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Mensaje 55
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
Gn. 1:2 …Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Jue. 6:34 Entonces el Espíritu de Jehová revistió a Gedeón…
Is. 63:11 …El que puso en medio de él Su Santo Espíritu.
El Espíritu
Según la revelación completa de los sesenta y seis libros de la Biblia, la Trinidad Divina —el Padre, el Hijo y el Espíritu— tiene como objetivo la impartición de Dios… El anhelo y firme propósito de Dios es impartirse en Sus escogidos para ser su vida, su suministro de vida y su todo. A fin de que esto se lleve a cabo, es necesario que Dios sea triuno.
En Jeremías 2:13 Dios se refiere a Sí mismo como la fuente de agua viva; en Juan 4:14 Cristo es el manantial que brota en los creyentes para vida eterna; y en Apocalipsis 22:1 el Espíritu es el f luir, el río de agua de vida. El Padre es la fuente, el origen, y el Hijo es el manantial que da curso a que la fuente se exprese. Este caudal, este manantial, produce una corriente, la cual es el Espíritu que lleva consigo al Dios Triuno y lo aplica a nosotros.
Entre los tres de la Trinidad, el Espíritu es el más importante, pues Él es la consumación, la aplicación final, del Dios Triuno que llega a nosotros.
El mover de Dios en el hombre es una historia totalmente del Espíritu. Sin el Espíritu, no existe la historia de Dios porque Dios es totalmente un asunto del Espíritu. La diferencia entre las religiones y el mover de Dios, o sea la obra de Dios, el trabajo de Dios, consiste en que las religiones no tienen el Espíritu. Las religiones quizás tengan algunos espíritus, pero tales espíritus son demoníacos, diabólicos y satánicos. Sólo hay un Espíritu divino y genuino, el cual es Dios mismo.
[En esta sección] sobre el Espíritu [apenas podremos hablar parcialmente] sobre la persona del Espíritu, los símbolos que representan al Espíritu … y la obra del Espíritu.
En el Antiguo Testamento
El Espíritu de Dios
Cada historia en el Antiguo Testamento está relacionada con Dios. La primera historia narra cómo Dios creó los cielos y la tierra, poniendo allí millones de cosas, y cómo Él creó al hombre. En esta historia se menciona al Espíritu de Dios. Génesis 1:1 dice que en el principio creó Dios los cielos y la tierra. Luego, el versículo siguiente dice: “El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”. Por tanto, vemos que el Espíritu era el Espíritu de Dios cuando Dios creó el universo.
El Espíritu de Jehová
Después de la creación, Dios comenzó Su obra con relación al hombre. En dicha obra, Su nombre es Jehová. El Espíritu de Jehová se menciona al llegar Dios al hombre y al cuidar de él (Jue. 3:10; 6:34; Gn. 6:3a) … Jehová simplemente significa ser. Dios era, Dios es y Dios será para siempre. Él es el gran Yo Soy.
Dios le dijo a Moisés que Su nombre era “YO SOY EL QUE SOY” (Éx. 3:14). Esto quiere decir: “Yo siempre soy aquello que debo ser”. Si se necesita luz, Él es la luz. Si se necesita vida, Él es la vida. Él lo es todo. El propio Señor Jesús dijo que Su nombre era “Yo soy” (Jn. 8:58). El nombre “Yo soy” significa que Aquel que lleva a cabo Su obra con relación al
hombre es todo para el hombre; Él llega al hombre y cuida de él. Éste es Jehová al llegar al hombre y al cuidar del hombre.
El Espíritu de santidad
Dios cuida del hombre principalmente para santificarlo. Ser santo significa estar separado para Dios. La expresión “el Espíritu de santidad” hace referencia a la naturaleza de Dios y a Su esencia… Además, el Espíritu de santidad es una descripción de lo que Dios es. La caída del hombre causó que éste se apartara de Dios y se hiciera común, mundano, secular y hasta inmundo. Así que, Dios tiene que cuidar del hombre, separándolo de todo lo que no sea Él. En esto consiste santificar al hombre. Por tanto, el Espíritu en el Antiguo Testamento es el Espíritu de santidad al santificar Dios a Su pueblo escogido apartándolo para Sí (Sal. 51:11; Is. 63:10-11). Esto no es lo mismo que el Espíritu Santo, el término usado en el Nuevo Testamento. El Espíritu Santo está más intensificado que el Espíritu de santidad.
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Mensaje 56
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
Mt. 1:20 …Porque lo engendrado en ella, del Espíritu Santo es.
1 Co. 15:45 …Fue hecho … el postrer Adán, Espíritu vivificante.
En el Nuevo Testamento
El Espíritu Santo
[Debido a que en el Nuevo Testamento encontramos numerosos títulos que se dan al Espíritu, aquí solamente podremos hablar sobre doce de ellos]. En el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo es el primer título divino que se le atribuye al Espíritu de Dios. Este nombre divino es usado por primera vez cuando Dios interviene a fin de preparar la venida del precursor del Señor Jesús (Lc. 1:15) así como para preparar un cuerpo humano para Cristo (v. 35). Esto indica que el Espíritu Santo está estrechamente vinculado a la encarnación de Dios.
“Espíritu” denota la naturaleza de Dios mismo, la naturaleza de la persona de Dios, mientras que “Santo” denota un atributo de la naturaleza de Dios. La naturaleza de Dios es santa. La encarnación consiste en la impartición de la naturaleza de Dios en la humanidad. Dios anhela que Su pueblo elegido sea hecho santo en virtud de Su propia naturaleza divina, a fin de que ellos lleguen a ser santos de la misma manera en que Él mismo es santo [Lv. 19:2; 1 P. 1:16].
En la encarnación de Dios, el Espíritu Santo hace al hombre distinto de todo lo que es común, de la misma manera en que Dios es distinto en Su naturaleza santa …El Espíritu Santo, de quien el santo Jesús fuera concebido (Hch. 3:14) y de quien Él nació, tal como se relata en Mateo 1:18-20, será quien haga intrínsecamente santos a los creyentes del santo Jesús, así como Él es santo en la naturaleza divina. Finalmente, todos estos creyentes alcanzarán su consumación al llegar a ser la santa ciudad: la Nueva Jerusalén (Ap. 21:2).80
El Espíritu del Hijo de Dios
En Gálatas 4:6 dice: “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de Su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!” … Dios el Padre envió a Dios el Hijo para redimirnos de la ley a fin de que recibiésemos la filiación (Gá. 4:4-5). Él además envía a Dios el Espíritu a fin de impartir Su vida a nuestro ser y hacer que realmente lleguemos a ser Sus hijos… Una vez que nacemos del Espíritu, necesitamos del Espíritu a fin de que la vida divina crezca en nuestro ser. Sin el Espíritu, carecemos de la posición, el derecho y el privilegio de la filiación … Pero cuando el Espíritu viene a nosotros, la filiación llega a ser una realidad. Por tanto, el Espíritu del Hijo de Dios es la realidad de la filiación para nosotros.81 Si bien el Espíritu de filiación ha entrado en nuestro espíritu, el Espíritu clama en nuestros corazones: “Abba, Padre”. Esto indica que la relación con nuestro Padre en la filiación es agradable y muy íntima…¡Qué tierno y placentero es invocar a Dios, diciéndole: “Abba, Padre”! Un clamor tan íntimo incluye nuestra parte emotiva y nuestro espíritu… Esto comprueba que tenemos una genuina y auténtica relación de vida con nuestro Padre. Somos Sus verdaderos hijos.
