Mensaje 18
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Mensaje Lectura bíblica
Ef.5:18 …sed llenos en el espíritu.
25-26 Cristo…amó a la iglesia, y se entregó a Sí mismo por ella, para santificarla, purificándola por el lavamiento del agua en la palabra.
El lavamiento interno del agua en la Palabra efectúa una obra de transformación
En [Efesios] 5:18 Pablo nos encarga que seamos “llenos en el espíritu”; indudablemente, llenos del Espíritu de Dios. ¿Pero cómo entra el Espíritu de Dios en nuestro espíritu? La respuesta es que el Espíritu entra a nuestro espíritu por medio de la Palabra. Cuando nuestro espíritu está lleno de la Palabra, la Palabra, al entrar en nosotros, se convierte en el Espíritu. Esto se comprueba en 5:26, que habla del “lavamiento del agua en la palabra”. Si la Palabra no entra en nosotros, ¿cómo puede lavarnos por dentro? El lavamiento de 5:26 no es un lavamiento externo, sino un lavamiento interno, un lavamiento que quita las manchas y las arrugas, y que efectúa una obra de transformación … El hecho de que somos lavados por el agua que está en la Palabra muestra que la Palabra puede entrar en nosotros.
Según el concepto divino, el agua en este contexto se refiere a la vida de Dios, tipificada por el agua fluyente (Ex. 17:6; 1 Co. 10:4; Jn. 7:38-39; Ap. 21:6; 22:1, 17). Aquí el lavamiento de dicha agua es diferente del lavamiento que efectúa la sangre redentora de Cristo. La sangre redentora nos lava de nuestros pecados (1 Jn. 1:7; Ap. 7:14), mientras que el agua de vida nos lava de las imperfecciones de la vida natural de nuestro viejo hombre, tales como manchas, arrugas y cosas semejantes (v. 27). Al santificar la iglesia, el Señor primero nos lava de nuestros pecados con Su sangre (He. 13:12) y luego nos lava de las imperfecciones naturales con Su vida. Ahora estamos en este proceso de lavamiento a fin de que la iglesia sea santa y sin mancha. Si leemos y oramos-leemos la Biblia de una manera adecuada, incluso meditando en la Palabra, cantándola y morando en ella, nuestro ser interior se llenará. Podemos decir que somos llenos de la Palabra, del Espíritu y de fe.
También podemos decir que somos llenos de la unción, de Dios o de Cristo. Ser llenos interiormente de esta manera nos capacita para vencer a las potestades que se hallan en el aire. Esto también permite que el agua viva fluya dentro de nosotros para lavarnos de los viejos elementos, las arrugas y las manchas y renovarnos. Cuando somos llenos de esta manera, tenemos la sensación de que Cristo está haciendo Su hogar en nuestro ser, convirtiendo nuestras cámaras internas en habitaciones donde El puede morar. Cuando somos llenos, amamos a todos los creyentes, sin importar su nacionalidad. Además, nuestros ojos internos son iluminados y nuestra visión se aclara. ¡Oh, nada es más refrescante y purificante que ser lavado internamente por el agua de la Palabra! Cuando somos llenos de la Palabra y lavados por ella, todo nuestro ser se renueva y es hecho transparente, y experimentamos un anticipo de la Nueva Jerusalén. Si oramos-leemos capítulo por capítulo y libro por libro, semana tras semana, mes tras mes, y año tras año, gradualmente seremos iluminados, y todas las cosas de Cristo brotarán desde nuestro interior. Todas las riquezas de Cristo llegarán a ser nuestro disfrute … De esta manera, todas las riquezas de Cristo nos serán ministradas y distribuidas … Estos elementos celestiales e ingredientes espirituales no sólo producirán un cambio externo en nosotros, sino también un cambio metabólico, un cambio vital. Los nuevos elementos reemplazarán y eliminarán todas las cosas viejas. Este es un cambio metabólico, que nos transforma en algo nuevo. Orar-leer es maravilloso, pero también debemos orar: “Señor, ábrete camino en mi ser. Oh Señor, te doy toda la libertad para que operes en mí”. La práctica de orar-leer no nos ayuda a obtener solamente conocimiento; más bien, introduce en nosotros muchas riquezas del Señor. Por consiguiente, es necesario que permitamos que las cosas del Señor fluyan libremente en nosotros. Esto hará posible una buena digestión espiritual, en la cual asimilemos lo que hayamos orado-leído. Nunca le diga: “No” al Señor; aprenda a decir siempre: “Amén”.
