Nadie es profeta en su tierra

ricardo perales

Lo importante es la salvación de las almas.
23 Abril 2020
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Significado de Nadie es profeta en su tierra​

Qué es Nadie es profeta en su tierra:​

“Nadie es profeta en su tierra” es un refrán de origen bíblico que aplica cuando las personas deben abandonar su hogar y su tierra para alcanzar una buena reputación. Suele ocurrir que cuando una persona, dentro de su propio entorno, intenta destacar o, incluso, intenta aconsejar en función del bien común, no es valorado por su comunidad o no alcanza a reunir los medios para ser escuchado.
Así, de acuerdo con la lógica de este refrán, si una persona quiere ganar un cierto respeto y reputación, debe emprender camino fuera de su lugar de origen, tal como en los tiempos antiguos lo hacían los profetas, que viajan de pueblo en pueblo para transmitir su mensaje. También es este caso se aplica el uso popular del refrán.
De acuerdo con el evangelio de San Lucas, la frase es atribuida al mismo Jesús de Nazaret. Después de haberse preparado por 40 días en el desierto, Jesús regresó a su pueblo, leyó las escrituras en la sinagoga, como de costumbre, y anunció su cumplimiento. Los asistentes, que lo conocían desde pequeño, tomaron sus palabras como una herejía y lo llevaron afuera para tirarlo al despeñadero.
Tras el episodio, Jesús dijo “Nadie es profeta en su tierra” y escapó de entre la multitud enardecida. A partir de allí, salió a predicar y sanar enfermos a Cafarnaúm, donde fue escuchado y respetado (Evangelio de San Lucas, capítulo 4, versículo 24).
Un refrán equivalente es el que reza: “Nunca el juglar de la tierra tañe bien a fiesta”.
 

Significado de Nadie es profeta en su tierra​

Qué es Nadie es profeta en su tierra:​

“Nadie es profeta en su tierra” es un refrán de origen bíblico que aplica cuando las personas deben abandonar su hogar y su tierra para alcanzar una buena reputación. Suele ocurrir que cuando una persona, dentro de su propio entorno, intenta destacar o, incluso, intenta aconsejar en función del bien común, no es valorado por su comunidad o no alcanza a reunir los medios para ser escuchado.
Así, de acuerdo con la lógica de este refrán, si una persona quiere ganar un cierto respeto y reputación, debe emprender camino fuera de su lugar de origen, tal como en los tiempos antiguos lo hacían los profetas, que viajan de pueblo en pueblo para transmitir su mensaje. También es este caso se aplica el uso popular del refrán.
De acuerdo con el evangelio de San Lucas, la frase es atribuida al mismo Jesús de Nazaret. Después de haberse preparado por 40 días en el desierto, Jesús regresó a su pueblo, leyó las escrituras en la sinagoga, como de costumbre, y anunció su cumplimiento. Los asistentes, que lo conocían desde pequeño, tomaron sus palabras como una herejía y lo llevaron afuera para tirarlo al despeñadero.
Tras el episodio, Jesús dijo “Nadie es profeta en su tierra” y escapó de entre la multitud enardecida. A partir de allí, salió a predicar y sanar enfermos a Cafarnaúm, donde fue escuchado y respetado (Evangelio de San Lucas, capítulo 4, versículo 24).
Un refrán equivalente es el que reza: “Nunca el juglar de la tierra tañe bien a fiesta”.

Esta perfecto su escrito solo que la máxima del profeta es la obediencia por encima de cualquier otro mandamiento y Jesús no se movió de los lugares que fue mandado, porque su misterio era precisamente predicar el evangelio a sus hermanos hebreos y cosa distinta fue de Pablo que fue a los gentiles y no con menos problemas, pero quizás con mayor reconocimiento en vida por haber escrito el 50 % del Nuevo Testamento y profundizar la doctrina del Evangelio de Cristo.​

 
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Los vs. 8-9 son de mis preferidos.

La enseñanza es que es dificil convencer a quien te ha visto todos los dias, a quien te ha visto crecer, que ha visto tus defectos y virtudes, es más fácil ser un extraño que llega a otro pais donde asumen que eres una especie de vidente enviado por los dioses.

Jesús se enfrentó a esta resistencia:

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Lo están viendo hacer milagros pero ni aun asi creen.
 
Ver el archivo adjunto 3326326

Los vs. 8-9 son de mis preferidos.

