Mi Cáncer, Mi Paz.

Claruz

Recién registrado
7 Agosto 2025
1
0
Un saludo cordial para todos. Hoy soy una mujer de 62 años. Padecí de cáncer de ovario 2022 y gracias a los médicos y sobre todo a la paz de Dios, salí adelante. Les dejo mi testimonio el cual le compartí una vez salí de esto, a mi familia, amigos y a muchas otras personas las cuales oraron por mí sanidad y bienestar: "Hola a todos los que oraron por mí, a mi familia, amigos y a todos los que oraron por mí en sus grupos de oración, a todas esas personas que no conozco, pero el Señor sí las conoce, muchas gracias por sus oraciones por haber tomado ese tiempo para orar por mi recuperación. Que Dios los recompense a todos, multiplique sus bendiciones y les conceda los deseos de sus corazones conforme a Su voluntad. BUENO, TODO COMENZÓ UN DÍA cuando el mensaje de tres hermosas personitas en el Señor coincidió en el mismo versículo en Isaías que dice: 'Cuando pases por las aguas, yo estaré contigo; y si por los ríos, no te anegarán. Cuando pases por el fuego, no te quemarás, ni la llama arderá en ti'.
Isaías 43:2. Cuando escuché esa palabra de la boca de estas tres personas, sentí que, aunque había escuchado este versículo muchas veces, esta vez sentí que era diferente. Sentí que algo iba a suceder. Era diferente. No sabía realmente qué era, pero estaba segura que algo iba a pasar. Quizá era una prueba, pero lo que hice fue decirme: ¡Allí está Dios, Allí está Dios! Y deposité mi confianza en Él. Olvidé el asunto y 20 días, un mes después, recibí mi diagnóstico. Solo recordé este versículo después de la operación y me di cuenta de que el Señor obró en mí desde el primer día que me diagnosticaron esta enfermedad. Y lo que Dios hizo desde el primer momento fue que tomara esa noticia con calma, con Su paz, y aunque he tenido altibajos emocionales, ninguno ha sido permanente. ¡Ni lo he permitido! por la gracia de Dios. Porque me aferré a esa promesa de que Él estaría conmigo y deseché todo mal pensamiento. No permití que entrara en mi mente ni que molestara mi corazón. Pero tuve muy presente que Su voluntad se haría y no la mía, fuera cual fuera el resultado de mi situación. Fuera que viviera o muriera, ¡confiaría en Él! ¡Porque Él estaría conmigo! Aprendí que, aunque el resultado no fuera el deseado, debía recibir la voluntad de Dios con completa paz y tranquilidad, y eso fue lo que le pedí constantemente al Señor desde el primer momento. ¡Que su paz no me abandonara! Esto era muy importante para mí. Extremadamente importante. ¡Que su paz no me abandonara! Y así fue. Y no tuve mayores problemas por la gracia del Señor, tanto después de la operación como durante la quimioterapia, gracias a Él. Y sobre todo, esa paz no solo estaba conmigo, sino también con mi esposo y mi hijo. Siempre recordábamos ese versículo en nuestras oraciones y aún lo recordamos. Esta maravillosa noticia, este regalo que el Señor me dio para estar bien, me ha alegrado, pero también me llena de preocupación porque no termina aquí. El Señor me ha dado una oportunidad más y le he estado pidiendo: ¿Qué debo hacer Señor? ¿Qué debo hacer Señor? ¿Qué quieres de mí? ¡Por favor, no me dejes! ¡Ayúdame! Y esta preocupación no es por lo físico, porque algún día tendremos que irnos, pero no significa que no esté agradecida por la sanidad física, sino que la preocupación es por lo espiritual. ¡Mi parte espiritual! Y el Señor me dio la respuesta de nuevo: ¡Cuida tu corazón! Bueno, dije: tal vez esperaba otra respuesta, pero Él dijo: Cuida tu corazón. Analizando bien, no es fácil cuidar de nuestro corazón. Pero Su respuesta fue: cuídalo, guárdalo, vigílalo, y eso significa que tiene que ser constante. Esa fue Su respuesta. Cuídalo, guárdalo, vigílalo.
Entonces recordé el versículo de Proverbios 4:23 que dice: 'Sobre toda cosa guardada, guarda tu corazón; Porque de él mana la vida.'
Proverbios 4:23. Sobre todo, una vida espiritual sana para Dios, ¿verdad? Nosotros siempre recordamos que tenemos que recibir Su voluntad, sea cual sea, en completa paz. Romanos 12:2 dice: 'No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta'.
Romanos 12:2. ¡A Dios toda la gloria y el honor en el poderoso nombre del Señor Jesucristo! Agradezco a Dios todo el beneficio que me ha traído esta situación. A todos ustedes, muchas gracias. ¡Que Dios los bendiga!"
Espero que este testimonio les aliente y los llene de la paz de Dios. Se que no es fácil mantener en paz, es una batalla diaria, pero si pones tu mirada en Cristo, tendrás la paz de nuestro Señor Jesús y ¡vencerás!