El Espíritu vivificante
En 1 Corintios 15:45…dice que el último Adán, Cristo en la carne, fue hecho Espíritu vivificante. El Redentor, el Salvador, que pasó por las experiencias de la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión, llegó a ser el Espíritu vivificante.83 El hecho de que Cristo sea el postrer Adán significa que después de Él ya no existe otro Adán. En Cristo, Adán llegó a su fin.84 El nombre “Espíritu vivificante” indica que el Espíritu se mueve, opera y vive en nosotros a fin de impartirnos vida… El Espíritu es el Espíritu que imparte vida, el cual opera a fin de vivificar todo nuestro ser.
El Espíritu de vida
El término “el Espíritu de vida” se usa una sola vez en el Nuevo Testamento: en Romanos 8:2. El Espíritu no solamente es el Espíritu vivificante, sino también el Espíritu de vida. El Espíritu de vida es la realidad de la vida, pues este Espíritu contiene el elemento de la vida divina. En realidad, el Espíritu mismo es vida. Por tanto, el Espíritu de vida trae consigo las riquezas de la vida divina.
El medio por el cual obtenemos vida es el Espíritu. La vida es propia del Espíritu, y el Espíritu es el Espíritu de vida. En realidad, estos dos son uno solo… Por tanto, el medio en virtud del cual podemos experimentar la vida divina, eterna e increada, es el Espíritu de vida.
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Mensaje 57
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
Fil. 1:19Porque sé que por vuestra petición y la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi salvación.
2 Co. 3:18 Mas, nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando como un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Señor Espíritu.
El Espíritu de Jesús
En el Nuevo Testamento, al Espíritu vivificante se le llama el Espíritu de Jesús (Hch. 16:7). Este título del Espíritu tiene que ver con Jesús en Su humanidad, quien pasó por el vivir humano y la muerte en la cruz. Esto indica que en el Espíritu no sólo está el elemento divino, el elemento de Dios, sino también el elemento humano de Jesús y los elementos de Su vivir humano y de los sufrimientos de Su muerte.
El Espíritu de Cristo
El título el Espíritu de Cristo se refiere a Cristo en Su divinidad, quien venció la muerte y llegó a ser la vida en resurrección con el poder de resurrección, lo cual indica que en el Espíritu está el elemento de la divinidad, que vino a ser el Espíritu que vence la muerte e imparte la vida (Ro. 8:9b).
El Espíritu de Jesucristo
El título el Espíritu de Jesucristo se refiere al Espíritu que incluye todos los elementos de la humanidad de Jesús junto con Su muerte y la divinidad de Cristo con Su resurrección. Este Espíritu llega a ser la abundante suministración del Cristo inescrutable para el sustento de Sus creyentes (Fil. 1:19b).87
El Señor Espíritu
El Señor Espíritu (2 Co. 3:18) es un título compuesto tal como “Dios Padre” y “Cristo el Señor”. Este nombre nos da a entender que el Espíritu es el Señor.88 Cuando clamamos: “¡Oh Señor!” obtenemos al Espíritu, al Señor Espíritu. Este Espíritu es el Espíritu que transforma … Si una persona que suele actuar precipitadamente clama: “¡Oh, Señor Espíritu!” una y otra vez durante unas dos semanas, con toda seguridad será regulada para no actuar tan precipitadamente. El Señor Espíritu nos cambia, nos transforma. Él nos transforma, de gloria en gloria, a la imagen del Cristo resucitado y glorificado.
El Espíritu de gracia
El título Espíritu de gracia [He. 10:29] simplemente indica que el Dios Triuno en el Hijo como el Espíritu viene a ser nuestro disfrute. El Espíritu es el Dios Triuno que nos alcanza. El Hijo no pudo entrar en nosotros hasta que llegó a ser el Espíritu. Él estaba entre los discípulos, pero necesitaba pasar por la muerte y la resurrección para llegar a ser el Espíritu vivificante (Jn. 14:16-20; 1 Co. 15:45). Entonces Él pudo infundirse en los discípulos como el aliento santo [Espíritu] para el disfrute de ellos (Jn. 20:22).
Cuando la Biblia usa expresiones tales como el Espíritu de gracia, el Espíritu de vida y el Espíritu de realidad, esto significa que el Espíritu es la gracia, la vida y la realidad. Por tanto, ser hechos partícipes del Espíritu Santo [He. 6:4] significa que somos participantes del Espíritu Santo como gracia … Siempre es mejor orar: “Gracias Señor por otro día, un nuevo día, y te agradezco que tengo la gracia para vivirte hoy” …La gracia que recibimos es la gracia eterna, la cual es el Espíritu eterno e ilimitado. Esta gracia es inagotable.
El Espíritu de realidad
Los escritos de Juan revelan que el Espíritu es “el Espíritu de realidad” (Jn. 14:17; 15:26; 16:13; 1 Jn. 4:6). El Espíritu es llamado el Espíritu de realidad debido a que todo lo que el Padre en el Hijo es y todo cuanto el Hijo mismo es, es hecho real para nosotros en el Espíritu … Dios el Padre es luz, y Dios el Hijo es vida. La realidad de esta luz y vida es el Espíritu. Si no poseemos el Espíritu, no podremos disfrutar de la luz de Dios el Padre. Si no poseemos el Espíritu, no podremos disfrutar a Dios el Hijo como nuestra vida. El Espíritu es la realidad de todos los atributos divinos de Dios el Padre y de Dios el Hijo… Finalmente, debido a que el Espíritu es la realidad, Él es… la realidad de Dios, del Hijo, de la vida eterna, de la gracia y de todo lo divino.
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Mensaje 58
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
Ap. 1:4 …Gracia y paz a vosotros de parte de Aquel que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de Su trono.
Jn. 7:39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él; pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado.
