Cuando llega el tiempo vacacional y te dispones a preparar todo lo necesario para disfrutar de unos días de descanso, parece ser que te olvidas de que no todo el mundo puede disfrutar de esos días ya que existen personas totalmente empobrecidas que apenas pueden comer.
Unas familias que comenzaron un incesante éxodo a pié, sin comida, sin agua y sin apenas ropa huyendo de la pobreza y de la miseria, dispuestas a realizar un viaje a ninguna parte que les llevara a un destino desconocido en el que pudieran rehacer sus vidas.
Uno, no puede explicarse como en pleno siglo XXI puede existir el llamado “tercer mundo” donde hermanos nuestros sufren persecuciones, hambre, miseria y muertes prematuras, especialmente de niños cuando en otros lugares el hambre está prácticamente extinguida de una u otra manera, y se vive malgastando el dinero.
No llego a entender como en esos tristes países se siguen muriendo niños casi masivamente, de hambre, desnutridos o de infinidad de enfermedades que las familias no pueden combatir por falta de medios.
Y esto es terrible. La muerte siempre es terrible, pero la muerte de un niño de meses o de pocos años es todavía más terrible.
Pero lo más triste de esta historia, es la frialdad con la que recibimos estas trágicas noticias sobre grandes desgracias, cuando nos encontramos cómodamente sentados en el sillón de nuestra casa frente al televisor intentando autotranquilizarnos pensando que al estar tan lejos… que puedes hacer tu.
Por supuesto estas son noticias que estremecen. Todo esto, como otras muchísimas cosas más, también terribles, ocurren en este mundo, un mundo quizás desquiciado donde muchas criaturas humanas sufren infinítamente atrapadas por la angustia y la desesperación, mientras otros volviendo delicadamente la cabeza lamentemos que nuestras vacaciones… estén llegando a su final.
Como decía aquel filósofo americano…. Vivir para ver
Unas familias que comenzaron un incesante éxodo a pié, sin comida, sin agua y sin apenas ropa huyendo de la pobreza y de la miseria, dispuestas a realizar un viaje a ninguna parte que les llevara a un destino desconocido en el que pudieran rehacer sus vidas.
Uno, no puede explicarse como en pleno siglo XXI puede existir el llamado “tercer mundo” donde hermanos nuestros sufren persecuciones, hambre, miseria y muertes prematuras, especialmente de niños cuando en otros lugares el hambre está prácticamente extinguida de una u otra manera, y se vive malgastando el dinero.
No llego a entender como en esos tristes países se siguen muriendo niños casi masivamente, de hambre, desnutridos o de infinidad de enfermedades que las familias no pueden combatir por falta de medios.
Y esto es terrible. La muerte siempre es terrible, pero la muerte de un niño de meses o de pocos años es todavía más terrible.
Pero lo más triste de esta historia, es la frialdad con la que recibimos estas trágicas noticias sobre grandes desgracias, cuando nos encontramos cómodamente sentados en el sillón de nuestra casa frente al televisor intentando autotranquilizarnos pensando que al estar tan lejos… que puedes hacer tu.
Por supuesto estas son noticias que estremecen. Todo esto, como otras muchísimas cosas más, también terribles, ocurren en este mundo, un mundo quizás desquiciado donde muchas criaturas humanas sufren infinítamente atrapadas por la angustia y la desesperación, mientras otros volviendo delicadamente la cabeza lamentemos que nuestras vacaciones… estén llegando a su final.
Como decía aquel filósofo americano…. Vivir para ver