas las barreras, ¿se acabará aquel sentido de que hay algo más? Creo que no. Es permanente. Está en el hombre.
Lo explicaré: Uno de los antiguos libros de la Biblia dice que Dios en el momento de crear al hombre puso eternidad en el corazón nuestro. Y esa “alma eterna” de la cual todos los seres humanos somos participantes, reclama a nuestros sentidos una idea de pertenencia con lo eterno, es decir con Dios.
Jamás creo, una persona encontrará plena felicidad y disfrute en esta vida apartado de Dios. Hemos sido creados para El, y con la capacidad de contenerle y permitir que viva dentro de nosotros.
Oh, me maravillo pensando que Dios, aquel que vive en los cielos, y cuyos cielos como dice el profeta, no son capaces de contener, quiera vivir en mí, .........es tremendamente grande, y a la vez muy, pero muy maravilloso.
Yo, no le cierro la puerta, al contrario, se la abro de par en par, le estoy muy agradecido, porque muchos años vagué como un barco en medio del mar llevado por las olas de acá para allá, pero hoy no es así, estoy persuadido plenamente acerca de las cosas eternas. Conozco a Dios y a Cristo Jesús. Se perfectamente cuál será mi futuro. No hay incertidumbre en mí. Estaré para siempre con el Señor Jesús. Oh, bendito sea su nombre por siempre.


SU AVANZADA EDAD, LA HISTORIA DE ISRAEL

2) Ochenta y cuatro años viuda, siete casada, y entre doce a diecisiete virgen, o sea en suma unos ciento tres a ciento ocho años. Con esa edad ella sabía perfectamente toda la historia de Israel, le tocó vivir una parte importante de su historia, como el período de la toma del poder por el imperio romano por ejemplo.
Los judíos como pueblo hacía ya unos setecientos y más años que estaban viviendo desdichas. Primero vinieron los asirios en el 721 aC a atacarlos, y llevaron cautivos gran parte del pueblo hacia Asiria, claro está, después de violar a sus mujeres, matar a una gran cantidad de personas (mujeres y niños incluidos), etc. Un avasallamiento completo.
Luego en el 605 y 586 aC el rey de Babilonia, Nabucodonosor hizo otro tanto con ellos al atacar Judá. Destruyendo incluso el templo y la ciudad de Jerusalén (prueba de eso son las Lamentaciones de Jeremías). En fin, se los llevaron cautivos a tierra extraña, al oriente donde los israelitas no podía elevar canción a su Dios, y habían colgado sus arpas y sus instrumentos en los sauces junto a los ríos de Babilonia. ¿Qué cuadro más triste verdad?.
Posteriormente al cabo de setenta años de estar en cautiverio en Babilonia, se les permitió regresar a su tierra. Muchos de ellos volvieron y con temor levantaron las murallas de la ciudad y a la vez restauraron el templo.
Pero no vinieron tiempos muy buenos, porque Grecia tomó el poder de la región al paso de los años con Carlo Magno, lo que hizo de los hijos de Israel subditos nuevamente.
Y así, siguieron hasta los días de Ana cuando ellos como nación no eran libres, estaban sometidos al imperio de turno, que en este caso era el romano.
En realidad ellos clamaban a viva voz por un redentor. Toda esta historia Ana la conocía muy bien.
Es por eso que ella no dejaba de hablar del niño, acerca de la redención. Porque Dios había prometido a través de los profetas, que Israel volvería a ser nación, reunida en su tierra, y que los enemigos nunca más someterían a esta nación. Pues, se constituiría en Israel un Rey justo, que reinaría desde Israel y para todas las demás naciones del mundo. Cuyo Rey defendería la causa del afligido de su pueblo, daría de comer al necesitado y traería completa paz y justicia, manifestando misericordia y amor para su pueblo. Abundancia de prosperidad y mucho fruto.
Ana vio a Jesús y supo también que éste era aquel varón designado en los profetas para ser el Rey de Israel. ¿Pero qué pasó?
Ana murió en la esperanza de ver aquello, Jesús fue crucificado, y el pueblo de Israel en el año 70 dC fue saqueado grandemente en su capital Jerusalén por el general romano Tito. Y al parecer no se cumplió lo que estaba predicho. Porque Israel nunca más desde el año 721 aC y hasta nuestro siglo XX volvió a ser nación reconocida y establecida.
Pero debemos decir que Dios es fiel, y cumple sus promesas. Porque fue precisamente ante nuestros ojos que Dios está haciendo esto hoy. En el año 1948 el 12 de mayo, Israel se constituyó en estado soberano, reconocido por las demás naciones.
Esta profecía se está cumpliendo en nuestros propios días. Cada día vuelven los judíos a su tierra de 105 países en que han estado huyendo.
¿Pero que pasará? Es necesario que Jesucristo reine sobre ellos y desde Jerusalén para todas las demás naciones de la tierra. Eso está por suceder muy prontamente. Cada día vemos con asombro como las naciones vecinas de Israel son hostiles y demuestran enemistad con el pueblo judío.
Siria en estas semanas quiere que se le entregue los altos del Golán, una porción de territorio ocupado por los judíos. Por otro lado, los Palestinos liderados por Yaser Arafat, cada día presionan en todos los palcos políticos del mundo para que Israel abandone ciertas zonas como la franja de Gaza y otras. Y así se levantarán otras naciones para batallar contra Israel y quitarles su territorio y despojarlos y finalmente echarlos de allí.
¿Pero qué sucederá? Se cumplirá la palabra escrita también en los profetas. Israel, acorralado, acudirá en auxilio a Dios y Dios los ayudará enviando a Jesús desde los cielos para librarlos de la mano de todos sus enemigos, entonces se cumplirá la palabra que está escrita “vendrá de Sión el libertador que apartará de Jacob la impiedad”.
Ana tenía toda la razón, Jesús es el redentor no tan solo de una persona sino de una nación entera que pedirá su ayuda. Ahora más que nunca estamos cerca, muy cerca de que todo esto se haga realidad. Lo que los judíos creían posible con el primer advenimiento del Mesías (y como no fue así en el plan de Dios, le rechazaron), será posible con su segunda venida que está a las puertas.
¿Qué queremos? Que venga luego Jesús, que apresure su venida, que se rompan los cielos y aparezca la señal del Hijo del Hombre, y regrese para reinar de mar a mar y con justicia y equidad.