Los siete Espíritus
En el libro de Apocalipsis el Espíritu es llamado “los siete Espíritus” (1:4; 4:5; 5:6), el Espíritu siete veces intensificado que contrarresta la degradación de la iglesia. Los siete Espíritus mencionados en Apocalipsis 1:4 indudablemente son el Espíritu de Dios, pues se les coloca al mismo nivel con el Dios Triuno. Puesto que siete es el número que indica compleción en lo referido a la operación divina, los siete Espíritus tienen la finalidad de llevar a cabo el mover de Dios sobre la tierra. En cuanto a Su esencia y a Su existencia, el Espíritu de Dios es uno. Pero en cuanto Su función intensificada y Su operación en la obra de Dios, el Espíritu de Dios es séptuplo. Es como el candelero descrito en Zacarías 4:2. En cuanto a su existencia, es un solo candelero, pero en cuanto al desempeño de su función iluminadora, éste candelero es siete lámparas. Para cuando se escribió el libro de Apocalipsis, la iglesia se había degradado y la era estaba en tinieblas. Por tanto, el mover de Dios en la tierra requería del Espíritu de Dios siete veces intensificado.
En Apocalipsis 4:5 dice: “Del trono salían relámpagos y voces y truenos; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete Espíritus de Dios”. Las siete lámparas aquí mencionadas se refieren a las siete lámparas del candelero descrito en Éxodo 25:37 y a las siete lámparas mencionadas en Zacarías 4:2. Las siete lámparas de fuego, que
son los siete Espíritus de Dios, representan la función iluminadora y escudriñadora que ejerce el Espíritu de Dios siete veces intensificado. En Éxodo 25 y en Zacarías 4 las siete lámparas, las cuales representan la función iluminadora del Espíritu de Dios con relación al mover de Dios, tienen como finalidad la obra edificadora de Dios, ya sea en la edificación del tabernáculo como en la reedificación del templo. Aquí, las siete lámparas sirven para ejecutar el juicio de Dios, que redunda en el edificio de Dios: la edificación de la Nueva Jerusalén.
Apocalipsis 5:6 dice que los siete Espíritus de Dios son los siete ojos del Cordero. Los siete Espíritus, como las siete lámparas de fuego que arden delante del trono de Dios, cumplen la función de iluminar e incinerar; mientras que los siete Espíritus, como los siete ojos del Cordero, cumplen la función de observar, escudriñar e infundir.94 Finalmente, estos ojos flameantes infunden en nosotros todo cuanto Él es, y nos transforman metabólica y orgánicamente a Su semejanza… ¡Cuánto necesitamos recibir esta visión! En esto consiste el recobro de Dios hoy.
El Espíritu
Cuando todos los aspectos y elementos propios del Espíritu son considerados en su conjunto, podemos apreciar la totalidad, la suma total, que en el Nuevo Testamento se conoce como el Espíritu (Mr. 1:10; Mt. 4:1; 12:31; Jn. 3:5, 34; 7:39; Hch. 6:3; 8:18; Ro. 8:16, 23, 26, 27; Gá. 3:2, 14; 5:16-18, 22, 25; 1 P. 1:2; Ap. 2:7; 14:13; 22:17). Así como la Biblia es el libro, asimismo hoy el Espíritu de Dios es el Espíritu.96 En Juan 7:39 dice: “Pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”. El Espíritu de Dios existía desde el principio (Gn.1:1-2), pero cuando el Señor dijo esto, el Espíritu aún no existía como Espíritu de Cristo (Ro. 8:9), como Espíritu de Jesucristo (Fil. 1:19), porque el Señor no había sido aún glorificado. Jesús fue glorificado cuando resucitó (Lc. 24:26). Después de la resurrección de Jesús, el Espíritu de Dios llegó a ser el Espíritu del Jesucristo encarnado, crucificado y resucitado, quien fue impartido en los discípulos cuando Cristo sopló en ellos la noche del día en que resucitó (Jn. 20:22). Ahora el Espíritu es el “otro Consolador”, el Espíritu de realidad que Cristo prometió antes de morir (14:16-17). Cuando el Espíritu era el Espíritu de Dios, solamente tenía el elemento divino. Después de llegar a ser el Espíritu de Jesucristo, mediante la encarnación, la crucifixión y la resurrección de Cristo, el Espíritu tenía tanto el elemento divino como el elemento humano, incluyendo toda la esencia y la realidad de la encarnación, de la crucifixión y de la resurrección de Cristo. Por tanto, ahora Él es el Espíritu todo-inclusivo de Jesucristo como el agua viva para que nosotros le recibamos (Jn. 7:38-39).
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Mensaje 59
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
Jn. 20:22 …Sopló en ellos, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
Éx. 30:25 Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa.
El Espíritu: Sus símbolos
El Espíritu es la realidad de toda entidad divina y de todo lo divino… Debido a que el Espíritu es un misterio que no alcanzamos a comprender, el Nuevo Testamento recurre a numerosos símbolos, figuras retóricas, para describirlo. En esta [sección]… consideraremos [tres de los] símbolos del Espíritu.
El aliento
La noche de Su resurrección, el Señor se presentó en medio de Sus discípulos y sopló en ellos el hálito de vida, diciendo: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn. 20:22). Aquí, el Espíritu Santo en realidad es el propio Cristo resucitado, porque el Espíritu es simplemente Su aliento.100 Al infundir el Espíritu en Sus discípulos mediante Su soplo, el Señor Jesús se impartió en ellos como su vida y su todo.
La palabra griega que se usa en estos versículos para referirse al Espíritu es pneuma, palabra que puede significar aliento (hálito), espíritu y viento. Por tanto, este versículo puede traducirse correctamente como: “Recibid el aliento santo”. El día de Su resurrección Cristo se infundió en Sus discípulos como el aliento santo al soplar en ellos… El hálito divino de Juan 20:22 es el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo es la consumación suprema del Dios Triuno procesado, el cual llega a Su pueblo redimido.
El agua viva
El agua viva es un símbolo del Espíritu (Éx. 17:6; Jn. 4:10, 14; 7:38-39). Éxodo 17:6 habla del agua viva que brota de la roca hendida. En 1 Corintios 10:4 dice que la roca hendida fue
la roca que siguió a los hijos de Israel [y esa roca era Cristo]. El agua viva que fluyó de la roca hendida tipifica al Espíritu como nuestra bebida todo-inclusiva. En Juan 4, el Señor Jesús le dijo a la mujer samaritana que Él podía darle del agua viva. Después, en Juan 7, Él dijo que ríos de agua viva brotarían desde lo más profundo de Sus creyentes… Los ríos de agua viva son las muchas corrientes que, como los diversos aspectos de la vida divina, fluyen como parte del único río de agua de vida (Ap. 22:1).102 Un río es el río de paz, y otros ríos son los ríos de gozo, consolación, justicia, vida, santidad, amor, paciencia y humildad. Estos ríos de agua viva fluyen desde lo más profundo de nuestro ser. Éste es el Espíritu como agua viva.
