MI REFLEXION ANTE EL QUINTO DOMINGO DE PASCUA

11 Diciembre 2007
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Es hermoso dividir este evangelio en dos partes. En una se mezcla la vid y los sarmientos con el propio lenguaje de Jesús: “Yo soy la verdadera vid”. Y en la segunda nos abre el pensamiento del amor que permanece en Él, representando en el fruto abundante que nos invita a permanecer dando gloria al Padre y de este modo nuestras peticiones podrán ser realizadas.
Estoy convencido de que el verdadero discípulo debe permanecer en la palabra de Jesús para expresar la relación entre Jesús y nosotros, teniendo en cuenta que la viña es una imagen sugerente del Antiguo Testamento y que por el bautismo fuimos injertados a la vida nueva de Cristo.
Así ocurre que entre la vid, el sarmiento y el labrador existe una realidad fundamental, que ha de regenerar fecundando con su virtualidad, toda la vid. La unión entre la vid y los sarmientos, pienso yo, tendría que ser:

• INTIMA. “permaneced en mí y yo en vosotros”, con un amor fuerte, real, alimentador y eucarístico “no puede dar fruto el sarmiento si no permanece en la vid”.
• PERMANENTE. No puede separarse “el que permanece en mí y yo en é, ese da fruto abundante. Sin la corriente de la sabia languidece, moriremos como la vid.
• CRECIENTE. “a todo el que da fruto lo poda para que dé más fruto”. Esto me hace suponer que el trabajo del labrador con cada uno de los sarmientos, es un puro amor a cada sarmiento.
• FECUNDA. “el que permanece en mí y yo en él, ese da fruto abundante”. Los frutos de cada sarmiento son motivados a la savia, a la unión, al amor que fecunda mi existencia cotidiana.

Los frutos que el viñador espera de mí son los del Espíritu: caridad, paz, justicia, fraternidad y servicio a los hermanos.

De este modo, tendría que hacerme algunas preguntas para mi reflexión y vivencia:

¿Qué realidades de mi vida están secas… no sirven para nada?
¿Qué realidades de mi vida, tendría que podar para mejorar y dar más frutos?
¿Cuántos frutos agrios y amargos mantengo en mi vida con mis relaciones frías, distantes o monótonas?

Como alguien me comentó en una ocasión, el mejor ejercicio de un jardinero es preparar con amor el terreno para sembrar las viñas, regándolo con abundante agua y arrancando todo lo que le pueda producir daño.