Witness Lee. Living Stream Ministry
Henry
Himno, #343
1 Mi corazón tiene hambre, Señor;
Vengo a Ti a buscar provisión;
Te necesito, no hay otro igual,
Hambre y sed Tú las puedes saciar.
Coro
Nútreme Cristo, dame a beber,
Sacia mi hambre, toda mi sed;
Gozo me das, fortaleza también,
Sacia mi hambre, toda mi sed.
2 Agua de vida y comida eres Tú,
Tú me revives, levantas mi ser;
Deseo comer y beber más de Ti,
De Ti gozar al orar y leer.
3 Tú eres el Verbo tan lleno de Dios,
Como el Espíritu vida me das;
Como el Espíritu mi agua eres Tú,
Y en la Palabra Tú eres mi pan.
4 Desde los cielos bajaste, Señor,
Para ser mi alimento eternal;
Fuiste herido y el agua brotó,
Para abrevarme como un manantial.
5 En la Palabra me nutro de Ti;
Eres Espíritu y vida a mí;
Como Espíritu vives en mí,
En mi espíritu bebo de Ti.
6 En Tu Palabra te disfruto hoy,
Hasta que el hambre termine en mi ser;
En mi espíritu me vuelvo a Ti,
Para beber y saciar toda sed.
7 Como y bebo de Ti, mi Señor,
Como leyendo y bebo al orar;
Orar-leer es beber y comer,
Mi vivir eres al leer-orar.
Himnos, #344
1 Vengo a Ti, Señor,
De Ti yo tengo sed;
Beber de Ti, comer de Ti,
Es mi mayor placer.
2 Clama mi corazón
Sólo mirar Tu faz;
Beber de Ti anhelo yo,
Hasta mi sed saciar.
3 Desea mi corazón
Ver Tu gloriosa faz;
Yo quiero así permanecer,
Firme, mirándola.
4 En esta comunión,
Eres la gracia en mí;
De regocijo lleno estoy,
Y descansando en Ti.
5 Aquí me quedaré
Buscando más de Ti,
En la Palabra y oración,
Hasta el f luir sentir.
Vida interior
Desarrollo, crecimiento y madurez
Mensaje Lectura bíblica
Ef.5:18 …sed llenos en el espíritu.
25-26 Cristo…amó a la iglesia, y se entregó a Sí mismo por ella, para santificarla, purificándola por el lavamiento del agua en la palabra.
El lavamiento interno del agua en la Palabra efectúa una obra de transformación
En [Efesios] 5:18 Pablo nos encarga que seamos “llenos en el espíritu”; indudablemente, llenos del Espíritu de Dios. ¿Pero cómo entra el Espíritu de Dios en nuestro espíritu? La respuesta es que el Espíritu entra a nuestro espíritu por medio de la Palabra. Cuando nuestro espíritu está lleno de la Palabra, la Palabra, al entrar en nosotros, se convierte en el Espíritu. Esto se comprueba en 5:26, que habla del “lavamiento del agua en la palabra”. Si la Palabra no entra en nosotros, ¿cómo puede lavarnos por dentro? El lavamiento de 5:26 no es un lavamiento externo, sino un lavamiento interno, un lavamiento que quita las manchas y las arrugas, y que efectúa una obra de transformación … El hecho de que somos lavados por el agua que está en la Palabra muestra que la Palabra puede entrar en nosotros.
Según el concepto divino, el agua en este contexto se refiere a la vida de Dios, tipificada por el agua fluyente (Ex. 17:6; 1 Co. 10:4; Jn. 7:38-39; Ap. 21:6; 22:1, 17). Aquí el lavamiento de dicha agua es diferente del lavamiento que efectúa la sangre redentora de Cristo. La sangre redentora nos lava de nuestros pecados (1 Jn. 1:7; Ap. 7:14), mientras que el agua de vida nos lava de las imperfecciones de la vida natural de nuestro viejo hombre, tales como manchas, arrugas y cosas semejantes (v. 27). Al santificar la iglesia, el Señor primero nos lava de nuestros pecados con Su sangre (He. 13:12) y luego nos lava de las imperfecciones naturales con Su vida. Ahora estamos en este proceso de lavamiento a fin de que la iglesia sea santa y sin mancha. Si leemos y oramos-leemos la Biblia de una manera adecuada, incluso meditando en la Palabra, cantándola y morando en ella, nuestro ser interior se llenará. Podemos decir que somos llenos de la Palabra, del Espíritu y de fe.