El ungüento compuesto
En las Escrituras, el Espíritu de Dios es tipificado primeramente por el aceite [Is. 61:1; He. 1:9]. Este aceite consta de un solo elemento; es una sola entidad, sin ningún compuesto, añadidura ni mezcla. Sin embargo, en Éxodo 30 [vs. 23-25], vemos que cuatro especias —mirra, canela, cálamo y casia— son añadidas al aceite para formar un compuesto. En tipología… la mirra que fluye representa la muerte de Cristo, y la canela representa la dulzura de Su muerte y la eficacia de la misma. El cálamo, una caña que crece en los pantanos o lugares lodosos y brota hacia arriba, hacia el cielo, representa la resurrección. La casia representa el poder repelente de la resurrección de Cristo y la eficacia de la misma. La casia es una especie de corteza que era usada como repelente contra las serpientes y los insectos. Así que, la casia representa el poder, especialmente el poder repelente, de la resurrección de Cristo. Su resurrección tiene el poder de repeler a Satanás, la serpiente. Estas cuatro especias preciosas y aromáticas eran añadidas al aceite y mezcladas con éste, de modo que formaban un solo compuesto. Por tanto, el aceite se convertía en un ungüento compuesto.106 Este ungüento compuesto es una representación descriptiva del compuesto que hoy es el Espíritu.107 Antes de la crucifixión y resurrección de Cristo, el Espíritu de Dios no poseía estos cuatro elementos. Pero después de la resurrección de Cristo, estos elementos fueron añadidos al Espíritu de Dios, el cual llegó a ser el Espíritu, es decir, el Espíritu compuesto, el cual está simbolizado por el ungüento compuesto (véanse los mensajes 157 al 163 del Estudio-vida de Éxodo).
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Mensaje 60
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
1 Jn. 2:20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo…
Ro. 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida me ha librado en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte.
El ungüento compuesto (continuación)
El relato sobre el ungüento compuesto en Éxodo 30 es muy significativo… La revelación sobre el ungüento compuesto no aparece en el capítulo uno de Éxodo… sino al final del capítulo treinta, después de la revelación sobre la morada de Dios [el tabernáculo] y el sacerdocio [los que servían a Dios] … Estos versículos [en Éxodo 30:26-28, 30] muestran claramente que el ungüento compuesto servía exclusivamente para ungir el tabernáculo y a los sacerdotes.109 ¿Dónde se encuentra usted en cuanto al disfrute de Cristo? ¿Está usted antes de la revelación del tabernáculo y del sacerdocio, o después? …Podremos disfrutar de este ungüento una vez que se hayan producido la morada de Dios y el cuerpo de servidores.
El pueblo de Dios no podrá disfrutar dicho ungüento estando separado de la morada de Dios y de Su sacerdocio. Esto indica que el Espíritu compuesto tiene como finalidad el edificio de Dios y Su sacerdocio … Solo los que están consagrados al edificio de Dios y al sacerdocio de Dios pueden disfrutar al Espíritu compuesto todo-inclusivo y procesado. Todos los ingredientes, todos los ricos elementos del Espíritu compuesto son destinados a la casa de Dios y a Su sacerdocio.
En 2 Corintios 1:21 Pablo dice: “El que nos adhiere firmemente con vosotros a Cristo, y el que nos ungió, es Dios”. En 1 Juan 2:20 dice que poseemos la unción del Santo, y en el versículo 27 de este mismo capítulo se nos recuerda que esta unción permanece en nosotros. El nombre “Cristo” procede del griego Cristós, que significa: el Ungido… En cuanto creímos en Él, Él entró en nuestro espíritu como el Espíritu. Ahora, Él está en nuestro espíritu para ungirnos, “pintarnos”, con el elemento del Dios Triuno. Cuanto más avance este “pintar”, más el elemento del Dios Triuno será transfundido en nuestro ser. [No debemos olvidar que] el anhelo de Dios es añadirse a nosotros, es decir, impartirnos Su propio Ser. A medida que el Espíritu Santo nos unge, Él aniquila todo lo negativo que hay en nuestro ser, y nos purifica y limpia con todo lo que Cristo es. Hoy en día, todos estamos bajo la unción del Espíritu compuesto, el cual incluye la divinidad de Cristo, Su humanidad, Su muerte todo-inclusiva y Su maravillosa resurrección. Éste es el Espíritu como el ungüento compuesto.
El Espíritu: Su obra
Ahora debemos avanzar y considerar [un aspecto de] la obra que el Espíritu realiza… en los creyentes a fin de que Dios sea impartido en ellos.
Libera a los creyentes de la ley del pecado y de la muerte por medio de Su ley de vida
En Romanos 8:2… “ley” no denota un mandamiento sino un principio que opera de manera automática y espontánea. Una ley es un precepto natural, una regla constante e invariable. Toda clase de vida posee tal ley o principio rector. La ley propia de cierta vida equivale a la capacidad innata de esa vida. Esta capacidad es innata, espontánea, automática, constante e instantánea. De un grano de trigo crece el trigo, y el duraznero produce duraznos, porque cada vida tiene una ley, la cual regula. No es necesario enseñarle al árbol de durazno que produzca duraznos, puesto que hay una ley en la vida de esa planta. De la misma manera, hay una ley en nuestra vida humana caída. No es necesario que alguien nos enseñe a mentir o a cometer pecados. Tenemos una vida maligna con una ley maligna, la ley del pecado. Alabamos al Señor que ahora tenemos otra ley, la ley de la vida divina. Puesto que al ser regenerados recibimos la vida de Dios, naturalmente hemos recibido de dicha vida la más elevada y superior de las leyes, la ley que es propia de la vida divina. Esta vida tiene una ley divina que nos libra de la ley del pecado y de la muerte. ¿De qué manera podemos dar a esta ley divina la oportunidad y el ambiente apropiados?…A fin de permitir que el Señor crezca en nosotros y a fin de permitir que esta ley divina opere en nuestro ser, tenemos que amar al Señor, pero también tenemos que detener nuestros propios esfuerzos… Debemos orar: “Señor, te amo; pero Señor, al mismo tiempo, detengo mi obrar”. No dejamos de amarle, pero dejamos de actuar por nosotros mismos.
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Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
Gn. 1:2 …Y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas.
Jue. 6:34 Entonces el Espíritu de Jehová revistió a Gedeón…
Is. 63:11 …El que puso en medio de él Su Santo Espíritu.
El Espíritu
Según la revelación completa de los sesenta y seis libros de la Biblia, la Trinidad Divina —el Padre, el Hijo y el Espíritu— tiene como objetivo la impartición de Dios… El anhelo y firme propósito de Dios es impartirse en Sus escogidos para ser su vida, su suministro de vida y su todo. A fin de que esto se lleve a cabo, es necesario que Dios sea triuno.