La enseñanza es que es dificil convencer a quien te ha visto todos los dias, a quien te ha visto crecer, que ha visto tus defectos y virtudes, es más fácil ser un extraño que llega a otro pais donde asumen que eres una especie de vidente enviado por los dioses.

Jesús se enfrentó a esta resistencia:

Ver el archivo adjunto 3326327

Lo están viendo hacer milagros pero ni aun así creen.

Sus hermanos ...... los de su casa , los hijos de María y José , no creían en él.​

 
Santiago (Jacobo) "el menor" (Mc 15:40) es hijo de una María, pero está María es hermana de la madre de Jesús: Juan 19.25, Santiago o Jacobo es hijo de María de Cleofas.

Entonces Santiago o Jacobo no era hijo de María la madre de Jesús, sino hijo de María de Cleofas tía de Jesús. Y Judas era hijo de otro Jacobo o Santiago, no de José.

Entonces dos de los "hermanos" de Jesús no lo eran y los otros dos eran simplemente discípulos de Jesús, es decir, correligionarios.
 

Significado de Nadie es profeta en su tierra​

Qué es Nadie es profeta en su tierra:​

“Nadie es profeta en su tierra” es un refrán de origen bíblico que aplica cuando las personas deben abandonar su hogar y su tierra para alcanzar una buena reputación. Suele ocurrir que cuando una persona, dentro de su propio entorno, intenta destacar o, incluso, intenta aconsejar en función del bien común, no es valorado por su comunidad o no alcanza a reunir los medios para ser escuchado.
Así, de acuerdo con la lógica de este refrán, si una persona quiere ganar un cierto respeto y reputación, debe emprender camino fuera de su lugar de origen, tal como en los tiempos antiguos lo hacían los profetas, que viajan de pueblo en pueblo para transmitir su mensaje. También es este caso se aplica el uso popular del refrán.
De acuerdo con el evangelio de San Lucas, la frase es atribuida al mismo Jesús de Nazaret. Después de haberse preparado por 40 días en el desierto, Jesús regresó a su pueblo, leyó las escrituras en la sinagoga, como de costumbre, y anunció su cumplimiento. Los asistentes, que lo conocían desde pequeño, tomaron sus palabras como una herejía y lo llevaron afuera para tirarlo al despeñadero.
Tras el episodio, Jesús dijo “Nadie es profeta en su tierra” y escapó de entre la multitud enardecida. A partir de allí, salió a predicar y sanar enfermos a Cafarnaúm, donde fue escuchado y respetado (Evangelio de San Lucas, capítulo 4, versículo 24).
Un refrán equivalente es el que reza: “Nunca el juglar de la tierra tañe bien a fiesta”.
La experiencia nos dice que la familiaridad genera desprecio. Nuestro Salvador (aunque había una causa más profunda) atribuye a esta la causa por la que los de Nazaret no le tenían mayor respeto. La incredulidad en nosotros ata las manos de Dios.

No pudo allí hacer obras poderosas, no pudo, no por un defecto de poder, pero el ejercicio del poder divino siempre está regulado por la sabiduría, y de acuerdo con su sabiduría, no pudo hacer obras poderosas allí: porque el fin de nuestro Siendo los milagros del Salvador, ya sea para convertir a los incrédulos a la fe del evangelio, o para confirmar a los débiles creyentes en él, previó que la realización de milagros allí no tendría ningún efecto salvador, y suspendió su poder milagroso. Además, estaba muy irritado por su obstinada infidelidad, y no haría grandes maravillas entre ellos; sólo se cura a unos pocos enfermos.

Y se maravilló de la incredulidad de ellos: era tan convincente su divina doctrina, y tan universal y creíble la fama de sus gloriosas obras hechas en lugares cercanos a ellos, que justa causa de su asombro racional era que no creyeran. Aunque nuestro Salvador los dejó en su infidelidad, no dejó su bendita obra, yendo alrededor de los pueblos, enseñando. Aun así, la predicación parece haber sido la gran obra de nuestro Salvador, cuán liviana es una cosa, por más que algunos la consideren. No puedo dejar de observar cuán poca razón tienen los hombres para gloriarse o para confiar en cualquier privilegio externo: cuán poco significan otras ayudas y asistencias, sin las influencias especiales de la gracia divina, para engendrar la fe en las almas incrédulas y eliminar sus prejuicios contra la doctrina del evangelio! El propio pueblecillo de Cristo fue tan malo como cualquier otro.

Saludos.