También podemos decir que somos llenos de la unción, de Dios o de Cristo. Ser llenos interiormente de esta manera nos capacita para vencer a las potestades que se hallan en el aire. Esto también permite que el agua viva fluya dentro de nosotros para lavarnos de los viejos elementos, las arrugas y las manchas y renovarnos. Cuando somos llenos de esta manera, tenemos la sensación de que Cristo está haciendo Su hogar en nuestro ser, convirtiendo nuestras cámaras internas en habitaciones donde El puede morar. Cuando somos llenos, amamos a todos los creyentes, sin importar su nacionalidad. Además, nuestros ojos internos son iluminados y nuestra visión se aclara. ¡Oh, nada es más refrescante y purificante que ser lavado internamente por el agua de la Palabra! Cuando somos llenos de la Palabra y lavados por ella, todo nuestro ser se renueva y es hecho transparente, y experimentamos un anticipo de la Nueva Jerusalén. Si oramos-leemos capítulo por capítulo y libro por libro, semana tras semana, mes tras mes, y año tras año, gradualmente seremos iluminados, y todas las cosas de Cristo brotarán desde nuestro interior. Todas las riquezas de Cristo llegarán a ser nuestro disfrute … De esta manera, todas las riquezas de Cristo nos serán ministradas y distribuidas … Estos elementos celestiales e ingredientes espirituales no sólo producirán un cambio externo en nosotros, sino también un cambio metabólico, un cambio vital. Los nuevos elementos reemplazarán y eliminarán todas las cosas viejas. Este es un cambio metabólico, que nos transforma en algo nuevo. Orar-leer es maravilloso, pero también debemos orar: “Señor, ábrete camino en mi ser. Oh Señor, te doy toda la libertad para que operes en mí”. La práctica de orar-leer no nos ayuda a obtener solamente conocimiento; más bien, introduce en nosotros muchas riquezas del Señor. Por consiguiente, es necesario que permitamos que las cosas del Señor fluyan libremente en nosotros. Esto hará posible una buena digestión espiritual, en la cual asimilemos lo que hayamos orado-leído. Nunca le diga: “No” al Señor; aprenda a decir siempre: “Amén”.
Witness Lee. Living Stream Ministry
Henry
Himno, #343
1 Mi corazón tiene hambre, Señor;
Vengo a Ti a buscar provisión;
Te necesito, no hay otro igual,
Hambre y sed Tú las puedes saciar.
Coro
Nútreme Cristo, dame a beber,
Sacia mi hambre, toda mi sed;
Gozo me das, fortaleza también,
Sacia mi hambre, toda mi sed.
2 Agua de vida y comida eres Tú,
Tú me revives, levantas mi ser;
Deseo comer y beber más de Ti,
De Ti gozar al orar y leer.
3 Tú eres el Verbo tan lleno de Dios,
Como el Espíritu vida me das;
Como el Espíritu mi agua eres Tú,
Y en la Palabra Tú eres mi pan.
4 Desde los cielos bajaste, Señor,
Para ser mi alimento eternal;
Fuiste herido y el agua brotó,
Para abrevarme como un manantial.
5 En la Palabra me nutro de Ti;
Eres Espíritu y vida a mí;
Como Espíritu vives en mí,
En mi espíritu bebo de Ti.
6 En Tu Palabra te disfruto hoy,
Hasta que el hambre termine en mi ser;
En mi espíritu me vuelvo a Ti,
Para beber y saciar toda sed.
7 Como y bebo de Ti, mi Señor,
Como leyendo y bebo al orar;
Orar-leer es beber y comer,
Mi vivir eres al leer-orar.
Himnos, #344
1 Vengo a Ti, Señor,
De Ti yo tengo sed;
Beber de Ti, comer de Ti,
Es mi mayor placer.
2 Clama mi corazón
Sólo mirar Tu faz;
Beber de Ti anhelo yo,
Hasta mi sed saciar.
3 Desea mi corazón
Ver Tu gloriosa faz;
Yo quiero así permanecer,
Firme, mirándola.
4 En esta comunión,
Eres la gracia en mí;
De regocijo lleno estoy,
Y descansando en Ti.
5 Aquí me quedaré
Buscando más de Ti,
En la Palabra y oración,
Hasta el f luir sentir.