<BLOCKQUOTE><font size="1" face="Helvetica, Verdana, Arial">Comentario:</font><HR> «O Dios es el amor, y entonces la situación se hace absoluta: arriesgarlo absolutamente todo por esta única causa, y la felicidad consiste en no tener más que a Dios. O bien Dios no es el amor, ¿y entonces? Entonces... mi pérdida es de tal manera infinita, que todo lo que pueda perder ya me es infinitamente indiferente» (S. Kierkegaard, Diario IX A 486. Trad. It. Morcelliana, Brescia 1980-1983).
Es obvio que Kierkegaard considera absurda la segunda hipótesis, puesto que cree firmemente que Dios es el amor. Ahora bien, cabe matizar y glosar.
1. Siendo cierto que Dios es amor, el riesgo es puramente subjetivo, porque objetivamente no hay riesgo. Optar radical y absolutamente por la causa suprema –el Amor de Dios-- es el riesgo que se corre apostando a la lotería cuando se tienen todos los números.
2. El amor de Dios no es excluyente, al contrario, en Dios se encuentran todos los amores nobles. Lo que excluye el amor de Dios es el mal moral, los amores bastardos, los falsos amores, los amores egoístas. No obstante, es cierto que el amor de Dios puede implicar a veces sacrificios enormes. Pero en cualquier caso se trata de sacrificios de limitada duración, como un precio infinitamente pequeño para alcanzar un valor infinitamente grande y eterno.
3. El hecho de tratarse de un riesgo aparente no desmerece la opción, puesto que es posible no querer a Dios y optar por una aparente autonomía.
4. Como Dios es necesariamente Amor, nada es indiferente.
5. Todo el obrar de la criatura inteligente ha de tener su principio en el Amor y su finalidad en el Amor.
Antonio Orozco
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1Jn:4:8:
El que no ama, no conoce á Dios; porque Dios es amor.
Es obvio que Kierkegaard considera absurda la segunda hipótesis, puesto que cree firmemente que Dios es el amor. Ahora bien, cabe matizar y glosar.
1. Siendo cierto que Dios es amor, el riesgo es puramente subjetivo, porque objetivamente no hay riesgo. Optar radical y absolutamente por la causa suprema –el Amor de Dios-- es el riesgo que se corre apostando a la lotería cuando se tienen todos los números.
2. El amor de Dios no es excluyente, al contrario, en Dios se encuentran todos los amores nobles. Lo que excluye el amor de Dios es el mal moral, los amores bastardos, los falsos amores, los amores egoístas. No obstante, es cierto que el amor de Dios puede implicar a veces sacrificios enormes. Pero en cualquier caso se trata de sacrificios de limitada duración, como un precio infinitamente pequeño para alcanzar un valor infinitamente grande y eterno.
3. El hecho de tratarse de un riesgo aparente no desmerece la opción, puesto que es posible no querer a Dios y optar por una aparente autonomía.
4. Como Dios es necesariamente Amor, nada es indiferente.
5. Todo el obrar de la criatura inteligente ha de tener su principio en el Amor y su finalidad en el Amor.
Antonio Orozco
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1Jn:4:8:
El que no ama, no conoce á Dios; porque Dios es amor.