En Jeremías 2:13 Dios se refiere a Sí mismo como la fuente de agua viva; en Juan 4:14 Cristo es el manantial que brota en los creyentes para vida eterna; y en Apocalipsis 22:1 el Espíritu es el f luir, el río de agua de vida. El Padre es la fuente, el origen, y el Hijo es el manantial que da curso a que la fuente se exprese. Este caudal, este manantial, produce una corriente, la cual es el Espíritu que lleva consigo al Dios Triuno y lo aplica a nosotros.
Entre los tres de la Trinidad, el Espíritu es el más importante, pues Él es la consumación, la aplicación final, del Dios Triuno que llega a nosotros.
El mover de Dios en el hombre es una historia totalmente del Espíritu. Sin el Espíritu, no existe la historia de Dios porque Dios es totalmente un asunto del Espíritu. La diferencia entre las religiones y el mover de Dios, o sea la obra de Dios, el trabajo de Dios, consiste en que las religiones no tienen el Espíritu. Las religiones quizás tengan algunos espíritus, pero tales espíritus son demoníacos, diabólicos y satánicos. Sólo hay un Espíritu divino y genuino, el cual es Dios mismo.
[En esta sección] sobre el Espíritu [apenas podremos hablar parcialmente] sobre la persona del Espíritu, los símbolos que representan al Espíritu … y la obra del Espíritu.
En el Antiguo Testamento
El Espíritu de Dios
Cada historia en el Antiguo Testamento está relacionada con Dios. La primera historia narra cómo Dios creó los cielos y la tierra, poniendo allí millones de cosas, y cómo Él creó al hombre. En esta historia se menciona al Espíritu de Dios. Génesis 1:1 dice que en el principio creó Dios los cielos y la tierra. Luego, el versículo siguiente dice: “El Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”. Por tanto, vemos que el Espíritu era el Espíritu de Dios cuando Dios creó el universo.
El Espíritu de Jehová
Después de la creación, Dios comenzó Su obra con relación al hombre. En dicha obra, Su nombre es Jehová. El Espíritu de Jehová se menciona al llegar Dios al hombre y al cuidar de él (Jue. 3:10; 6:34; Gn. 6:3a) … Jehová simplemente significa ser. Dios era, Dios es y Dios será para siempre. Él es el gran Yo Soy.
Dios le dijo a Moisés que Su nombre era “YO SOY EL QUE SOY” (Éx. 3:14). Esto quiere decir: “Yo siempre soy aquello que debo ser”. Si se necesita luz, Él es la luz. Si se necesita vida, Él es la vida. Él lo es todo. El propio Señor Jesús dijo que Su nombre era “Yo soy” (Jn. 8:58). El nombre “Yo soy” significa que Aquel que lleva a cabo Su obra con relación al
hombre es todo para el hombre; Él llega al hombre y cuida de él. Éste es Jehová al llegar al hombre y al cuidar del hombre.
El Espíritu de santidad
Dios cuida del hombre principalmente para santificarlo. Ser santo significa estar separado para Dios. La expresión “el Espíritu de santidad” hace referencia a la naturaleza de Dios y a Su esencia… Además, el Espíritu de santidad es una descripción de lo que Dios es. La caída del hombre causó que éste se apartara de Dios y se hiciera común, mundano, secular y hasta inmundo. Así que, Dios tiene que cuidar del hombre, separándolo de todo lo que no sea Él. En esto consiste santificar al hombre. Por tanto, el Espíritu en el Antiguo Testamento es el Espíritu de santidad al santificar Dios a Su pueblo escogido apartándolo para Sí (Sal. 51:11; Is. 63:10-11). Esto no es lo mismo que el Espíritu Santo, el término usado en el Nuevo Testamento. El Espíritu Santo está más intensificado que el Espíritu de santidad.
Iluminación e inspiración:
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Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
Mt. 1:20 …Porque lo engendrado en ella, del Espíritu Santo es.
1 Co. 15:45 …Fue hecho … el postrer Adán, Espíritu vivificante.
En el Nuevo Testamento
El Espíritu Santo
[Debido a que en el Nuevo Testamento encontramos numerosos títulos que se dan al Espíritu, aquí solamente podremos hablar sobre doce de ellos]. En el Nuevo Testamento, el Espíritu Santo es el primer título divino que se le atribuye al Espíritu de Dios. Este nombre divino es usado por primera vez cuando Dios interviene a fin de preparar la venida del precursor del Señor Jesús (Lc. 1:15) así como para preparar un cuerpo humano para Cristo (v. 35). Esto indica que el Espíritu Santo está estrechamente vinculado a la encarnación de Dios.
“Espíritu” denota la naturaleza de Dios mismo, la naturaleza de la persona de Dios, mientras que “Santo” denota un atributo de la naturaleza de Dios. La naturaleza de Dios es santa. La encarnación consiste en la impartición de la naturaleza de Dios en la humanidad. Dios anhela que Su pueblo elegido sea hecho santo en virtud de Su propia naturaleza divina, a fin de que ellos lleguen a ser santos de la misma manera en que Él mismo es santo [Lv. 19:2; 1 P. 1:16].
En la encarnación de Dios, el Espíritu Santo hace al hombre distinto de todo lo que es común, de la misma manera en que Dios es distinto en Su naturaleza santa …El Espíritu Santo, de quien el santo Jesús fuera concebido (Hch. 3:14) y de quien Él nació, tal como se relata en Mateo 1:18-20, será quien haga intrínsecamente santos a los creyentes del santo Jesús, así como Él es santo en la naturaleza divina. Finalmente, todos estos creyentes alcanzarán su consumación al llegar a ser la santa ciudad: la Nueva Jerusalén (Ap. 21:2).80
El Espíritu del Hijo de Dios
En Gálatas 4:6 dice: “Y por cuanto sois hijos, Dios envió a nuestros corazones el Espíritu de Su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!” … Dios el Padre envió a Dios el Hijo para redimirnos de la ley a fin de que recibiésemos la filiación (Gá. 4:4-5). Él además envía a Dios el Espíritu a fin de impartir Su vida a nuestro ser y hacer que realmente lleguemos a ser Sus hijos… Una vez que nacemos del Espíritu, necesitamos del Espíritu a fin de que la vida divina crezca en nuestro ser. Sin el Espíritu, carecemos de la posición, el derecho y el privilegio de la filiación … Pero cuando el Espíritu viene a nosotros, la filiación llega a ser una realidad. Por tanto, el Espíritu del Hijo de Dios es la realidad de la filiación para nosotros.81 Si bien el Espíritu de filiación ha entrado en nuestro espíritu, el Espíritu clama en nuestros corazones: “Abba, Padre”. Esto indica que la relación con nuestro Padre en la filiación es agradable y muy íntima…¡Qué tierno y placentero es invocar a Dios, diciéndole: “Abba, Padre”! Un clamor tan íntimo incluye nuestra parte emotiva y nuestro espíritu… Esto comprueba que tenemos una genuina y auténtica relación de vida con nuestro Padre. Somos Sus verdaderos hijos.
