MI REFLEXION ANTE EL EVANGELIO, TERCER DOMINGO TIEMPO ORDINARIO

11 Diciembre 2007
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Es la primera asamblea popular que Jesús preside en la sinagoga de Nazaret. Para ello pide el libro sagrado para hacer la lectura y explicar que ese día era el de la renovación y la gracia. Hoy, les dice, podemos estar de enhorabuena porque las promesas de Dios empiezan a cumplirse con la Alianza, el amor renovado.
Y unos y otros, según los evangelistas se preguntaban y comentaban: “¿Qué es eso, una doctrina nueva?” (Mc. 1,27); “Y quedaron asombrados de su doctrina” (Mc. 1,22); “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabra de vida eterna” (Jn.6, 68); “Jamás un hombre ha hablado como habla este hombre” (Jn. 7, 46); “Todo el pueblo le oía pendiente de sus labios” (Lc. 19,48).
En definitiva cuando Jesús explicaba las Escrituras en la sinagoga de Nazaret, todos sentían como el paso de un ángel. Estaban expectantes con los ojos fijos en Él que les decía: “Hoy se cumple esta Escritura que acabáis de oír” en mí porque yo soy el enviado y Ungido por el Espíritu para dar buenas noticias a los pobres, para dar vista a los ciegos y libertad a los cautivos. Yo soy la Luz y la Libertad, yo os abro la fuente de la gracia y abro el jubileo que no terminará.
Ante esto tendré que relacionarme mejor con los demás y preguntarme para mí ¿Quiénes son esos pobres? ¿Los que sufren, los abatidos, los mal queridos, los buscadores…?
¿Cómo puedo liberar a los cautivos? ¿Dejando actuar el Espíritu para que abra tantas puertas y cerrojos superando miedos, ataduras y exclavitudes de mi existencia?
Para dar vista a los ciegos, he de acceder a la Luz nueva y para ello necesitaré que la luz penetre en mi vida para alumbrar las profundidades de mi existencia lejos de los conceptos y de los conocimientos, ya que las cegueras son muchas y las oscuridades variadas.
Empezaré mi reflexión pensando como he de rectificar para llevar a término en mi vida diaria las “buenas noticias” aprendiendo a perdonar y otorgar misericordia, si de verdad he entendido el programa de Jesús.