Mensaje 26 para nuevos creyentes

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5 Septiembre 2001
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Mensaje 26
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Lectura bíblica
Mt. 5:23 Si estás presentado tu ofrenda ante el altar, y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti, 24… ve, reconcíliate primero con tu hermano.
1 Jn.1:7 Pero si andamos en luz, como El está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesús Su Hijo nos limpia de todo pecado.
El fundamento en el que las medidas con respecto a los pecados se basan
Tomamos estas medidas con respecto a todos los pecados cometidos. Sin embargo, al realizar esto, Dios no exige que confesemos en un solo acto todos los pecados que hayamos cometido, sino solamente aquellos de los cuales somos hechos conscientes al estar en comunión con El. No tenemos que confesar todos los pecados que hemos cometido, sino sólo los que recordamos al tener comunión con Dios. Por lo tanto, el fundamento en base al cual tomamos medidas con respecto a nuestros pecados, es la conciencia que adquirimos respecto de los mismos al tener comunión con Dios.
Al respecto, leemos en las Escrituras en Mateo 5:23 y en 1 Juan 1:7 que…ofrecer la ofrenda [Mt. 5:23] tiene como fin estar en comunión con Dios. Esto quiere decir que cuando estamos en comunión con Dios y estamos conscientes de algún desacuerdo con otra persona, debemos inmediatamente hacer todo lo posible por rectificar esta situación, no sea que afecte u obstaculice nuestra comunión con Dios. En 1 Juan 1:7 se indica que si tenemos comunión con Dios, podemos ver nuestros pecados bajo Su luz; entonces, conforme a lo que hemos visto bajo Su luz, lo confesamos y lo resolvemos ante El para que nos perdone y nos limpie. Mateo 5 menciona los problemas que tenemos con los demás, y 1 Juan 1 habla de los problemas que tenemos con Dios…Ambos pasajes se refieren al hecho de adquirir conciencia de nuestros pecados al estar en comunión con Dios.
La resolución de nuestros pecados debe estar basada únicamente en aquello de lo cual hemos sido hecho conscientes y no en todo cuanto hicimos al realizar todos los pecados cometidos. Así pues, la base para las medidas que debemos tomar con respecto a los pecados implica un ámbito de acción mucho más reducido que el determinado por lo que constituye el objeto de dichas medidas…Si estamos conscientes sólo del diez por ciento de la totalidad de nuestras acciones pecaminosas, confesamos este diez por ciento; y si estamos conscientes del veinte por ciento, confesamos el veinte por ciento. En otras palabras, nos ocupamos de aquellos pecados que recordamos… En la práctica, tomar medidas con respecto a los pecados no es una ordenanza dictada por la ley, sino un requisito para tener comunión.
No es necesario que tomemos medidas con respecto a aquellos pecados de los cuales no estamos conscientes. Pero si estamos conscientes de algún pecado, debemos confesarlo inmediatamente, de otra forma, nuestra conciencia nos acusará, nuestra fe naufragará y todo lo espiritual se desvanecerá (1 Ti. 1:19).
La conciencia nacida de la comunión, sobre la cual basamos nuestra confesión de los pecados, no es absoluta, sino que difiere de acuerdo con la profundidad de la comunión que uno tenga con el Señor… Si nuestra comunión es profunda, la conciencia que tengamos con respecto a nuestros pecados será aguda y definida. Si por otro lado, nuestra comunión es superficial, estaremos conscientes de nuestros pecados de manera borrosa y débil… Por lo
tanto, nunca debemos medir a otros con la vara de nuestra propia conciencia, ni debemos aceptar la conciencia de otro como la vara por la cual nos medimos a nosotros mismos. Todos debemos aprender a confesar nuestros pecados únicamente conforme a la conciencia
que tengamos de ellos en el momento en que estamos en comunión con el Señor.
El límite fijado para las medidas que tomemos con respecto a nuestros pecados
El límite fijado para las medidas que tomemos con respecto a nuestros pecados es similar al usado para poner fin al pasado. Es la vida y la paz. Cuando enfrentamos nuestros pecados, debemos hacerlo hasta que tengamos vida y paz interiormente. Si obedecemos nuestra conciencia al hacer frente a nuestros pecados, nos sentiremos satisfechos, fortalecidos, refrescados y avivados, también nos sentiremos gozosos, tranquilos, cómodos y seguros. Nuestro espíritu estará vigoroso y lleno de vida, y nuestra comunión con el Señor estará libre de impedimentos. Nuestras oraciones liberarán la carga del Señor y tendrán autoridad, y lo que digamos tendrá fuerza y poder. Todas estas sensaciones y experiencias conforman una condición de vida y paz. Esto determina el límite al que debemos llegar cuando enfrentamos nuestros pecados y también es el resultado de las medidas que tomamos.
Witness Lee. Living Stream Ministry
Henry