El Espíritu vivificante
En 1 Corintios 15:45…dice que el último Adán, Cristo en la carne, fue hecho Espíritu vivificante. El Redentor, el Salvador, que pasó por las experiencias de la encarnación, el vivir humano, la crucifixión, la resurrección y la ascensión, llegó a ser el Espíritu vivificante.83 El hecho de que Cristo sea el postrer Adán significa que después de Él ya no existe otro Adán. En Cristo, Adán llegó a su fin.84 El nombre “Espíritu vivificante” indica que el Espíritu se mueve, opera y vive en nosotros a fin de impartirnos vida… El Espíritu es el Espíritu que imparte vida, el cual opera a fin de vivificar todo nuestro ser.
El Espíritu de vida
El término “el Espíritu de vida” se usa una sola vez en el Nuevo Testamento: en Romanos 8:2. El Espíritu no solamente es el Espíritu vivificante, sino también el Espíritu de vida. El Espíritu de vida es la realidad de la vida, pues este Espíritu contiene el elemento de la vida divina. En realidad, el Espíritu mismo es vida. Por tanto, el Espíritu de vida trae consigo las riquezas de la vida divina.
El medio por el cual obtenemos vida es el Espíritu. La vida es propia del Espíritu, y el Espíritu es el Espíritu de vida. En realidad, estos dos son uno solo… Por tanto, el medio en virtud del cual podemos experimentar la vida divina, eterna e increada, es el Espíritu de vida.
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Mensaje 57
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
Fil. 1:19Porque sé que por vuestra petición y la abundante suministración del Espíritu de Jesucristo, esto resultará en mi salvación.
2 Co. 3:18 Mas, nosotros todos, a cara descubierta mirando y reflejando como un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Señor Espíritu.
El Espíritu de Jesús
En el Nuevo Testamento, al Espíritu vivificante se le llama el Espíritu de Jesús (Hch. 16:7). Este título del Espíritu tiene que ver con Jesús en Su humanidad, quien pasó por el vivir humano y la muerte en la cruz. Esto indica que en el Espíritu no sólo está el elemento divino, el elemento de Dios, sino también el elemento humano de Jesús y los elementos de Su vivir humano y de los sufrimientos de Su muerte.
El Espíritu de Cristo
El título el Espíritu de Cristo se refiere a Cristo en Su divinidad, quien venció la muerte y llegó a ser la vida en resurrección con el poder de resurrección, lo cual indica que en el Espíritu está el elemento de la divinidad, que vino a ser el Espíritu que vence la muerte e imparte la vida (Ro. 8:9b).
El Espíritu de Jesucristo
El título el Espíritu de Jesucristo se refiere al Espíritu que incluye todos los elementos de la humanidad de Jesús junto con Su muerte y la divinidad de Cristo con Su resurrección. Este Espíritu llega a ser la abundante suministración del Cristo inescrutable para el sustento de Sus creyentes (Fil. 1:19b).87
El Señor Espíritu
El Señor Espíritu (2 Co. 3:18) es un título compuesto tal como “Dios Padre” y “Cristo el Señor”. Este nombre nos da a entender que el Espíritu es el Señor.88 Cuando clamamos: “¡Oh Señor!” obtenemos al Espíritu, al Señor Espíritu. Este Espíritu es el Espíritu que transforma … Si una persona que suele actuar precipitadamente clama: “¡Oh, Señor Espíritu!” una y otra vez durante unas dos semanas, con toda seguridad será regulada para no actuar tan precipitadamente. El Señor Espíritu nos cambia, nos transforma. Él nos transforma, de gloria en gloria, a la imagen del Cristo resucitado y glorificado.
El Espíritu de gracia
El título Espíritu de gracia [He. 10:29] simplemente indica que el Dios Triuno en el Hijo como el Espíritu viene a ser nuestro disfrute. El Espíritu es el Dios Triuno que nos alcanza. El Hijo no pudo entrar en nosotros hasta que llegó a ser el Espíritu. Él estaba entre los discípulos, pero necesitaba pasar por la muerte y la resurrección para llegar a ser el Espíritu vivificante (Jn. 14:16-20; 1 Co. 15:45). Entonces Él pudo infundirse en los discípulos como el aliento santo [Espíritu] para el disfrute de ellos (Jn. 20:22).
Cuando la Biblia usa expresiones tales como el Espíritu de gracia, el Espíritu de vida y el Espíritu de realidad, esto significa que el Espíritu es la gracia, la vida y la realidad. Por tanto, ser hechos partícipes del Espíritu Santo [He. 6:4] significa que somos participantes del Espíritu Santo como gracia … Siempre es mejor orar: “Gracias Señor por otro día, un nuevo día, y te agradezco que tengo la gracia para vivirte hoy” …La gracia que recibimos es la gracia eterna, la cual es el Espíritu eterno e ilimitado. Esta gracia es inagotable.
El Espíritu de realidad
Los escritos de Juan revelan que el Espíritu es “el Espíritu de realidad” (Jn. 14:17; 15:26; 16:13; 1 Jn. 4:6). El Espíritu es llamado el Espíritu de realidad debido a que todo lo que el Padre en el Hijo es y todo cuanto el Hijo mismo es, es hecho real para nosotros en el Espíritu … Dios el Padre es luz, y Dios el Hijo es vida. La realidad de esta luz y vida es el Espíritu. Si no poseemos el Espíritu, no podremos disfrutar de la luz de Dios el Padre. Si no poseemos el Espíritu, no podremos disfrutar a Dios el Hijo como nuestra vida. El Espíritu es la realidad de todos los atributos divinos de Dios el Padre y de Dios el Hijo… Finalmente, debido a que el Espíritu es la realidad, Él es… la realidad de Dios, del Hijo, de la vida eterna, de la gracia y de todo lo divino.
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Mensaje 58
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
Ap. 1:4 …Gracia y paz a vosotros de parte de Aquel que es y que era y que ha de venir, y de los siete Espíritus que están delante de Su trono.
Jn. 7:39 Esto dijo del Espíritu que habían de recibir los que creyesen en Él; pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado.
