Militares y evangélicos pugnan por un terreno
Situación. El comando mandó a la PM para resguardar la seguridad
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Anna Infantas
Un grupo de policías militares custodia celosamente la puerta del Club Aeronáutico y de la Iglesia Río de Vida, en la calle René Moreno. Adentro, casi 100 suboficiales y sargentos técnicos se mantienen firmes en la idea de recuperar los inmuebles que les pertenecen. Pero afuera está la otra cara de la moneda: la de los evangélicos que sienten que han violado sus derechos, luego de que el viernes los oficiales tomaran por sorpresa la Iglesia.
La historia es compleja y tiene tantas versiones como protagonistas. Todo empezó cuando el pastor Rocky Malloy alquiló este terreno a los militares y, de mutuo acuerdo, firmaron un contrato donde se le autorizaba invertir $us 36.000 en una construcción, suma de la cual se iría descontando el alquiler de $us 600.
Pero los trabajos excedieron el monto fijado y ésa fue la detonante para que después se iniciara el problema. "No nos quieren reconocer lo que hemos invertido. Además, dicen que son los dueños del terreno, pero no muestran pruebas... Nuestro contrato es legal, pero la parte de ellos es un fraude", dice el pastor, que ya sentó una denuncia en la Fiscalía por los "actos vandálicos" de hace un par de días.
Pero Río de Vida no fue el único inquilino, Víctor Hugo Viveros también firmó contrato con los oficiales a cambio de administrar el restaurante y la piscina, donde los socios del club asisten con frecuencia. Paralelamente, entonces, se abrieron dos procesos legales con finales diferentes.
El asesor jurídico de la Tercera Brigada Aérea, Rubén Vidangos, asegura que en el caso de Viveros quisieron rescindir el acuerdo, "porque él había dado otros usos al inmueble, menos lo que especificaba el contrato, que feneció este 7 de abril".
Ya en lo que refiere a Malloy, el asunto se complica aún más. En primer lugar, aclara Vidangos, los terrenos del Club Aeronáutico son propiedad de la Fuerza Aérea y, por lo tanto, del Estado. Además, sostiene que el contrato sólo fue por cinco o seis años, y que en varias ocasiones le advirtieron que no siga invirtiendo. Con papeles en mano, corroboran su posición y, pese a que el proceso legal aún se ventila en el juzgado, nadie parece dar el brazo a torcer. Los oficiales seguirán en su idea de recuperar lo que, según ellos, es suyo, y Malloy que se haga justicia.
fuente:http://www.eldeber.com.bo/20050410/santacruz_11.html
Situación. El comando mandó a la PM para resguardar la seguridad
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Anna Infantas
Un grupo de policías militares custodia celosamente la puerta del Club Aeronáutico y de la Iglesia Río de Vida, en la calle René Moreno. Adentro, casi 100 suboficiales y sargentos técnicos se mantienen firmes en la idea de recuperar los inmuebles que les pertenecen. Pero afuera está la otra cara de la moneda: la de los evangélicos que sienten que han violado sus derechos, luego de que el viernes los oficiales tomaran por sorpresa la Iglesia.
La historia es compleja y tiene tantas versiones como protagonistas. Todo empezó cuando el pastor Rocky Malloy alquiló este terreno a los militares y, de mutuo acuerdo, firmaron un contrato donde se le autorizaba invertir $us 36.000 en una construcción, suma de la cual se iría descontando el alquiler de $us 600.
Pero los trabajos excedieron el monto fijado y ésa fue la detonante para que después se iniciara el problema. "No nos quieren reconocer lo que hemos invertido. Además, dicen que son los dueños del terreno, pero no muestran pruebas... Nuestro contrato es legal, pero la parte de ellos es un fraude", dice el pastor, que ya sentó una denuncia en la Fiscalía por los "actos vandálicos" de hace un par de días.
Pero Río de Vida no fue el único inquilino, Víctor Hugo Viveros también firmó contrato con los oficiales a cambio de administrar el restaurante y la piscina, donde los socios del club asisten con frecuencia. Paralelamente, entonces, se abrieron dos procesos legales con finales diferentes.
El asesor jurídico de la Tercera Brigada Aérea, Rubén Vidangos, asegura que en el caso de Viveros quisieron rescindir el acuerdo, "porque él había dado otros usos al inmueble, menos lo que especificaba el contrato, que feneció este 7 de abril".
Ya en lo que refiere a Malloy, el asunto se complica aún más. En primer lugar, aclara Vidangos, los terrenos del Club Aeronáutico son propiedad de la Fuerza Aérea y, por lo tanto, del Estado. Además, sostiene que el contrato sólo fue por cinco o seis años, y que en varias ocasiones le advirtieron que no siga invirtiendo. Con papeles en mano, corroboran su posición y, pese a que el proceso legal aún se ventila en el juzgado, nadie parece dar el brazo a torcer. Los oficiales seguirán en su idea de recuperar lo que, según ellos, es suyo, y Malloy que se haga justicia.
fuente:http://www.eldeber.com.bo/20050410/santacruz_11.html