¿misión social de la Iglesia?

11 Diciembre 2002
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Ahí va algo que encontré, y que me gustó ¿qué opináis?

Salud, Bakunin

Nueve tesis para la fundamentación de la misión social de la Iglesia



“...debemos insistir que se impone una jerarquía de beneficiarios o receptores de la solidaridad política, que debe primar, a los más necesitados, a los pobres y oprimidos” (Luis de Sebastián, La solidaridad, ED. Ariel, 1996)



En las iglesias cristianas existen alrededor de doscientos once millones de hermanas y hermanos que viven en pobreza absoluta. Ante esta realidad objetiva la pregunta sobre la responsabilidad social de la Iglesia es absolutamente frívola. La realidad socioeconómica en la que muchas de nuestras hermanas y hermanos se ven inmersos nos cuestiona como pueblo de Dios y signo del Reino.

La iglesia no debe plantearse si debe evangelizar u optar por la responsabilidad social, o preguntarse si tiene una misión social que desarrollar. La Iglesia debe entenderse como un auténtico proyecto social que se convierte en signo de lo que Dios quiere para todo el orbe. El pueblo de Dios debe ser en un signo del acercamiento, mejor, de la irrupción del reino en la historia de los hombres. Y por ello confesar que gracias a Jesucristo tenemos una buena noticia (evangelio) que anuncia a los hombres que es posible, por la fuerza del Espíritu, vivir de una manera diferente a la que rige en nuestro mundo.

Los doscientos once millones de cristianos viviendo en pobreza absoluta son un clamor profético que habla del fracaso de la Iglesia como pueblo de Dios, convirtiéndose así -la iglesia- en un reflejo fidedigno de los valores que imperan en nuestra sociedad.


Fundamentación: nueve tesis para la reflexión


1. Dios liberó a un pueblo de la opresión de Egipto para darle una Ley que le configurara como nación de contraste en medio de las demás naciones, y que sería expresión de la voluntad de Dios para todo el mundo.

2. Las gentes verán y oirán (prioridad del “ver” sobre el “oir”) la forma de vivir de ese pueblo y confesarán: “Ciertamente pueblo sabio y entendido, nación grande es esta” (Deut. 4,6).

3. El pueblo de Dios testifica, por su propia experiencia de vida comunitaria, que Dios es un Dios cercano, y que su proyecto es posible y auténticamente sanador (Deut. 4,7ss).

4. El criterio que certifica la sanidad del pueblo de Dios y motivo de testimonio de la verdad que anuncia, es la ausencia de pobres en su seno (Deut. 15,4). Ante un texto aparentemente conformista como el que encontramos en Deut. 15,11 el Targum Palestinense interpreta de la siguiente manera: “Si Israel guarda los mandamientos, no habrá entre vosotros pobres, pero si ellos abandonan los mandamientos de la Ley, ciertamente no desaparecerán los pobres dentro del país”.

5. Las gentes, según Isaías, al ver y oír la vida y el anuncio del pueblo de Dios dirán, “ venid, subamos al monte de Jehová, a la casa del Dios de Jacob. Él nos enseñará sus caminos y caminaremos por sus sendas” (Is. 2,3). Las naciones se adhieren al proyecto de Dios –las naciones se convierten-.

6. La Iglesia debe entenderse, pues, como un proyecto social sanador, visible en la ausencia de “socialmente desgraciados” en la fraternidad del pueblo de Dios. No es cuestión de plantearse la misión social de la Iglesia, sino la Iglesia como proyecto social que señala hacia el deseo de Dios para todas las naciones.

7. La iglesia debe ser una “instrucción” al mundo de cómo debe configurar sus sociedades (Mt. 5,14ss). Las gentes tienden a reaccionar positivamente a esa “instrucción” que es la Iglesia. Eso nos obliga a realizar un singular esfuerzo unitario por la resolución, a la luz del evangelio, de nuestros conflictos sociales y desigualdades económicas a fin de ser un testimonio al mundo.

8. La Iglesia que aparece en Lucas-Hechos es capaz de confesar, “no hay –entre nosotros- ningún necesitado” (Hch. 4,34). Eso era signo de que el reino de Dios estaba irrumpiendo en la historia. Por eso, todo esfuerzo social debe dirigirse hacia la Iglesia. La misión hacia las gentes queda autorizada por la resolución eficaz de nuestros problemas sociales (Gál. 6,10; 2 Cor. 8-9).

9. En una palabra, el proyecto salvífico de Dios para el mundo pasa por la sanidad del pueblo de Dios. Por ello todo esfuerzo debe ir encaminado a la renovación de la iglesia en su proyecto social que es, no lo olvidemos, proyecto del Espíritu de Dios (Lc. 4,18.19).


Estímulos conclusivos

La misión social de la Iglesia pasa por la resolución de los problemas que viven, con dolor, nuestros ancianos, nuestras viudas, nuestros minusválidos, nuestros “parados”, nuestros jóvenes, nuestros enfermos, nuestros pobres. Y es, desde esa praxis, que busca prioritariamente el bien y la paz de “los nuestros”, que podemos preocuparnos del dolor de nuestros conciudadanos. Solamente entonces será la Iglesia un signo del reino de Dios y de la buena noticia de Jesús, el Cristo “quien se hizo pobre, para enriquecernos a todos”.

La exhortación que se os dirige desde estas reflexiones es que vuestra sensibilidad la dirijáis, en primer lugar, hacia vuestros hermanos en Cristo que sufren el dolor promovido por una sociedad injusta en medio de una soledad rodeada de “hermanos y hermanas”. Si hacéis esto participaréis en la tan esperada y amada renovación de la Iglesia para el Reino de Dios y para la misión en el mundo.


“Una sociedad (Iglesia) en donde cada cual apreciara lo que es suficiente sería quizás una sociedad pobre, pero sería seguramente rica en sorpresas y sería libre”. Ivan Illich. La convivencialidad. Seix Barral, 1975. P. 33
 
Siento que nadie muestre interés por este tema tan "escandaloso" (ironía fina).

Saludos,
Bakunin
 
mas que religion, cristianismo como vision del mundo-