Mensaje 9
Vida interior
Desarrollo crecimiento y madurez
Lectura bíblica
1 Cor. 15:45 … Fue hecho ... el postrer Adán, Espíritu vivificante.
6:17 Pero el que se une al Señor, es un solo espíritu con El.
El Señor Espíritu es uno con nuestro espíritu
Todos necesitamos ver que el hecho de que hayamos creído en Jesús y de que hayamos sido bautizados en El, significa que El ha entrado en nosotros y nosotros hemos sido puestos en El, de modo que El y nosotros llegamos a ser uno. El está en nosotros, y nosotros estamos en El. Esto es posible solamente debido a los dos espíritus. El es el Espíritu divino, y nosotros tenemos un espíritu humano. El Espíritu divino está en nuestro espíritu humano. Por lo tanto, en nuestro espíritu somos un espíritu con El.
En 1 Corintios 15:45 dice que el postrer Adán, el Señor Jesús nuestro Salvador, llegó a ser un Espíritu vivificante. Este Espíritu ha entrado en nuestro espíritu. Por lo tanto, 1 Corintios 6:17 dice que hemos llegado a ser un espíritu con el Señor. Dentro de nosotros verdaderamente es un hecho que los dos espíritus están mezclados como un espíritu ... En 2 Timoteo 4:22 Pablo dice: “El Señor esté con tu espíritu”. Esto implica que el Señor es Espíritu; de lo contrario, El no podría entrar en nuestro espíritu y estar con nuestro espíritu. Esto demuestra una vez más que el Señor Espíritu ha llegado a ser un espíritu con nuestro espíritu.
Practicar el ser un espíritu con el Señor
La vida cristiana más elevada es una vida en la cual los dos espíritus llegan a ser un espíritu. Esto va más allá de la ética y la moral. Hoy en día usted y yo no solamente tenemos una conciencia, el conocimiento innato del bien y la habilidad innata de hacer el bien ... ni únicamente tenemos un espíritu creado, sino que en nuestro espíritu creado también tenemos al Espíritu de Dios, quien es nuestro Redentor y quien llegó a ser el Espíritu vivificante. Hoy, quiero ayudarles a todos a que se ejerciten en la práctica de vivir por este espíritu mezclado, es decir, que practiquen el ser un espíritu con el Señor. El ser salvo no sólo consiste en que a usted se le haya perdonado sus pecados, que haya sido lavado por la sangre, o que haya sido redimido y regenerado, sino en que, además, el Señor como Espíritu ha entrado en su espíritu y se ha mezclado con su espíritu regenerado para llegar a ser un espíritu. Este hecho es el más precioso.
Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante para ser la vida y la suministración de vida en nuestro espíritu. Por lo tanto, debemos vivir en nuestro espíritu para experimentar la salvación y la abundante suministración del Espíritu. El hombre está compuesto de tres capas: la capa más externa es el cuerpo; dentro de ésta está la segunda capa, la cual es el alma; y dentro del alma está la tercera capa, la cual es el espíritu. Hoy, Cristo es el Espíritu, y dentro de nosotros también tenemos un espíritu; por lo tanto, podemos experimentarlo a El. Los dos espíritus —el Espíritu del Señor y nuestro espíritu—están mezclados y tienen comunión el uno con el otro. Al respecto, podemos compararlo con el metal que conduce la electricidad. Si pecamos, es como si un material aislante se interpusiera entre nosotros y el Señor, y entonces la “electricidad” no podrá pasar. En dicho momento necesitamos abrirnos a El en nuestro espíritu para arrepentirnos y confesar nuestros pecados. De esta manera, la barrera del pecado es anulada; e inmediatamente podemos tener comunión con el Señor Espíritu y una vez más experimentar Su salvación en nosotros. Entonces, el Señor Jesús ya no será una doctrina para nosotros, sino una realidad. Como Espíritu, El ahora mora en nuestro espíritu para que podamos experimentarle diariamente como nuestra salvación.
Para tocar a Dios en el espíritu, algunas veces debemos detener las actividades de nuestro cuerpo y de nuestra alma, y entonces debemos clamar a Dios e invocar al Señor Jesús desde
la parte más profunda de nuestro ser. Si hacemos esto, inmediatamente habrá luz dentro de nosotros. Siempre y cuando detengamos las actividades de nuestro cuerpo y de nuestra alma, dejemos que el Espíritu obre en nosotros. y le invoquemos desde nuestro espíritu: “¡Oh Dios! ¡Oh Señor Jesús!” entonces, en vez de encontrarnos en nuestras actividades externas, permaneceremos en nuestro espíritu, la parte más profunda de nuestro ser.
Muchas veces me han preguntado cómo yo, a mi avanzada edad, puedo permanecer tan activo y tan vigoroso. Mi secreto es que soy un espíritu con el Señor. Hoy en día, se fabrican muchos juguetes eléctricos, y es la electricidad lo que los hace tan activos. Debido a que somos un espíritu con Cristo, tenemos la electricidad celestial y divina que nos da energía continuamente.
