Mensaje para @Alissa

OSO

Jesucristo es mi Pastor
29 Octubre 1999
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Estimado @Alissa

Te contaré una breve historia de la vida real.

Cuando tenía 7, quizás 8 años, en mi escuela primaria se acostumbraba festejar a las madres en su día. Para tal efecto se hacían bailables y se acostumbraba realizar alguna manualidad, algo hecho con nuestras propias manos para entregarlo a nuestras madres ese día.

El maestro, alguien serio, aspecto augusto, de mirada profunda y sereno pidió a sus alumnos que lleváramos una coladera, hilo de estambre, unos botones y una aguja de gancho para tejer.

Llevamos cada uno este sencillo material con el que deberíamos hacer una cara, la cara de nuestra mamá. Así que nos dio las indicaciones y fuimos entremetiendo el estambre en la coladera hasta darle forma luego pondríamos por ojos los botones y una serie de listones.

Muchos no lo saben, yo entonces tampoco lo sabía pero el hecho es que soy disléxico profundo y, a esa edad, la dislexia era especialmente importante. Una vez dicho esto, Aclaro que batallé mucho, mucho para poner cada hilo de estambre en su lugar...poco a poco mis compañeros fueron terminando su obra, reconozco que algunas eran independientemente bellas.

Veía tristemente que no atinaba avanzar mucho y cuando ya avanzaba no correspondían los agujeros con el tipo de estambre y muchas deficiencias más, que decir de ponerle ojos, listones...me fue imposible, hasta que se me agotó el tiempo.

El maestro vio mi obra y no dijo nada, vio la de otros compañeros y nos pidió a todos por igual que entregáramos nuestros trabajo, pues al otro día era el festival...lo mío era una sombra de las bellas obras de los demás. La tristeza y desilusión de ver mi propia obra era evidente, creo haber salido alguna lágrima en silencio.

Llegó el dia de las madres, y con este llegó mi madre junto con las madres de cada alumno.

Llegó también el profesor, serio, voz pausada con una gran bolsa de papel.

Fue llamando a cada madre acorde al nombre según la lista...casi llegaba mi turno, veía la sonrisa y satisfacción de mis compañeros, su obra y desde luego las sonrisas y agradecimientos de sus madres.

Mi madre atenta, esperó pacientemente su turno, alcancé a escuchar mi nombre...estaba realmente nervioso, apenado y triste.

De pronto el maestro entregó en mi nombre a mi madre, una preciosa obra terminada: Una coladera, con cabello, ojos, listones, a mi agradecida y sonriente madre. El buen maestro había terminado la tarde y la noche anterior lo que yo y otros tantos no pudimos terminar.

Ahora ya adulto leo en las Escrituras:

"estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" Fil 1:6.

Así es

Es Jesucristo mismo quien me completa, me sustenta, me aconseja, me prepara para la buena batalla, me sostiene, levanta mi cabeza de tal manera que no temeré, él es mi alegría y mi verdadero Reposo, él es el autor y consumador de mi santísima fe, fe que no es. ni ha sido puesta en nadie jamás distinta a él.

Confía en él, solo en él.

 
Estimado @Alissa

Te contaré una breve historia de la vida real.

Cuando tenía 7, quizás 8 años, en mi escuela primaria se acostumbraba festejar a las madres en su día. Para tal efecto se hacían bailables y se acostumbraba realizar alguna manualidad, algo hecho con nuestras propias manos para entregarlo a nuestras madres ese día.

El maestro, alguien serio, aspecto augusto, de mirada profunda y sereno pidió a sus alumnos que lleváramos una coladera, hilo de estambre, unos botones y una aguja de gancho para tejer.

Llevamos cada uno este sencillo material con el que deberíamos hacer una cara, la cara de nuestra mamá. Así que nos dio las indicaciones y fuimos entremetiendo el estambre en la coladera hasta darle forma luego pondríamos por ojos los botones y una serie de listones.

Muchos no lo saben, yo entonces tampoco lo sabía pero el hecho es que soy disléxico profundo y, a esa edad, la dislexia era especialmente importante. Una vez dicho esto, Aclaro que batallé mucho, mucho para poner cada hilo de estambre en su lugar...poco a poco mis compañeros fueron terminando su obra, reconozco que algunas eran independientemente bellas.

