Meditaciones diarias

hgo

2
5 Septiembre 2001
3.029
1
UNA MESA EN EL DESIERTO
Meditaciones diarias
Watchman Nee
11 de agosto

El pueblo creyó; y oyendo que Jehová había visitado a los hijos de Israel, y que había visto su aflicción, se inclinaron y adoraron, Exodo 4:31.

En realidad, todavía no se había efectuado ningún cambio en su situación. Sólo que Moisés y Aarón les habían asegurado que Dios no los había olvidado durante aquellos cuatrocientos años. Esta seguridad era suficiente. Se postraron en adoración.
Nosotros a veces sentimos que no podemos adorar a Dios pensando que se ha olvidado de nosotros en nuestra prueba, y nos ha abandonado a nuestros propios recursos. Quizás hemos estado enfermos, anhelando ser sanados; hemos estado sin trabajo por meses, sin hallar empleo; nuestros problemas en el hogar parecen prolongarse indefinidamente (aunque no por 400 años); nuestros seres queridos rehúsan creer en el Señor a pesar de todas nuestras oraciones; todas las circunstancias adversas permanecen. ¿Cómo podemos adorarle? Nuestros labios están sellados hasta que vemos. Llega el día en que entendemos los caminos del Señor, y de inmediato sabemos que no nos ha olvidado. Ese día, los labios cerrados se abren, y las cabezas resentidas se inclinan. Reconocemos la gracia de Dios en todo y le adoramos.