SU VIUDEZ

3) Hacía ochenta y cuatro años que estaba viuda, siete años había vivido con su marido, y se puede decir que pudo haberse casado entre los doce a diecisiete años. Se puede deducir entonces que quedó viuda más o menos a los 20 a 24 años. La ley de Moisés hablaba acerca de las viudas, diciendo que cuando falleciere el esposo, un hermano de él debía casarse con la viuda. Ahora, si no había tal hermano o éste ya estaba casado, entonces debía ocupar su lugar un primo, o un pariente cercano del difunto marido. Todo eso para guardar descendencia de la familia del esposo. Pero en el caso de Ana, parece que no hubo ni lo uno, ni lo otro. Ella permaneció en estado de viudez, en soledad y seguramente frustrada porque no tuvo a nadie que la redimiera de su condición y la honrara con hijos.
Lucas nos dice que cuando Ana vio a Jesús, dio gracias a Dios, y hablaba acerca del niño. ¿Por qué? Porque como profetisa, ella supo que estaba en presencia del Mesías redentor, del cual habían hablado en antaño los profetas del Antiguo Testamento. Con sólo ver al niño, inmediatamente se dio cuenta que éste era el Salvador del mundo, y vio en él al redentor de su propia vida. Su fe se encendió rápidamente, pues veía sus anhelos de compañía que por muchos años deseó, en la realidad de ser cumplidos allí mismo.
Como persona ella nunca más se sentiría sola. Estaba desdichada ese momento, sin protección de marido. Pero he aquí el redentor del mundo, aunque en pañales, ya causaba gozo y alegría a los desdichados.
Si bien es cierto que cuando una persona contrae matrimonio, pasa a formar una sola carne con su conyuge. Pero es más cierto aún, que cuando una persona se une a Jesús recibiéndole en el corazón, un espíritu es con él. Es una unidad perfecta.
Más aún con todo, ella hacía ochenta y cuatro años que no tenía marido, estaba humanamente sola. Pero aquí se encontró con Jesús, quién dijo “He aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo”.
En realidad, la compañía de Cristo Jesús en los corazones de los creyentes es algo preciosísimo, es un consuelo eterno, que trae también gozo eterno.
Un marido para una mujer o viceversa, una mujer para un hombre, puede ser una alegría y un gozo de carácter permanente, pero no deja de ser terrenal, o sea, dura esta vida y no más. Aunque sea un matrimonio de mucha aveniencia, y se halle mucho amor entre ellos, nunca podrá ser de la talla de la unión de una persona con Cristo. En realidad quién posee a Cristo Jesús, está plenamente consolado y cómo dice el salmista “en la presencia del Señor hay plenitud de gozo y delicias a su diestra para siempre”.
Ana en su viudez nos representa a todos los seres humanos, ¿cuántos de nosotros hemos estado esperando por años que las condiciones de nuestro vivir cambien? Todas las lagrimas que nuestros ojos derraman son gritos silenciosos en que estamos pidiendo que alguien nos haga justicia, que venga alguien y nos redima, nos rescate de la desgracia en que nos hemos envuelto. Que venga alguien y nos haga honorables, nos honre y sea para nosotros una bendición.
Precisamente para esto Dios ha enviado a Jesús, a redimir y rescatar a los hombres de la desdicha de vivir apartes de El.
Nada hay en la tierra capaz de superar aquello que Cristo otorga, esa vida eterna no se encuentra aquí, esa paz del alma no está aquí abajo, la plenitud de la vida definitivamente no está en este mundo. Se encuentra fuera de aquí, está arriba. ¿Qué debemos hacer por recibirla? Debemos mirar a Dios y humillarnos en su presencia, reconociéndonos pecadores y faltos delante de él, pidiendo perdón por nuestros pecados e invitando a Cristo Jesús que entre a nuestro corazón.
Es muy hermoso.

Es mi saludo de navidad para todos mis amigos y hermanos a través de la red Internet.

Si Ud. Ya ha recibido a Cristo en el corazón, seguramente este mensaje le ayudará a comprender más del amor del Señor. Comparta este contenido con otros que no han hecho de Cristo el Señor de sus vidas.

Si Ud. No ha recibido a Cristo en el corazón, es el tiempo que lo haga, mañana puede ser tarde.

Dios le bendiga grandemente.

Su hermano y servidor, Renato Vera.