Los siete Espíritus
En el libro de Apocalipsis el Espíritu es llamado “los siete Espíritus” (1:4; 4:5; 5:6), el Espíritu siete veces intensificado que contrarresta la degradación de la iglesia. Los siete Espíritus mencionados en Apocalipsis 1:4 indudablemente son el Espíritu de Dios, pues se les coloca al mismo nivel con el Dios Triuno. Puesto que siete es el número que indica compleción en lo referido a la operación divina, los siete Espíritus tienen la finalidad de llevar a cabo el mover de Dios sobre la tierra. En cuanto a Su esencia y a Su existencia, el Espíritu de Dios es uno. Pero en cuanto Su función intensificada y Su operación en la obra de Dios, el Espíritu de Dios es séptuplo. Es como el candelero descrito en Zacarías 4:2. En cuanto a su existencia, es un solo candelero, pero en cuanto al desempeño de su función iluminadora, éste candelero es siete lámparas. Para cuando se escribió el libro de Apocalipsis, la iglesia se había degradado y la era estaba en tinieblas. Por tanto, el mover de Dios en la tierra requería del Espíritu de Dios siete veces intensificado.
En Apocalipsis 4:5 dice: “Del trono salían relámpagos y voces y truenos; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete Espíritus de Dios”. Las siete lámparas aquí mencionadas se refieren a las siete lámparas del candelero descrito en Éxodo 25:37 y a las siete lámparas mencionadas en Zacarías 4:2. Las siete lámparas de fuego, que
son los siete Espíritus de Dios, representan la función iluminadora y escudriñadora que ejerce el Espíritu de Dios siete veces intensificado. En Éxodo 25 y en Zacarías 4 las siete lámparas, las cuales representan la función iluminadora del Espíritu de Dios con relación al mover de Dios, tienen como finalidad la obra edificadora de Dios, ya sea en la edificación del tabernáculo como en la reedificación del templo. Aquí, las siete lámparas sirven para ejecutar el juicio de Dios, que redunda en el edificio de Dios: la edificación de la Nueva Jerusalén.
Apocalipsis 5:6 dice que los siete Espíritus de Dios son los siete ojos del Cordero. Los siete Espíritus, como las siete lámparas de fuego que arden delante del trono de Dios, cumplen la función de iluminar e incinerar; mientras que los siete Espíritus, como los siete ojos del Cordero, cumplen la función de observar, escudriñar e infundir.94 Finalmente, estos ojos flameantes infunden en nosotros todo cuanto Él es, y nos transforman metabólica y orgánicamente a Su semejanza… ¡Cuánto necesitamos recibir esta visión! En esto consiste el recobro de Dios hoy.
El Espíritu
Cuando todos los aspectos y elementos propios del Espíritu son considerados en su conjunto, podemos apreciar la totalidad, la suma total, que en el Nuevo Testamento se conoce como el Espíritu (Mr. 1:10; Mt. 4:1; 12:31; Jn. 3:5, 34; 7:39; Hch. 6:3; 8:18; Ro. 8:16, 23, 26, 27; Gá. 3:2, 14; 5:16-18, 22, 25; 1 P. 1:2; Ap. 2:7; 14:13; 22:17). Así como la Biblia es el libro, asimismo hoy el Espíritu de Dios es el Espíritu.96 En Juan 7:39 dice: “Pues aún no había el Espíritu, porque Jesús no había sido aún glorificado”. El Espíritu de Dios existía desde el principio (Gn.1:1-2), pero cuando el Señor dijo esto, el Espíritu aún no existía como Espíritu de Cristo (Ro. 8:9), como Espíritu de Jesucristo (Fil. 1:19), porque el Señor no había sido aún glorificado. Jesús fue glorificado cuando resucitó (Lc. 24:26). Después de la resurrección de Jesús, el Espíritu de Dios llegó a ser el Espíritu del Jesucristo encarnado, crucificado y resucitado, quien fue impartido en los discípulos cuando Cristo sopló en ellos la noche del día en que resucitó (Jn. 20:22). Ahora el Espíritu es el “otro Consolador”, el Espíritu de realidad que Cristo prometió antes de morir (14:16-17). Cuando el Espíritu era el Espíritu de Dios, solamente tenía el elemento divino. Después de llegar a ser el Espíritu de Jesucristo, mediante la encarnación, la crucifixión y la resurrección de Cristo, el Espíritu tenía tanto el elemento divino como el elemento humano, incluyendo toda la esencia y la realidad de la encarnación, de la crucifixión y de la resurrección de Cristo. Por tanto, ahora Él es el Espíritu todo-inclusivo de Jesucristo como el agua viva para que nosotros le recibamos (Jn. 7:38-39).
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Mensaje 59
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
Jn. 20:22 …Sopló en ellos, y les dijo: Recibid el Espíritu Santo.
Éx. 30:25 Y harás de ello el aceite de la santa unción; superior ungüento, según el arte del perfumador, será el aceite de la unción santa.
El Espíritu: Sus símbolos
El Espíritu es la realidad de toda entidad divina y de todo lo divino… Debido a que el Espíritu es un misterio que no alcanzamos a comprender, el Nuevo Testamento recurre a numerosos símbolos, figuras retóricas, para describirlo. En esta [sección]… consideraremos [tres de los] símbolos del Espíritu.
El aliento
La noche de Su resurrección, el Señor se presentó en medio de Sus discípulos y sopló en ellos el hálito de vida, diciendo: “Recibid el Espíritu Santo” (Jn. 20:22). Aquí, el Espíritu Santo en realidad es el propio Cristo resucitado, porque el Espíritu es simplemente Su aliento.100 Al infundir el Espíritu en Sus discípulos mediante Su soplo, el Señor Jesús se impartió en ellos como su vida y su todo.
La palabra griega que se usa en estos versículos para referirse al Espíritu es pneuma, palabra que puede significar aliento (hálito), espíritu y viento. Por tanto, este versículo puede traducirse correctamente como: “Recibid el aliento santo”. El día de Su resurrección Cristo se infundió en Sus discípulos como el aliento santo al soplar en ellos… El hálito divino de Juan 20:22 es el Espíritu Santo, y el Espíritu Santo es la consumación suprema del Dios Triuno procesado, el cual llega a Su pueblo redimido.
El agua viva
El agua viva es un símbolo del Espíritu (Éx. 17:6; Jn. 4:10, 14; 7:38-39). Éxodo 17:6 habla del agua viva que brota de la roca hendida. En 1 Corintios 10:4 dice que la roca hendida fue
la roca que siguió a los hijos de Israel [y esa roca era Cristo]. El agua viva que fluyó de la roca hendida tipifica al Espíritu como nuestra bebida todo-inclusiva. En Juan 4, el Señor Jesús le dijo a la mujer samaritana que Él podía darle del agua viva. Después, en Juan 7, Él dijo que ríos de agua viva brotarían desde lo más profundo de Sus creyentes… Los ríos de agua viva son las muchas corrientes que, como los diversos aspectos de la vida divina, fluyen como parte del único río de agua de vida (Ap. 22:1).102 Un río es el río de paz, y otros ríos son los ríos de gozo, consolación, justicia, vida, santidad, amor, paciencia y humildad. Estos ríos de agua viva fluyen desde lo más profundo de nuestro ser. Éste es el Espíritu como agua viva.
