Nacer de nuevo para entrar en el reino de Dios

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5 Septiembre 2001
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ALIMENTO DIARIO
Leer con oración: Mt.3:2, 13-17; 4:17; Jn.3:3, 5; 21:5, 7, 9
“Respondió Jesús: De cierto, de cierto te digo, que el que no naciere de agua
y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios” Jn.3:5

NACER DE NUEVO
PARA ENTRAR EN EL REINO DE DIOS
Para que el reino de los cielos pueda estar en la tierra, el Rey del reino de los cielos tuvo que venir a establecerlo. Dios envió a Su Hijo al mundo para ser el Rey del reino de los cielos. Juan el Bautista, el precursor del Rey anunció: “Arrepentíos, porque el reino de los cielos se ha acercado” (Mt 3: 2). Era como si Juan dijese al pueblo: “El reino de los cielos está cerca; ustedes no pueden vivir más según la vieja manera de vida, en las tradiciones de la antigua dispensación. Ustedes necesitan arrepentirse, tener un cambio de mentalidad. Yo los voy a bautizar, para sepultar al viejo hombre. Por el bautismo en agua, las cosas viejas son sepultadas para que puedan recibir las cosas nuevas”. Al hacer eso, Juan preparó el camino para el Señor.
El mismo Señor Jesús fue bautizado por Juan para cumplir la justicia de Dios (vs.13-17). Después del bautismo de Jesús, el Espíritu de Dios descendió sobre Él como paloma y fue ungido. En el Antiguo Testamento los reyes y sumos sacerdotes eran ungidos para cumplir con su incumbencia, la comisión de Dios. Cuando el Espíritu descendió sobre el Señor, Él era el verdadero Sumo Sacerdote, superior a Aarón, y el verdadero Rey del reino de los cielos, superior a David.
Mientras el Señor estaba en la tierra, el reino aún no existía; sólo estaba cerca, por eso, Él también anunció: "El reino de los cielos se ha acercado" (4: 17). Era necesario que Jesús pasara primero por la muerte y resurrección, para liberar la vida divina, que sería infundida a todos aquellos que creyeran en Él. Así que, por el nuevo nacimiento, se formaría el reino de los cielos (cfr.Jn.3:3,5). Las personas, nacidas de nuevo, podrían entrar en el reino de Dios. Para producir el reino, Jesús subió a Jerusalén a fin de sufrir en las manos de los principales sacerdotes y escribas, para morir y resucitar al tercer día. Él necesitaba pasar por todo eso para poder ser Rey.
Cuando entró en Jerusalén, el Señor lo hizo montado en un pollino y entonces el pueblo clamó: “Hosanna al Hijo de David” (21:5, 7, 9). Él entró en Jerusalén como Rey, pero sufrió en las manos de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas, fue juzgado por los romanos y, finalmente, crucificado. En la cruz, sobre Su cabeza, había una inscripción en hebreo, latín y griego, que decía la razón por la cual Él había sido crucificado: “JESÚS NAZARENO, REY DE LOS JUDÍOS” Jn 19:19-20). Con ese epígrafe en tres lenguas, se anunciaba a todo el mundo que Jesucristo era el Rey de los judíos. Para los hombres era una burla, mas llegó a ser un hecho: el Señor Jesús es el Rey del reino de los cielos.
Allí estaba el Rey, ¿pero dónde estaba el pueblo del reino? No
podía haber reino sin un pueblo. Por eso, Él necesitó morir en la cruz, y de Su costado salió sangre y agua al ser herido con una lanza, (v.34): la sangre es para resolver el problema del pecado y de todas las cosas negativas; y el agua es para dispensarnos la vida divina. Como el Señor le dijo a Nicodemo, esa agua prefigura el nuevo nacimiento por medio del cual recibimos la vida divina para entrar en el reino. Las personas que reciben al Señor Jesús, reciben la vida divina y se convierten en el pueblo del reino de los cielos. Por tanto, ese grupo de personas llega a ser la iglesia.
Palabra clave: El pueblo del reino
Pregunta: ¿Cómo llegó el Señor a ser el Rey? .,.
Dong Yu Lan
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¡Jesús es el Señor!