Veía tristemente que no atinaba avanzar mucho y cuando ya avanzaba no correspondían los agujeros con el tipo de estambre y muchas deficiencias más, que decir de ponerle ojos, listones...me fue imposible, hasta que se me agotó el tiempo.

El maestro vio mi obra y no dijo nada, vio la de otros compañeros y nos pidió a todos por igual que entregáramos nuestros trabajo, pues al otro día era el festival...lo mío era una sombra de las bellas obras de los demás. La tristeza y desilusión de ver mi propia obra era evidente, creo haber salido alguna lágrima en silencio.

Llegó el dia de las madres, y con este llegó mi madre junto con las madres de cada alumno.

Llegó también el profesor, serio, voz pausada con una gran bolsa de papel.

Fue llamando a cada madre acorde al nombre según la lista...casi llegaba mi turno, veía la sonrisa y satisfacción de mis compañeros, su obra y desde luego las sonrisas y agradecimientos de sus madres.

Mi madre atenta, esperó pacientemente su turno, alcancé a escuchar mi nombre...estaba realmente nervioso, apenado y triste.

De pronto el maestro entregó en mi nombre a mi madre, una preciosa obra terminada: Una coladera, con cabello, ojos, listones, a mi agradecida y sonriente madre. El buen maestro había terminado la tarde y la noche anterior lo que yo y otros tantos no pudimos terminar.

Ahora ya adulto leo en las Escrituras:


"estando persuadido de esto, que el que comenzó en vosotros la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo" Fil 1:6.

Así es

Es Jesucristo mismo quien me completa, me sustenta, me aconseja, me prepara para la buena batalla, me sostiene, levanta mi cabeza de tal manera que no temeré, él es mi alegría y mi verdadero Reposo, él es el autor y consumador de mi santísima fe, fe que no es. ni ha sido puesta en nadie jamás distinta a él.

Confía en él, solo en él.
Un bonito recuerdo.

Lo que pasa de joven uno lo atesora toda la vida.
 
Efesios 3:12
 
Es Jesucristo mismo quien me completa, me sustenta, me aconseja, me prepara para la buena batalla, me sostiene, levanta mi cabeza de tal manera que no temeré, él es mi alegría y mi verdadero Reposo, él es el autor y consumador de mi santísima fe, fe que no es. ni ha sido puesta en nadie jamás distinta a él.

No.

Es Diós quien lo hace.

El maestro fue Dios, al ser el creador todopoderoso, creó el regalo para la madre.

Jesús como mediador fue la cara de frustración, que el maestro/Dios supo ver/escuchar y este actuó en consecuencia.

Confía en él, solo en él.

Confía en Dios, hazlo a través se su hijo.
 
Muchas gracias, @OSO, por compartirnos esta experiencia. Gracias de todo corazón. Si años después nos conmueve, me imagino a esa edad lo que habrá significado para ti.

Me sentí muy identificado con tu historia: creo que tenemos una edad similar (yo tengo 56) y en la Primaria en mi natal Oaxaca tuvimos que hacer una manualidad para el Dîa de las Madres: un collar para el cual teníamos que ensartar unas cuentas de chaquira. Yo era de toda mi clase el más torpe con mis manos, además de tener TDA, y me costó muchísimo trabajo… mi maestra, una monja, tuvo que intervenir muchas veces, con paciencia de santa, para resolver lo que me parecía imposible.

Cuando los discípulos, alarmados por lo que Jesús le había dicho al joven rico, le preguntaron ¿Entonces quién podrá ser salvo? Jesús contestó: “Lo que es imposible para el hombre, es posible para Dios”.

Nuestra insuficiencia es el taller donde opera su suficiencia.

«Con mi gracia tienes más que suficiente, porque mi poder se perfecciona en la debilidad.» 2 Cor 12:9

Te mando un abrazo.
 
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Reacciones: OSO
Me detuve a echar un rápido vistazo a este mensaje de mi hermano...

Esto me hace pensar si lo que Dios hace, es por necedad -perdón por el término, no encontré otro más apropiado- o porque Él sabe de lo que uno es capaz, así como hasta dónde puede uno llegar. Bueno, lo de la necedad es cosa mía; puede que no ande muy fino con la puntería.

Dios te bendiga, @OSO