Witness Lee. Living Stream Ministry
Henry
Vida interior
Desarrollo crecimiento y madurez
Lectura bíblica
1 Cor. 15:45 … Fue hecho ... el postrer Adán, Espíritu vivificante.
6:17 Pero el que se une al Señor, es un solo espíritu con El.
El Señor Espíritu es uno con nuestro espíritu
Todos necesitamos ver que el hecho de que hayamos creído en Jesús y de que hayamos sido bautizados en El, significa que El ha entrado en nosotros y nosotros hemos sido puestos en El, de modo que El y nosotros llegamos a ser uno. El está en nosotros, y nosotros estamos en El. Esto es posible solamente debido a los dos espíritus. El es el Espíritu divino, y nosotros tenemos un espíritu humano. El Espíritu divino está en nuestro espíritu humano. Por lo tanto, en nuestro espíritu somos un espíritu con El.
En 1 Corintios 15:45 dice que el postrer Adán, el Señor Jesús nuestro Salvador, llegó a ser un Espíritu vivificante. Este Espíritu ha entrado en nuestro espíritu. Por lo tanto, 1 Corintios 6:17 dice que hemos llegado a ser un espíritu con el Señor. Dentro de nosotros verdaderamente es un hecho que los dos espíritus están mezclados como un espíritu ... En 2 Timoteo 4:22 Pablo dice: “El Señor esté con tu espíritu”. Esto implica que el Señor es Espíritu; de lo contrario, El no podría entrar en nuestro espíritu y estar con nuestro espíritu. Esto demuestra una vez más que el Señor Espíritu ha llegado a ser un espíritu con nuestro espíritu.
Practicar el ser un espíritu con el Señor
La vida cristiana más elevada es una vida en la cual los dos espíritus llegan a ser un espíritu. Esto va más allá de la ética y la moral. Hoy en día usted y yo no solamente tenemos una conciencia, el conocimiento innato del bien y la habilidad innata de hacer el bien ... ni únicamente tenemos un espíritu creado, sino que en nuestro espíritu creado también tenemos al Espíritu de Dios, quien es nuestro Redentor y quien llegó a ser el Espíritu vivificante. Hoy, quiero ayudarles a todos a que se ejerciten en la práctica de vivir por este espíritu mezclado, es decir, que practiquen el ser un espíritu con el Señor. El ser salvo no sólo consiste en que a usted se le haya perdonado sus pecados, que haya sido lavado por la sangre, o que haya sido redimido y regenerado, sino en que, además, el Señor como Espíritu ha entrado en su espíritu y se ha mezclado con su espíritu regenerado para llegar a ser un espíritu. Este hecho es el más precioso.
Cristo llegó a ser el Espíritu vivificante para ser la vida y la suministración de vida en nuestro espíritu. Por lo tanto, debemos vivir en nuestro espíritu para experimentar la salvación y la abundante suministración del Espíritu. El hombre está compuesto de tres capas: la capa más externa es el cuerpo; dentro de ésta está la segunda capa, la cual es el alma; y dentro del alma está la tercera capa, la cual es el espíritu. Hoy, Cristo es el Espíritu, y dentro de nosotros también tenemos un espíritu; por lo tanto, podemos experimentarlo a El. Los dos espíritus —el Espíritu del Señor y nuestro espíritu—están mezclados y tienen comunión el uno con el otro. Al respecto, podemos compararlo con el metal que conduce la electricidad. Si pecamos, es como si un material aislante se interpusiera entre nosotros y el Señor, y entonces la “electricidad” no podrá pasar. En dicho momento necesitamos abrirnos a El en nuestro espíritu para arrepentirnos y confesar nuestros pecados. De esta manera, la barrera del pecado es anulada; e inmediatamente podemos tener comunión con el Señor Espíritu y una vez más experimentar Su salvación en nosotros. Entonces, el Señor Jesús ya no será una doctrina para nosotros, sino una realidad. Como Espíritu, El ahora mora en nuestro espíritu para que podamos experimentarle diariamente como nuestra salvación.
Para tocar a Dios en el espíritu, algunas veces debemos detener las actividades de nuestro cuerpo y de nuestra alma, y entonces debemos clamar a Dios e invocar al Señor Jesús desde
la parte más profunda de nuestro ser. Si hacemos esto, inmediatamente habrá luz dentro de nosotros. Siempre y cuando detengamos las actividades de nuestro cuerpo y de nuestra alma, dejemos que el Espíritu obre en nosotros. y le invoquemos desde nuestro espíritu: “¡Oh Dios! ¡Oh Señor Jesús!” entonces, en vez de encontrarnos en nuestras actividades externas, permaneceremos en nuestro espíritu, la parte más profunda de nuestro ser.
Muchas veces me han preguntado cómo yo, a mi avanzada edad, puedo permanecer tan activo y tan vigoroso. Mi secreto es que soy un espíritu con el Señor. Hoy en día, se fabrican muchos juguetes eléctricos, y es la electricidad lo que los hace tan activos. Debido a que somos un espíritu con Cristo, tenemos la electricidad celestial y divina que nos da energía continuamente.
Witness Lee. Living Stream Ministry
Henry