El ungüento compuesto
En las Escrituras, el Espíritu de Dios es tipificado primeramente por el aceite [Is. 61:1; He. 1:9]. Este aceite consta de un solo elemento; es una sola entidad, sin ningún compuesto, añadidura ni mezcla. Sin embargo, en Éxodo 30 [vs. 23-25], vemos que cuatro especias —mirra, canela, cálamo y casia— son añadidas al aceite para formar un compuesto. En tipología… la mirra que fluye representa la muerte de Cristo, y la canela representa la dulzura de Su muerte y la eficacia de la misma. El cálamo, una caña que crece en los pantanos o lugares lodosos y brota hacia arriba, hacia el cielo, representa la resurrección. La casia representa el poder repelente de la resurrección de Cristo y la eficacia de la misma. La casia es una especie de corteza que era usada como repelente contra las serpientes y los insectos. Así que, la casia representa el poder, especialmente el poder repelente, de la resurrección de Cristo. Su resurrección tiene el poder de repeler a Satanás, la serpiente. Estas cuatro especias preciosas y aromáticas eran añadidas al aceite y mezcladas con éste, de modo que formaban un solo compuesto. Por tanto, el aceite se convertía en un ungüento compuesto.106 Este ungüento compuesto es una representación descriptiva del compuesto que hoy es el Espíritu.107 Antes de la crucifixión y resurrección de Cristo, el Espíritu de Dios no poseía estos cuatro elementos. Pero después de la resurrección de Cristo, estos elementos fueron añadidos al Espíritu de Dios, el cual llegó a ser el Espíritu, es decir, el Espíritu compuesto, el cual está simbolizado por el ungüento compuesto (véanse los mensajes 157 al 163 del Estudio-vida de Éxodo).
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Mensaje 60
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
1 Jn. 2:20 Pero vosotros tenéis la unción del Santo…
Ro. 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida me ha librado en Cristo Jesús de la ley del pecado y de la muerte.
El ungüento compuesto (continuación)
El relato sobre el ungüento compuesto en Éxodo 30 es muy significativo… La revelación sobre el ungüento compuesto no aparece en el capítulo uno de Éxodo… sino al final del capítulo treinta, después de la revelación sobre la morada de Dios [el tabernáculo] y el sacerdocio [los que servían a Dios] … Estos versículos [en Éxodo 30:26-28, 30] muestran claramente que el ungüento compuesto servía exclusivamente para ungir el tabernáculo y a los sacerdotes.109 ¿Dónde se encuentra usted en cuanto al disfrute de Cristo? ¿Está usted antes de la revelación del tabernáculo y del sacerdocio, o después? …Podremos disfrutar de este ungüento una vez que se hayan producido la morada de Dios y el cuerpo de servidores.
El pueblo de Dios no podrá disfrutar dicho ungüento estando separado de la morada de Dios y de Su sacerdocio. Esto indica que el Espíritu compuesto tiene como finalidad el edificio de Dios y Su sacerdocio … Solo los que están consagrados al edificio de Dios y al sacerdocio de Dios pueden disfrutar al Espíritu compuesto todo-inclusivo y procesado. Todos los ingredientes, todos los ricos elementos del Espíritu compuesto son destinados a la casa de Dios y a Su sacerdocio.
En 2 Corintios 1:21 Pablo dice: “El que nos adhiere firmemente con vosotros a Cristo, y el que nos ungió, es Dios”. En 1 Juan 2:20 dice que poseemos la unción del Santo, y en el versículo 27 de este mismo capítulo se nos recuerda que esta unción permanece en nosotros. El nombre “Cristo” procede del griego Cristós, que significa: el Ungido… En cuanto creímos en Él, Él entró en nuestro espíritu como el Espíritu. Ahora, Él está en nuestro espíritu para ungirnos, “pintarnos”, con el elemento del Dios Triuno. Cuanto más avance este “pintar”, más el elemento del Dios Triuno será transfundido en nuestro ser. [No debemos olvidar que] el anhelo de Dios es añadirse a nosotros, es decir, impartirnos Su propio Ser. A medida que el Espíritu Santo nos unge, Él aniquila todo lo negativo que hay en nuestro ser, y nos purifica y limpia con todo lo que Cristo es. Hoy en día, todos estamos bajo la unción del Espíritu compuesto, el cual incluye la divinidad de Cristo, Su humanidad, Su muerte todo-inclusiva y Su maravillosa resurrección. Éste es el Espíritu como el ungüento compuesto.
El Espíritu: Su obra
Ahora debemos avanzar y considerar [un aspecto de] la obra que el Espíritu realiza… en los creyentes a fin de que Dios sea impartido en ellos.
Libera a los creyentes de la ley del pecado y de la muerte por medio de Su ley de vida
En Romanos 8:2… “ley” no denota un mandamiento sino un principio que opera de manera automática y espontánea. Una ley es un precepto natural, una regla constante e invariable. Toda clase de vida posee tal ley o principio rector. La ley propia de cierta vida equivale a la capacidad innata de esa vida. Esta capacidad es innata, espontánea, automática, constante e instantánea. De un grano de trigo crece el trigo, y el duraznero produce duraznos, porque cada vida tiene una ley, la cual regula. No es necesario enseñarle al árbol de durazno que produzca duraznos, puesto que hay una ley en la vida de esa planta. De la misma manera, hay una ley en nuestra vida humana caída. No es necesario que alguien nos enseñe a mentir o a cometer pecados. Tenemos una vida maligna con una ley maligna, la ley del pecado. Alabamos al Señor que ahora tenemos otra ley, la ley de la vida divina. Puesto que al ser regenerados recibimos la vida de Dios, naturalmente hemos recibido de dicha vida la más elevada y superior de las leyes, la ley que es propia de la vida divina. Esta vida tiene una ley divina que nos libra de la ley del pecado y de la muerte. ¿De qué manera podemos dar a esta ley divina la oportunidad y el ambiente apropiados?…A fin de permitir que el Señor crezca en nosotros y a fin de permitir que esta ley divina opere en nuestro ser, tenemos que amar al Señor, pero también tenemos que detener nuestros propios esfuerzos… Debemos orar: “Señor, te amo; pero Señor, al mismo tiempo, detengo mi obrar”. No dejamos de amarle, pero dejamos de actuar por nosotros mismos.
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